Adolescencia: Transición Moral

Al adolescente se le plantea la independencia como algo que debe conquistar para poder entrar a formar parte del mundo de los adultos y dejar atrás la etapa infantil. Un adulto toma sus propias decisiones, elige su vestuario, decide que quiere comer, cuando ha de dormir y que va a comprar. El adolescente se preocupa por conseguir que estas conductas independientes pasen a formar parte de su propio repertorio, con la esperanza de que le aseguren una posición en el mundo de los mayores.
Dos son las principales fuentes de esta poderosa motivación que le inspira la búsqueda de la independencia: por una parte, las presiones sociales, y por otra parte, la identificación con la independencia que observa en los modelos adultos. Pero sus demandas chocan fuertemente con la arraigada conducta de dependencia propia del estado infantil, convirtiéndose en motivo de permanentes conflictos que hacen que los jóvenes se sientan inseguros y confundidos ante tan anhelada libertad. Así pues, aunque la desean fervientemente, no desean menos conservar la seguridad y la falta de responsabilidad que va ligada a la situación dependiente (pero ciertamente confortable en otros aspectos) del niño.
Tres son las libertades básicas que los adolescentes exigen a sus padres: libertad de salidas y horarios, libertad para adoptar y defender una ideología propia y libertad para elegir y vivir un amor y una profesión.
Estas libertades que los adolescentes anhelan dependen de los limites que los padres establezcan con sus hijos, de las relaciones padre- hijo. Que tendrán consecuencias en el desarrollo de los adolescentes ya sean positivas o negativas de acuerdo al tipo de limites impuestos.

Objetivos generales:
Analizar la importancia de los limites en la adolescencia.
Analizar la influencia de la familia, amigos, y la sociedad en general en el desarrollo del adolescente.
Reconocer la importancia de los valores que se le trasmiten al adolescente para un comportamiento adecuado en la sociedad.
Objetivos específicos:
Conocer el significado de moralidad
Conocer la función de la disciplina en el desarrollo moral
Conocer las causas de la delincuencia juvenil

2. Moralidad, valores y dirección propia
La formación de estos tres componentes tiene las siguientes características:
• El adolescente pone a prueba las reglas y los limites.
• Aumenta su capacidad para pensar en manera abstracta.
• Desarrolla sus ideales y selecciona modelos de comportamiento.
• Tiene mas conciencia de sus actos y de los demás.
• Se experimenta con el sexo y las drogas como el alcohol, cigarrillos y marihuana.
Los adolescentes varían muy poco con relación a lo anteriormente descrito, pero las emociones y el comportamiento descrito antes son, en general, considerados normales para cada fase de la adolescencia.

Significado de moralidad
Moralidad deriva de la palabra latina moralis; Quiere decir “costumbre, maneras o pautas de conducta que se conforman a las normas del grupo”.
En toda edad, se juzga al individuo por el grado en que se aproxima a las normas del grupo; la mayor o menor conformidad hace que se lo tilde de “moral” o “inmoral”. Las expectativas del grupo están definidas en sus reglas y leyes; ambas de basan en las costumbres que prevalecen en el grupo.
Si el adolescente se conforma a las reglas y leyes de la sociedad, el medio lo considera una persona moral. Incluso cuando esta en desacuerdo con tales prescripciones, a menudo se adecua a ellas porque se da cuenta que es la actitud más cuerda.
La persona inmoral es aquella que deja de conformarse a las costumbres, reglas y leyes del grupo porque no está de acuerdo con los estándares de este o porque se siente poco obligada a su respecto.

Principios de la transición a la moralidad adulta:
La moralidad se desarrollo y puede ser controlada y dirigida de manera que el individuo adquiera la capacidad de conformarse a las expectativas de su grupo.
Para alcanzar la moralidad adulta se requiere de dos hechos esenciales: primero, el adolescente debe cambiar las actitudes y valores que componen sus conceptos morales de manera que satisfagan las exigencias mas maduras de una sociedad adulta. Y segundo, él mismo, debe asumir el control de su conducta.

