La sexualidad femenina: Helene Deutsch

La sexualidad femenina

Autora: Deborah Fleischer

La sexualidad femenina

Helene Deutsch (Biografía)

Hay una crítica en  Lacan de aquello que en Freud subsiste: la identificación del masoquismo a la expresión de la esencia femenina. Es lo que fue retomado por las alumnas mujeres de Freud en particular por esta autora. 

Con respecto a la posición freudiana del conocimiento tardío de la vagina, ella acuerda con esta posición, pero sus argumentos son diferentes. No se sostiene en  las premisas lógicas que Freud intenta establecer, sino en razones también biológicas.

La mujer, dirá, debe descubrir la vagina en su propia persona, descubrimiento que hace sometiéndose masoquistamente al pene, convirtiéndose este último, en el guía hacia esta nueva fuente de placer. La bisexualidad femenina trabaría este pasaje y así el clítoris al retener libido, hace que el pasaje de lo fálico (clítoris) a lo vaginal sea arduo. En realidad- dice Helene Deutsch- la vagina no cumple ninguna función erógena hasta la primera relación sexual.

El promotor de ese pasaje es el pene, que al igual que el pecho de la madre en la boca del niño, libidiniza la zona, recogiendo el papel de la boca en su función oral pasiva de succión. Luego la vagina al segregar flujo y contraerse, permite la identificación funcional de la vagina al pene, como formando parte de su propio cuerpo, permitiendo así superar el trauma de castración.

La vagina se conoce en el primer coito. El pene es el guía que permite este conocimiento. Discutirá con otros autores, entre ellos con Ferenczi, quienes afirman que el hombre realiza el deseo de volver al vientre materno en el coito, sosteniendo que la mujer realiza el mismo deseo identificándose con el niño que lleva adentro en el embarazo. Así el parto sería para la mujer el dominio activo del trauma de nacimiento coincidiendo en eso con Otto Rank. Dirá también que la mujer que abandona la reinvindicación del clítoris, alcanza el fin del desarrollo sexual femenino y llega a ser mujer. El prototipo de la genitalidad femenina será la oralidad (boca – vagina).

Entonces, la sexualidad le permitiría a través del coito superar el trauma de la castración y las funciones de reproducción el trauma de nacimiento. El clítoris es para ella un órgano superfluo que tendría un papel inhibidor.

En su artículo “Las personalidades como sí”  Helen  Deutch sostiene que la mujer  que se identifica al  padre  es frígida.  Ya que están del lado del hombre, el lado femenino  está cerrado. Propone no hacer de ésto un síntoma analítico ya que a las mujeres no les molesta, tocando así una identificación muy central.

En 1930 escribe en “La significación del masoquismo en la vida mental femenina” que la vida de la mujer está dominada por una triada masoquista: ” castración- violación – parto”. Sostendrá que el orgasmo es masculino (debemos recordar la identificación de la vagina con el pene). La mujer femenina no tiene acmé orgástico. La vagina es el órgano reproductor, el clítoris el del placer. Lo esencialmente femenino es la maternidad.

En su Psicología de las mujeres (1945)  hay un capítulo sobre el masoquismo femenino. Allí parte de una  evidencia: ”Las mujeres están adaptadas al dolor. Aún desde el punto de vista darwiniano si las mujeres sufren y sufren mejor que los hombres, están más cómodas en el dolor, es porque desde el punto de vista de la reproducción ellas padecen en el parto”.Dirá -: ”Vemos que el masoquismo tiene un doble rol en las funciones sexuales de la mujer y su función de reproducción: sirve por un lado a la adaptación a la realidad por el consentimiento del sufrimiento, por otro lado un exceso de masoquismo provoca evidentemente una defensa y huyendo de los peligros del masoquismo excesivo, la mujer se desvía de su femineidad.”

El narcisismo también le lleva a preservarse de un excesivo masoquismo.

Concluye, entonces,  que hay en la mujer una lucha entre el masoquismo que la lleva a adaptarse al dolor y el narcisismo que contrariamente le lleva a rechazar el displacer.

“Cada uno de los estos dos importantes factores del psiquismo,  el masoquismo y el narcisismo pueden estar en contra de las exigencias de la función de reproducción.

El destino de la mujer en tanto sirvienta de la especie depende de la colaboración armoniosa del masoquismo y del narcisismo.”

La puesta en juego es simple, el masoquismo femenino para Helene Deutch, es lo que asegura los fundamentos biológicos del psicoanálisis.

El psicoanálisis descubriendo el masoquismo femenino se asegura que forma parte de la medicina. El masoquismo femenino le sirve a la especie y encuentra su justificación en la evolución biológica del ser humano. Considera peligroso querer separar  el individuo y la especie. Para ella el narcisismo es la autodefensa del individuo contra las necesidades de la especie. ¡Hay que sufrir, esa es la ley!

En H. Deutch se ve el masoquismo descansar sobre la idea darwiniana de la adaptación a la realidad. En ese sentido el parto “sin dolor “es un efecto sugestivo que encuentra sus límites cuando se empieza a pasarlo mal. En realidad no le evita a la mujer el sufrimiento, pero tuvo éxito. El primer uso de la hipnosis podría haber sido ese.

