Encuentros intersubjetivos en contextos de vulnerabilidad

Encuentros intersubjetivos en contextos de vulnerabilidad

Graciela Paolicchi, Raquel Colombres y María Pennella

“El futuro se produce sólo si hay alguna operación que abra una perspectiva del después.”

Ignacio Lewkowicz

Introducción

Este escrito, que se centra en el análisis de una situación significativa, está derivado de una investigación-acción UBACyT (2012-2015) sobre Actitudes hacia el juego infantil y modalidades de apego en adultos. Se expondrá el contexto de producción de subjetividad en que se encuadra el trabajo en terreno a partir del Programa de Extensión Universitaria “Juegotecas Barriales”. El mismo es realizado por un equipo de docentes de la Facultad de Psicología de la UBA que se reúne semanalmente con madres y padres de niños pertenecientes a escuelas de zonas carenciadas del conurbano o de  la Ciudad de Buenos Aires. En talleres, se transmiten conocimientos sobre los aspectos más relevantes del desarrollo infantil, con foco en la importancia que tiene el juego en la constitución subjetiva.

Cambios en la subjetividad: Constitución del Psiquismo/Producción de Subjetividad

Como sostiene Silvia Bleichmar (2002), los cambios en la subjetividad se ubican en la intersección de dos ejes que tienen en sus extremos aspectos de mayor permanencia por un lado, y otros más influenciables por la situación histórica que se atraviesa, por el otro. Entre los primeros, se ubica el eje de producción psíquica, dado por variables cuya permanencia trasciende ciertos modelos sociales e históricos. Ejemplos de ello son la oportunidad de dependencia que ofrece el ejercicio de la función materna, la posibilidad de romper con ese lazo gracias a las herramientas aportadas desde la función paterna y la función estructurante del juego en la infancia. El sostén materno no es tan sólo “un suministro conveniente, sino la sustancia básica desde la cual se construye la esencia del sujeto psíquico…” (Calzetta, 2004). El hecho de que los seres humanos sean criaturas destinadas a humanizarse, gracias a la presencia de un semejante, es inherente a su constitución misma. Por su lado, el “juego del niño es constitutivo del sujeto en proceso” (Green, 1970). En su desarrollo mismo, el juego y los ámbitos de despliegue lúdico constituyen al sujeto que juega, no sólo beneficiando los procesos subjetivos, sino posibilitándolos, aumentando la confianza y disminuyendo los aspectos que tienden a la destrucción y a las ideas persecutorias. A la vez, puede ocurrir que un niño que no ha recibido suficiente aporte materno no juegue —el juego del fort-da, por ejemplo, está posibilitado por la ausencia materna—, pero la madre tuvo que haber estado presente, su alejamiento no tuvo que haber sido traumático para poder ser representado en el juego, en palabras de Janin (2006): “Tuvieron que haberse producido ‘marcas de presencia’ para que el niño evoque esas marcas y transforme lo pasivo en activo”.

En el otro polo de la explicación de los cambios en la subjetividad se ubica el eje producción de subjetividad, que  refiere a todo aquello que  hace a la construcción social del sujeto, en articulación con las variables que lo inscriben en un tiempo y un espacio particulares. Desde esta perspectiva surge la pregunta sobre lo que está ocurriendo en estos tiempos en relación a la constitución subjetiva en los niños. Durante la Modernidad el Estado como metainstitución era la usina productora de subjetividad. La familia y la escuela adquirían su validez y solidez sostenidas en ese Estado que las albergaba, las conectaba y les otorgaba sostén y sentido en su tarea de velar por “la infancia “. En el seno de estas instituciones se promovía la producción de un tipo de subjetividad infantil: el niño, promesa de futuro, se preparaba para el mañana, jugando y educándose. En el momento actual, en cambio, la transformación relacionada con la globalización de las comunicaciones, de la información, de los capitales, y de las consecuencias de exclusión de amplias franjas de la sociedad en el acceso a los bienes de consumo y de conocimiento, produjo la destitución de «las instituciones que producían infancia“ (Duschatzky y Corea, 2002). El Estado, la familia y la escuela han quedado heridos, a veces desnaturalizados en un contexto desestabilizado y en permanente cambio, y ya no contienen lo que antes contenían y consolidaban. Se han creado nuevas condiciones tendientes a borrar las diferencias entre niños y adultos, como es el caso de los pequeños que deben trabajar para contribuir a la supervivencia familiar.

