El vocabulario de Michel Foucault: LETRA F. Fenomenología

El vocabulario de Michel Foucault: LETRA F

Fenomenología

(Phénoménologie). Análisis existencial. La formación universitaria de Foucault estuvo impregnada de fenomenología. En Dits et écrits son numerosas las referencias a la presencia e influencia de la fenomenología durante sus estudios. Además, en los años en que Foucault trabajó en los hospitales psiquiátricos, los textos de fenomenología existencial constituyeron una de sus lecturas fundamentales. “Todos nosotros hemos sido formados en la escuela de la fenomenología, en el análisis de las significaciones inmanentes a la vivencia, de las significaciones implícitas de la percepción y de la historia. Yo me preocupé, además, por la relación que podía existir entre la existencia individual y el conjunto de las estructuras y de las condiciones históricas en las que esta existencia individual aparece, por el problema de las relaciones entre sentido e historia o, también, entre método fenomenológico y método marxista” (DE1, 601). “La lectura de lo que se llamaba ‘análisis existencial’ o ‘psiquiatría fenomenológica’ fue importante para mí en la época en que trabajaba en los hospitales psiquiátricos y cuando buscaba algo diferente de los esquemas tradicionales de la mirada psiquiátrica, un contrapeso” (DE4, 58). Producto de esta formación y de estas lecturas es la introducción a la traducción de la obra Le rêve et l’existence (1954) de L. Binswanger. Aquí Foucault busca, bajo la égida de Binswanger, una conjunción entre Freud y Husserl, entre el psicoanálisis y la fenomenología, entre el análisis psicoanalítico y la descripción fenomenológica. En palabras de Foucault: “Encontrar el fundamento común a las estructuras objetivas de la indicación, a los conjuntos significativos y a los actos de expresión era el problema que planteaba la doble tradición de la fenomenología y del psicoanálisis. De la confrontación entre Husserl y Freud nace una doble problemática. Era necesario un método de interpretación que restituyese en su plenitud los actos de expresión. El camino de la hermenéutica no debía detenerse en los procedimientos de escritura que detienen al psicoanálisis; debía ir hasta el momento decisivo en el que la expresión se objetiva ella misma en las estructuras esenciales de la indicación. Era necesario algo distinto de la verificación, era necesario un fundamento. Este momento fundamental en el que se ligan las significaciones es lo que Binswanger intentó sacar a la luz en Rêve et Existence” (DE1, 79). Foucault dedica gran parte de este texto al análisis de las Logische Untersuchungen, más concretamente, a la distinción entre indicación y expresión. Éste es el único texto de Foucault dedicado al análisis de un problema husserliano. Foucault nos promete incluso una obra ulterior en la que hubiese examinado la situación del análisis existencial en el marco del pensamiento contemporáneo (DE1, 65). Esta introducción a Binswanger puede considerarse como el punto de mayor acercamiento entre Foucault y la fenomenología. A partir de aquí debemos seguir, más bien, su alejamiento. La cuestión del sujeto. Son varias las razones por las cuales –según el propio Foucault señala– se produce esta separación e incluso la oposición a la fenomenología: la cuestión del lenguaje (planteada por la literatura, la lingüística, el estructuralismo), la problemática de la historicidad del saber y, fundamentalmente, la cuestión del sujeto, es decir, la disolución del sujeto. “Y creo que, como en todos aquéllos de mi generación, se produjo en mí, entre los años ‘50 y ‘55, una especie de conversión que parecía intrascendente al inicio, pero que, en realidad, nos ha diferenciado profundamente. El pequeño descubrimiento o, si quieren, la pequeña inquietud, que está en el origen de esta conversión, fue la inquietud ante las condiciones formales que pueden hacer que la significación aparezca. En otros términos, nosotros hemos reexaminado la idea husserliana según la cual existe por todas partes sentido, que nos envuelve y que nos inviste ya antes de que comencemos a abrir los ojos y a tomar la palabra. Para aquéllos de mi generación, el sentido no aparecía por sí solo, no estaba ‘ya ahí’ o, más bien, ‘está ya’, sí, pero bajo cierto número de condiciones formales. Y, desde 1955, nos consagramos a analizar las condiciones formales de la aparición del sentido” (DE1, 601). “Ahora bien, el estructuralismo o el método estructural en sentido estricto me han servido a lo sumo