Bleger, Perspectivas del psicoanálisis y psicohigiene: Psicoanálisis clínico

Psicoanálisis clínico
 
El psicoanálisis se define por constituir al mismo tiempo una terapia, una teoría y una investigación: tres aspectos que son estrechamente solidarios e inseparables: sólo podemos curar científicamente con una técnica adecuada y con una teoría, tanto de la técnica como de la enfermedad y de los procesos psicológicos, y sólo podemos curar –además– únicamente en la medida en que investigamos lo que sucede en nuestros pacientes. Algunos autores han dicho que, en psicoanálisis, la curación es un by product de la investigación.
Sin embargo, debemos reconocer que el valor social del psicoanálisis en cuanto terapia es bastante limitado, aun contando con los cambios que puede promover cada paciente sobre otras personas con quienes mantiene relaciones de distinto tipo. Cuando afirmo la limitación social del psicoanálisis en cuanto terapia me refiero exclusivamente al hecho de que es utópico pretender formar tantos psicoanalistas como para que toda la población sea sometida a tratamiento psicoanalítico. El psicoanálisis es la terapia psicológica más racional, profunda y exitosa, pero –por el tiempo que insume– no podemos pretender que pueda constituir un procedimiento eficaz para resolver los problemas de la enfermedad y de la salud mental en la escala y extensión social en. que ello es ahora necesario.
Sostengo –en complementación de lo dicho– que la trascendencia social del psicoanálisis reside fundamentalmente en su capacidad de ser un método de investigación de los fenómenos psicológicos que, corno tal, aporta conocimientos valiosos sobre las leyes psicológicas que rigen la dinámica, tanto de la salud como de la enfermedad, y nos permite también comprender y valorar los efectos de determinados sucesos sobre la formación y evolución de la personalidad. Si bien, como ya lo he dicho, la investigación es inseparable de la terapia y de la teoría, al decir que la trascendencia social del psicoanálisis reside fundamentalmente en su capacidad de aportar conocimientos que derivan de la investigación no quiero decir que se pueda proceder a una investigación sin el objetivo terapéutico, pero quiero decir, sí, que los resultados de dicha investigación son los de mayor trascendencia social, en mucha mayor proporción que la cantidad de personas que pueden curar cada uno o todos los psicoanalistas. El psicoanálisis clínico no puede, de ninguna manera, resolver por sí mismo el problema de la salud metal, en la amplitud y extensión en que ello se hace necesario en el presente; por lo tanto, la consigna de formar urgentemente más psicoanalistas para enfrentar el problema de la enfermedad y la salud mental es totalmente insostenible, falsa e inconsistente.
Pero la investigación del psicoanálisis clínico aporta resultados y conocimientos de gran valor, que son los que sí pueden y deben emplearse en vasta escala y con gran provecho en los programas de higiene mental.
El psicoanálisis clínico es, a mi entender, un método de laboratorio, cuya enorme eficacia como procedimiento de investigación reside en la exigencia de una rigurosa sistematización de la técnica, basada fundamentalmente –esta última– en la fijación de un encuadre que consiste en una limitación de las variables (fijación de constantes) y un cierto control de las variables en juego en cada momento. No tiene objeto en este momento estudiar su relación y diferencias con el método experimental, pero solamente señalaré que de este último tiene el psicoanálisis clínico la condición fundamental de una reducción de variables que se obtiene por medio de la construcción de una situación artificial en la cual –por una cierta esquematización de los fenómenos– logramos una observación rigurosa de una situación simplificada. El psicoanálisis clínico pertenece, sin embargo, y en rigor, a una variante del método clínico; o mejor dicho, con la técnica psicoanalítica se perfecciona el método clínico en una medida nunca alcanzada hasta ahora por otras técnicas. En rigor, en tanto la investigación psicoanalítica se mantiene como investigación en el campo de la transferencia, tanto más participa de características del método experimental
Aunque lo dicho sobre el psicoanálisis en cuanto técnica de investigación podría ser beneficiosamente ampliado, para mayor claridad, lo que nos interesa aquí es reducirnos a los hechos que abonan el criterio que sustentamos: a ninguna técnica de investigación (del método clínico o del método experimental), en ninguna disciplina científica, se le exige que resuelva un problema sobre el plano social. Lo único que se espera es que aporte conocimientos sobre los cuales se pueda basar una planificación científica de alcance y extensión social. Reconocer las limitaciones sociales de un procedimiento de laboratorio no es ningún desmedro para ninguna técnica, porque justamente sería cuestionar las condiciones básicas en las que resulta factible llevar a cabo una investigación de laboratorio. De la misma manera, ajustándonos a lo que realmente ocurre, debemos afirmar que al psicoanálisis clínico no se le puede exigir de ninguna manera que resuelva el problema de la enfermedad o de la salud mental. Su valor y su trascendencia social residen en el hecho de que aporta conocimientos relativos a la materia que investiga, en las condiciones en que lo hace.
De manera que son los conocimientos que aporta una técnica los que pueden ser empleados en una escala social significativa. Lo mismo ocurre con el psicoanálisis clínico. Sus aportes pueden ser utilizados en dos estrategias de la salud pública: en el orden administrativo y en el de la relación interpersonal. El primero se refiere al hecho de intervenir por intermedio de una acción gubernamental u otra acción administrativa, influyendo leyes, status, regulaciones, costumbres, con miras a ayudar a resolver o impedir tensiones de diferente tipo, a través de cambios culturales. En este sentido, el psicoanalista, actuando como experto, puede asesorar a los cuerpos administrativos, gubernamentales o no, en todo lo que atañe a la salud y que en cierta medida depende de la actuación de factores psicológicos, ya sea en el sentido de mejorar o ya en el de prevenir o precaver perjuicios o daños. Así –por ejemplo– se pueden utilizar les conocimientos sobre la relación madre-niño v los efectos nocivos de largas separaciones en el caso de la organización de un servicio hospitalario o una institución educacional. Caplan cita, al respecto, diferentes experiencias (en Israel, Gran Bretaña, Boston); una de ellas es la de Bowlby, quien pudo influir sobre la política del Ministerio de Salud de Gran Bretaña, que impartió en 1952 directivas a todos los hospitales para que se permitieran, e incluso se estimularan las visitas diarias de los padres de los niños internados. En 1960, de un 80 a 90 % de las instituciones había adoptado estas directivas, y en los últimos ocho años la incidencia de la separación madre-niño en Inglaterra se vio drásticamente reducida.
La acción administrativa interviene con el objetivo de reducir la incidencia de situaciones traumáticas, con el de producir un incremento de satisfacción de necesidades psicológicas.
En el nivel de la relación interpersonal, los conocimientos de la investigación psicoanalítica pueden ser empleados con mucho provecho de .manera diversa: en técnicas psicoterápicas más breves (hipnoanálisis, narcoanálisis, etc.), o en técnicas grupales (en todas las variantes de las mismas), y especialmente en una nueva posibilidad, sumamente promisoria y en pleno desarrollo, a través de lo que se denomina la psicología institucional, psicología de la comunidad y psicología de los períodos de crisis.
No nos podemos extender aquí más sobre estos puntos y el lector puede recurrir a la bibliografía específica sobre estos temas, porque nos interesa en esta oportunidad sólo la exposición y el comentario general de las perspectivas sociales de la utilización de los conocimientos derivados de la investigación psicoanalítica.