El papel de la psiquiatría en el mundo actual, Menninger: El papel de la psiquiatría…

Volver a ¨El papel de la psiquiatría en el mundo actual¨
William C. Menninger

El papel de la psiquiatría tal como se presenta en la actualidad
Rodeados como estamos por estas vastas evidencias de inadaptación e infelicidad humanas, debemos examinar el papel de la psiquiatría tal como se nos presenta en este momento. ¿Qué ha hecho? ¿Qué está haciendo? ¿Cuál es su estatus en relación con el mundo? Nuevamente por necesidad debemos restringir nuestro examen a los EEUU.
En la American Psychiatric Association [Asociación Psiquiátrica Americana, APA] contamos con aproximadamente 4.000 miembros de los EEUU y Canadá. Hay, quizás, mil médicos más formándose en este campo. Algo más del 60 % de este grupo está dedicando todos sus esfuerzos al tratamiento de unos 625.000 pacientes en instituciones estatales y federales. Estos médicos son responsables por los pacientes del 38 % de todas las camas de hospital en los Estados Unidos  a un costo directo de aproximadamente $300.000.000 al año. Sin embargo, se ha estimado, con variaciones,  que en este momento necesitamos entre 10.000 y 14.000 psiquiatras preparados. El Dr. Paul Hawley  señaló que podría usar todos los psiquiatras de primera línea disponibles hoy en Estados Unidos para satisfacer las necesidades actuales de la Administración de Veteranos. El Dr. Daniel Blain  ha indicado que cuenta en este momento con alrededor de 600 profesionales trabajando en sus puestos, pero que necesita tres veces esa cantidad y que en doce años necesitará siete veces esa cantidad. Todos ellos serán requeridos para el tratamiento directo de pacientes. Muy aproximadamente, tenemos cubierta, actualmente, alrededor de una décima parte de nuestras necesidades de personal en psicología clínica y trabajo social psiquiátrico mientras que la proporción es aún menor en enfermería psiquiátrica.
Muchos de nosotros creemos que la mayoría de los problemas psiquiátricos menores podrían y deberían ser atendidos por los médicos clínicos y por los especialistas de otros campos de la medicina. Sin embargo, en el ejército, me impresionó repetidamente el hecho de que sólo un pequeño porcentaje de oficiales médicos tenía el suficiente conocimiento psiquiátrico como para llevar a cabo cualquier tratamiento. A pesar de las asombrosas cifras de incidencia de las enfermedades emocionales, nuestras escuelas médicas todavía asignan un promedio del 4 % del total de horas curriculares a la enseñanza de la psiquiatría. En ninguna escuela médica es considerada como una materia básica junto con anatomía, fisiología y patología.
La psiquiatría ha dado pasos vacilantes en el área de la salud pública. En cinco estados hay sólo un psiquiatra en el departamento de salud. En otros siete existe un programa de higiene mental dependiente de un departamento o división independiente dentro del estado. En otros cinco estados, la psiquiatría forma parte del Department of Public Welfare [Departamento de Bienestar Público]. Sin embargo, debe reconocerse que en ninguno de ellos la psiquiatría ha logrado grandes avances. En muy pocos de ellos existen esfuerzos directos tendientes a la prevención de la enfermedad mental. Cerca de dos tercios de nuestros estados no tienen otro programa psiquiátrico que el de los hospitales estatales.
Debemos afrontar francamente nuestra responsabilidad de grupo por la práctica psiquiátrica en los hospitales estatales. Desde mi punto de vista, el reciente develamiento de la situación en algunos de ellos ha sido muy valioso. Desearía que tales descubrimientos continuasen insistentemente hasta el momento en que se despierte la conciencia pública. Pero, desde la psiquiatría, no podemos permanecer indiferentes o pasivos pues no somos inocentes frente a esta situación. Estamos enfrentados a la paradoja de que en muchos estados hay excelentes departamentos psiquiátricos en la universidad. Cada pocas millas se encuentra un hospital estatal que puede proporcionar tan sólo un médico para 300 ó 400 pacientes, quizá no cuente con enfermeros graduados y probablemente con ningún trabajador social psiquiátrico o psicólogo clínico. Hasta hace poco tiempo estas instituciones personificaban la psiquiatría en EEUU. Son todavía el cuerpo de nuestra especialidad a los ojos del público ¿Cómo puede el público respetarnos y tenernos confianza cuando nos mantenemos silenciosos frente a estas condiciones?
Adentrándonos en la inspección de nuestro propio dominio, deberíamos clarificar nuestros conceptos sobre las entidades psiquiátricas clínicas para contar así con una mejor comprensión de nuestra nomenclatura diagnóstica. No debiéramos ilusionarnos con que nuestra propia confusión no es sentida y capitalizada por nuestros confrères médicos. Todo esto contribuye al malentendido sobre nuestro campo. La incapacidad para acordar sobre varios conceptos no es tan importante como el hecho de que no tenemos un conocimiento suficiente sobre el que llegar a un acuerdo.
La psiquiatría ha incursionado en el abordaje de algunos de nuestros problemas sociales, no obstante, y desafortunadamente, dichas incursiones han sido muy limitadas. Aunque hace ya treinta años desde que un psiquiatra se interesó por primera vez en la higiene mental de la industria, en el presente todavía contamos con menos de una docena de trabajadores de tiempo completo en este campo. A pesar de que Healy , White  y Adler  fueron pioneros en los campos de delincuencia y criminología hace cerca de cuarenta años atrás, contamos con sólo diez cortes criminales de adultos con servicio psiquiátrico y probablemente menos de cien psiquiatras ejerciendo en instituciones criminales. Se ha incrementado la presencia de asistencia psiquiátrica en cortes juveniles pero, desafortunadamente, en la gran mayoría de éstas, el servicio se limita a proporcionar diagnóstico y no tratamiento.
La psiquiatría ha incursionado algo en el campo de la educación académica. Esto no se debe tanto a que los psiquiatras hayan tomado la iniciativa en esta dirección sino a que algunos educadores inteligentes han buscado la ayuda de la higiene mental. Es alentador ver el creciente número de universidades y secundarios donde el servicio de consulta de higiene mental está disponible. Existe un número creciente de universidades y escuelas que proporcionan cursos de higiene mental a sus alumnos. Sin embargo, el número de instituciones con tal servicio todavía representa una pequeña minoría sobre el total.