LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS

LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS
Tanto el desarrollo de las disciplinas a enseñar (vid. el capítulo 3) como la
extensión continuada de las secciones de enseñanza con la movilidad creciente
que permiten los cielos de orientación, imponen frecuentes revisiones o
replanteamientos de los programas. Aquí hay, por tanto, un problema seguramente
permanente, pero que se ha planteado de manera ‘insistente en el curso de estos
últimos años hasta el punto de que la Conferencia Internacional de Instrucción
Pública creyó necesario votar dos recomendaciones en 1958 y 1960 sobre “la
elaboración de los programas de enseñanza primaria” y después “… de los
programas de enseñanza general del segundo grado”.
Si citamos frecuentemente
estas “recomendaciones” no es por un respeto exagerado a una conferencia anual
de la que en cierto modo somos responsables, pero que como expondremos en el
capítulo siguiente no puede sustituir de ninguna manera el trabajo colectivo de los
especialistas que estudian científicamente los problemas; las citamos porque, al
reunir a los delegados enviados por los ministerios de Instrucción pública,
constituyen un reflejo exacto no, ciertamente, de la opinión pública ni tampoco de la
de los cuerpos docentes, sino de la opinión de las autoridades escolares, que
tienen todo el poder para ejecutar sus propuestas una vez aprobadas por los
parlamentos.
Las recomendaciones 46 y 50 insisten tanto una como otra en los peligros de los
programas demasiado abundantes: “Conviene sustituir el enciclopedismo de los
programas por nociones esenciales” (R. 46, artículo 9), y: “La tendencia, bastante
frecuente, a sobrecargar los planes de estudio y los programas, ya sea por
introducción de materias nuevas o por el desarrollo del contenido de cada
disciplina en particular, presenta un peligro real; para detener este peligro es
importante que la introducción de las nociones nuevas sea compensada por la
supresión de otras nociones que hayan perdido su importancia… “ (R. 50, artículo
20). Un ministro de Instrucción pública de una república popular nos decía incluso
que, para él, la cuestión pedagógica internacional más urgente era la sobrecarga
de los programas de enseñanza.
No obstante ¿cómo elegir las “nociones esenciales” a cuyo estudio deberían
limitarse los programas escolares? Las recomendaciones en cuestión preconizan
que la elaboración y la revisión de los programas sean confiados a órganos
particulares en los cuales estarían representados, sin duda, los cuerpos docentes
de los niveles considerados y los especialistas de las disciplinas en cuestión, pero
que comprenderían también maestros pertenecientes a otros niveles y otros tipos
de enseñanza para asegurar las relaciones, “especialistas en problemas
didácticos” y psicólogos de la infancia y la adolescencia
.
En cuanto a los programas de segundo grado, la Conferencia quiso precisar que
“las instancias encargadas de la elaboración de los programas deben prever una
etapa preliminar de documentación referente, entre otros:
a) a) A las características y al ritmo de desarrollo de los niños en una edad que
es afectada por la crisis de la adolescencia;
b) b) A los progresos científicos más destacados que se han realizado en los
diferentes dominios que constituyen las materias a enseñar;
c) c) A los nuevos datos de la didáctica tanto general como especializada;
d) d) Al grado de preparación científica y pedagógica de los maestros
encargados de la enseñanza;
e) e) A las tendencias que rigen la evolución cultural, social y económica del
mundo moderno;
f) f) A los estudios comparados concernientes a los programas aplicados en
otros países, y
g) g) A los resultados de las experiencias realizadas a este respecto en el
mismo país y en otros países” (R. SO, artículo 28).
Y la conferencia insiste en exigir que, antes de la promulgación definitiva de los
programas, éstos sean sometidos a ensayos rigurosamente controlados en las
escuelas de tipo experimental o en establecimientos ordinarios… escogidos al
efecto”. Por ensayos controlados la conferencia no entiende esa especie de
ensayos globales con los que uno se contenta tan fácilmente, sino investigaciones
detalladas: “Dada la importancia de las investigaciones psicológicas en la
elaboración y revisión de los programas de enseñanza del segundo grado, es de
desear que se aliente la continuación de tales investigaciones en centros dotados
de los medios apropiados asociando a ellos, en la medida de lo posible, a
maestros que se interesen en este tipo de investigaciones” (R. 50, artículo 27). Y
R. 46, artículo 15: “Puesto que la investigación pedagógica de carácter
experimental está llamada a jugar un papel primordial en los trabajos de reforma y
revisión de los programas primarios, conviene aumentar el número de los centros y
maestros que se dediquen a esta investigación, así como los medios puestos a su
disposición.
En lo que respecta a la sobrecarga de los programas secundarios, no será inútil
recordar un factor afectivo o incluso económico cuya influencia se ha señalado en
ocasiones al comparar los sistemas de pago a los maestros especializados.
En
efecto, cada cual se siente ligado a su especialidad por múltiples razones, en las
cuales el ardor intelectual puede combinarse con motivos de dignidad y de
posición en la escuela. A veces ocurre que sueldos calculados al prorrateo exacto
del número de horas de enseñanza pueden conducir tarde o temprano a un
aumento del número de esas horas, mientras que sueldos globales permiten más
fácilmente ciertas reducciones.