Inconsciente y el consciente, Lacan: El Modelo Complexuel (1938)

Lacan: El Modelo Complexuel (1938)

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Introducción

En 1938, en Los complejos familiares, un artículo sobre la familia y el
papel de los complejos familiares en la formación del individuo,
inicialmente publicado en el tomo VIII de la Enciclopedia francesa,
Lacan deja el concepto de autopunición y retoma con la noción de
complejo y una teoría de la identificación – del imaginario –
desarrollado dos años antes en “El estado del espejo”, el tema de la
fijación libidinal elaborado en su tesis.
Después de una exploración de las diferentes crisis atravesadas por el
niño para acceder – en el seno familiar considerado como “objeto y
circunstancia psíquica” – a la constitución de su Yo y de la realidad,
Lacan se remite a una ponencia de clínica diferencial de las psicosis y
de las neurosis. Privado de toda consideración terapéutica, este
artículo es paradigmático de la conflictualidad del pensamiento
determinismo de la psicosis.

1. Un determinismo psíquico del tema de la psicosis

1.1. El papel del complejo familiar
Lacan no pudiendo todavía suscribirla totalmente, la patogenia psíquica
es, de lejos la más desarrollada en ese texto, se ve limitada al tema de
la psicosis. Ella se articula alrededor de la noción de “complejo
familiar” considerada como la unidad funcional del psiquismo cuyo
elemento central es una representación nombrada imago que estructura el
inconsciente y deber ser sublimada.
Lacan describe tres complejos – de destete, de intrusión y de Edipo –
respectivamente centrados sobre los imagos maternal, fraternal y
paternal, los cuales son al origen de las producciones inconscientes o
unas reacciones del sujeto y que contribuyen, vía “alguna profundidad
afectiva del objeto”, a la constitución de la realidad. Los complejos
son calificados “de organizadores en el desarrollo psíquico”.
Recordamos en la psicogénesis de la paranoia, la importancia del
complejo de intrusión (que Lacan había subrayado en 1932) – con su
correlato emocional, el celo, que interviene en la génesis de la
sociabilidad, y su correlato psíquico, la identificación, capital en la
constitución del Yo: “El yo se constituye al mismo tiempo que el otro en
el drama del celo (…) Así el sujeto, enrolado en el celo por
identificación, desemboca en una alternativa nueva en donde se juega la
suerte de la realidad”. Si aquella es rechazada, el Yo regresa a un
estado arcaico, aquel del estado del espejo, en donde el sujeto es
confrontado al imago del doble.

1.2. El papel del objeto familiar
Como heredero, por cierto protestatario, de Freud, Lacan supone una
intrincación de los campos de la sexualidad y de la realidad, el
complejo de Edipo interviniendo no solamente en la maduración de la
primera, pero también en la aprehensión de la segunda. Establece una
correlación entre la constitución del Yo y aquella del objeto, la
psicosis siendo caracterizada por una interrupción de la génesis yoica y
objetal que determina la forma del delirio – que puede ser de
reivindicación, de relación de persecución, alucinatorio o parafrénico,
según el estado en cual se produce la interrupción. “Si se caracteriza
en efecto cada uno de esos estados (del Yo) por el estado del objeto que
le es correlativo, toda la génesis normal del objeto en la relación
especular del sujeto al prójimo (…) se reencuentra en una serie de
formas de interrupciones , en los objetos del delirio”
Según la cantidad de libido que el sujeto invierta en el objeto, este
puede existir separadamente, ser confundido con el Yo (en el delirio) o
desaparecer (en la melancolía). El objeto así constituido en el seno de
la familia muestra “una alteración progresiva: en su valor afectivo
(…) en su individualidad (…) por fin, en su identidad misma”. Los
trastornos psicóticos aparecen entonces como estando ligados a la
dimensión imaginaria de los objetos familiares, que no esta sin relación
con la estructura de la familia.

1.3. El papel de la estructura familiar y de la sublimación
Lacan observa una frecuente correlación entre psicosis y anomalía de la
estructura familiar: “El grupo familiar reducido a la madre y a la
fratría, dibuja un complejo psíquico en donde la realidad tiende a
quedarse imaginaria o al menos abstracta. La clínica muestra que
efectivamente el grupo así descompletado es muy favorable a la eclosión
de psicosis y es ahí que encontramos a menudo unos “délires à deux” Esta
anomalía repercuta sobre la génesis del Ideal del Yo que se forma, no
desde la imagen parentela pero “desde aquella del hermano”.
Este objeto girando la libido destinada al Edipo sobre el imago de la
homosexualidad primitiva, da un ideal demasiado narcisista para no
degenerar la estructura de la sublimación”. Así el doble juicio del
Edipo – a saber, el rechazo del deseo por la madre y la sublimación de
su imago – es trabado y el acceso a la realidad comprometido.
Las conexiones, que Lacan había establecido en su tesis, entre paranoia y
complejo fraternal “que se manifiestan por la frecuencia de unos temas
de filiación, de usurpación, de expoliación…” se ven aquí confirmadas,
mismo que el complemento orgánico.

