La tecnología informática, una nueva herida narcisista

La tecnología informática, una nueva herida narcisista

    Sabina Cabariti

¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino».

A. Einstein (1879- 1955)

Los seres humanos, que hasta hace más de medio siglo se consideraban irrepetibles, inigualables, irremplazables, hoy se ven amenazados porque la evolución de la tecnología informática y el uso de los nuevos instrumentos tecnológicos los pueden reemplazar en sus trabajos y en sus tareas cotidianas. Por esta razón, en el presente trabajo se pretende demostrar cómo las tecnologías informáticas que no poseen identidad, ni emoción, ni sentimientos, ni toman decisiones, generan una nueva herida narcisista en los sujetos.

Según Bauman (2005), en la Modernidad se le atribuyó al trabajo muchas virtudes y efectos benéficos, como por ejemplo el incremento de la riqueza y la eliminación de la pobreza. El trabajo era definido como el esfuerzo colectivo en el que cada uno debía tomar parte. La supervivencia de los trabajadores dependía de que fueran contratados; por lo tanto, la reproducción y el crecimiento del capital dependían de esa contratación.

Hoy, el trabajo ha perdido la centralidad que le fue asignada en la era de la modernidad sólida y el capitalismo pesado.

En la actualidad las cosas han cambiado. La flexibilidad es el slogan de la época, que anuncia el advenimiento del trabajo regido por contratos breves, renovables. La vida laboral está plagada de incertidumbre, precariedad, inestabilidad, vulnerabilidad.

La precariedad es el signo que precede a todo lo demás: los medios de subsistencia se han vuelto extremadamente frágiles. Esto se debe a que el progreso tecnológico augura más y más desempleo, por eso  en el mundo actual, con respecto al empleo, nadie puede sentirse seguro. No existen habilidades ni experiencias que garanticen la obtención de un trabajo, y en el caso de obtenerlo, éste no resulta duradero (Bauman, 2005).

Las tecnologías de la información constituyen el núcleo central de una transformación multidimensional que experimentan la economía y la sociedad; por ello, es importante el estudio y dominio de las influencias que tal transformación impone al ser humano como ente social, ya que tiende a modificar sus hábitos y formas de conducta tanto el la vida laboral como en la vida diaria.

Las Tecnologías Informáticas

En El malestar de la cultura, Freud (1923) dice que la palabra «cultura» designa toda la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres.

Abramovich sostiene: “Desde que aprendimos a encender y gestionar el fuego los humanos supimos que éramos capaces de cambiar el curso natural de los acontecimientos. El fuego cambió nuestros hábitos de alimentación, prolongó nuestra jornada de actividad más allá de la puesta del sol (…) sin tal herramienta no habría existido lo que conocemos como cultura y civilización.”[1]

Se puede decir, entonces, que desde el momento en que un sujeto encontró la forma de modificar la naturaleza, ya estaba presente una tecnología (Guralnik, 2011). Por lo tanto, la tecnología fue pasando por un proceso evolutivo a lo largo del tiempo.

Pero bien, ¿qué entendemos por tecnología? Entendemos por tecnología una herramienta simbólica, en tanto es mediadora de las relaciones entre sujetos y cuyas características permiten realizar transformaciones en los otros y en el mundo a través de los otros (Neri, 2006).

Definiré a las tecnologías informáticas como las distintas actividades que son formalizables, que virtualmente  pueden ser realizadas por una máquina.

Según Flores (2007), las principales características de los sistemas de tecnología informática son las siguientes:

– Son sistemas formalizables, apoyados en elementos especializados de hardware, tales como monitores, ratón e impresoras con tecnología avanzada, el software operativo (el que permite que el hardware sea funcional) y el software aplicativo (sistemas de información computacionales para usos específicos).

– Son sistemas con lenguaje formal, caracterizado por gráficas de alta calidad, información tabular y en forma de texto. Contemplan las facilidades de comunicación electrónica, tales como correo electrónico de voz, datos y procesadores de texto.

– Poseen la capacidad para efectuar cálculos de acuerdo con una secuencia de operaciones preestablecidas. Estos cálculos pueden efectuarse con datos introducidos recientemente en el sistema o bien con datos que están almacenados.

