Obras de Lev Semiónovich Vygotsky: Epílogo

Epílogo

Apartado 01
L. S. Vygotski es un eminente teórico de la psicología soviética. Su nombre está asociado fundamentalmente a la teoría histórico-cultural del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. Pero la aportación ideológica de Vygotski al tejido conceptual del organismo de la ciencia psicológica no se limita en modo alguno a esta teoría. Para comprender de forma adecuada sus concepciones sobre la psique es necesario contemplarlas a la luz de su dinámica y evolución, a la luz de una incansable búsqueda de nuevas soluciones. Su teoría histórico-cultural ha sido tan sólo una de esas soluciones. La fuerza de las concepciones desarrolladas por Vygotski procede de su base y orientación metodológicas. Vygotski ha dominado, como ninguno de los psicólogos soviéticos de su época, los principios metodológicos del marxismo en su aplicación a los problemas de una de las ciencias concretas. La psicología —subraya— requiere su .El Capital… Su objetivo no consiste en acumular ilustraciones psicológicas alrededor de conocidos principios de la dialéctica materialista, sino en aplicar estos principios como instrumentos que permitan transformar desde dentro el proceso de investigación, descubrir en la realidad psíquica unas facetas ante las cuales son impotentes otros procedimientos de obtención y organización de los conocimientos.
Esta labor teórico-metodológica de Vygotski es inseparable de la histórico-científica. Y ello no se debe sólo a su convicción en la vivencia del historicismo, que nunca le ha abandonado, cualquiera que sea el objeto que la haya ocupado. Vygotski nos ha dejado brillantísimos modelos de análisis de la historia del pensamiento psicológico —desde el siglo XVII (desde el análisis de las teorías de Descartes y Spinoza) hasta el periodo contemporáneo, donde es imposible delimitar entre lo que pertenece al pasado y lo que forma parte de lo que se considera el acervo actual de la ciencia. A esta última categoría de trabajo de Vygotski se refieren sus prólogos a las versiones rusas de los libros de los más eminentes investigadores occidentales. Cuando estudia las corrientes psicológicas de su tiempo, adopta posiciones que constituyen un nuevo nivel en el desarrollo de la metodología de la cognición científica, frente a las concepciones previas de quienes son objeto de su análisis crítico.
Cuando el lector accede al amplísimo abanico de los trabajos de Vygotski, en los que analiza las principales corrientes psicológicas de Occidente del primer tercio de nuestro siglo (behaviorismo, gestaltismo, psicoanálisis, etc.) y que apuntan al estado de crisis en esta ciencia, se da cuenta —especialmente después de leer el .Significado histórico de la crisis de la psicología»— de hasta qué punto centró su trabajo en cuestiones cruciales para la metodología del conocimiento científico actual: la regularidad del desarrollo de la ciencia, sus periodos críticos y revolucionarios, sus 451 determinantes sociales, sus transformaciones estructurales, las relaciones entre los conceptos científicos y los hechos, los procedimientos metodológicos y operaciones intelectuales, etc. Vygotski analizó todo lo que se refiere a la ciencia como sistema y como forma de actividad específica en desarrollo a la luz de su naturaleza dentro del contexto histórico. El conocimiento de la ciencia se ha ido forjando a través del análisis del mundo de las realidades históricas, y ese mismo mundo se ha manifestado como un conjunto dinámico internamente unido y no como un catálogo de acontecimientos que se han ido sustituyendo en el curso del tiempo. A pesar de la dificultad que entraña separar entre sí estas dos líneas en la investigación de Vygotski —ya que su terminología teórica ha estado vinculada permanentemente a la histórica— debemos señalar que cada una de ellas ha contado con características propias, lo que nos ha servido de base para agrupar en dos partes los diferentes trabajos que representan ambas líneas.
La observancia de la cronología en la configuración de los tomos permite comprender mejor el curso del pensamiento de Vygotski, la dirección y los puntos cruciales en el camino de su búsqueda científica. Sólo en un caso nos hemos desviado del orden cronológico: hemos hecho una excepción con su trabajo «Significado histórico de la crisis de la psicología», no publicado anteriormente. A pesar de haber sido escrito antes que algunos otros estudios críticos, en él se ofrece un cuadro general de los caminos de desarrollo de la ciencia psicológica, se perfilan los principios de orientación de sus principales corrientes y de las tendencias en gestación. Gracias a ello, el mencionado trabajo puede ser considerado como la síntesis de las ideas fundamentales de Vygotski relativas a la metodología específica (particular y derivada de la filosofía, aunque no idéntica a ella) del conocimiento psicológico, que es la instancia organizadora suprema respecto a toda la diversidad de manifestaciones y formas de este tipo de conocimientos.
En la labor de investigación de L. S. Vygotski se pueden destacar varios periodos. Y aunque entre ellos no existen límites definidos, cada uno se distingue por sus particularidades características. La comparación de los períodos no sólo permite poner de manifiesto una determinada lógica en el desarrollo de las ideas de Vygotski. Su significado es más amplio, ya que arroja luz sobre el camino de evolución de nuestra psicología en su conjunto.
Como es sabido, sus intereses se centraron inicialmente en la psicología del arte. Los años dedicados a ella están reflejados en la obra «Psicología del arte, terminada en 1925. Este trabajo no fue publicado en vida del autor. Vio la luz 40 años después de haber sido escrito. Cabe suponer que Vygotski no se decidió a publicarlo porque se daba cuenta de lo inacabado de su análisis de los mecanismos de la creación artística y de las funciones específicas del arte y de lo que no había terminado de decir en ese análisis (véase el prólogo de A. N. Leontiev al libro de L. S. Vygotski «Psicología del arte», Moscú, 1968).
Este trabajo, cuyo objetivo era resolver tareas de psicología, era a la vez un estudio literario. En él se lleva a cabo una interpretación original de una serie de obras literarias, tanto en el plano de su estructura como desde el punto de vista de su percepción, para cuya explicación Vygotski parte de que el arte es la «técnica social del sentimiento» («Psicología del arte», pág. 17). Vygotski consideraba que su principal tarea consistía en descubrir los mecanismos psicológicos de la reacción estética. En su opinión, este objetivo no puede conseguirse cuando el papel de los principios explicativos de los procesos de elaboración y percepción de los productos de la creación artística es desempeñado por el sujeto (autor, lector) con el mundo 452 exterior específico que vive directamente. Según el proyecto de Vygotski, el mundo interno del sujeto, con las imágenes, los motivos, las aspiraciones, etc. no segregados de él, debe ser dejado de lado, de un modo análogo a como «elimina el psicólogo la reacción pura, sensorial o motora, selectora o diferenciadora, y la estudia como indiferente» (ibídem, pág. 18).
Por consiguiente, la idea de Vygotski de unir el estudio del arte con la psicología presuponía, de acuerdo con su concepción inicial, la reforma radical de la psicología; su transformación de subjetiva en objetiva, de individual en social. Son dignos de atención los intentos de Vygotski de enfocar de un modo nuevo el problema de la «personalidad y la cultura», superar las concepciones de quienes calculaban resolverlo manteniéndose en el terreno de la interpretación idealista de la inclusión del individuo en el mundo de sus creaciones.
Sin embargo, la reforma no tuvo lugar.
Vygotski no logró crear la psicología objetiva del arte. Es precisamente esa circunstancia, suponemos, la que le indujo a renunciar a la publicación del trabajo, que incluye una serie de principios que son también objeto de atención en nuestro tiempo (ante todo, en relación con el desarrollo de la semiótica).
La idea de la psicología como la única corriente que corresponde a los criterios de los conocimientos científicos (su exactitud, su independencia de interpretaciones arbitrarias, etc.) continuaba viviendo en la conciencia de Vygotski, pero adquirió un significado totalmente nuevo cuando pasó de los objetos de la cultura al comportamiento real de los seres vivos, que se convirtió en aquella época en el objeto de investigación de las nuevas corrientes de 1, psicología: el behaviorismo norteamericano y la reflexología rusa.
El segundo periodo en la obra de Vygotski se perfila cuando su esfuerzo se orienta a investigar la dependencia entre los fenómenos de la psique y los mecanismos biológicos del comportamiento. Cuando trabajaba en los problemas de la psicología del arte, Vygotski vio que el peligro principal para la comprensión científica de la psique radicaba en los propios conceptos y principios explicativos de la psicología empírica tradicional, que no constituía una formación homogénea única. En ella convivían elementos y tendencias de diferentes sistemas, tanto materialistas como idealistas. Pero dentro de las discrepancias entre sus partidarios los unía el hecho de que el objeto de la psicología, la esfera donde ha de buscar los nexos entre sus fenómenos, es en el campo de la conciencia, accesible al sujeto directamente mediante la introspección.