2. Un determinismo orgánico de la génesis de la psicosis

2.1. Refutación de las tesis de de Clérambault y constitucionalistas
Después de una larga y brillante ponencia de una teoría psicogenética de
la psicosis, Lacan designa el limite “Si hemos querido comprender esos
síntomas por una psicogénesis estamos lejos de haber pensado y reducido
el determinismo de la enfermedad”
Pero si Lacan es entonces a favor de un cierto organicismo de la
psicosis, precisa en una alusión poco amena, que adhiere en nada a las
tesis constitucionalistas de la escuela francesa: “ Nosotros hemos
querido solamente hacer justicia de esas pésimas patogenias que no
podrían pasar actualmente para representar alguna génesis : por otra
parte la reducción de la enfermedad en algún fenómeno mental, pretendido
automático (…) por otra parte la preformación de la enfermedad en
unos rasgos pretendidos de carácter…”
2.2. Trastornos de la conciencia y tara de la libido
El organicismo de Lacan reposa sobre dos tipos de trastornos:
 Un trastorno – cuantitativo o cualitativo de la conciencia, que toma
en cuenta el desencadenamiento de la psicosis: “Demostrando en la
paranoia que su fase fecunda comporta un estado hiponoico, confusional,
onírico o crepuscular, hemos subrayado la necesidad de alguno resorte
orgánico en donde el sujeto se inicia al delirio”.
 Esta concepción se reúne con la noción de destructuración de la conciencia elaborada por Henry Ey.
 Un trastorno sexual calificado de “tara biológica de la libido” :”En
otra parte habemos indicado que es en alguna tara biológica de la libido
que era necesario buscar la causa de esta estagnación de la sublimación
en donde vemos la esencia de la psicosis”. Si alguna tara es detectable
en el psiquismo antes de la psicosis, es a las fuentes mismas de la
vitalidad del sujeto, en el plan más radical, pero también el en plan
más secreto de sus impulsos y de sus aversiones que debemos presentirla.
Subrayamos que en la pagina siguiente, Lacan asocia trastorno de la
sublimación y complejo familiar, es decir psicogenia. “Si el aborto de
la realidad en las psicosis se tiene en ultima instancia a una
deficiencia biológica de la libido, revela también una derivación de la
sublimación en donde el papel del complejo familiar es corroborado por
el concurso de numerosos hechos clínicos”

2.3. Un substrato orgánico teniendo lugar de discriminante estructural
Al determinante psíquico de la psicosis – la éxtasis de la sublimación –
Lacan supone entonces un substrato orgánico: una tara libidinal, a la
cual se adjunta un trastorno de la conciencia en la fase fecunda del
delirio.
No se puede olvidar de subrayar el carácter eminente psíquico del
substrato orgánico en cuestión – la libido – y la corroboración clínica,
en varias ocurrencias, del determinante psíquico. Entonces, si la
clínica es lo que autoriza Lacan a rendir la psicosis justificable de
una psicogénesis, ¿en que orden de necesidad, si es del orden teórico,
responde el recurso a un substrato orgánico?
Sin duda alguna Lacan queda marcado como atestigua su uso de términos
que no son sin evocar las tesis mismas que rechaza, por la influencia de
la escuela francesa de la cual trata de librase. Pero se puede también
tomar la hipótesis que es como discriminante estructural – y caución
científica -, y por falta de un mecanismo patognomónico de la psicosis,
que la teoría del substrato orgánico es vuelta necesaria.
En efecto, una misma causa traumática parece inducir dos efectos
psíquicos estructuralmente distintos: “La reacción del paciente al
traumatismo (constituido por la intrusión del hermano) depende de su
desarrollo psíquico. Sorprendido por el intruso en el desconcierto de la
privación (…) hace entonces una regresión que se revelara, según los
destinos del yo, como psicosis esquizofrénica o como una neurosis
hipocondríaca”.
La línea de demarcación nosológica, por el Lacan de ese entonces, no
pasa tanto como entre neurosis y psicosis que entre afecciones
personales y afecciones pre-personales. Así escribe a propósito de las
neurosis:
“las instancias psíquicas que (…) fueron aisladas en un análisis
concreto de unos síntomas de las neurosis y que han manifestado su valor
científico en la definición y la explicación de los fenómenos de la
personalidad; hay aquí un orden de determinación positiva que rinde
(…) caducos para esos trastornos, las referencias al orden
orgánico…” y referente a las psicosis: “Que nos recordemos solamente
que esas afecciones respondan al cuadro vulgar de la locura y se tomara
en consideración que no se podía convenir de definirlo como una
verdadera personalidad, que implica la comunicación del pensamiento y la
responsabilidad de la conducta. Una psicosis, que hemos aislada bajo el
nombre de paranoia de autopunición no excluye la existencia de una
semejante personalidad”.
Es entonces en tanto como fenómeno de la personalidad que la neurosis es
plenamente justificable, de una psicogénesis. La psicosis tal como es,
se ve relegada a la excepción de una de las formas en las “afecciones
pre- personales” que atestiguan de una agenesia subjetiva y objetal más o
menos importante cuyo mecanismo es, en ultima instancia, orgánica.
Adquirido en 1938, a la “causa” psicogenética para las neurosis, Lacan
se queda cautivado de la organogénesis para las psicosis. No sin tener
algunas dudas, sin embargo:
“ Queda por establecer si los complejos que juegan unos papeles de
motivación y de tema en los síntomas de la psicosis, tienen también un
papel de causa en su determinismo; y esa cuestión es obscura”. Seria
necesario esperar los desarrollos ulteriores de su pensamiento,
particularmente aquellos sobre el orden simbólico, a partir de 1953,
para que Lacan pueda depender de esto totalmente, levantar
definitivamente la duda y renovar al curso de su seminario del año
1955-1956, su teoría etiopatogénica de la psicosis.