Cambios en los conceptos morales:
De sus padres, de los adolescente y de otras personas revestidas de autoridad el niño aprende lo que se considera correcto y lo que se tiene por incorrecto. Los adultos interpretan para él los códigos morales de la comunidad y le aplican castigos cuando los viola. Los principales cimientos de los códigos morales se echan en el hogar, si bien la escuela y la iglesia también contribuyen.
No importa cómo se forman los códigos morales del niño – en el hogar, la escuela, en la iglesia o en los cursos dominicales -, ellos no son adecuados para satisfacer las necesidades mas maduras del adolescente. Deben ser revisados para conformarse a los códigos que guían las vidas de los miembros adultos de la comunidad. Esto es especialmente cierto en lo que respecta a los códigos morales que tienen fundamentos religiosos. Por ejemplo: el niño aprendió que Dios lo observa y le dice que hacer y que no hacer, y que luego lo recompensa si obedece sus directivas y lo castigo si las desobedece, ya no aceptara este concepto cuando comience a dudar de sus creencias religiosas infantiles.

Clases de cambio:
Los conceptos morales de la infancia deben modificarse de muchas maneras para adecuarse a las necesidades del adolescente. Entre otras cosas, se espera que el joven generalice sus primeros conceptos.
La generalización de conceptos morales específicos y su incorporación a un código practicable de uso en cualquier situación es un proceso gradual que continua durante los años de la adolescencia.
Cuando el adolescente evalúa diferentes clases de conducta en función de conceptos morales, es probable que para él algunos tipos sean menos desagradables que otros. Las cosas que eran malas en sus días infantiles ya no lo son tanto. Ahora atribuyen grados de importancia a diferentes acciones; algunas de las cosas, que cuando era niño, aprendió a ver como incorrectas, las ve ahora con mayor tolerancia.
Finalmente, los conceptos morales deben cambiar si han de adecuarse a las necesidades adolescentes en el sentido de que debe haber una mayor preocupación por los motivos que impulsan a una acción. Los niños tienden a considerar un acto como bueno o malo sin tener en cuenta a que razón obedece. Ejemplo: Si creen que mentir es reprobable condenan todas las mentiras y se niegan a reconocer que en ciertas ocasiones podría justificarse no decir la verdad.

Control interno de la conducta:
El adolescente debe asumir el control de su propia conducta de modo tal que la disciplina externa ya no sea necesaria. Este cambio redunda en beneficios del individuo y también beneficia al grupo social. Cuando llegue al estado adulto, el adolescente será considerado responsable de sus actos; Ya no contara con padres y docentes para que le digan que hacer y que no hacer. Habrá de decidir por si mismo y luego actuar de conformidad con su decisión.

3. El difícil control de la pandorga
La crisis es, ante todo un periodo de inseguridad, una encrucijada que pone al sujeto en la necesidad de decidirse para una dirección u otra.
El adolescente vive esta crisis que empieza con una serie de conflictos, con los padres. No soporta mas que se le trate como a un niño, que no se le tenga confianza, que no se le dé dinero y libertad. No soporta, sobre todo, que se le controlen sus amistades, sus lecturas, sus diversiones, su tiempo libre.
Los padres que quieren prolongar su niñez con actitudes educativas hiperprotectoras y paternalistas, se encuentran frente a una resistencia. En realidad, se ponen en contra de una exigencia de espacio libre. El adolescente siente que tiene que tomar él las decisiones sobre su porvenir. La fuerza que le impide esta libertad aumenta su rebeldía que terminará por romper las relaciones de sumisión y dependencia.
Estos adolescentes, a los que no se ayuda a superar un tipo de vida hedonista y se les abandona a sí mismos cuando todavía son incapaces de auto controlarse, un día, al enfrentarse con la seriedad de la vida, serán incapaces de aceptar autoridades o tendrán tendencias irracionales hacia los demás, y obraran como si no existieran normas morales.
En los dos casos en adolescente no podrá sostenerse y crecer. La pandorga a la que no se le concede el hilo que pide según el viento que la lleva, empezara a colear y caerá a pique en el suelo. Si por el contrario, se le da demasiado hilo, se aflojara incapaz de sostenerse. Hay que concederle solamente el hilo que necesita de manera que, sosteniéndola en su empuje, se le permita ganar altura según el viento.