Y tanto Wundt (con sus ideas de la psicología como ciencia que estudia la experiencia directa del sujeto) como Brentano (que en contraposición a Wundt afirmaba que el campo de la psicología, a diferencia de todas las demás ciencias, está constituido por los actos intencionales de la conciencia) como los partidarios de la psicología de las facultades (cuya doctrina sostiene que las facultades son las fuerzas primarias del alma), todos ellos coincidían en que por su naturaleza y por su cognoscibilidad los hechos de la vida psíquica se diferencian esencialmente de otros fenómenos de la realidad. Vygotski intentó en un principio superar esta presunción por la vía de la psicología objetiva del arte, sirviéndose de los datos directos psíquicos del sujeto y después a través de la psicología científico-natural.
Junto a las orientaciones metodológicas señaladas existía en la psicología empírica una fuerte corriente materialista espontánea que hipotecaba la acumulación de datos concretos sobre la singularidad del mundo psíquico, así como sobre las diferencias individuales entre las personas. 453
Uno de los mejores representantes de la tendencia materialista espontánea fue el psicólogo ruso A. F. Lazurski. Suya es la idea de transformar el experimento de laboratorio en un experimento natural, que acerque la psicología científica a la vida, así como la idea de crear la psicología diferencial, que él interpretaba como caracterología científica, de gran importancia práctica.
En la comunidad internacional nadie consideraba —aparte de Lazurski— que el estudio de los rasgos individuales de las personas permitiría la transformación de la psicología de descriptiva en explicativa, a través de su conexión con los «diferentes aspectos de la actividad de tales o cuales centros nerviosos» (A. F. Lazurski, 1908, pág. 73). Lazurski llega a la conclusión de la necesidad de explicar neurodinámicamente las propiedades de la personalidad, bajo la influencia de su colaboración con V. M. Béjterev, creador del Instituto de Psiconeurología, en el que Lazurski realizaría investigaciones experimentales.
En 1912, Lazurski publica el curso de conferencias «Psicología general y experimental». Este libro se distinguió por su orientación progresista, que se halla claramente manifiesta en comparación con los cursos de conferencias de psicólogos idealistas, como, por ejemplo, G. I. Chelpánov. El curso de conferencias de Lazurski fue reeditado como manual durante los primeros años del poder soviético. ¿Cómo explicar esta circunstancia? ¿Por qué, entre gran número de diferentes cursos y manuales, los colaboradores del Instituto de Psicología de Moscú, que se habían planteado la tarea de «revisar los fundamentos y los principios a la luz del materialismo dialéctico» (pág. 63) se detuvieron en el libro de Lazurski? La respuesta a esta pregunta se encuentra en el prólogo de Vygotski al libro, en el que se subraya que las ventajas del manual de Lazurski vienen determinadas por la defensa que se hace del principio biológico general de la psique, por el estudio de todas las cuestiones de la psicología como problemas de orden biológico.
Parece que un enfoque de esas características debería servir de base a la unión entre la rama de la psicología empírica que ofrece Lazurski y los logros de la reflexología -rusa, que también mantenía de forma igualmente consecuente una orientación biológica. Vygotski contrapone «el naturalista y realista», Lazurski a los representantes de la psicología objetiva de diferentes tendencias, Pávlov y Béjterev en primer lugar. La psicología de la conciencia es opuesta a la del comportamiento. Sin embargo, tampoco la psicología objetiva de Béjterev y de Pávlov puede optar, como suponía Vygotski, al nombre de psicología científica, que «no surge ni de las ruinas de la psicología empírica ni en los laboratorios de la reflexología» (pág. 76). Considera que «llegará como una amplia síntesis biosocial de la doctrina del comportamiento del animal y del hombre social» (ibídem). Las reflexiones acerca de la nueva psicología caracterizan la creación de Vygotski durante este período.
Por tanto, lo que caracteriza el segundo período es el reconocimiento de las ventajas de la psicología objetiva de tipo reflexológico ante la psicología tradicional, empírica; el convencimiento de que la simple suma de los logros de estas dos tendencias no permitirá obtejer una doctrina integral sobre la psique humana, y también que la «nueva psicología» será una rama de la biología general y al mismo tiempo la principal de todas las ciencias sociológicas (ibídem).
Lo contradictorio de la posición de Vygotski consiste en que, por una parte, sus puntos de vista son cercanos a los bejterevianos y, por otro, en que ve claramente su limitación. Aún no ha encontrado una solución positiva propia. La palabra «conciencia» no ha sido pronunciada todavía. 454
Una etapa importante en esta búsqueda por parte de Vygotski de la singularidad de la regulación psíquica de la actividad vital del hombre, que se diferenciada de los actos reflejos de los animales, viene marcada por su trabajo «La conciencia como problema de la psicología del comportamiento» (1925). Considera que el error de la reflexología (tanto de la variante bejteroviana como pavloviana) es ignorar la cuestión de la naturaleza psicológica de la conciencia. Para interpretar el carácter específico de la conciencia parte del conocido principio de Marx de que en el proceso del trabajo, el hombre, antes de obtener un producto terminado, dispone ya de una imagen de ese producto, domina una imagen que determina como objetivo el procedimiento y carácter de los actos corporales con la materia de la naturaleza. Este rasgo genérico del trabajo orientaba al psicólogo hacia la búsqueda de los mecanismos a través de los cuales el objetivo consciente otorga al comportamiento humano su carácter excepcional. Vygotski, al tiempo que criticaba una serie de tesis de la reflexología (como testimonia su primer intento de explicar la naturaleza psicológica de la conciencia) se mantenía dentro de los límites de las categorías reflexológicas. Suponía que a la conciencia «se le debe encontrar un lugar… en la misma fila… que todas las reacciones del organismo… La conciencia es un problema de la estructura del comportamiento» (pág. 83). Si el sujeto dispone ya del resultado obtenido en el proceso del trabajo antes de haber comenzado este proceso, significa que el sujeto debe extraer de algún sitio el esquema de los actos futuros con la materia de la naturaleza, un esquema o «modelo» —como él lo denominaba. Según supone Vygotski, tal esquema o modelo nace dentro del sistema de reflejos que actúan recíprocamente unos con otros: se produce la transmisión de un reflejo a otro sin la obligatoria intervención de un nuevo excitante externo.
En el organismo del hombre tiene lugar, imperceptiblemente para un observador objetivo, la sustitución de un reflejo por otro. Cuando estos reflejos se provocan entre sí, no sólo son imperceptibles las señales externas que los desencadenan, sino también los eslabones ejecutivos finales, ya que estos últimos están inhibidos.
Sin mencionarle, Vygotski utiliza la célebre formulación de l. M. Séchenov sobre el pensamiento como reflejo «roto en dos terceras partes». El pensamiento es inseparable del lenguaje, de la reacción verbomotora ligada a él. El estudio de esas reacciones inhibidas con ayuda de métodos objetivos era considerado por Vygotski en aquel periodo como el camino principal para descubrir los secretos de la regulación consciente del comportamiento humano.
Sin haber conseguido desprenderse por aquel entonces de la base reflexológica, Vygotski da, no obstante, una serie de pasos hacia el camino que le conduciría a la postre a revisar radicalmente sus posiciones anteriores sobre el papel de la conciencia en la organización y dirección del comportamiento. Los más importantes de esos pasos estaban relacionados con la interpretación de la palabra como un fenómeno reflejo de orden especial, que se diferencia de otros actos, tanto por el tipo del estímulo que lo provoca como por el de la influencia de la parte efectora, ejecutiva, de ese acto en la actividad ulterior del hombre.
Según la caracterización que ofrece Vygotski, la palabra es un «reflejo excitante reversible». Primero se dirige a otros y sólo después a quien la genera. Como la palabra es un mecanismo de la conciencia, se desprende la conclusión de la identidad de ese mecanismo con el contacto social. Por eso, Vygotski define la conciencia como un «contacto social consigo mismo». El hecho de destacar la palabra como un excitante especial, que desempeña el papel de regulador del comportamiento 455 humano, significa para Vygotski que a la señal verbal se le incorpora la dimensión intelectual y lógica en el acto de dirigir con ella el comportamiento. Eso introduce importantes correcciones no sólo en la interpretación tradicional de las conexiones reflejas condicionadas a nivel del comportamiento del hombre, sino también en la explicación que se daba en aquella época a las asociaciones del lenguaje, según el principio de la frecuencia de las repeticiones.