Sin embargo, es necesario mencionar que, a diferencia de los seres humanos, los sistemas de Tecnología Informática no se pueden analizar a sí mismos, no tienen capacidad de decisión, ni sentimientos, ni sensibilidad, no tienen percepción, ni creatividad.

No obstante, el economista Jeremy Rifkin en El fin del trabajo (1996) asegura que ninguna otra revolución ha tenido efectos tan desastrosos sobre el mercado de trabajo, ya que los excedentes de la mano de obra eran incorporados al sector que nacía de la nueva revolución industrial. En estos momentos, esta revolución, es incapaz de absorber el empleo disponible, debido a que cada vez se necesitan menos trabajadores para producir mayores cantidades de bienes  y servicios. Todo apunta a la destrucción sistemática de los empleos y la incapacidad del modelo de crear nuevos puestos de trabajo que compensen las pérdidas.

De esta manera, para Rifkin la innovación tecnológica sería la causante del desempleo y de la progresiva descalificación de la fuerza de trabajo: las distintas empresas necesitan recortar sus gastos y mejorar los márgenes de beneficios, por ello han sustituido a los trabajadores por máquinas, a ritmos muy acelerados.

Por esta razón, se puede pensar que las tecnologías informáticas originan una quinta herida narcisista para los seres humanos.

Las tecnologías informáticas, una “herida narcisista”

En Introducción al Narcisismo (1914) Freud afirma que el narcisismo es el amor que dirige el sujeto a sí mismo tomado como objeto, y en Una dificultad del psicoanálisis (1917) señala que el narcisismo universal, el amor propio de la humanidad, ha recibido hasta ese momento tres graves afrentas de la investigación científica, a saber:

Primera herida (cosmológica): Copérnico en el siglo XVI descubrió que la Tierra no es el centro del universo, sino que es una pequeña parte de él.

Segunda herida (biológica): Charles Darwin sostuvo que el hombre no es nada diverso del animal, ha surgido de este reino y es pariente próximo de algunas especies.

Tercera herida (psicológica): Freud explica el funcionamiento no sólo consciente de la vida anímica. Hay también un inconsciente. Freud sostiene “El yo no es el amo en su propia casa”[2].

Cuarta herida (grupal): Rene Kaes[3] dice que el sujeto se sostiene en las instituciones y por eso una parte de él no le pertenece en su totalidad.

Quinta herida (tecnológica): Considero que actualmente los seres humanos están sufriendo una quinta herida narcisista, debido a que la tecnología computacional está haciendo que tanto los juegos formales como las distintas actividades laborales puedan automatizarse, porque la maquinaria automatizada, los robots y los ordenadores cada vez más sofisticados pueden realizar la mayor parte, o tal vez la totalidad, de nuestras tareas laborales y hogareñas (Benbenaste, 1997; Rifkin, 1996).

“Los sujetos ya están advertidos que sus trabajos son automatizables”[4], asegura Benbenaste. Esto es lo que lleva a una desvalorización de la especie humana.

Mientras las primeras tecnologías reemplazaban la capacidad física del trabajo humano sustituyendo máquinas por cuerpos y brazos, las nuevas tecnologías basadas en los ordenadores prometen la sustitución de la propia mente humana, poniendo máquinas pensantes allí donde existían seres humanos, en cualquiera de los ámbitos existentes de la actividad económica (Rifkin, 1996).

Según Rifkin, “Las máquinas inteligentes están sustituyendo a los seres humanos en todo tipo de tareas, forzando a millones de trabajadores de producción y administración a formar parte del mundo de los desempleados, o vivir en la miseria”[5].

Algunas investigaciones (Benbenaste, 1997; Rifkin, 1996) indican que la automatización de los procesos laborales es el componente principal de una de las tendencias contemporáneas: producir cada vez más con menos gente. El incremento de la productividad es entonces solidario del menor trabajo presente.

Entonces, la tecnologización no se traduce en mantener el mismo salario con menos horas laborales, sino en reducción de empleados. Esto implica una inseguridad en el empleo (Benbenaste, 1997; Rifkin, 1996).

Según Rifkin (1996) el desempleo tecnológico crece a medida que las empresas multinacionales constituyen y ponen en marcha métodos productivos basados en las últimas tecnologías, provocando que los trabajadores no puedan competir con el rendimiento de los gastos, el control de la calidad y la rapidez de entrega garantizados por los sistemas de producción automatizados.