Función de la disciplina en el desarrollo moral:
Disciplina quiere decir enseñanza o instrucción, y su principal objeto es enseñar al individuo a conformarse a las expectativas sociales hasta un grado razonable. Además, le enseña que el mundo responde a sus acciones personales de una manera ordenada, que ciertos comportamientos siempre son seguidos de castigos y que otros son elogiados por la sociedad.
La disciplina ayuda a los adolescentes a controlarse y dirigirse con el objeto de tomar decisiones prudentes.

Elementos esenciales de la disciplina:
Si el adolescente tiene que aprender lo que la sociedad espera de él, y sentirse motivado a controlar su conducta para conformarla con las expectativas, la disciplina tiene que incluir cuatro elementos esenciales: enseñanza de los conceptos morales, recompensa por la conducta aprobada socialmente, castigo por actos perversos intencionales y coherencia de las expectativas sociales.

Enseñanza de los conceptos morales:
Muchos adolescentes creen, que cuando uno llega a la adolescencia ya ha aprendido lo que el correcto e incorrecto y que no necesita una preparación moral adicional. Esta opinión esta muy alejada de la verdad. A medida que los horizontes sociales del adolescente se amplían, los adolescentes deben conocer cuales son los limites en muchas nuevas situaciones y hasta donde llega la tolerancia de la sociedad. La función de las reglas y leyes es la de instruir al adolescente acerca de esos limites, no solo la de restringir una conducta indeseable.
Si el adolescente aprende que no se puede fumar dentro de la escuela, que esta obligado a llegar a su casa antes de las 11 cuando va a la escuela nocturna y que hay cierto limite de velocidad para conducir un auto dentro de la ciudad, sabe entonces que es lo que se espera de él. Es posible que no este de acuerdo con estas normas legales y que intente violarlas, pero es consciente de que va a tener que enfrentar algunas consecuencias si lo hace.

Recompensa por la conducta socialmente aprobada:
Las recompensas tienen dos fines: son instructivas, porque informan al adolescente que su conducta ha tenido la aprobación social y que se la considera “buena”; y afirman el yo porque estimulan al adolescente para que continué actuando de la misma manera.
Algunos adultos creen que las recompensas hacen sentir vanidosos y otros piensan que las amenazas de castigo, mas bien que los premios, son una motivación más poderosa para el mantenimiento de la buena conducta.
Pero de acuerdo con las evidencias, las recompensas no traen malas consecuencias, por el contrario, proporcionan una fuerte motivación para conformarse alas expectativas de la sociedad. Sin embargo, las recompensas deben ser adecuadas a la etapa evolutiva.
Las recompensas materiales (ropa, dinero, música, etc) son aceptables en general para el adolescente si tienen un valor prestigioso para el grupo de pares. La mejor recompensa para los adolescentes es el elogio. Muchas veces los comentarios de los padres y adultos sobre los adolescentes son mas críticos, por lo tanto, una actitud amable es un alivio para el adolescente. La alabanza no solo afirma al yo sino que tiene un gran valor educacional.