Las palabras, señala Vygotski, pueden combinarse según la ley de la asociación, pero en aquellos casos en que entre ellas se establece una conexión lógica el resultado de la combinación palabra-reflejos será decididamente otro. Vemos, por tanto, que dentro de su orientación reflexológica general, Vygotski, al acentuar el papel de la palabra en sus características comunicativas y substanciales, va consiguiendo avanzar en su idea de explicar la conciencia del hombre como un componente integral de su comportamiento.
El primer paso lo da cuando, al separar la palabra de la reacción refleja directa del aparato articulatorio producida por el organismo, comienza a considerarla como un fenómeno especial de la cultura. Con ello incorpora el comportamiento humano al contexto de la determinación histórico-cultural.
El principio general de la dependencia del comportamiento de factores sociales se concreta en la teoría de las funciones psíquicas superiores (Vygotski las denomina con frecuencia psicológicas), teoría a la que se suele asignar el lugar central en la herencia dejada por Vygotski. De ello se habla más detalladamente en el artículo de introducción de A. N. Leontiev, al que remitimos al lector. Aquí señalaremos que la investigación .en la teoría histórico-cultural se basaba en la introducción en el aparato categorial de la psicología del concepto del «signo cultural., que desempeña un papel decisivo en la transición de las formas prehumanas de comportamiento a las específicamente humanas. Vygotski incluye dentro de las categorías de signos culturales no sólo las formas lingüísticas, sino también diferentes portadores de la función significativa —esquemas, mapas, fórmulas, obras de arte, etc. Estos signos constituyen instrumentos psicológicos especiales, mediante los cuales el individuo organiza su comportamiento, aprende a manejarlo a voluntad. A semejanza de los instrumentos de trabajo, actúan como elemento intermedio entre la actividad del hombre y el objeto exterior, sirven de intermediarios en las relaciones entre ellos. Sin embargo, mientras que los instrumentos de trabajo están dirigidos hacia el objeto, transformándolo de acuerdo con un fin planteado conscientemente, los signos no modifican nada en el objeto, sino que sirven como medio de influencia del sujeto en sí mismo, en su propia psique. Gracias a los signos, la estructura psicológica de la personalidad se transforma radicalmente, adquiere cualitativamente un carácter nuevo. Lo que durante el período de regulación del comportamiento anterior a los signos era involuntario (percepción, atención, memoria) se convierte, mediante el proceso de utilización de los signos, en cada vez más voluntario.
Así se constituyen dos niveles de organización de las funciones psíquicas. Por encima de las naturales, inferiores, involuntarias (comunes a los animales y al hombre), se sitúan las culturales, las superiores, las voluntarias. La aparición del segundo nivel lo interpretaba Vygotski como un producto del desarrollo histórico-social, como una creación del medio social particular, bajo la influencia del cual se halla el ser humano a partir de su nacimiento.
La educación, como forma específica de la influencia social, determina el proceso de dominio por parte del niño de los instrumentos —signos psicológicos; siendo 456 inicialmente externos, independientes de la conciencia individual (pero indispensablemente social), estos signos son asimilados por el sujeto, se transforman de externos en internos (se interiorizan), asegurando con ello la propia regulación o autorregulación, empleando el lenguaje de Vygotski, del comportamiento.
L. S. Vygotski se daba perfecta cuenta de la importancia que revestía para la psicología y su futuro el peligro de desintegración de tos fenómenos pertenecientes a dos ámbitos, subordinados por su naturaleza a dos estructuras básicamente distintas: las científico-naturales y las histórico-naturales. Ante sus ojos discurría el cuadro de la crisis de la psicología, debida, como escribe repetidas veces, a la confrontación de las corrientes «biotrópica» (orientada hacia la ciencia de la naturaleza) y «sociotrópica» (orientada hacia el mundo de la cultura). De sus ojos no se borraba nunca el problema de la síntesis de ambas corrientes.
Concentrado en el estudio del carácter específico de las formas y funciones instrumentales del comportamiento (es decir, aquéllas en que el principio organizador lo constituye el instrumento psicológico o el signo), en el trabajo «El método instrumental en psicología» se manifiesta decididamente contrario a separarlas de las naturales. «Los actos artificiales (instrumentales) no deben ser considerados como sobrenaturales o supernaturales, construidos según leyes nuevas, especiales. Los actos artificiales no son más que los naturales, pueden ser descompuestos hasta el fin y reducidos a estos últimos, lo mismo que cualquier máquina (o instrumento técnico) puede descomponerse por completo en un sistema de fuerzas y procesos naturales» (pág. 104).
Al insistir en que lo artificial está originado por las mismas fuerzas y procesos que lo natural, Vygotski trataba de evitar el dualismo. Y, aunque sus comparaciones no siempre resultan convincentes, no hay que olvidar el vector principal de su búsqueda. Vela el peligro que representaba contraponer los niveles superiores e inferiores de organización del comportamiento y al mismo tiempo sentía la necesidad de explicar las diferencias cualitativas entre esos niveles. Consideraba que la tarea fundamental en ese caso consistía en penetrar en el mecanismo del origen de las nuevas formaciones psicológicas.
Al principio buscaba ese mecanismo dentro de los límites de la reestructuración de funciones aisladas, por ejemplo, de la transformación de la memoria involuntaria en voluntaria, de la memoria mecánica en lógica, etc. Posteriormente considera este enfoque insuficiente para explicar las regularidades del desarrollo de la psique y expone la tesis de que es precisamente gracias a los instrumentos psicológicos y en el transcurso de la formación histórica del comportamiento humano, como varían las conexiones y relaciones interfuncionales y como se forman los sistemas interfuncionales La explicación de cómo se forman y transforman esos sistemas representa una nueva tarea de la investigación psicológica, que Vygotski trataba de resolver en primer lugar a través del problema, más cercano a él, de las relaciones mutuas entre el pensamiento y el lenguaje. Pero aquí se deja ver un viraje en su perspectiva psicológica, en el sentido de que el lenguaje pasa a ser un factor que no sólo regula el proceso mental, sino la actividad de la conciencia en su conjunto, como forma específica humana de la psique.
Se presenta así bajo una nueva luz la cuestión de la relación entre la conciencia y la conducta, cuestión que constituía el centro de los intereses de Vygotski desde que, al buscar los caminos para construir la psicología objetiva había pasado del estudio de las reacciones estéticas a la investigación de las posibilidades abiertas por la corriente reflexológica en el campo del conocimiento científico de la psique. 457
Destaca de partida el papel especial del reflejo verbal (distinto, como recordará el lector, de las restantes reacciones reflejas, tanto en cuanto al estímulo como respecto al eslabón ejecutivo, motor). Después, la palabra, interpretada como una de las principales variedades de los signos culturales, adquiere un valor de instrumento psicológico, cuya intervención transforma (junto con otros signos) el proceso’ psíquico natural, involuntario en otro dirigido voluntariamente o, más exactamente, autodirigido. El intento de comprender el carácter de la interacción de diferentes procesos psíquicos impulsa a Vygotski a reflexionar sobre el papel instrumental de la palabra en la formación de los sistemas funcionales. Pero continúa siendo enigmática’ la cuestión del portador, el «dueño» de estos sistemas, el «substrato», psíquico único, en el que radican la percepción y la memoria, los sentimientos y la voluntad. Se presuponía que a nivel del hombre ese «substrato» es la conciencia.
El siguiente periodo en las búsquedas científicas de Vygotski está relacionado con el nacimiento en él de un programa de estudio de la conciencia como formación sistémica y significativa. Ahora define su campo de estudio como «psicología de cumbres», que se contrapone a otras dos: a la de «superficie» y de «lo profundo». Por la de «superficie» sobrentiende coda la diversidad de escuelas y comentes que parten del postulado de la dación directa de los fenómenos psíquicos al sujeto que los vive. Con ello, la psicología intervenía como ciencia descriptiva o, según dice Vygotski, «opinativa», que limita su objeto a un círculo de fenómenos descubiertos a través de la mirada interna («criterio») del sujeto, cuando desliza esa mirada por la superficie de la conciencia como una especie de calidoscopio de las imágenes, los actos, las Gestalten, etc. Con semejante enfoque, el fenómeno se identifica con la esencia. Con otras palabras, la posición de la psicología es opuesta a las orientaciones de otras ciencias, que consideran su tarea descubrir bajo la superficie de los fenómenos las regularidades a que obedecen.