como punto de apoyo o de confirmación para algo mucho más radical: el cuestionamiento de la teoría del sujeto” (DE4, 52). “Si hay un punto de vista, por lo tanto, que rechazo categóricamente, es aquél (llamémoslo, grosso modo, fenomenológico) que concede una prioridad absoluta al sujeto de la observación, atribuye un papel constitutivo a un acto y pone su punto de vista como origen de toda historicidad. Aquél, dicho brevemente, que conduce a una conciencia trascendental. Me parece que el análisis histórico del discurso científico debería, en último lugar, surgir de una teoría de las prácticas discursivas más que de una teoría del sujeto del conocimiento” (DE2, 13). “Nietzsche, Blanchot y Bataille son los autores que me permitieron liberarme de aquéllos que han dominado mi formación universitaria, a comienzos de los años 1950: Hegel y la fenomenología” (DE4, 48). “[…] el tema nietzscheano de la discontinuidad, de un superhombre que sería completamente diferente respecto del hombre, luego, en Bataille, el tema de las experiencias límite por las cuales el sujeto sale fuera de sí mismo, se descompone como sujeto en los límites de su propia imposibilidad, tienen un valor esencial. Esto fue para mí una especie de escapatoria del hegelianismo y la identidad filosófica del sujeto” (DE3, 49). Todo lo que ha pasado en el ámbito del pensamiento en Francia en la década de 1960 proviene de la insatisfacción respecto de la teoría fenomenológica del sujeto, con diferentes modalidades: la lingüística, el psicoanálisis, Nietzsche (DE4, 437). Arqueología. La fecundidad metodológica del cogito no es finalmente tan grande como se creía. Para ciertas descripciones es necesario poner el cogito entre paréntesis. Es posible describir, como lo hace la arqueología, las estructuras del saber sin recurrir al cogito (DE1, 610). En La naissance de la clinique encontramos una frase que pinta claramente la nueva posición de Foucault respecto de la fenomenología: “Las fenomenologías acéfalas de la comprensión mezclan en esta idea mal ligada [la idea de humanismo médico] la arena de su propio desierto conceptual” (NC, X). Como dijimos, el único texto de Foucault dedicado al análisis de un problema específicamente husserliano es la introducción a Binswanger; sin embargo, puede considerarse que la arqueología, tanto desde un punto de vista metodológico cuanto desde el punto de vista de la descripción arqueológica, es en gran medida un diálogo con la fenomenología. La arqueología intenta liberar el análisis histórico de la fenomenología, es decir, de la búsqueda de un origen entendida como búsqueda de los actos fundadores (AS, 265). Les Mots et les choses puede ser leído como una anti-Krisis, esto es, como una descripción del conocimiento que se opone de lleno a la concepción husserliana de la historicidad del saber. Foucault no va en búsqueda de los actos fundadores de la racionalidad ni considera que la historia del conocimiento sea el desarrollo continuo y progresivo de la racionalidad, sino más bien lo contrario: se trata de una “historia” discontinua. En este sentido, la noción de episteme puede ser considerada como lo opuesto a la noción fenomenológica de tradición. Para Husserl la fenomenología está inscripta desde el origen en la tradición de la ratio occidental; para Foucault, sólo lo está en la disposición del pensamiento moderno. Las diferentes figuras de la analítica de la finitud pueden ser leídas como las dificultades o ambivalencias de las diferentes figuras de la fenomenología: el análisis de las vivencias (Merleau-Ponty), el cogito y lo impensado (Husserl), el retroceso y el retorno del origen (Heidegger). Véase al respecto: Hombre. Por otro lado, en la disposición epistémica de la modernidad, la fenomenología y el estructuralismo aparecen como dos figuras a la vez opuestas y complementarias. Para Foucault, la fenomenología y el estructuralismo comparten un lugar común o, en el lenguaje de la arqueología, son posibles a partir de una misma disposición epistémica. En realidad, estructuralismo y fenomenología representan esas dos tendencias correlativas del pensamiento moderno que son la formalización y la interpretación. Ahora bien, se trata de dos técnicas correlativas cuyo suelo común está dado por el ser del lenguaje tal como se constituyó en la época moderna. Resulta imposible que la interpretación no se encuentre con el problema de las formas puras del lenguaje o que la formalización prescinda de toda exégesis. El esfuerzo del estructuralismo por sacar a la