Castigo de las malas acciones:
El castigo tiene dos funciones principales: disuade de repetir acciones socialmente indeseables y muestra al adolescente que es lo que el grupo social considera una mala acción. Si el castigo ha de incitar al adolescente a evitar una conducta que la sociedad no aprueba, el debe considerar el castigo como justo y merecido. De otro manera, su resentimiento debilitara su deseo de no reincidir en el futuro. La severidad del castigo, debe ser coherente con la gravedad de la mala acción, por ejemplo, el castigo no debe ser tan severo por llegar tarde a clase como por cometer fraude.
Con demasiada frecuencia, el castigo es impuesto por un adulto que esta enojado por la acción del adolescente. En tal caso, la severidad de la pena refleja mas el estado emocional del adulto que la gravedad de la acción. Además, los adultos suelen juzgar las malas acciones en función de sus propios valores (no de los del grupo de pares) y aplican castigos de conformidad con ellos.
Si se desea que el castigo ayude al individuo a obtener el autocontrol, entonces debe reunir determinadas características:
• Debe tener relación con la mala acción.
• Ha de ser cierto y coherente.
• Ha de ser limpio y justo a juicio del adolescente.
• Debe ser impersonal.
• Tiene que ser constructivo y llevar al control interno.
• Debe ser demorado hasta que se comprenda el motivo del infractor.
• No debe suscitar un indebido acceso de temor.
• No debe significar la imposición de trabajos extraordinarios no relacionados con el acto que provoca el castigo.

El castigo se aplica con menor frecuencia a medida que los adolescentes se acercan a la madurez legal. Los varones de toda edad sufren mas castigos que las chicas y también tienden a ser más rebeldes que estas respecto de las normas legales y los reglamentos.
Cuando el adolescente piensa que el castigo es justo y merecido tienden a aceptarlo y no guarda rencor ni interpreta que el correctivo es una señal de desamor por parte de sus mayores, tampoco busca vengarse aunque muchas veces el adolescente rebelde e inmaduro mientras más se le castigo más desobediente es.

Coherencia de las expectativas sociales:
La importancia de la coherencia en la disciplina reside en que el adolescente se informa cuales son sus limites y libertades. Proporciona al adolescente una sensación de seguridad y elimina la confusión. Le enseña que existe un ordenamiento moral en el mundo.
La falta de coherencia hace que el joven pierda el respeto tanto a quienes lo disciplina como a sus reglas.

Métodos disciplinarios:
Los métodos para el control de la conducta juvenil pueden ser distribuidos en tres sistemas generales: el autoritario, el democrático, el permisivo.
Difieren por la forma en que tratan de controlar la conducta y actúan de manera distinta sobre el adolescente.
La elección de algunos de los sistemas de control depende en gran parte del empleado cuando el adolescente era un niño. Ejemplo: Si sus padres estuvieron convencidos de que el control autoritario era el mejor método para educar a los niños o también si concurrió a una escuela donde las normas eran severas, hay probabilidades de que sea sometido a un control análogo como adolescente.
Los métodos disciplinarios varían según el lugar de residencia de la familia, su composición, su status socioeconómico y muchos otros factores.

a)Disciplina autoritaria:
• Poco o ningún intento se hace de explicar al adolescente el fundamento de la regla que debe obedecer.
• Se supone que la violación de reglas es intencional y que el adolescente no tiene oportunidad de explicar su conducta.
• El castigo es casi siempre corporal, a menudo riguroso y a veces cruel.
• No se dan recompensas (ni siquiera palabras de elogio) por la buena conducta.

b) Disciplina democrática:
• Existe el convencimiento de que el adolescente tiene derecho a saber porque se le impone determinada regla.
• Antes de la administración de un castigo, el adolescente tiene la oportunidad de explicar porque ha actuado contra la norma.
• La pena tiene relación con el acto cometido y su severidad iguala la gravedad del acto.
• En los casos de buena conducta el adolescente recibe recompensas, principalmente en forma de elogios.

c) Disciplina permisiva:
• Los padres o los docentes no establecen regla alguna; se permite que el adolescente haga lo que considera correcto.
• El castigo es raro porque no existen reglas que puedan violarse.
• Existe el convencimiento de que el infractor aprenderá de las consecuencias de su proceder que este es incorrecto.
• No se dan recompensas por la buenas conducta; se cree que la aprobación social será suficiente recompensa.