A diferencia de esa psicología de «superficie», la denominada de «lo profundo» (psicoanálisis) trataba de introducirse tras la pantalla de la conciencia en la esfera de acción de las latentes fuerzas irracionales. Asignaba el papel esencial al inconsciente. En lo que respecta a la interpretación de la conciencia como tal, su posición no se diferencia en nada de la psicología de la «superficie». La conciencia se identificaba como una «escena interior», en la que se suceden distintos fenómenos. Por eso carecía de una característica cualitativa propia y actuaba como algo invariable, que no evolucionaba.
En contraposición a la psicología de «superficie», la nueva concepción de la conciencia, cuyo desarrollo constituía para Vygotski la tarea fundamental, suponía salirse de los límites de lo dado directamente, pero no hacia la esfera de la psique inconsciente, sino hacia un mecanismo psíquico esencialmente nuevo, que es el que determina lo que se presenta ante la «visión interna» del sujeto, Vygotski denomina este mecanismo sistema funcional.
Este concepto, que aparece posteriormente en la psicología soviética en relación con nuevos planteamientos fisiológicos, hacía mucho que había sido definido por Vygotski como especialmente psicológico. Suponía la revisión radical de la idea tradicional de la función, la interpretación de la cual se remonta, como subraya acertadamente Vygotski, a la antigua psicología de las facultades. Al «organismo» psíquico se le consideraba de tipo corporal. Y las facultades de alma —percepción, memoria, pensamiento, etc. — eran consideradas análogas a las funciones corporales. Para Vygotski, la debilidad del funcionalismo consistía en que no podía explicar el 458 carácter de las relaciones entre las funciones (problema de sistema), así como la relación entre éstas y el fenómeno externo (problema de intencionalidad, de inadecuación entre la conciencia y el objeto) y la imagen de este fenómeno, tal y como lo percibe el sujeto (problema de significado).
Vygotski apunta varios caminos para superar las debilidades del funcionalismo. En lugar de las funciones de la conciencia, propone hablar de sus actividades. Estas actividades no se realizan aisladas, sino correlativamente, formando un sistema funcional como conjunto dinámico. Dinámico significa lo que varía, se desarrolla. El desarrollo del sistema, su historia es otro de los importantísimos principios que plantea Vygotski1. Su unidad estructural específica, a la que Vygotski denomina con el término de «significado., actúa como principio organizador del desarrollo de la conciencia. Tal principio no es pues la imagen, la sensación, ni el acto (como en las anteriores concepciones de la conciencia), sino el significado. La idea del significado como componente orgánico de la conciencia individual dio lugar a consecuencias muy serias. Nos hallamos ante uno de los momentos que representan un viraje en la obra de Vygotski y separan el periodo anterior del que ahora nos ocupa. «En los antiguos trabajos —señala—, ignorábamos que el significado es inherente al signo… Hemos partido del principio de constancia del significado, lo hemos .sacado del paréntesis… Si antes nuestra tarea consistía en mostrar lo que había en común entre el «nudo» y la memoria lógica, ahora consiste en mostrar la diferencia existente entre ellos («El problema de la conciencia», pág. 158).
El «nudo» es un signo, aunque «signo cultural», y en calidad de tal se diferencia — de 164980 la señal-excitante como regulador del comportamiento en el nivel prehumano. Pero la función del signo en tanto que portador del significado propio del objeto, se sacó del paréntesis, según reconoce el propio autor de la teoría. Eso dificultaba, naturalmente, desvelar la característica cualitativa específica de la conciencia, que no pudieron obtener los investigadores anteriores y, por tanto, explicar la conciencia desde posiciones de la sistematización y el historicismo.
Esa perspectiva daba paso a la idea de que el tejido de la conciencia está estructurado por los significados y de que es precisamente en la esfera de éstos y no en la de los signos, donde actúan los factores que modifican las relaciones interfuncionales.
La tesis de que los significados (a diferencia de los signos por un lado y de los conceptos en calidad de formas lógicas por otro) se transforman durante el proceso de desarrollo individual del sujeto introducía en la interpretación psicológica de la conciencia una idea de extraordinaria importancia. Apuntaba nuevas perspectivas de investigación de la conciencia, de acuerdo con la idea de la construcción de la psicología de «cumbres».
Lo mismo que en la psicología de «lo profundo» (freudismo, etc.), en los fenómenos que actúan directamente ante el sujeto (en el campo o flujo de la conciencia), lo que se tenía en cuenta no era la dación primaria, sino lo derivado de mecanismos 459 en los que se podía penetrar tan sólo de forma maniata descubriendo las capas las capas inalcanzables a introspección. Pero si la psicología de «de los profundo» buscaba esas capas en el substrato cuasibiológico, Vygotski parda de que su nuevo planteamiento pone al desnudo no «lo profundo», sino la «cumbre» de la personalidad, sus nexo íntimos con el mundo supraindividual de la cultura humana en evolución. Porque e significado es inseparable de la palabra (aunque no idéntico a ella), y ésta, come componente de la lengua, concentra en sí misma las riquezas del desarrollo social di su creador —el pueblo. La palabra vive en la comunicación y gracias a ella —subraya Vygotski en su nuevo, programa, al responder a la pregunta sobre «qué es lo que mueve los significados, qué es lo que determina su desarrollo»— resulta posible con la «colaboración de la conciencia».
Aquí se interrumpe el último periodo de búsquedas de Vygotski en el campo de la psicología teórica. Medio siglo después percibimos con especial claridad, puede incluso que más vívidamente que en el momento de su gestación, las enormes repercusiones de sus ideas, aún inmaduras, inconclusas en la mente de quien la: generó.
Cuando la psicología se dio a conocer como ciencia independiente, pretendía ser la ciencia de la conciencia. Pero, como mostró Vygotski, a la vez que se estaba definiendo como ciencia de la conciencia, la psicología no sabía casi nada de esta última. ¿Podrían acaso considerarse científicamente relevantes sus conclusiones sobre la identidad, continuidad y claridad de la conciencia? Pese a que a estas conclusiones se les otorgaba el rango de leyes, era evidente su carácter formal. A la psicología se le planteaba la tarea de explicar como sistema funcional los mecanismos objetivos de estructuración y desarrollo de la conciencia ocultos a la introspección y cuyos componentes esenciales son unas unidades especiales —los significados—, que relacionan el sujeto con el mundo de la cultura y con las gentes que crean este mundo mediante el proceso de la comunicación.
Apartado 02
No hay ni un solo trabajo teórico de Vygotski en el que éste no relacione sus reflexiones sobre los problemas de la psicología con la situación de la ciencia universal. Estos trabajos son un ininterrumpido diálogo con representantes de diferentes corrientes, tendencias, escuelas. En algunos casos, el análisis crítico de las corrientes se convertía para Vygotski en una tarea especial, en cuyo caso los énfasis se desplazaban. Hacía especial hincapié en observar las raíces históricas de tal o cual concepción, así como de las funciones desempeñadas por ella en la compleja correlación de las fuerzas ideológico-científicas en determinado periodo de desarrollo del conocimiento psicológico. Parece como si las búsquedas teóricas de Vygotski en esos estudios se desviaran hacia el subtexto, pero influían indefectiblemente en el desarrollo general del análisis crítico de la tendencia en cuestión.
Los mencionados estudios críticos solían ser prólogos a trabajos de psicólogos de Occidente. La mayoría de ellos los ha podido conocer el lector en la segunda parte del presente volumen. Vygotski los escribió en diferentes años, y cada uno de ellos lleva, como es natural, la huella de las correspondientes fases de su creación (muy dinámica, como ya sabe el lector). Por eso, se puede establecer cierta correspondencia entre, por una parte, las ideas que han determinado el carácter de las intervenciones teóricas especiales y las publicaciones propias de Vygotski y por otra parte aquéllos 460 de sus artículos que contienen el análisis y la valoración de los trabajos de los psicólogos de Occidente. Posteriormente, muchos de ellos fueron revisados, reconsiderados. La distribución cronológica de sus estudios críticos permitirá al lector convencerse de ello.
