Emile Durkheim, representaciones colectivas

Las representaciones colectivas de Emile Durkheim
Originalmente es Emile Durkheim (1898) quien se refiere al concepto de “representaciones colectivas”, que para él son como los conceptos, categorías abstractas que son producidas colectivamente y que forman el bagaje cultural de una sociedad. A partir de ellas se construyen las representaciones individuales y que no son otra cosa que la forma o expresión individualizada y adaptada de estas representaciones colectivas a las características de cada individuo. Pero la noción de Durkheim, guarda importantes diferencias conceptuales a las representaciones sociales (Moscovici, 1989). La primera diferencia es que, según Durkheim, las representaciones colectivas, son concebidas como formas de conciencia que la sociedad impone a los individuos.  Las representaciones sociales, por el contrario, son generadas por los sujetos sociales. Esta diferencia es fundamental, puesto que como ha subrayado acertadamente Ibáñez (1988), nada más erróneo que confundir lo colectivo con lo social.  Lo colectivo hace referencia a lo que es  compartido por una serie de individuos, sea social o no.  Lo social hace referencia al carácter significativo y funcional de que disponen ciertos elementos.
La segunda diferencia es que el concepto de representación Durkheim implica una reproducción de la idea social.  Mientras que en la teoría de las representaciones sociales, es concebida como una producción y una elaboración de carácter social sin que sea impuesta externamente a las conciencias individuales como proponía Durkheim.
Son estas razones las que diferencian ambas nociones, aunque la similitud terminológica haya ocasionado que se piense que una es correlato histórico de la otra.
Ciertos investigadores han señalado que Moscovici solamente cambió el nombre de representaciones colectivas a sociales, a lo que dicho autor ha respondido explicando que «el término colectivo ha tomado recientemente un significado bastante especifico: el de una fuerza gregaria que se impone al individuo» (Banchs, María, «Representaciones Sociales. Pertinencia de
su estudio y posibilidades de aplicación». Boletín de Avepso, volumen XIV, 1991.), lo que significa que dicho término tiene un poder coercitivo sobre los miembros de una sociedad, al punto de tener un carácter supraindividual, y  las designa sociales, puesto que considera que no se debe subestimar la autonomía del presente y la contribución que hace cada miembro de una sociedad, señala además, que la persona construye en su interacción social la realidad en la cual vive.