4. Hacia una moral autónoma y responsable
El adolescente deja de seguir una moral impuesta y recibida, para llegar a una libre aceptación de aquellas normas morales que él piensa justas y necesarias.
Su capacidad de razonamiento y de comprensión, que le hacen inteligibles las normas abstractas y generales, permiten al adolescente ser más independientes en sus juicios.
El proceso de independencia de los padres y de los adultos hace que asiente sobre nuevas bases, los valores morales y la conducta correspondiente.
Pero, en correlación con las experiencias sociales de grupo, el adolescente tiende en los primeros tiempos, a asemejarse a los amigos o compañeros y a compartir la escala de valores que el grupo vive.
Progresando mas, da el paso, de una regla impuesta por el ambiente social, a una regla interna que brota de la conciencia autónoma.
La conciencia de obediencia y obligación del niño, se convierte en conciencia del deber.
El adolescente no llega de improviso a una moral personal. Tres son las fases de este proceso:
1. Rechazo de la moral familiar.
2. Conformismo con la moral del grupo.
3. Coherencia con su propia escala de valores.
Al desarrollarse la imagen ideal de sí mismo, el adolescente desarrolla también una conciencia moral que no se mantiene por el miedo al castigo, sino que se funde con el deseo de realizar un ideal propio.
Si ha elegido una carrera, sabe que ha de esforzarse para seguirla, sabe que si falla en esto, está actuando en contra del estilo de vida que él mismo ha escogido. El centro de gravedad de la conciencia moral se ha centrado finalmente en el Yo: “Yo obedezco únicamente a mi propia conciencia”.

Significado de los valores:
Un valor es parte del comportamiento de la persona que lo ayuda a portarse bien o mal.
En la vida existen valores como por ejemplo:
• Lo bueno y lo malo
• La verdad y la mentira
• Lo honesto y lo deshonesto, etc.

¿Cómo se forman los valores?
Los valores se van formando desde la niñez paso a paso hasta llegar a la adolescencia, para eso es necesario orientar mediante:
* Mensaje a los padres.
* Educación en la casa.
* Educación en la escuela.
* Relación con los amigos.
El adolescente como parte de su crecimiento y aprendizaje cuestiona y rechaza algunos valores que padres, profesores y personas mayores le inculcan y enseñan. Es una forma de encontrar independencia y es precisamente en esta etapa que trata de imitar otras formas o modelos de comportamiento que ve en los artistas, líderes, y donde muchas veces se ve influenciado equivocadamente. Por tal motivo es que es necesario formar estos valores desde etapas iniciales de la vida.

5. La nueva personalidad: intereses- ideales- valores
¿Que desea, que espera, que sueña el adolescente? Las esperanzas de los adultos y de la sociedad, el influjo del ambiente, las oportunidades que se les ofrecen, los valores e ideales del grupo en que se siente identificado, explican solo en parte lo que él sueña.
“Durante la infancia el niño actúa imitando los modelos que se les ofrecen. Mas tarde, asume una importancia extraordinaria él estimulo que viene de las recompensas prometidas o esperadas”.
Pero el adolescente es capaz de ampliar este estrecho horizonte. Es él quien se construye ahora otra escala de valores, se ve distinto de cómo lo ven los padres o maestros y educadores.
Espera hallar un camino que le conduzca a la conquista de su propia identidad y le capacite para realizarse según un plan o un proyecto suyo propio.
El adolescente quiere ser “él” mismo.
El idealismo es una cualidad frecuente y elogiable, pero muchos de los adolescentes son tan elevados que forzosamente han de terminar en una amarga desilusión.
Cuando sea más maduro, pondrá la imagen o ideal de sí mismo y sus aspiraciones, más al nivel de la realidad encontrara el equilibrio entre lo real y lo ideal, cuando aprenda, de los fracasos y las desilusiones lo que le es realmente posible.
Hasta los niños en la edad escolar, sueñan con ser pilotos, exploradores, campeones de fútbol o capitanes de navío, etc. Pero, solamente en el adolescente mayor, estos proyectos empiezan a aterrizar y orientar la personalidad todavía inmadura.