Teniendo en cuenta que el nuevo sistema del conocimiento psicológico no puede basarse más que en el análisis objetivo del comportamiento, Vygotski valora en alto grado la concepción del primer líder del behaviorismo norteamericano E. Thorndike (en el prólogo al libro de este último «Principios de la enseñanza basados en la psicología»). En esta concepción, la psique ya no se contrapone a los restantes fenómenos de la existencia ni en cuanto a su esencia ni en cuanto a su cognoscibilidad. Thorndike la caracteriza como un sistema de reacciones corporales del organismo, establecidas en situaciones relativas a determinados problemas, que pueden ser observadas, dirigidas y controladas objetivamente. De acuerdo con su estilo francamente reduccionista del pensamiento, Thorndike no establece ninguna diferencia de principio entre las reacciones de los animales y las del hombre. Pero por aquel entonces, Vygotski no concedía importancia a este aspecto de la cuestión. Para él; la ventaja decisiva de la teoría thorndikeana consistía en que destruía los dogmas de la vieja psicología, paralizada por las ideas de que el único «testigo» de los fenómenos psíquicos lo constituye el sujeto, a quien le han sido dados directamente, en su concepción interna. Con ello, la formación de la psique infantil, acerca de cuya particularidad la voz de la introspección no puede decir nada, resulta excluida del análisis científico. Desde el punto de vista de la doctrina de las reacciones, que surgen ante los ojos del observador objetivo, capaz de construir estas reacciones según un programa adoptado, el cuadro cambia totalmente. Se ponían al descubierto los mecanismos de desarrollo del comportamiento infantil y se perfilaba la perspectiva de dirigir los procesos de este desarrollo desde las posiciones del educador, del pedagogo.
Posteriormente, Vygotski rechaza la teoría de Thorndike como mecanicista (que reduce el proceso de adquisición por parte del hombre de nuevas formas de comportamiento al ensayo-y-error ciego), «atomística» (que parte de elementos aislados y no de estructuras integrales) que ignora la importancia de la maduración biológica del organismo como factor de desarrollo psíquico y de avances cualitativos («grados») en ese desarrollo. Pero ese cambio de apreciación por parte de Vygotski de las concepciones de Thorndike se produce posteriormente bajo la influencia de las discusiones entre diferentes escuelas psicológicas, especialmente, de la crítica del behaviorismo por parte de los partidarios de la teoría de la Gestalt.
Al analizar las concepciones thorndikeanas de la psicología educacional, Vygotski separa su parte pedagógica de la psicológica. Subraya la nueva interpretación de principio por parte de Thorndike de los factores del comportamiento y de las leyes por las que se rige, adaptándolas a la práctica y a las necesidades del sistema escolar norteamericano con sus fundamentos individualistas, completamente ajenos a los objetivos y normas de la pedagogía soviética. Pese a rechazar esta doctrina pedagógica, Vygotski consideraba progresista la interpretación de Thorndike del mecanismo de formación de las reacciones que no existían en la experiencia anterior del individuo. Sin embargo, el propio Vygotski explica este mecanismo, no tanto según Thorndike como según l. P. Pávlov. Interpreta la educación como un proceso de acumulación y elaboración de reacciones condicionadas, como el cierre de nuevas conexiones entre el organismo y el medio. Reconoce el papel decisivo de este último, que considera no es el 461 conjunto de excitantes biológicamente significativos (como en el sistema de Pávlov), sino el medio social. Como social que es, es histórico, variable de una época a otra.
Es decir, que aunque Vygotski se mantenía al principio dentro de los límites de la aproximación conductista (reflexológica), ya entonces trataba de dar al concepto de los excitantes del medio un contenido distinto que el behaviorismo y la reflexología. En estos excitantes, que desempeñan un papel decisivo en la formación de las reacciones de respuesta del organismo, veía determinantes especiales, concretamente determinantes de orden histórico-social.
Otra rectificación importante introducida por Vygotski en el esquema de los reflejos condicionados en su aplicación al desarrollo del comportamiento, es la acentuación de la dinámica interna de los reflejos. En contraposición a la idea de la simple determinación de la reacción de respuestas del organismo a las influencias directas de los excitantes del medio, se hace recaer el acento en la «ininterrumpida lucha entre el mundo y el hombre», en la dialéctica de los procesos internos. Para Vygotski, el organismo no se parece en nada a un panel donde se efectúa la conexión automática de las señales externas de unos canales a otros y el establecimiento debido a la estructura (compárense las leyes de la asociación) de conexiones estables entre los impulsos y las reacciones de respuesta a ellos.
Resulta extraordinariamente actual la tesis de Vygotski sobre la «complejísima estrategia del organismo» en la lucha contra las influencias directas del medio. A ello se le unen las ideas sobre la actividad del niño, que introducen entre las características del comportamiento de éste, condiciones ignoradas por la concepción tradicional de los reflejos condicionados. Es legítimo ver aquí los gérmenes (‘e las ideas que permitieron posteriormente a Vygotski enfocar desde un nuevo punto de vista, tanto la posición behaviorista de Thorndike como la doctrina pavloviana de la actividad nerviosa superior.
Tanto el behaviorismo como la reflexología, aunque se apoyaban en bases biológicas y no socio-culturales, consideraban decisivo el papel de la influencia formativa del medio. Como hemos visto, el propio Vygotski no se limitaba a interpretar el medio como forma abstracta y trataba de evaluarlo de nuevo, rigiéndose por la directriz metodológica general que presuponía una diferencia cualitativa entre las condiciones y las determinantes del comportamiento del hombre y el medio que habitan otros seres vivos. Pero no se reduce a eso la peculiaridad de sus intentos de explicar la regulación específicamente humana del comportamiento. Buscaba con firmeza las regularidades propias internas del desarrollo, es decir, la solución del problema que no se habían planteado ni los behavioristas ni los reflexólogos rusos. En la interpretación de este problema que se daba en Occidente, llevaban la voz cantante los partidarios de la idea según la cual los factores principales del desarrollo de las formas de comportamiento no pueden ser más que biológicas. Este punto de vista se extendía no sólo a las formas elementales, sino también a las funciones psíquicas superiores. Esa era concretamente la posición del conocido psicólogo austriaco K. Bühler, cuya doctrina del desarrollo psíquico critica Vygotski en el prólogo a la versión rusa del trabajo del mencionado autor «Ensayo sobre el desarrollo espiritual del niño».
Al mismo tiempo que reconoce como importante mérito de Bühler el haber revelado los. fundamentos biológicos de la psique infantil y su planteamiento de que las funciones biológicas deben ser comprendidas como un conjunto dentro del programa común de su desarrollo, Vygotski considera un fallo de este psicólogo el excluir del campo de la atención del investigador las funciones sociales y el devenir 462 social. Con ello se esfumaba la diferencia entre lo natural y lo cultural debido a lo cual el concepto de desarrollo de la psique humana perdía contenido y resultaba tan abstracto que absorbía cualquier forma de cambio. No se distinguía lo superior y lo inferior, lo elemental y lo organizado de forma compleja, y en calidad de causa final de todas estas formas figuraba la maduración biológica, —expresándonos en lenguaje actual, el desarrollo—, según el programa genético. Esta concepción del desarrollo psíquico iba ligada, como subraya Vygotski, a conclusiones sociales reaccionarias sobre la primacía que tienen sobre la conducta del individuo, genes determinantes ocultos en ella.
Se puede decir sin exagerar que el problema del desarrollo y ante todo el «drama del desarrollo espiritual del niño» se desplaza hacia el centro de las reflexiones de Vygotski durante toda una década de su más intensa creación, desgraciadamente la última, de su obra. Y realizaría su análisis crítico de las dos corrientes que habían alcanzado la máxima influencia en la escena de la psicología: la psicología de la Gestalt y la doctrina de J. Piaget justamente desde la perspectiva de este problema.
