Jardín de infantes: Socialización recíproca, la relación con pares (entre niños)

La Relación con pares:
La socialización recíproca se articula directamente con la relación que los niños construyen con los pares. “Las relaciones entre compañeros (peer) contribuyen sustancialmente al desarrollo de las competencias sociales en los niños” (Hartup, W., 1984:389). Un compañero “no es cada uno de los niños con los que otro niño interactúa. El término relaciones de compañero (peer) hace referencia exclusivamente a aquellas relaciones sociales en las que los participantes se caracterizan por tener un nivel de desarrollo y un status social equivalente” (Hartup, W.). Cuando los niños salen por primera vez de la unidad familiar, descubren un espectro de opciones en la selección de compañeros de interacción (Corsaro, W.).
El grupo de pares posee funciones evolutivas: “El grupo de pares es la única institución cultural en la que la posición del niño no es marginal, en la que se le concede status primario e identidad social entre un conjunto de iguales y en la que predomina sus propias actividades e intereses. Como consecuencia la concepción que tiene de sí mismo se expande y se diferencia en otro terreno distinto al del niño respecto de sus padres (…) Logrando la aceptación del grupo y subordinándose a sus intereses y haciéndose dependiente de su aprobación, el niño consigue una autoestima intrínseca, independiente de su rendimiento o posición relativa en el conjunto” (Palacios, Marchesi, Carretero). El grupo de pares brinda una identidad social entre un conjunto de iguales, donde predominan las propias actividades e intereses, y se producen en un terreno distinto al de sus padres.
Al principio el niño interactúa esporádicamente con otros niños a quienes suele tratar como si fueran objetos. El niño reacciona frente a quien interfiere en sus actividades; y se generan peleas por posesiones. La cantidad y la calidad de la participación social del niño se modifican a través de los años. La conducta en el grupo de pares procede desde una etapa solitaria o “espectadora”, pasando por el juego paralelo, luego por el juego asociativo e incluso comienzo del juego cooperativo.
Parten y S. New hall (1943) describen cómo se va dando este pasaje. El niño pequeño se interesa por sus propias actividades, responde más a la maestra que a otros niños, a decir verdad en primer lugar su relación es con ella, y la necesita para poder comunicarse con sus pares, y es ella la que va propiciando la relación entre pares mediante las diferentes rutinas y actividades. En un comienzo el niño acumula juguetes y se niega a compartirlos, predominando el juego solitario (simultáneo a las actividades de otros niños pero desconectado de estas), o permanece pasivo como espectador. A medida que aumenta la relación con los pares y se hacen más comunes la cooparticipación y el guardar turnos, predomina la tendencia al juego paralelo (el niño actúa al lado de sus compañeros pero no con ellos). Hacia el final de la etapa participa en un juego de colaboración, al principio es asociativo y más adelante entraña una división de actividades, censura de grupo, centralización del control y subordinación de los deseos individuales a cierto propósito colectivo y a un sentido de pertenencia al conjunto (Ausubel y Sullivan, 1983).
A medida que aumenta su edad el niño tiende a jugar con un grupo de pares más numeroso y a sufrir menos trastornos emocionales frente a una nueva situación social. El niño responde cada vez más al acercamiento con otros chicos. Los niños en edad preescolar (Harris, 1946) se interesan por sí mismos y por sus relaciones con otros niños a la vez que van tomando conciencia de las preferencias y disgustos de sus pares. Cuando las relaciones se hacen menos impersonales el niño comienza a reaccionar frente a sus pares como ante personas separadas con características individuales, de manera tal que se van conformando parejas entre niños que se llevan bien y el grupo comienza a excluir a quienes se muestran objetables.
El niño, entonces, comienza con actividades independientes, luego las mismas van perdiendo preponderancia y va pasando por distintas etapas en la construcción de las relaciones con otros niños: seguimiento de sus pares, liderazgo compartido, y finalmente una conducta directiva. El deseo de llamar la atención y mandar a otros aumenta con la edad. En este sentido, los amigos imaginarios reflejan la necesidad del niño de controlar a sus pares de modo más completo que como lo permite la realidad.
Fuente: ¨El Jardín Maternal y el Jardín de Infantes: la relación con pares y la socialización recíproca (Lic. Karina KRAUTH y Lic. Valeria BOLLASINA)