6. Causas de la falta o exceso de limites en la adolescencia
Las fechorías:
Al final de la infancia y de manera gradual aumenta el deseo de alcanzar la independencia del control adulto y de obtener la estima del grupo de pares. Si la autoridad adulta se hace más estricta, la conducta del joven seguirá siendo perturbadora.
La mala conducta no obedece a una única causa.
Al adolescente le importa mucho mas conformarse con los ideales y normas del grupo, que quedar bien ante los adultos. Estos están del “otro lado”.
Los amigos constituyen para el adolescente, un válido apoyo porque le ofrecen solidaridad, amistad y sobre todo apoyo afectivo en los momentos en que sufre por la separación de los padres.
En el grupo, se comparten los mismos problemas, temores, aspiraciones y se crean lazos profundos.
Es la edad en que los muchachos hablan mucho entre sí, confiando pensamientos y estados de ánimo, ofreciéndose recíprocamente la utilidad de un desahogo emotivo.
El grupo de adolescentes se forma de manera muy distinta del grupo de muchachos de la edad escolar. Aquí, lo que vale no es la vecindad o ser compañeros de estudio, sino la identidad de ideales, aspiraciones, tendencias y afinidad.
Es muy propio de estos grupos la discriminación en razón de la clase social, ideologías políticas, etc.
Con los amigos, el adolescente encuentra y comparte valores y modelos nuevos de vida, para sustituir a los recibidos en familia.
Es real el peligro de que el grupo de jóvenes degenere en la delincuencia o en actitudes antisociales como la drogadicción, el desgaste de las fuerzas físicas por el abuso de bebidas, relaciones sexuales desordenadas, etc.
Por eso, habría que favorecer la formación de los grupos juveniles de carácter artístico, deportivo, social y religioso, cultural o de investigación. Estos grupos animados por ideales nobles y elevados, favorecen enormemente el desarrollo de una personalidad madura.

Causas de las fechorías adolescentes:
Ignorancia de lo correcto y de lo incorrecto: La falta de preparación o la preparación defectuosa en el hogar o en la escuela causa confusión y lleva a la comisión de fechorías, especialmente en los adolescentes jóvenes y en los de grupos socioeconómicos inferiores.
Frustraciones: las grandes frustración experimentadas en el hogar o en la escuela llevan muchas veces a cometer malas acciones “para cobrárselas” los hechos mal intencionados son comunes entre quienes sufren el rechazo o el menos precio de sus pares.
Búsqueda de atención: El adolescente a quien no se presta la atención que ansía, puede violar reglas con la esperanza de despertar admiración por su audacia. Incluso es probable que se canse de sus acciones y exagere su perversidad.
Deseo de excitación y emoción: cuando la vida parece aburrida, el joven puede tratar de conseguir algunas emociones cometiendo actos prohibidos, como la ingestión de alcohol y de drogas.
Afirmación de independencia: para convencerse a si mismo y a sus pares de que es independiente, es probable que el adolescente haga ostentación de autoridad, a menudo como consecuencia de un desafió interpuesto por aquellos. En este caso, los actos reprobables se utilizan como vehículos para magnificar la personalidad y obtener la estima de los pares.
Formas comunes de fechorías:
Las fechorías comunes en la adolescencia se pueden distribuir en tres grupos, de acuerdo con las reglas que en cada caso se violen:
En el hogar: incluyen la desobediencia intencional y el desafió a la autoridad paterna.
Otras acciones objetables son las agresiones verbales a los hermanos, los estallidos temperamentales, la destrucción y vuelco de cosas, el tratamiento rudo de amigos de la familia y de parientes, el hábito de mentir, hurtos menores en perjuicio de padres y hermanos, lentitud en el cumplimiento de tareas rutinarias, la evasión de responsabilidades, la discusión con los padres y la fuga del hogar.
En la escuela: los actos de este tipo que se registran con mayor frecuencia son: el abandono de la clase, las llegadas tarde o faltas no justificadas, la falsificación de la firma del padre en una nota de excusa, la conversación e interrupción a otros en clase, el fraude, la falta de preparación de los trabajos encargados, las amenazas a otros estudiantes en especial a los de físico pequeño, a miembros de grupos minoritarios o buenos alumnos, la rudeza e insubordinación, fumar, ingerir bebidas alcohólicas, las peleas, el tirar objetos, la mentira y los actos sexuales ilícitos.
En la universidad, los actos con similares que en la escuela secundaria.
En la comunidad: la mayoría de estos actos de inconducta tiene que ver con actividades recreativas y ocurre por lo general cuando los adolescentes no se encuentran en el hogar ni en la escuela. A menos que los jóvenes tengan responsabilidades hogareñas u ocupaciones que los mantenga atareados después de clase, en los fines de semana y durante las vacaciones, la abundancia de tiempo libre es propicia para la comisión de hechos reprobables. En muchas comunidades los adolescentes se quejan de que no hay nada que hacer, luego, para lograr cierta excitación intervienen con frecuencia en hechos enojosos para los demás.
Muchas de las recreaciones de los adolescentes más jóvenes en especial del sexo masculino son perniciosas aunque no entren en conflictos con la ley, cosas como hacer la rabona, fumar, beber, viajar a dedo, ser agresivos con el sexo opuesto o con miembros de otra camarilla. Se entregan al juego suicida de tenderse en las carreteras y la conducción de autos a grandes velocidades.