¿Cuál es la subjetividad que prevalece hoy, en especial en las situaciones de mayor vulnerabilidad? ¿Cómo puede una mujer o un varón proveer el sostén para la constitución subjetiva de su hijo, si ella y él no están sostenidos ni amparados por instituciones sociales medianamente estables, como lo son el mundo de la familia, del trabajo, de la comunidad? ¿Cómo puede un niño encontrar espacio, tiempo y disponibilidad para jugar en una sociedad fragmentada, que centra sus valores en el consumo, saturada de información, con adultos con carencias en la provisión del amparo necesario? ¿Y cómo promover desde el lugar de agentes de salud, aquellos aspectos que hacen a lo constitutivo de la subjetividad, como el sostén materno, paterno y el juego, en un contexto que tiende a no favorecerlos? Nuevos e importantes desafíos se presentan a quienes trabajamos en salud y educación, nuevos instrumentos y formas de encarar la tarea son necesarios.

Para comprender y enfrentar estos desafíos se planteará la importancia de lo intersubjetivo. El psiquismo es vulnerable a las continuas desestabilizaciones, pero también es apto para nuevos armados equilibrantes cuando se establecen modos de pertenencia y de apuntalamiento de la subjetividad en entramados grupales (Rojas, 2004). Desde esta perspectiva, se analizará una experiencia en un contexto social vulnerable. La construcción y creación de vínculos apuntala la metabolización de diversas situaciones, proveyendo uno de los insumos indispensables para los procesos psíquicos ahora y siempre: el sostén del semejante. Para los niños, ese sostén se construirá en el marco de un vínculo asimétrico —las diferencias de saber y poder de los adultos respecto de los niños marca un espacio diferencial de responsabilidades—; para los adultos, ese espacio de sostén se construirá en mutualidad, en el marco de la creación de vínculos simétricos con sus pares —pareja, amigos, maestros, profesionales de la salud, etc.

La reformulación de la maternidad en un dispositivo de trabajo grupal: “Ahora puedo estar en el mundo de mis hijas”

En una escuela del empobrecido conurbano bonaerense se llevaron adelante talleres semanales a los que concurrieron grupos de madres. Este dispositivo tenía como objetivo la activación de autoorganización, no en individualidad, sino en el sentido de mutua dependencia entre las personas que participaban. Las concurrentes eran, en general, mujeres muy jóvenes, sobrecargadas por las responsabilidades que conlleva la maternidad vivida en soledad o en condiciones desfavorables. La propuesta era reflexionar sobre el desarrollo infantil y sobre la importancia que tiene el juego en la constitución del psiquismo, con el posterior objetivo de conformar Juegotecas coordinadas por ellas mismas. En uno de esos talleres se presentó Mara, una joven mujer de 24 años que llevaba siempre en brazos a su hija menor, Luz, de dos años. Durante las reuniones, Mara cubría a Luz con una manta y le daba el pecho, mientras escuchaba siempre en silencio. Poco a poco se fue animando a hablar acerca de las  múltiples y traumatizantes pérdidas que había tenido que enfrentar desde muy joven: los estudios interrumpidos, enfermedades graves de su hija de 6 años, dificultades para el tratamiento médico. “No sé cómo relacionarme con mis dos hijas mayores”, decía. “Continuamente se pelean, y yo no sé cómo intervenir. Con Luz es diferente: la siento un poquitito mía…Soy yo quien no permite que se aleje de mí; ella dejaría de tomar pecho… pero soy yo la que no puede cortar. Es como si con ella me estuviera despidiendo de la maternidad”.

Las reuniones proseguían en un clima amigable y placentero. A veces se comentaba sobre la situación que, más que explicar, mostraba Mara. Las otras integrantes del taller le decían que su hijita se estaba perdiendo de vivir lo que para su edad era esperable: caminar, hablar, correr, jugar con otros chicos; le mostraban que permanecer siempre en sus brazos las empobrecía a las dos. Transcurrieron muchas reuniones, se crearon vínculos, se establecieron encuentros entre las participantes que fueron apuntalando el psiquismo de cada una. Hacia el final del año de trabajo, se pudo observar que Luz se desprendía de los brazos de su madre, y salía al patio para jugar con otros niños como algo muy natural y propio.  Por su lado, Mara comentaba que los encuentros le fueron sirviendo para entender cómo sienten por dentro los chicos, saber cómo tratarlos, saber cómo les sirve estar con un adulto: “Creo que ahora puedo estar en el mundo de mis hijas”.

