Los procesos patológicos, Pichón Riviere

Los procesos patológicos.

Pichon Rivière acumuló una intensa experiencia en el campo de la enfermedad mental, particularmente en el terreno de la esquizofrenia y la melancolía. Abordó esta área de trabajo desde el conocimiento de distintos modelos descriptivos y explicativos, pero suscribiendo principalmente a la perspectiva dinámica planteada por Freud.

Desde ese punto de vista hay un concepto freudiano clave para Pichon, que es el de conflicto psíquico, entendiendo por tal el hecho de que en el sujeto se manifiestan exigencias internas contradictorias o de signo contrario. Este conflicto es para Freud constitutivo del ser humano y puede ser o bien manifiesto, o bien latente.

Esta noción produce un efecto revolucionario en la comprensión de la enfermedad mental, en tanto las conductas hasta ese momento catalogadas como sin sentido e incomprensibles se tornan susceptibles de ser descifradas y explicadas. El síntoma entendido como emergente de un conflicto no se explica per se, sino que remite a una estructura más amplia que la produce y en esa estructura las partes están en una relación de contradicción y oposición. La enfermedad mental caracterizada de esta forma se convierte en signo-síntoma de una conflictiva que no afecta sólo al sujeto sino que compromete a su contexto interaccional inmediato.

Otro concepto freudiano fundamental asimilado por Pichon es el de ecuación etiológica. Con esta idea Freud rompe con la idea de causalidad lineal entendida como la existencia de un solo factor determinante o monocausalidad de la enfermedad mental. Freud en cambio propone una multideterminación en el cual no impera la causación organicista de la enfermedad, pero tampoco una puramente psicógena. Por el contrario, la ecuación etiológica se encuentra compuesta por varios factores que se articulan sucesiva y evolutivamente: reconoce un factor hereditario-constitucional o disposicional, que se configura por el encuentro de lo constitucional con las experiencia infantiles, y un factor desencadenante posterior.

Además de la teoría freudiana Pichon Rivière se nutrió de la formulaciones de Melanie Klein que le permitieron comprender las formas más arcaicas del psiquismo y acceder a la clínica de las psicosis con un abordaje analítico. Entre los conceptos kleinianos más importantes podemos mencionar la existencia temprana de relaciones de objeto, la constitución desde el comienzo de la vida de un mundo interno a partir de ciertas funciones básicas y los mecanismos psíquicos de introyección y  proyección, como formas más primarias de significación del mundo.

Basado en los desarrollos de esta psicoanalista post-freudiana, Pichon postuló que en cada uno de nuestros vínculos somos para el otro un objeto que se mueve inevitablemente hacia la gratificación o la frustración. En el mundo interno (grupo interno) los objetos buenos, emergentes de experiencias gratificantes, interactuan y transforman a los objetos persecutorios, emergentes a su vez de experiencias de frustración.  

Este movimiento de reparación requiere valor en la medida que implica un momento previo de miedo que resulta del reencuentro con el objeto amado dañado en el escenario interior de nuestra fantasía. Pero en ese reencuentro aparece la posibilidad de revivirlo dando lugar al surgimiento de la creatividad  que en el plano de lo vincular nos permite cambiar relaciones y a partir de allí reparanos y reparar.