Dos movimientos disidentes en la corriente psicoanálitica: Adler y Jung

Dos movimientos disidentes en la corriente psicoanálitica: Adler y Jung Dos movimientos disidentes en la corriente psicoanálitica: Adler y Jung

Dos movimientos disidentes fundamentales en la corriente psicoanalítica. Los de Adler y Jung. Adler se separa de la ortodoxia desde 1911. Destaca la importancia del yo y sus funciones; rechaza la teoría sexual de las neurosis y se muestra como un finalista frente al causalismo freudiano. Dice que el sentimiento de inferioridad es universal en el hombre. Primero lo concibe en el terreno de inferioridad orgánica, ante la cual existen dos alternativas: la de sustituir esa disfunción valiéndose de otro órgano o la de tratar de superar esa insuficiencia. Hay una actitud de sacar de esa inferioridad un sentimiento de superioridad. Más adelante en el tiempo, ya no necesita para su teoría que exista un órgano inferior. El niño, en quien es obligado el sentimiento de inferioridad, se siente inferior por su pequeñez o por su desamparo, favorecido por una educación mal orientada, ya en el sentido del excesivo cuidado o de la severidad extrema. Necesita entonces, por lo que él llama la función rectora, ampliar el sentimiento del yo, ser un hombre completo, para dominar el sentimiento de inferioridad que o puede dominarse o si fracasa puede dar la neurosis. Para Adler, Varón es símbolo de poder y los esfuerzos para lograrlo son esfuerzos masculinos. Hay una tendencia general por perseguir un ideal masculino que se traduce en la “protesta viril”, que está justamente más acentuado en los inferiores, es decir, en la mujer y en el débil. El elemento dinamizante no es ya el sexo sino la búsqueda del poder.
El sentimiento de inferioridad actúa de dos modos; o bien por la evasión en la enfermedad como modo de llamar la atención o como modo de eludir un deber, o bien por la lucha más abierta por el poder. Las adquisiciones debidas a Adler son: en un primer grupo de hechos, que el impulso sexual no es la causa de las neurosis, sino que es la pugna entre dos personas por adquirir el dominio sobre la otra; que el complejo de Edipo es el intento del niño por subyugar a la madre y vencer en su conflicto con el padre y que la perturbación sexual, en lugar de producir la neurosis, es la forma como ella se manifiesta. Un segundo hecho adquirido es el de que aplicó el psicoanálisis al estudio de la personalidad entera. Un tercer elemento, en el orden de las adquisiciones, es el de que lo que se llama constitución orgánica es en gran parte producto del intento de adaptación del individuo; y un cuarto punto es el reconocimiento que hace Adler de los valores culturales. El sentimiento de inferioridad femenino es fundamentalmente un producto del ambiente.

La segunda disidencia es la de Jung. Este nunca aceptó totalmente la teoría de la libido freudiana. Recalcó la influencia de los problemas interparentales en el niño, diciendo que cuanto más moldeable era el niño mayor era la influencia recibida. Destacó la importancia de la relación entre padre e hijo y la importancia de la madre ya en la fase preedipiana, haciendo notar el valor de la regresión como el deseo neurótico de volver al claustro materno, signo de seguridad y renacimiento. Dio mayor extensión a la interpretación de los símbolos que en Freud; en lugar de que todo simbolismo tenga un sentido sexual, dice que lo sexual puede ser usado como símbolo de otra cosa, pero el rompimiento con Freud se produce ante la nueva interpretación de la libido. La libido sexual es sólo una forma de la libido primitiva, de la energía indiferenciada y el complejo de Edipo; es el símbolo de los enlaces con los padres que deben romperse con la pubertad.
Negó la importancia de la sexualidad en los primeros años de la infancia, estableciendo que se adquiere solamente en los últimos años de la misma y en la pubertad y a cambio de ello, recalcó la importancia del crecimiento y de la nutrición y que el interés por la madre es, sobre todo en la primera infancia, de carácter nutricio. La represión se ejerce sobre aspectos positivos para Jung, lo mismo que sobre instintos prohibidos. Juzga el análisis freudiano como determinista y de comprensión retrospectiva y entiende que debería mirar hacia el futuro y hallar significado en este lo mismo que en el presente. La educación según Jung produce un conflicto que confina al individuo y lo desvía del “lineamiento general” de su vida. La conjugación de un conflicto con la búsqueda de la auto-realización, por lo que él llama proceso de “individuación”, tiene importancia fundamental en la terapia. La idea del inconsciente colectivo que representa la “sabiduría del tiempo” lo lleva a afirmar que los recuerdos significativos de la humanidad forman la herencia de cada persona y que el proceso de autodesarrollo busca poner en contacto al individuo con el inconsciente colectivo. De ahí la importancia de las relaciones entre el analista y el paciente.