La problemática de la consulta del adolescente (Teórico de Ricardo Rodulfo)

En otros casos puede ser conveniente todo lo contrario. No verlo al chico durante mucho tiempo, porque hay muchas cosas oscuras, complicadas en la familia, y uno esta previniendo la cuestión del chivo emisario. Que se coloca en alguien, en este caso el chico, todo lo patológico, todo lo que anda mal. Se lo manda a él al frente, y entonces, más que un tratamiento es un sacrifico. Que alguien haga el papel del enfermo de la familia. En esa situación, uno se puede negar a verlo al chico y ver a los padres juntos, o por separado, o a otros familiares, abuelos, hermanos, a cualquiera menos al chico. Ojo, a veces se absuelve al chivo emisario, se lo declara inocente y son los otros los que tienen que tratarse .No es que hay que optar. Una cosa no quita la otra. La que esta enferma es la familia. Muchas teorías, versiones ambientalistas del psicoanálisis, que enseguida van a los padres. Esto no es así, porque aunque sea  cierto que se ha ubicado al chico en un lugar que se vuelve el emblema de la enfermedad, es una maniobra de política familiar, de  ese dispositivo familiar inconsciente, pero una vez que uno trabajó esa maniobra, esto no excluye que al chico le pasen cosas. Pero solo después que se le ha sacado eso que no le correspondía tener.

En otro casos, uno se decide por un” va y viene”. Ve al adolescente, a los padres, va y viene, o de pronto introduce una entrevista del padre y el chico, son tácticas que uno va inventando. El que esta en posición de analista, no puede aplicar una técnica, tiene que inventar. A veces hay que inventar el paciente cuando aún no esta, y esperar  que llegue.

La gente que viene, no está obligado el chico, y ponerlo en la situación por sí o por no. Si me dice que sí, entra. Si me dice que no, no entra No es un buen criterio. Alguien puede venir muy dispuesto al tratamiento como quien viene al matadero, simplemente porque es muy sometido. Va donde lo ponen. Entonces el sí, la supuesta aceptación, es lo que hay que trabajar, poner en cuestión. En ese caso se lo puede ver, en consultas provisorias, vez por vez, y trabando mucho eso con él.

“Si dice que no, no”, es tomar las cosas de manera muy rudimentaria. A veces, el chico viene con el no, por llevar la contra. No porque no quiera, sino porque no quiere acordar con los padres En realidad lo que no quiere, es decirles que sí. Si uno puede dar un rodeo y que el chico vaya dándose cuenta que uno no es un empleado de los padres, que uno es un profesional, que ese espacio es de el y no de los padres, entonces puede anidar en ese lugar, hacer de ese espacio, un espacio propio, en la medida en que no sienta que esta ahí por un mandato de los padres al cual el analista se pliega dócilmente. Ese” no”, entonces, se va desdibujando poco a poco, va cayendo solo.

A veces el chico dice “me mandan a mí al psicólogo, pero son ellos los que tienen que venir.” Y puede decir pinturas muy acertadas y tener razón. Pero en lo que no tiene razón, es que una cosa no quita la otra. Probar la patología  de los padres, no prueba su ausencia de compromiso patológico. Pero es bueno tomar ese punto en el que él se siente blanco de proyecciones. Proyectan en él enfermedad, pero él esta haciendo lo mismo. Está proyectando malestar, infelicidad, sobre los padres o la familia.

Otra variante de diagnóstico. Encuentro a alguien que tiene 15 años, pero está en una posición de niño de 7/8, pero con todo el compromiso puberal. Con la pubertad sola, como acontecimiento biológico, no alcanza. Entonces, el mejor diagnóstico es, antes de todo rotulo, es decir que ahí hay un niño. Y la mejor cura, la mejor intervención terapéutica es ayudar a producir ahí una posición adolescente. A veces es todo lo que hay que hacer, o lo más importante que hay que hacer. Y una vez que llegó a la posición adolescente, ver, o dejarlo un tiempo

Los terapeutas suelen tener mucha dificultad para soltar a los pacientes. Siempre encuentran una razón par prolongar. Esto se justifica por motivos teóricos fácilmente, que el deseo, que la represión. Pero uno sospecha si no intervienen ahí motivos económicos. Freud decía que junto con la sexualidad, donde la gente era mas hipócrita era con el dinero.

Los condicionamientos económicos influyen sobre las teorizaciones. Por eso han tenido tanto éxito, en determinadas esferas, las sesiones de tiempo libre o variable, que en realidad son siempre sesiones cortas.

En realidad no es mala la idea de un tiempo más flexible, pero el paciente suele quedar desprotegido.

Pero para adaptarse a condiciones de trabajo, en que el terapeuta esta en una obra social, en que les dan 30 sesiones de media hora…

Estas cosas nunca se dicen pero condicionan, y es todo un síntoma que la gente registra.¿Nunca hay altas?¿Nunca se terminan? Es un prejuicio. Uno tiene que terminar tratamientos, es bueno, es gratificante, una cosa que se pasa de madura, se pudre.

Este no es un alegato a favor de tratamientos breves y veloces. Este es otro peligro de superficialidad, mas en una época como la nuestra que idealiza lo veloz, lo rapidísimo. No es la alternativa largo-corto.

W dice que la pregunta que uno debe hacer es ¿Qué es lo menos que uno puede hacer en esta situación?¿Cuál es el mínimo necesario, pero que no hace falta más que eso?