Posiblemente el sentirse apuntalada por otros consolidó la posibilidad de distinguir en sus hijas a personas  diferentes de ella, necesitadas de autonomía, en el caso de Luz, pero no ajenas ni extrañas como le resultaban las dos hijas mayores al comienzo.

Conclusión

Se retomarán, para finalizar, las palabras del epígrafe: “El futuro se produce sólo si hay alguna operación que abra una perspectiva del después”.

Transitamos una situación inédita, hay que pensar cada detalle cada vez, pues nada de lo pensado de antemano tiene garantía de vigencia. Si no hay escuela, si no hay familia en las cuales sostenerse, aun así permanecen certezas consistentes que indican el rumbo de las operaciones que abren las perspectivas de futuro: la principal es que el desamparo inicial del ser humano es un dato inherente a la naturaleza misma de la existencia, de ahí la importancia y necesidad de que el psiquismo se constituya apuntalado en un semejante que le brinde el soporte necesario. Elaborados casi artesanalmente, una y otra vez retomados, los vínculos intersubjetivos entre los que se piensan, se eligen y se cuidan mutuamente son las operaciones que abren un después. Nuestras experiencias en situaciones de vulnerabilidad nos confirman la productividad del pertenecer, del compartir, del dar y recibir.

Referencias bibliográficas

BLEICHMAR, S. (2007).  Dolor país y después…Buenos Aires. Libros del Zorzal .

DUSCHATZKY, S. & COREA, C., (2002). Chicos en banda.  Buenos Aires. Paidós.

FREUD, S., (1915).  De guerra y de muerte, Obras Completas. Tomo XIV.  Buenos Aires: Amorrortu Editores,  1990.

KAËS, R; FAIMBERG, H.; ENRIQUEZ, M. & BARANES, J. (2006). Trasmisión de la vida psíquica  entre generaciones. Buenos Aires: Amorrortu.

KAËS, R. (1994). La invención psicoanalítica del grupo. Publicación de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Ed. Aportes.

LEWKOWCZ, I., (2002) Pedagogía del aburrido, Buenos Aires. Ed. Paidós Educador.

ROJAS, M. C., (2004). Trauma, duelo e identidad, Cuestiones de Infancia: Crisis social y subjetividad. Buenos Aires. UCES.

WINNICOTT, D. W. (1971)  Realidad y Juego. Barcelona, Reimpresión, Buenos Aires, Gedisa 1986.

Graciela Paolicchi es licenciada en Psicología (UBA). Profesora Regular Adjunta en la Cátedra II Psicología Evolutiva- Niñez,  Facultad de Psicología, UBA. Directora del Proyecto UBACYT (2012-2015) “Actitudes hacia el juego infantil y modalidades de apego en adultos”. Codirectora del Programa de Extensión Universitaria  “Juegotecas Barriales”, Facultad de Psicología, UBA.
Raquel M. Colombres es licenciada en Psicología (UBA). Ayudante de T.P. Regular de la Cátedra II Psicología Evolutiva- Niñez, Facultad de Psicología, UBA. Integrante del Proyecto UBACYT (2012-2015) “Actitudes hacia el juego infantil y modalidades de apego en adultos”. Integrante del equipo del Programa de Extensión Universitaria “Juegotecas Barriales”. Facultad de Psicología, UBA.
María Ángela Pennella es licenciada en Psicología (UBA). Ayudante de Trabajos Prácticos de la Cátedra II Psicología Evolutiva- Niñez, Facultad de Psicología, UBA. Integrante del equipo del Programa de  Extensión Universitaria “Juegotecas Barriales”. Facultad de Psicología, UBA. Integrante del equipo de investigación del Proyecto UBACyT. (2012-2015) “Actitudes hacia el juego infantil y modalidades de apego en adultos”