luz las formas puras que se imponen al inconsciente antes de todo contenido se cruza con el esfuerzo de la fenomenología por recuperar en forma discursiva el suelo de la experiencia, el sentido del ser, el horizonte de todos nuestros conocimientos (MC, 312). Aquí Foucault se opone a la interpretación de Sartre. El estructuralismo ha sido criticado desde el punto de vista de la fenomenología existencial. La objeción de Sartre consistía en afirmar que el estructuralismo sería una forma de análisis que deja de lado la historia. Sin sujeto hablante, sin actividad humana, ¿cómo podría evolucionar el sistema de la lengua? (DE2, 271). Pero, para Foucault, mientras los análisis fenomenológicos se ocupan de los discursos para encontrar, a través de ellos, las intencionalidades del sujeto hablante, la arqueología no se ocupa del sujeto hablante, sino que examina las maneras en las que el discurso desempeña un papel dentro del sistema estratégico en el que el poder está implicado (DE3, 465). Más aún, la genealogía como análisis de la constitución de los saberes, de los discursos, de los dominios de objetos, no es una relativización del sujeto fenomenológico. No se trata de mostrar cómo una conciencia se transforma a través de la historia, sino de deshacerse simplemente de toda función trascendental del sujeto (DE3, 147). • En los últimos trabajos de Foucault, dedicados a la ética, el problema de la constitución del sujeto reaparecerá, pero no desde el punto de vista de la conciencia, sino de las prácticas. Véanse: Ética, Sujeto. Husserl. La filosofía contemporánea en Francia comienza con las Méditations cartesiennes, pronunciadas en 1929 y publicadas en 1931. A partir de ellas, la fenomenología ha sido objeto de una doble recepción: una que se mueve en la dirección de una filosofía del sujeto (La trascendance de l’ego de Sartre) y otra que se remonta hacia los problemas fundadores de la filosofía de Husserl, el formalismo y el intuicionismo (Méthode axiomatique y Formation de la théorie des ensembles de Cavaillès). A pesar de sus interferencias, estas dos líneas han permanecido profundamente heterogéneas (DE3, 430). Husserl ha planteado, en Krisis, las relaciones entre la razón y la historia, pero lo ha hecho como búsqueda del origen (DE3, 432). Merleau-Ponty. “El paso se produjo de la fenomenología al estructuralismo, y esencialmente en torno al problema del lenguaje. Habría aquí, yo pienso, un momento bastante importante: el momento en el que Merleau-Ponty se encontró con el problema del lenguaje. Y ustedes saben que los últimos esfuerzos de Merleau-Ponty giraron en torno de esto. Yo me acuerdo muy bien de los cursos en los que Merleau-Ponty comenzó a hablar de Saussure, que, aunque muerto hacía casi cincuenta años, era completamente ignorado, no digo por los filólogos y los lingüistas franceses, sino por el público en general. Entonces, surgió el problema del lenguaje y parecía que la fenomenología era incapaz de dar cuenta, tan bien como un análisis estructural, de los efectos de sentido que podían ser producidos por una estructura de tipo lingüístico, estructura en la que el sujeto en el sentido de la fenomenología no intervenía como dador de sentido” (DE4, 434-435). • Merleau-Ponty trató de retomar dos líneas de la fenomenología: la fenomenología existencial y los análisis fenomenológicos que aparecían como un cuestionamiento de la ciencia en su fundamento, en su racionalidad, en su historia (Koyré) (DE4, 53). Marxismo. Althusser liberó al marxismo de toda fenomenología (DE2, 272). Véanse: Althusser, Marxismo. Hegelianismo. Acerca de las relaciones entre el pensamiento de Hegel y la fenomenología en Francia, Véanse: Hegel, Hyppolite. Canguilhem. Además de las lecturas de Blanchot, Bataille y Nietzsche, para comprender el alejamiento de Foucault respecto de la fenomenología es necesario tener en cuenta la influencia de los trabajos de la escuela francesa de historia de la epistemología, especialmente los de G. Canguilhem. Véase: Canguilhem.

Phénoménologie [131]: AS, 265. DE1, 65, 69, 76-79, 127, 281, 345-346, 362, 370, 545, 601, 609, 613, 779, 783, 825. DE2, 79, 83-84, 170, 272. DE3, 31, 146-147, 372, 430, 432, 440, 442, 583, 597, 823. DE4, 43, 48-49, 52-54, 58, 434-437, 441, 444-445, 529, 581, 608, 651, 718, 750, 764, 767, 773, 775-776. HS, 30, 40, 340, 455, 467, 470. IDS, 19. MC, 261, 312, 332, 336, 338, 342. MMPE, 13, 56, 69, 338. MMPS, 13, 56. NC, 203. OD, 75.

Phénoménologies [1]: NC, X.

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