La violencia, el violentador, el acto violento (surge de la intersección de tres factores)

La violencia es un fenómeno de causalidad compleja y está sobredeterminada, tanto intrapsíquica como socialmente. El diccionario filosófico de Lalande la define como el empleo ilegítimo o ilegal de la fuerza. La violencia es el uso de una fuerza, abierta u oculta, con el fin de obtener de un individuo o un grupo, algo que no quiere consentir libremente. Implica la intención de dominio o daño a la capacidad de pensar. J. Puget la define como un funcionamiento primitivo que tiende a anular el funcionamiento mental de un otro e imponerle significados.
Se distinge la “agresividad benigna” que es el empuje ligado a la supervivencia, a la creatividad y al crecimiento del Yo, de la “agresión maligna” o violencia que conlleva la idea de depredación.
Diferencia pues, cualitativa y no cuantitativa.
Todo acto violento se da en la intersección de tres factores: las determinaciones socioculturales, las que provienen del conflicto vincular mismo, y la conformación intrapsíquica de los sujetos comprometidos en dichos vínculos violentos.
Siguiendo ideas de J. Puget, desde un enfoque vincular, se considera que la violencia es siempre un fenómeno relacional, con un polo de inermidad, desamparo o impotencia y otro polo con abuso
de su fuerza o poder. La ley del más fuerte, ética perversa, enloquecedora o alienante subyace a todo acto que coarta la libertad del otro. No es la violencia fundante, generadora de significación en el sentido de P. Aulagnier, sino que tiende a anularla.
El violentador es una persona o grupo que se maneja con convicciones autoritarias y excluyentes y un lenguaje de acción que cercena a un otro, y también a su propio Yo o al grupo al que pertenece la posibilidad de cuestionarse y pensar. Busca la anulación del deseo y del derecho de ese otro en tanto diferente, intentando despojarlo de su condición de sujeto y convertirlo en mero objeto.
En el plano social, si bien la violencia está asociada a algo brutal y sangriento, es menester recordar que Vivianne Forrester habla de la violencia de la calma, origen de las otras formas y que esta autora liga a la economía de mercado ofrecida como única solución. Aunque para ello sea necesario acentuar la competitividad, el egoísmo y la indiferencia. En relación con esto recordemos que José Saramago (premio Nobel de Literatura 1998), acaba de declarar en Madrid que “la globalización del mercado ya no está propugnando un pensamiento único sino directamente el pensamiento cero”. Sería pues una forma de violencia puesto que significaría anulación de cualquier otro pensamiento, alternativo al hegemónico.