El vocabulario de Michel Foucault: LETRA E. Enunciado

El vocabulario de Michel Foucault: LETRA E

Enunciado
(Énoncé). Condiciones de existencia. La primera tarea de la arqueología es negativa: desprenderse de aquellas categorías tradicionales con las que la historia de las ideas o de la literatura describen lo que ha sido dicho (autor, libro, obra). Aparece así un dominio de análisis constituido por todos los enunciados efectivamente dichos o escritos, en su dispersión de acontecimientos y en su singularidad (AS, 39). Es necesario definir, entonces, el nivel propio de la descripción arqueológica de los enunciados. Foucault lo distingue del análisis lingüístico y del análisis de la historia del pensamiento. También los lingüistas trabajan con enunciados y los describen, pero en este caso se trata de establecer aquellas reglas que permitirían eventualmente construir nuevos enunciados. Para la arqueología el problema es otro: no según cuáles reglas es posible construir nuevos enunciados, sino cómo ha sucedido que sólo tales enunciados hayan existido y no otros. La historia del pensamiento, por su parte, busca encontrar, más allá de los enunciados o a partir de ellos, la intención del sujeto hablante, sus actividades conscientes o inconscientes. El análisis arqueológico de los enunciados no los remite a una instancia fundadora, sino sólo a otros enunciados, para mostrar sus correlaciones, sus exclusiones, etc. (AS, 39-41). El enunciado es una proposición o una frase considerada desde el punto de vista de sus condiciones de existencia, no como proposición o como frase (DE1, 778). Proposición, frase, speech act. Foucault utiliza frecuentemente las expresiones performance verbal o lingüística, formulación, frase, proposición. Es necesario entender por performance verbal o lingüística todo conjunto de signos efectivamente producidos a partir de una lengua natural o artificial; por formulación, el acto individual o colectivo que hace surgir a partir de la materialidad un conjunto de signos; por frase, la unidad analizada por la gramática; por proposición, la unidad de la lógica. Por enunciado, en cambio, es necesario entender la modalidad de existencia de un conjunto de signos, modalidad que le posibilita ser algo más que un simple conjunto de marcas materiales: referirse a objetos y a sujetos, entrar en relación con otras formulaciones y ser repetible. Esta posibilidad de referirse a objetos, de implicar sujetos, de relacionarse con otras formulaciones y de ser repetible no se reduce ni a las posibilidades de la frase en cuanto frase ni a las posibilidades de la proposición en cuanto proposición. Por objeto, sujeto, relaciones o posibilidad de repetición no hay que entender aquí ni las cosas ni el sujeto psicológico o trascendental, ni los conceptos
ni la estructura de la idealidad, ni las opiniones ni un proyecto teórico, sino las instancias que hemos definido en el artículo Formación discursiva. El enunciado se articula sobre la frase o sobre la proposición, pero no se deriva de ellos. En primer lugar, el enunciado no se reduce a la proposición por dos razones: 1) para hablar de enunciado no es necesario que exista una estructura proposicional; 2) dos expresiones equivalentes desde el punto de vista lógico no son necesariamente equivalentes desde el punto de vista enunciativo. En segundo lugar, en cuanto a la correspondencia entre el enunciado y la frase, Foucault señala que no todos los enunciados poseen la estructura lingüística de la frase. No sólo porque el enunciado comprende los sintagmas nominales –aunque se podría descubrir en ellos una estructura predicativa potencial–, sino porque, por ejemplo, las palabras dispuestas en columna en una gramática latina, como “amo, amas, amat…”, constituyen también un enunciado (AS, 109). Junto a estas distinciones respecto de la unidad de la gramática y de la unidad de la lógica, y precisamente a causa de ellas, Foucault debe afrontar la correspondencia entre los enunciados y los speech acts. En este sentido Foucault afirma en L’Archéologie du savoir: “No se podría establecer una relación biunívoca entre el conjunto de los enunciados y el de los actos ilocucionarios” (AS, 111). La descripción del enunciado no es ni análisis lógico ni análisis gramatical; se ubica en un nivel específico de descripción. Foucault define en estos términos la existencia del enunciado: “Existencia que hace aparecer algo distinto de un puro trazo, más bien, la relación con un dominio de objetos; algo distinto de una acción u operación individual, más bien un juego de posiciones posibles del sujeto; algo distinto de una totalidad orgánica, autónoma, cerrada en sí misma y susceptible de constituir un sentido, más bien un elemento en un campo de coexistencia; algo distinto de un hecho pasajero o de un objeto inerte, más bien, una materialidad repetible” (AS, 142-143). Esta existencia no es una existencia escondida (Foucault la caracteriza como non-cachée), pero tampoco visible. No está escondida porque el enunciado o, más bien, la función enunciativa se ejerce a través de elementos significantes efectivamente producidos, a través de frases y de proposiciones. Pero no es visible puesto que se ejerce a través de otras unidades como la frase o la proposición, y no al lado o por debajo o por encima: está supuesta en el hecho de que existe el significado y el significante; está supuesta por todos los otros tipos de análisis lingüístico, pero no se identifica con ellos. La descripción enunciativa no se ocupa de lo que se da en el lenguaje, sino del hecho de que existe el lenguaje, de que existen determinadas formulaciones efectivamente pronunciadas o escritas, y busca determinar las condiciones de posibilidad de existencia de estas determinadas formulaciones. A modo de resumen, el nivel enunciativo se ubica entre la materialidad bruta de las formulaciones y la regularidad formal de las frases y de las proposiciones. • Acerca de esta existencia no-escondida y no-visible, la distinción searleana entre reglas constitutivas y reglas regulativas puede ofrecer un paralelo clarificador. Los enunciados se comportarían respecto de las normas que determinan su regularidad de manera análoga a como se comportan los actos ilocucionarios respecto de las reglas constitutivas. Función enunciativa, formaciones discursivas. Más que un elemento, el enunciado es algo así como el átomo del discurso, una función que se ejerce verticalmente respecto de estas unidades como la proposición o la frase. Ahora bien, la descripción de la función enunciativa coincide con la descripción de las formaciones discursivas; son correlativas (AS, 152). A partir de esta correlación es posible delimitar la noción de práctica discursiva: “un conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre determinadas en el tiempo y el espacio, que han definido para una época dada, y un área social, económica, geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de la función enunciativa” (AS, 153-154).
Énoncé [367]: AN, 11, 158, 160-161, 166. AS, 39, 40, 42, 44, 79, 103, 105-126, 128-146, 148, 150, 152, 156-157, 163, 170-171, 188, 191-192, 217, 238, 269, 272. DE1, 171, 281, 417, 506, 519-520, 636, 638, 640-642, 644, 647-649, 705-707, 709-710, 724, 734, 745, 778. DE2, 28, 82, 207, 484-485, 634, 636. DE3, 32, 102, 143, 245, 260, 301, 437, 584, 602, 607, 611. DE4, 71, 126, 771. HF, 166, 318. HS, 226, 250, 279, 298, 310, 391. HS1, 15, 82, 113. HS2, 190. HS3, 80. IDS, 164. MC, 11, 103, 112. NC, XIII, 111, 114, 118. OD, 17, 25, 44. PP, 118, 143, 156-158, 160. RR, 32, 46, 50.

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