Naturalmente, la psicología de la Gestalt, al igual que el behaviorismo y el psicoanálisis (del cual Vygotski era gran conocedor), era una concepción y una corriente biológica de carácter general y no una doctrina específica sobre el desarrollo de la psique, sobre todo de la edad temprana o escolar. Pero cada una de estas corrientes había tomado con generosidad material empírico de la esfera de la psicología infantil y le había dado una interpretación destinada a reforzar y confirmar la razón de la «gran» teoría, que pretendía explicar científicamente los mecanismos de la actividad humana en su conjunto. Vygotski, por su parte, veía en los problemas del desarrollo de la psique infantil un nudo cardinal: deshaciéndolo, se había de lograr apreciar hasta qué punto eran fuertes los hilos ideológicos que componían el tejido metodológico de las nuevas corrientes de la psicología occidental.
Al trabajar Vygotski sobre este tejido, relacionaba su análisis con las ideas procedentes de la concepción marxista del hombre, que para él constituían el principal punto de apoyo. Era, al mismo tiempo, importante adoptar la orientación teórica adecuada en aquellas investigaciones empíricas cuyos datos podrían contraponerse, por un lado, a los hechos de los psicólogos occidentales, y, por otro, venir a reforzar sobre nuevas bases la unión entre la investigación científica del mecanismo de desarrollo de las funciones psíquicas y la práctica de la educación y la enseñanza.
En el artículo «El problema del desarrollo de la psicología estructural», Vygotski se detiene ante todo en la crítica que hace uno de los principales representantes de la Gestalt, K. Koffka, de las dos concepciones del desarrollo de la psique, de que ya hemos hablado: las concepciones de Thorndike y de K. Bühler. Para Thorndike, la enseñanza representa la selección y el fortalecimiento de las reacciones de ensayo-y -error o éxito casual. Para Koffka, consiste en la elaboración de nuevas estructuras. En lo que respecta a Bühler, su esquema presuponía tres grados de desarrollo: el instinto, el adiestramiento (el comportamiento tipo hábito) y el intelecto. La debilidad de este planteamiento consistía en su incapacidad para abarcar las diferentes formas de desarrollo de la psique mediante un principio único, que es, según Koffka, la estructura. La concepción mecanicista «unitaria» thorndikeana, que ignora la dialéctica del proceso de desarrollo, los cambios cualitativos y las transformaciones en este proceso, se contraponía, a la idea «pluralista» de los tres diferentes aparatos psicológicos de Bühler, que se superponen unos a otros, pero que carecen, no obstante, de conexión interna. 463
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K. Koffka afirmaba por su parte que el principio de la estructuralidad permite superar la limitación de tales enfoques, impotentes en igual escala ante la singularidad de desarrollo de la psique. La estructuralidad era interpretada como la integridad y la comprensión del comportamiento. Podemos descubrir el significado de estas características de la concepción explicativa fundamental de la psicología de la Gestalt a través de su orientación metodológica general, opuesta a dos formas de interpretar la conducta: la mecanicista (ejemplificada por la concepción del ensayo-y-error de Thorndike) y la vitalista (ejemplificada por la concepción de los tres grados de Bühler).
El principio de ensayo-y-error atribuye la aparición de nuevos actos (y con ello también del desarrollo) a la selección mecánica de numerosas reacciones aisladas, entre las cuales figuran, casualmente, las correctas. La doctrina de los tres grados transforma el grado más elevado —el intelecto— (reducido por los behavioristas a la concatenación casual de movimientos aislados) en una forma psíquica encerrada en sí misma, carente de conexión con los niveles precedentes de desarrollo. Puede denominarse a este enfoque psicovitalismo, ya que lo específico de lo psíquico (el intelecto) se explica a través de su propia fuerza inmanente, desprovista de base alguna en nada exterior a sí mismo, ni biológico, ni social. Pero al adoptar Vygotski la crítica que hace Koffka de estas dos corrientes descubrirá la inestabilidad de las posiciones del propio Koffka y de la teoría de la Gestalt en su conjunto.
La universalización del concepto de estructura conduce a la pérdida de la posibilidad de explicar cualitativamente las diferentes fases de desarrollo y a la desaparición de los límites entre ellas.
Al abordar la evolución de la psique en la filogénesis y ontogénesis, los representantes de la Gestalt dejan de diferenciar las características específicas de la psique humana y las identifican con los atisbos de regulación intelectual de la conducta que se da en los antropoides. Sitúan en el mismo plano la especificidad psicológica de los animales y del niño y la reducen a un denominador común. La estructura es para ellos como el fenómeno y el principio primario, y en tanto este principio se extiende a todo el desarrollo psíquico del hombre, se rechaza a priori la suposición de que en este proceso pueden surgir cualesquiera elementos cualitativos nuevos. Al aceptar como credo propio el concepto de estructura, el gestaltismo ha sido incapaz de explicar cómo unas estructuras se transforman en otras. Con ello ha resultado tan impotente ante el problema del desarrollo como las doctrinas objeto de su crítica.
Muy diferente es la crítica de la teoría de la Gestalt por el propio Vygotski. Vygotski lleva a cabo esta crítica construyendo a partir de las ideas sobre las funciones psíquicas superiores a las que ya había llegado y que, como sabe el lector, se habían formado bajo la influencia de sus nuevas orientaciones dialéctico-materialistas. La búsqueda’ de las características propias de estas funciones, surgidas como resultado de la transformación radical (gracias a instrumentos psicológicos especiales) de procedimientos «habituales» de interacción del individuo con el mundo, habían agudizado la sensibilidad de Vygotski hacia los profundos defectos metodológicos de las escuelas psicológicas de Occidente. Y esto se refiere también al análisis que lleva a cabo Vygotski de las innovadoras investigaciones de Piaget, que habían atraído inmediatamente la atención del mundo psicológico. Al subrayar las ventajas de la concepción de Piaget, basada en un material empírico enorme y meticulosamente comprobado a través de entrevistas clínicas con los niños sometidos a prueba, Vygotski muestra que, aún descubriendo en una serie de puntos importantes la especificidad cualitativa de la organización mental del niño, la concepción de Piaget, 464 considerada en su totalidad, no era capaz de reflejar un cuadro adecuado del desarrollo de esta organización.
Las causas de esa inadecuación, al igual que en el caso de Thorndike, Bühler y Koffka, estribaban en la dificultad de estudiar el problema de la determinación de lo psíquico y su dependencia de la interacción de los factores naturales y sociales.
El principio de la práctica pasa a formar parte del pensamiento de Vygotski procedente de la teoría leninista del reflejo, expuesta en los «Cuadernos filosóficos» de V. I. Lenin, donde se subraya que la práctica del hombre construye las «fórmulas», que «al repetirse miles de millones de veces fijan las figuras de la lógica en la conciencia del hombre» (Obras completas, t. 29, pág. 198). Es precisamente esta tesis leninista la que aduce Vygotski como argumento decisivo en su análisis crítico de la concepción de Piaget.
Al examinar el camino seguido por Vygotski en el estudio de los problemas del desarrollo psíquico, podemos destacar en él varios puntos cruciales que permiten correlacionar su búsqueda en el campo de la teoría con la interpretación crítica de los sistemas que determinaban en aquella época el aspecto general de la ciencia psicológica. Supone al principio que la psicología podrá transformarse de tradicional-subjetiva en objetiva, de empírico-descriptiva en explicativa y realmente determinativa, cuando establezca como fundamento de su teoría la nueva doctrina del comportamiento. Considera entonces Vygotski la reflexología rusa (ante todo las investigaciones de Pávlov) y el behaviorismo norteamericano del tipo thorndikeano como las orientaciones de esta corriente que más perspectivas ofrecían. Este carácter más prometedor lo atribuía a su orientación científico —natural, que había terminado con la idea de la psique como una esencia autosuficiente especial, accesible al sujeto mediante su introspección.
Vygotski resolvía la principal tarea en que estaba empeñado —interpretar la psique como un proceso en desarrollo— partiendo inicialmente del principio de la interacción del organismo con el medio, de la elaboración en el curso de esta interacción de nuevas formas de reacción. El «atomicismo» (mecanicismo) en las ideas behavioristas y reflexológicas sobre el desarrollo del comportamiento fue objeto de duras críticas por parte de los representantes de la Gestalt, cuya concepción es estudiada por Vygotski con detalle y analizada a su vez críticamente. Vygotski atribuye gran importancia a la idea de la estructuralidad, que defendían los representantes de la Gestalt y existen fundamentos para suponer que estaba en consonancia con ella (en tanto que característica especial que permitiría distinguir el tipo de pensamiento «sistematizado») en su periodo temprano —filológico— de trabajos científicos.