El uso de métodos más eficaces como la peridural dan la idea  de que la adaptación  a la satisfacción de la especie por el dolor es menos aceptada y que no hay adaptación de la especie. La especíe humana, dirá Eric Laurent,  no está adaptada a grandes cosas, salvo a matarse entre sí. No podemos, por lo tanto, contentarnos con decir que las mujeres están adaptadas a la vida(*).

En el capítulo de H.D. todo esta orientado en una concepción del instinto sexual biológico y de una pulsión parcial puesta en su lugar; de una totalidad; vuelve a la pulsión masoquista que Freud dejó como parcial. El masoquismo del lado hombre  definía una variante perversa y del lado femenino designa una esencia.

El trabajo de H.D hace equivalencias: masoquismo/ pasividad; sadismo/actividad para desconstruir la relación hombre – mujer. 

Describe luego el camino de la niña luego de la orientación hacía el padre, en el momento donde se produce el pasaje hacía el padre. El momento freudiano por excelencia , desarrollado como la  llave de la sexualidad femenina a partir de 1920 y luego en los artículos de 1930 es la pregunta: ¿Cómo explicar el pasaje hacía el padre?.

Allí donde Freud dice que la niña espera un hijo del padre, Helene Deutch dice que esto es equivalente a pasividad. En el fondo es equivalente decir: esperar un hijo del padre y ocupar una posición masoquista y opone a esto una actividad de acercamiento al padre. Allí quiere corregir a Freud, sin explicitarlo… “Nuestras observaciones nos indican  corregir las hipótesis psicoanalíticas sobre el desarrollo de las niñas ya que se ocuparon especialmente de sus instintos sexuales”.

Ubica a Freud, citándolo: lo que ella llama “instintos sexuales ”es “esperar un hijo del padre”.

“  ….Al separarse de su madre, la niña, mujer en miniatura asume una actividad erótica, pasiva hacia su padre, actitud que es el centro del C. de Edipo femenino. Pero olvidamos el hecho de que la primer orientación de la niña hacia el padre tiene un carácter activo y no pasivo, su actitud pasiva es un desarrollo secundario”.

Lo que ella llama un desarrollo activo es volverse hacía el padre, en tanto es el representante de la realidad y del mundo exterior donde los niños quieren vivir cuando adultos.

Su idea es que Freud considera que el Edipo femenino está fundamentalmente centrado sobre obtener el falo del padre bajo la forma del niño. Ella lo dice así: de ningún modo el Edipo femenino es volverse hacía el padre e identificarse a él.  Da ejemplos. Dice que Freud describió esto en términos de dificultad pero que esas dificultades pueden ser evitadas.

“Frecuentemente la relación con el padre es desde la primera infancia (relación de identificación), a veces lo es en la madurez intelectual de la niña. Puede llevar a la satisfacción aún si las posibilidades eróticas de la niña quedan fijadas sobre la relación sublimada con el padre. La renuncia de la niña al logro erótico (tener un hijo) no debe ser comprendido sin reglas estereotipadas, una unión padre hija fuertemente sublimada no implica necesariamente una neurosis o sentimiento de frustración y de falta. El logro de la vida no es necesariamente una sexualidad normal”.

Ella quiere decirque no hay quizás solamente el deseo para las mujeres de tener hijos en la vida. Ella encarna en los años de 1900  la voluntad de no dar prioridad a tener un hijo para una mujer,  sino de ocuparse de sus estudios y de terminarlos.

No existía aún la píldora para retrasar el nacimiento de un niño hasta los 30-35 años. Podemos suponer, dirá Eric Laurent- que  H. D. habla por estas mujeres.

Con relación a  Pegan a un niño ella propone  que una alternativa para los varones, es siempre “pegar o ser pegado” y es por eso que son masoquistas. Se trata finalmente de una paliza. Del lado de las niñas el masoquismo es esencialmente que las niñas pueden ser pegadas. En 1930  las mujeres golpeadas comienzan a ser una categoría social.  Pero este masoquismo femenino no esta centrado en una paliza sino sobre en  violencia sexual

La brutalidad misma, produce la elección del amante violento sobre el mismo modelo que el padre. Finalmente dice: ”  El padre pasivo, impotente para proteger a su hija., provoca tendencias reinvindicativas.  Es sorprendente constatar que las niñas que se fugan tienen generalmente un padre violento”.

Crítica la adecuación entre el padre violento y el hecho de que se provoque la fuga. Ella nota que por el contrario lo que provoca ese padre es la elección de amantes a los que define como “formidables” y por otra parte el padre pasivo provoca fugas.

Así ella introduce un cuestionamientos sobre la posición femenina, estrictamente deducibles del fantasma “una niña es prostituida “ que  describe, y demuestra que algunos tipos sociológicos son producidos no solo al nivel de la identificación erótica, identificación sexual,  sino también: “Por mecanismos más complejos…más sociales. El deseo de servir a una causa o a un ser humano con amor y abnegación puede ser una expresión indirecta del masoquismo femenino”.

Pone en serie la militante, la heroína de los movimientos ideológicos y al masoquismo Dice: ’Las mujeres se juntan para expresar indignación,  se asocian a violentas protestas anónimas y adhieren a movimientos revolucionarios”. 

Lacan tiene una posición distinta sobre la heroína y la militante, en  Encore y a lo largo de toda su obra. Así le escribe a Winnicott sobre su orgullo de saber que su hija está presa por su militancia durante la guerra de Argelia (Laurence Bataille) “Es un gran orgullo para la familia”.

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