AUTOR: Dr. Jean-Claude Maurice Dijon-Vasseur

Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5TM

American Psychiatric Publishing agradece la contribución del Dr. Ricardo Restrepo en la traducción del texto, quién actuó como experto consultor en el proyecto.

DSM-5

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Índice

Sigmund Freud Obras completas

Obras de Sigmund Freud. Amorrortu editores

Obras de S. Freud índice

Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, nació en Freiberg, de padres judíos. Se trasladó a vivir a Viena donde estudió medicina especializándose en neuropatología, concretamente en la parálisis infantil y en los problemas del lenguaje como la afasia. Por aquellas épocas los judíos no podían trabajar en instituciones públicas como los hospitales, ni tampoco dar clases en la Universidad, por eso se situó en una consulta privada. Esto lo llevó a tratar pacientes que padecían histeria, una reacción neurótica en la cual los conflictos emocionales son convertidos en síntomas físicos como parálisis y sordera (en la actualidad, se prefiere el término trastorno de conversión al de histeria). Continúa en…

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Noticias en psicología: Trauma y Angustia

Trauma y Angustia – Prof. Dr. Osvaldo Delgado

En el presente trabajo el Prof. Dr. Osvaldo Delgado nos instruye sobre el trauma y la angustia. Los desarrollos de estos conceptos en la obra de Freud, en “Inhibición, síntoma y angustia” y “Más allá del Principio de placer”.

Al final del artículo, hacemos referencia a un vídeo donde Delgado habla de «La angustia y la época – El imperativo de goce del neoliberalismo y la angustia» el 15 de julio de 2020, en un seminario virtual dictado por la Fundación Causa Clínica (*)

AUTOR: OSVALDO L. DELGADO (**)

Fuente: Intersecciones Psi – Revista electrónica de la Facultad de Psicología. AÑO 10 – NÚMERO 36 – SEPTIEMBRE 2020 (***)
Revista Electrónica de la Facultad de Psicología – UBA

Noticias Psi – Pandemias, sistemas, caos y otras yerbas

Fuente: INTERSECCIONES PSI – Revista electrónica de la Facultad de Psicología. (AÑO 10 – NÚMERO 35 – JUNIO 2020) – MARTÍN WAINSTEIN

Pandemias, sistemas, caos y otras yerbas
Autor: MARTÍN WAINSTEIN

A Rolando García (1919-2012)
… “el hilo se ha perdido, el laberinto se ha perdido también.
Ahora ni siquiera sabemos si nos rodea un laberinto,
un secreto cosmos o un Dios azaroso
(que) nuestro deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo;
(que) nunca daremos con el hilo;
acaso lo encontraremos y lo perderemos en un “acto de fe”.
Borges, J. L., Los conjurados.

Sistemas

“Toda realidad social es precaria; todas las sociedades son construcciones que enfrentan el caos. La constante posibilidad del terror anómico se actualiza cada vez que las legitimaciones que obscurecen la precariedad están amenazadas o se desploman” [i].

Descripta desde las ciencias sociales o desde las ficciones borgeanas la realidad se muestra oscilando entre el orden, el sistema, y el caos, la incertidumbre. El orden define esa realidad aceptada y rutinaria de la vida cotidiana, el caos nos retrotrae a la imagen de un estado anterior a la ordenación del universo; psicológicamente nos sumerge en la estrechez de la angustia.

El virus ataca eso, la realidad de la vida cotidiana. Y aun la misma palabra que define su accionar, pandemia, no llega a crear el esquema dentro del cual describir la pérdida del espacio y el tiempo, esas categorías kantianas que nos permiten ordenarla.