Aún viendo sus ventajas, Vygotski muestra al mismo tiempo la incapacidad de tal enfoque para superar el problema de los cambios cualitativos en el desarrollo psicológico, tanto en el plano de la transición de la inteligencia de los animales superiores hacia la conciencia humana como en el plano de las transformaciones que experimenta esa misma conciencia (en primer lugar, el pensamiento y el lenguaje) en diferentes periodos de edad. El concepto de Gestalt no sólo confirmaba la integridad de las estructuras psíquicas (y de las físicas isomorfas de ellas) en contraposición a la idea de los «átomos» psíquicos, sino que incluía la idea de la saturación del «campo de conducta» con un contenido semántico (metafórico), en contraposición a la idea de que la conducta se construye mediante la relación ciega de las reacciones.
Tras el concepto de Gestalt estaba la categoría de la imagen como reguladora indispensable de la actividad psíquica. Al transformar este concepto en un principio 465 explicativo universal, la teoría gestaltista, como muestra Vygotsky, no ha podido enfocar de forma productiva el mecanismo del desarrollo psíquico. Por muy grande que fuera la instancia con que se subraya la estructuración y la integridad del contenido semántico (metafórico) de los actos psíquicos, para comprender su génesis, desarrollo, reestructuración era a su vez necesario salirse de los límites de las gestalten para abordar el estudio de la organización mental de las fuerzas determinantes del hombre, ante todo sociales.
El recurso a lo social, adoptado por J. Piaget, introdujo un nuevo flujo en el análisis del pensamiento y el lenguaje. No obstante, la interpretación de lo social como la «comunicación de las conciencias» separaba el sujeto de la actividad cognoscitiva de los actos reales, prácticos, gracias a los cuales esta actividad adquiere orientación y contenido. «Práctica social» será el término que, tomado por Vygotski de Lenin, responde a la última de las búsquedas de los factores de desarrollo de la psique efectuadas por el notable psicólogo soviético.
Apartado 03
Un lugar particular entre los trabajos teóricos históricos de Vygotski le corresponde a la investigación de la situación de crisis por la que atravesó la ciencia psicológica durante el primer cuarto del siglo XX. Sobre esta crisis se dejaban oír tanto en Rusia como en el extranjero voces alarmantes. En la literatura rusa escribieron sobre ello N. N. Langue, V. A. Vágner y otros. Un año después que Vygotski terminara el manuscrito de su obra «Significado histórico de la crisis en psicología», el conocido psicólogo austriaco K. Bühler publicó el libro «Crisis de la psicología». Pero el primer intento de investigación y explicación de este fenómeno desde posiciones marxistas le corresponde a Vygotski.
La expresión externa de esta crisis fue la aparición de nuevas escuelas y corrientes. El concepto de escuela tiene diversos significados. En este caso, se trata de la división de la ciencia en corrientes o sistemas, cuyos partidarios operaban con distintos hechos e ideas que no se aceptaban entre sí.
Cada uno de estos sistemas —freudismo, behaviorismo, gestaltismo, personalismo— exigía terminar con las ideas precedentes sobre la conciencia y los métodos de su estudio. Cada uno pretendía llevar a cabo un cambio, descubrir una nueva era en la ciencia psicológica. A la joven psicología soviética se le planteaba la pregunta: ¿con quién ir y qué camino seguir en la resolución del problema de la psicología?
Habiendo adoptado el camino del marxismo, Vygotski tenía inevitablemente que deslindarse radicalmente en su análisis científico-reflexivo de quienes seguían la línea metodológica idealista. Sus divergencias son importantes y aleccionadoras para la teoría de la ciencia, es decir, para resolver la cuestión de cómo construir esta última.
En este plano ofrece especial interés su polémica con el psicólogo suizo L. Binsvanger, que jugó su papel en el terreno de la «crítica de la psicología» y que se planteaba el análisis de los conceptos fundamentales de la ciencia, su lógica y sus procedimientos de organización interna. La idea de éste consistía en crear una ciencia especial o partir de los fundamentos últimos y principios generales del conocimiento psicológico. En la atmósfera de la crisis esta idea se asociaba con la esperanza de superar las escuelas y sistemas contradictorios y confirmar la unidad de la ciencia mediante generalizaciones metodológicas. El enfoque idealista dio a la tendencia a la unidad de la psicología un sentido equivocado. 466
Para Binsvanger, la ciencia general era, expresándolo en el lenguaje actual, como una metateoría que estudia la estructura y la conexión de los propios conceptos, independientemente de la realidad que éstos reproducen. La separación entre la estructura lógica de la ciencia, sus estructuras intelectuales y la realidad objetiva significaba su separación también del proceso histórico. Porque sólo penetrando en él, sólo gracias a él, se une la ciencia humana con el mundo. Por tanto, el idealismo se combina con un antihistoricismo de principio. Sobre estas bases se creaba una versión de la metodología de la ciencia como campo espacial, que no se basaba más que en sí mismo, y que dictaba las reglas de construcción de la teoría, estableciendo un orden en las disciplinas concretas.
L. S. Vygotski, en cambio, consideraba que para la psicología la creación de la «ciencia general» era la tarea más importante del siglo. Contrariamente al método idealista, perfila el esquema de esta ciencia partiendo de la interpretación marxista del conocimiento teórico, de los principios del reflejo y el historicismo. Por muy alta qué sea la abstracción, encierra siempre una concentración de la realidad concreta, «aunque sólo sea una concentración muy débil», escribe. Por eso, también la «ciencia general., al sintetizar el saber científico, al destacar sus fundamentos y sus principios regulativos, no se ocupa de «conceptos puros., sino de conceptos que reflejan esos aspectos de la realidad psíquica, para cuya consecución el aparato conceptual de las disciplinas psicológicas particulares es insuficiente.
La ciencia general nace, como muestra la experiencia, de disciplinas altamente desarrolladas como la física y la biología en su estadio de madurez. La psicología ha alcanzado su propio momento histórico desde el momento en que su movimiento ulterior sin la ciencia general resulta imposible2. Esta demanda de una ciencia general refleja no las necesidades de la lógica en cuanto a la formación del propio conocimiento, sino, ante todo, las necesidades de la práctica. La psicología será impotente para superar las tareas prácticas que se le presentan por todos los lados, en la medida en que no disponga de una infraestructura lógico-metodológica propia.
Se puede definir la ciencia general como aquélla que obtiene su material de una serie de disciplinas científicas particulares y se ocupa de elaborar y generalizar posteriormente este material, cosa imposible de realizar dentro de cada disciplina por separado. Al operar con conceptos fundamentales (categorías) y principios explicativos, la ciencia general desempeña el papel de metodología con respecto a la investigación empírica concreta. La ciencia general, aunque superior, continúa siendo un apartado inseparable del conocimiento científico concreto. Es crítica, pero en un sentido diferente del que suponían los partidarios del apriorismo.
En contraposición a Binsvanger, para quien la crítica de los conceptos debe constituir una corriente lógico-metodológica especial, Vygotski mantiene que los 467 conceptos son objeto de continua crítica a través de la práctica, en la labor diaria del científico, mediante su correlación con los hechos reales, con los datos empíricos. Cada paso presupone, tanto la crítica del concepto, desde el punto de vista del hecho, .como la crítica de éste desde el punto de vista de aquél. Vygotski suponía que cualquier descubrimiento en la ciencia es también, siempre y al mismo tiempo, un acto de crítica del concepto.
Esa interacción entre el concepto y el hecho, entre los componentes teóricos y empíricos del saber, tiene lugar ininterrumpidamente en la ciencia. A un nivel más elevado, -donde los conceptos, hechos de disciplinas particulares, se convierten en material de la crítica y de la elaboración ulterior, gracias a lo cual y debido a ello se «condena» en ellos la realidad, se crean las abstracciones de mayor contenido— esta interacción constituye el objeto de la ciencia general. Se la puede denominar también metodología, en el sentido de que constituye un corpus doctrinal de los modos, caminos, procedimientos del conocimiento científico concreto, pero teniendo en cuenta de nuevo que la «instrumentación» (procedimiento de elaboración del material empírico) es inherente incluso al concepto más elemental.
La ciencia general «adopta», eleva a un rango más elevado esta forma de operar con los conceptos, ahora ya —de acuerdo con su objeto— con los conceptos y el método de cualesquiera formas de investigación científico-psicológica, independientemente de los objetos a los que se extienda.