La tecnologización creciente, resignificada por la lógica mercantil, hace que la flexibilización de la legislación laboral sea la antesala de una disolución del concepto de empleado. La nueva empresa virtual, tendrá operarios con un contrato de forma eventual y por objetivos. La renovación de este contrato dependerá de la ubicación que la empresa consiga en el mercado y a su vez de cómo estos operarios se mantengan vigentes en la oferta laboral. Es así como millones de trabajadores cada día esperan con miedo que ese no sea el día de que son despedidos (Rifkin, 1996).

Los jóvenes están comenzando a hacer públicas sus frustraciones y su rabia, desembocando en un comportamiento antisocial. Muchos se autoorganizan por las redes sociales y salen a quejarse a las calles. Las mujeres y los hombres en edad laboral están preocupados por su futuro más o menos inmediato. Los trabajadores de mayor edad, atrapados entre un próspero pasado y un futuro incierto, parecen resignarse a estar condicionados por una serie de componentes sociales sobre los que poco o nada se puede hacer.

Por esta razón se deberían reformar las formas de trabajo, lo que supone no sólo respetar a los trabajadores, sino respetar a los seres humanos en tanto sujetos que piensan, perciben y sienten.

Sobreviviendo a los cambios tecnológicos

Para pensar quién logrará mantenerse en el sistema sin ser reemplazado por estos nuevos recursos tecnológicos, se debe tener en cuenta el importante papel que juegan las representaciones sociales.

Las representaciones sociales son, para Moscovici, ese “conjunto de conceptos, declaraciones y explicaciones generadas en la vida cotidiana, en el transcurso de las comunicaciones interindividuales.(…) Equivalen en nuestra sociedad a los mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales. Puede afirmarse, incluso, que son la versión contemporánea del sentido común”[6].

Los que no nacimos en el mundo digital pero adoptamos la mayoría de aspectos de la nueva tecnología, (Peskin, 2001) lograremos adaptarnos a estos cambios tecnológicos acelerados si nos actualizamos constantemente en relación a estos.

Por otra parte, los nativos digitales (Peskin, 2001), que han pasado su vida rodeados de estas nuevas tecnologías, aprovechan las mismas actuando eficazmente en situaciones determinadas, movilizando los conocimientos  previos, lo que supone flexibilidad, y poder actuar en contextos cambiantes (Neri, 2008).

Lo que no debemos olvidar es que el curso futuro de la tecnología, y con ello de nuestra sociedad y nuestra forma de vida, está en manos de estos estudiantes. Estos estudiantes deberían vincular la tecnología con aspectos humanos, culturales, y sociales practicando un comportamiento legal y ético. Deberían abogar por prácticas seguras y responsables de la información y la tecnología.

Para ello, las escuelas deben proporcionar un ambiente bastante más educativo, animando a todos los alumnos a estudiar y mejorar el código del sistema[7].

Sin embargo, siempre existe la limitación a la expectativa y en este caso, está relacionada con que los progresos tecnológicos se inscriben y se desarrollan dentro de la lógica mercantil. El mercado es quien decide en definitiva qué tecnología sobrevive y cuál no, siguiendo su lógica de comercialización y financiación.

Tecnología- creatividad- ¿destructividad?

Esta tecnología está creada por individuos y para que el funcionamiento se mantenga tiene que haber constante creatividad. Creatividad que debería ser constructiva y no destructiva.

Tomando en cuenta la postura epistemológica de Einstein[8] mencionada al comienzo del trabajo, podemos decir que muchas veces esta creatividad es utilizada para destruir. Esto se puede observar claramente con el ejemplo de las impresoras 3D[9]. Estas máquinas pueden reemplazar todo el proceso de producción: fabricación, compra y venta del producto, lo que puede realizarse sin la intervención de personal específico, desde una casa.