Delincuencia juvenil:
Se llama delincuencia a una serie de conductas que son condenables por la ley.
La familia y la estructura social pueden ser los responsables de la violencia. La delincuencia es considerada mas que todo un problema social y es un fenómeno cada vez más evidente, en nuestro país, en todo el mundo y en especial en occidente.
En muchos casos la actividad delictiva comienza a manifestarse por pequeños robos a los compañeros, en la escuela, en el colegio o en el supermercado. Luego, se hace más intensa y se llega a los actos delictivos más graves. En otros casos, la delincuencia esta en relación con la situación socioeconómica de la familia y del país: problemas familiares, como padres alcohólicos, divorciados, con graves conflictos conyugales, con trastornos de personalidad, personas con pocas expectativas para el futuro, con poca preparación académica, sin trabajo entre otros.
Algunos de los hechos delictivos más comunes son: robos, estafas, homicidios, intimidaciones, fugas, violaciones, etc.
Se puede concluir que la delincuencia es el producto de crisis en el hogar, la escuela y la sociedad.
Los actos delictivos de los jóvenes son manifestaciones de venganza contra la autoridad, el egoísmo, la intransigencia.
Esta forma de manifestarse en contra de lo que le parece injusto se debe a que el adolescente no posee dominio de si, le atraen las emociones fuertes y el grupo influye poderosamente sobre él.
El joven generalmente, rechaza los consejos de los padres y demás adultos por considerarlos anticuados, por estas en el “viejazo”, sin embargo, tiene una gran necesidad de cariño, comprensión, ayuda y comunicación con sus padres u otras personas mayores.

Influencia social en la delincuencia juvenil:
La delincuencia y sus expresiones violentas se explican, muchas veces, por el cuadro social.
La sociedad de consumo tiene una especial influencia sobre la juventud con el fin de conseguir cosas. El auto, la moto, el equipo de sonido, ropa de marca, teléfonos celulares, son algunos de los productos que se ofrecen constantemente en el mundo comercial a los jóvenes. Todo esto sumado a los cambios fundamentales de las condiciones de vida, los cambios en los valores sociales, éticos, y morales, la inseguridad sociopolítica y económica, producen tensiones que facilitan el paso de los jóvenes a la delincuencia.
Está claro que la pobreza no es sinónimo de delincuencia pero es más probable que lleve a ella por necesidades.