Sin embargo, por un lado, la impresora 3D construye diseños útiles para la vida: con ella se pueden diseñar gafas, muebles, figuritas y zapatos; se puede fabricar comida para los astronautas y se puede crear autos (lo que simplifica el proceso de fabricación y ensamblaje del vehículo). Además, con estas máquinas es posible construir aparatos electrónicos, y por si fuera poco, gracias a ellas, la medicina encontró la manera de solucionar algunos problemas para sus pacientes: por ejemplo, puede construir o reconstruir estructuras de tejidos óseos (columna vertebral, el hueso craneofacial y largo), es capaz de reconstruir una oreja, o una nariz. Pero por otro lado, y mostrando el lado oscuro del uso sin juicio que le damos a la tecnología, con estas impresoras 3D se pueden crear armas de uso libre para la destrucción, lo que amenaza la seguridad de los distintos países. Cualquiera puede fabricar la suya propia, sin tener que registrarla, y sin tener necesidad de tenerla con número de serie.

Siguiendo con esta lógica del uso sin prudencia que actualmente le damos a las tecnologías, arquitectos holandeses planean construir edificios imprimiendo las piezas, rellenándolas de hormigón y ensamblándolas más tarde. Así se ahorrarían muchos pasos en el proceso de construcción habitual, dejando sin trabajo a los constructores y albañiles.

Podemos observar entonces que la tecnicalización del trabajo en Occidente ha permitido disminuir los sueldos, pero ese progreso se ha realizado a expensas de la felicidad de los seres humanos.

Conclusión

Hoy entendemos que somos parte del ambiente y que parte del mismo lo creamos nosotros a modo de feedback, por lo que ya nada puede verse como entidad separada. Nosotros seguimos creando dentro de un mismo ambiente una tecnología, que nos moldea a nosotros como nuevos sujetos, con nuevas subjetividades, dentro de un proceso circular que gira y gira con el tiempo.

Es así como, tomando a Guralnilk, podemos decir que “La tecnología está en el presente, pero promete al sujeto sobre todo un futuro, que es inminente. (…) Se puede imaginar luminoso gracias a las promesas de las tecno-ciencias o sombrío por sus amenazas”[10].

Sin embargo, para Abramovich la tecnología no es la culpable de esto, sino nosotros mismos, porque de nosotros nacen las acciones colectivas que consolidan o que desafían paradigmas de poder, de asignación de recursos, de justicia, de derechos y de obligaciones.

Entonces: ¿será  que no supimos ni sabemos utilizar el conocimiento que nos brinda el campo científico?

Siguiendo a Kletnicki (2000) podemos decir que habrá que impedir por la vía de la regulación social algunos usos posibles de ciertas técnicas, si es que son cuestionables desde la perspectiva del campo de la subjetividad. Para ello también habría que ubicar cuál es el límite de lo humano.

El humano es irremplazable respecto al orden sentimental, pero puede ser reemplazable por las máquinas en su trabajo y por las diferentes tecnologías en sus labores cotidianas.

El avance de la tecnología y su uso inadecuado es lo que genera una quinta herida narcisista. Decimos uso inadecuado porque desde las empresas se pueden reemplazar los puestos de trabajo, y desde la educación porque en un futuro los nativos digitales ni siquiera poseerán las habilidades para lograr cálculos mentales.

En pocas palabras, podemos decir que esta herida narcisista fue creada por el mismo ser humano con su apropiación del conocimiento científico. Muchas veces la tecnología computacional,como producto de la apropiación del conocimiento, se construye y se utiliza sin tener en cuenta cuestiones éticas, aspectos humanos, culturales, y sociales. Por eso podemos decir que un futuro inminente se vislumbra creando nuevas subjetividades, con robots que podrán reemplazar a las amas de casa, a las niñeras, a los albañiles, a los pintores. Con vehículos que funcionarán solos y con un nuevo sujeto a quien no le quedará más que especializarse, o dedicarse a fabricar robots y “progresos” para la ciencia. Pero verdaderos “progresos”.

Freud, en ¿Por qué la guerra?, sostiene que desde épocas remotas se desenvuelve en la humanidad el proceso de la cultura: “A este proceso le debemos lo que hemos llegado a ser, pero también es la raíz del porqué sufrimos. No conocemos bien sus comienzos, y tampoco conocemos el final. Un final que es totalmente incierto. Acaso lleve a la extinción de la especie humana.”[11]

Entonces, más que nunca lo intersubjetivo debe surgir como lugar de producción de sentido para poder conservarnos como especie con las características que nos hacen únicos: la capacidad simbolizante, la interpretación del otro, el análisis de si mismo (Ugarte, 2007), y la percepción del otro como alguien con el que se puede dialogar desde las posibilidades de entender y decidir sobre los factores principales que inciden sobre su vida (Benbenaste, 1997).

Estos factores que inciden en la vida del otro están relacionados con aspectos laborales y cotidianos. Es muy importante poder dialogar con el otro desde su lugar de sujeto en tanto que piensa, que conoce, que actúa, que siente y que percibe. Para poder conservar nuestra especie en tanto única, es necesario el dialogo  con el otro pudiendo entenderlo como sujeto sumergido dentro de su singularidad.

Por lo tanto, nuestro futuro, depende de la orientación que le queramos dar al conocimiento científico. Para no extinguirnos como especie, esta orientación debería estar basada en el respeto al otro en su singularidad, en sus derechos y en sus sentimientos.

Referencias bibliográficas

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Bauman, Zygmunt (2005): Modernidad Líquida. Cuenos Aires: Fondo de cultura económica.

Benbenaste, N.(2007) El empleo jugado al ajedrez. Revista Leonardo Da Vince. Buenos Aires: Ed UNLZ.

Benbenaste, N. Ciencia, Tecnología y Política. Cap. 5. La Tecnología contemporánea.

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Fernandez Zalazar y Carlos Neri. Telarañas de conocimiento. La tecnología informática, sus implicancias psicosociales y posibilidades para el sujeto del conocimiento. Tecnologías lúdicas, tecnologías del aprendizaje Ed. Libros y Bytes. Colección culturas en Red. Buenos Aires. 2008

Freud, S.:“El Malestar en la Cultura”, en Obras Completas, Bs.As. Ed. Amorrortu. Vol. XXI.

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Guralnik, G (2011) “Tecnología y representaciones sociales en el siglo XX: Un abordaje desde el cine de ciencia-ficción”.

Himanen; Pekka, “La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”. Destino. Buenos Aires: Destino; 2001.

Jodelet, D. (1986): La representación social: fenómenos, concepto y teoría, en S. Moscovici, Psicología Social, Barcelona, Paidós.

Kaës, R. (1989): “Realidad Psíquica y sufrimiento en las instituciones”, en Kaës et al. (comps.) La Institución y las Instituciones. Buenos Aires: Paidós.

Kletnicki, A. (2000). Un deseo que no sea anónimo. Tecnologías reproductivas: transformación de lo simbólico y afectación del núcleo real. En La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños, Lumen/Humanitas, Bs. As.

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Prensky, Marc; Nativos e Inmigrantes digitales. Traducción libre de Jeremy Prensky [1]. On the Horizon (NCB University Press, Vol. 9 No. 5, October 2001

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Artículos disponibles en la web:

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Notas

[1] Abramovich: Tema central Homo Tecnologicus, Editorial, Revista Encrucijadas, n 49

[2] Freud, S.: “Una dificultad para el psicoanálisis”, en Obras Completas, Bs. As. Ed. Amorrortu. Vol. XVII

[3] Psicoanalista francés.

[4] Benbenaste, N. El empleo jugado al ajedrez. Revista Leonardo Da Vince. Ed UNLZ. Bs. AS 2007

[5] Rifkin, J: (1996) “El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era”, Paidós, México

[6] Moscovici, S. (1979): El psicoanálisis, su imagen y su público, Buenos Aires, Huemul. pp.181.[7] El código es la tecnología que hace que los ordenadores funcionen. Esta inscripto en el software o grabado en el hardware, es el conjunto de instrucciones, primero escritas como palabras, que dirigen la funcionalidad de las maquinas. Los ordenadores definen y controlan cada vez más nuestras vidas. Determinan como se conectan los teléfonos y que aparece en el televisor.

[8] ¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino». Einstein

[9] Las impresoras 3D convierten archivos de diseño asistidos por computación en miles de finas capas de plástico polímero, cerámica e incluso metales fundidos hasta convertirlos en complejos objetos.

[10] Guralnik, G (2011) “Tecnología y representaciones sociales en el siglo XX: Un abordaje desde el cine de ciencia-ficción”.

[11] Freud, S: “¿Por qué la guerra?” (Einstein y Freud), (1932), en Obras Completas, Bs. As. Ed. Amorrortu. Vol. XXII.

Este trabajo fue producido en el marco de la cátedra Informática, Educación y Sociedad, Prof. Titular Lic. Carlos Neri.