El alcohol y las drogas:
Los adolescentes pueden estar envueltos en varias formas con el alcohol y las drogas legales o ilegales. Es común el experimentar con el alcohol y las drogas durante la adolescencia. Desgraciadamente, con frecuencia los adolescentes no ven la relación entre sus acciones en el presente y las consecuencias del mañana. Ellos tienen la tendencia a sentirse indestructibles e inmunes hacia los problemas que otros experimentan. El uso del alcohol o del tabaco a una temprana edad aumenta el riesgo del uso de otras drogas luego. Algunos adolescentes experimentan un poco y dejan de usarlas, o continúan usándolas ocasionalmente sin tener problemas significativos. Otros desarrollarán una dependencia, usarán drogas más peligrosas y se causarán daños significativos a ellos mismos y posiblemente a otros.
La adolescencia es el tiempo de probar cosas nuevas. Los adolescentes usan el alcohol y las otras drogas por varias razones, incluyendo la curiosidad, para sentirse bien, para reducir el estrés, para sentirse personas adultas o para pertenecer a un grupo. Es difícil poder determinar cuáles de los adolescentes van a desarrollar problemas serios. Los adolescentes que corren el riesgo de desarrollar problemas serios con el alcohol y las drogas son:
• Con un historial familiar de abuso de substancias.
• Que están deprimidos.
• Que sienten poco amor propio o autoestima.
• Que sienten que no pertenecen y que están fuera de la corriente.
• Falta de limite por parte de los padres y otros adultos desde la niñez.

Los adolescentes abusan de una variedad de drogas, tanto legales como ilegales. Las drogas legales disponibles incluyen las bebidas alcohólicas, las medicinas por receta médica, los inhalantes (vapores de las pegas, aerosoles y solventes) y medicinas de venta libre para la tos, la gripe, el insomnio y para adelgazar. Las drogas ilegales de mayor uso común son la marihuana, los estimulantes (cocaína, «crack» y «speed»), LSD, PCP, los derivados del opio, la heroína y las drogas diseñadas (éctasis). El uso de las drogas ilegales está en aumento, especialmente entre los jóvenes o adolescentes. La edad promedio del que usa marihuana por vez primera es 14, y el uso del alcohol puede comenzar antes de los 12. El uso de la marihuana y el alcohol en la escuela superior se ha convertido en algo común.
El uso de las drogas esta asociado con una variedad de consecuencias negativas, que incluyen el aumento en el riesgo del uso serio de drogas más tarde en la vida, el fracaso escolar, el mal juicio que puede exponer a los adolescentes al riesgo de accidentes, violencia, relaciones sexuales no planificadas y arriesgadas y el suicidio. Los padres pueden ayudar en la educación a temprana edad acerca de las drogas, estableciendo comunicación, siendo ejemplo, modelo y reconociendo desde el comienzo si hay problemas en el desarrollo.
Algunas de estas señales de aviso pueden también ser señales indicativas de otros problemas. Los padres pueden reconocer las señales de problemas pero no se espera que ellos hagan el diagnóstico. Una manera eficaz para los padres demostrar su preocupación y afecto por el adolescente es discutir francamente con éste el uso y abuso de las bebidas alcohólicas y de las otras drogas.
El primer paso que los padres deben de dar es el consultar con un médico para estar seguros de que las señales de aviso que descubren no tengan causas físicas. Esto debe de ser acompañado o seguido por una evaluación comprensiva llevada a cabo por un psiquiatra de niños y adolescentes.

7. Conclusión
Como conclusión, podemos decir, que los limites en la adolescencia son muy importantes para el desarrollo de la moralidad adulta y la formación de valores propios. Nuestra forma de vida en la adultez dependerá de los limites impuestos por nuestros padres y la sociedad en que vivimos desde la niñez y consolidándose nuestra personalidad en la adolescencia.
Nos gusto mucho realizar el trabajo, ya que nos dimos cuenta de la importancia de la educación y del ambiente en que nos desarrollamos para que podamos ser personas llenas de valores y desempeñar un buen papel en la sociedad que tanto necesita de ello.
8. Bibliografía
Vazquez Piatti de Benitez, Marta. Psicología social. Editorial Vazpi.
Chinaglia, Pedro. Personalidad, Psicología del desarrollo humano. Editorial Don Bosco.
Hurlock, Elizabeth. Psicología de la adolescencia. Editorial Paidos.
Biblioteca practica para padres y educadores. Pedagogía y Psicología infantil. Editorial Cultural S.A.
Internet.