La metodología de una ciencia concreta se forma bajo la influencia de la filosofía, pero tiene su estatuto propio, determinado por la naturaleza del objeto de esta ciencia, del desarrollo histórico de sus estructuras categoriales. Por eso, la investigación metodológica de los conceptos psicológicos, los métodos, los principios explicativos no es, por tanto, una «buhardilla» filosófica añadida a la ciencia. Surge de acuerdo con las exigencias de una ciencia concreta y constituye una parte integral suya.
La idea de la inseparabilidad de los dos procedimientos de análisis de la ciencia —el lógico y el histórico— se convierte en la piedra angular de toda la construcción teórica de Vygotski.
Una metodología científica de base histórica deviene posible porque la regularidad, la reiteración, la precisión son inherentes al propio proceso de cognición, a su existencia histórica. De la lógica objetiva del desarrollo del proceso, de la lógica oculta tras el carácter extraordinario de los acontecimientos grabados en la memoria de la ciencia, se extraen las fórmulas generales de las que se deducen y según las cuales se predicen estos acontecimientos. «La regularidad en el cambio y el desarrollo de las ideas —señala Vygotski—, la aparición y muerte de los conceptos, incluso el cambio de clasificaciones, etc., todo ello puede ser explicado científicamente basándose en los nexos concretos de la ciencia en cuestión 1) con el substrato sociocultural de la época, 2) con las condiciones y leyes generales del conocimiento científico, 3) con las exigencias objetivas que plantea al conocimiento científico la naturaleza de los fenómenos objeto de estudio en el estadio actual de su investigación, es decir, en fin de cuentas, con las exigencias de la realidad objetiva que estudia la ciencia en cuestión»
El hecho de que la psicología haya reconocido ya la necesidad de una ciencia general (la metodología) y de que se encuentre al mismo tiempo incapaz de generarla es considerado por Vygotski como una prueba de la crisis de la psicología. La aguda necesidad de una metodología impulsa a eslabones estructurales aislados de la ciencia a llevar a cabo «actos sustitutivos». El papel que por derecho propio le corresponde a la psicología general, y sólo a ella, tratan de apropiárselo disciplinas particulares 468 —la psicología infantil, la psicopatología, la psicología animal y otras-, que elevan sus conceptos-hechos, válidos sólo para un círculo limitado de fenómenos, al rango de categorías psicológicas generales.
Se observa una asombrosa analogía en la evolución de las más diferentes concepciones psicológicas: del descubrimiento parcial en una disciplina especial a la sucesiva difusión de sus ideas a toda la psicología y después al conocimiento humano en su conjunto. Así ha sucedido con el freudismo, la reflexología, el gestaltismo y el personalismo. Todas estas orientaciones han recorrido ese camino con sorprendente uniformidad, manifestando con ello, aunque en forma inadecuada, que ha madurado la necesidad de una ciencia general que proporcione, gracias a abstracciones funcionales, unidad y conexión interna a los conceptos y hechos de la psicología y que determine su objeto en calidad de ciencia única y no como un desordenado conglomerado de fenómenos.
En contraposición a quienes veían en la crisis tan sólo descomposición, hundimiento de todos los pilares, a quienes se sentían, según palabras del conocido psicólogo ruso N. N. Langue, «en la situación de Príamo ante las ruinas de Troya», Vygotski consideraba que en la crisis actúa un principio no sólo destructor, sino creador.
Quienes están relacionados directamente con la práctica de los conocimientos y la transformaciones conseguidos por el hombre sienten más agudamente que nadie la necesidad de analizar críticamente los hechos aislados, las hipótesis, las generalizaciones empíricas, «aunar los conocimientos».
La dificultad para resolver esta tarea viene agravada por el hecho de que en el organismo de la ciencia han aparecido componentes heterogéneos adheridos» —psicología causal, científico-natural y psicología indeterminista, teleológica. La crisis ha mostrado que esa coexistencia es intolerable, que es necesario «extirparlos», que el estudio productivo de la regulación psíquica del comportamiento sólo es posible en su calidad de causal. La historia ha dictado su sentencia —ha mostrado la miseria y carencia de perspectivas del indeterminismo. Había que estar dotado de una gran perspicacia para, tras la superabundancia de escuelas grandes y pequeñas que se amontonaban en la escena psicológica, ver dos corrientes principales: la causal y la indeterminista y constatar la perdición de la segunda.
La crisis ha mostrado que ninguna otra psicología, aparte de la determinista, es posible como psicología científica. En eso consiste su profundo significado histórico. La limitación del antiguo determinismo se debe a que le faltaban recursos para alcanzar el nivel de la interpretación científico-natural de la conciencia humana, histórico-social por naturaleza. Eso daba pie a que florecieran las concepciones teleológicas, que actuaban bajo el nombre de diferentes psicologías: descriptiva (W. Dilthey), intencional (F. Brentano), fenomenológica (E. Husserl, A. Pfender), axiológica (H. Münsterberg), personalista (W. Stern) y otras.
El historicismo era también extraño a las concepciones en que existía una corriente científico-natural: behaviorismo, psicología de la Gestalt, funcionalismo. Su orientación filosófica obstaculizaba la salida de la situación de crisis, que exigía, como ya hemos señalado, la creación de una ciencia general en calidad de metodología de la investigación psicológica. Una metodología científico-concreta de este tipo, única continuadora legítima de una de las dos tendencias determinantes en la andadura de la psicología durante todos los siglos anteriores —concretamente de la científico-natural—, podía desarrollarse, en opinión de Vygotski, tan sólo sobre la base que «despreciaron» los constructores precedentes, la del materialismo dialéctico. 469
Vygotski consideraba a la psicología marxista no como una de las escuelas (como se decía, por ejemplo, de las escuelas asociacionista, experimental, eidética y otras), sino como la (mica psicología científica. A diferencia de los autores que, habiendo perdido el sentido del historicismo, exigían de la psicología «terminar con el pasado» y «comenzar de nuevo», Vygotski suponía que la transformación de la psicología sobre la base del marxismo no significaba en modo alguno prescindir de toda su labor anterior. Cada uno de los esfuerzos del pensamiento libre por dominar la psique, cada uno de los intentos de investigación del determinismo, preparaban la futura psicología, y por eso entrarían obligatoriamente a formar parte de ella, transformados.
La corriente científico-natural en psicología, que se había desarrollado espontáneamente bajo la presión de la praxis social, se detuvo en el umbral de la explicación determinista de la psique humana, puesto que esa determinación tiene carácter histórico-social. De acuerdo con ello, los conceptos explicativos de las ciencias naturales son insuficientes para construir la nueva psicología, en la medida en que esa tarea requiere el descubrimiento de leyes válidas para todos los niveles de la psique, incluidas sus formas superiores, determinadas por la interrelación de la personalidad humana con el mundo de la cultura que se desarrolla históricamente. Al mismo tiempo, al ser sucesora directa de los logros de la psicología científico-natural precedente, la psicología basada en el marxismo podía, según Vygotski, ser enfocada como una ciencia natural, en el amplio sentido de la palabra. Es evidente que en este contexto Vygotski consideraba fenómenos naturales no sólo los que estudiaban las ciencias de la naturaleza (inorgánica y orgánica). Al igual que el desarrollo de las formaciones económico-sociales en la doctrina de Marx, el de la psique debe ser considerada como un proceso histórico-natural. Tal planteamiento permitía, manteniendo una conexión orgánica entre la psicología y la ciencia natural, trasladar a un nuevo nivel la investigación de la determinación de los fenómenos de la psique. La creación posterior de Vygotski mostró la fecundidad de ese enfoque metodológico para la elaboración de conceptos científicos concretos sobre la determinación de los actos psíquicos genuinamente humanos: Atención, memoria, imaginación, pensamiento. Hay que señalar que en el trabajo a que nos estamos refiriendo, Vygotski se limitaba a plantear la necesidad de reorientar a la psicología hacia nuevos caminos, por los que han avanzado posteriormente numerosos psicólogos soviéticos.
Vygotski interpreta la filosofía del marxismo como adecuada a las necesidades propias de la ciencia psicológica, que busca una salida de la crisis, y no como algo aportado desde fuera por la voluntad de individuos que habían proyectado reformar la psicología partiendo de consideraciones políticas o ideológicas (esa era concretamente la opinión de G. I. Chelpánov). La explicación por parte de Vygotski de la crisis de la psicología se basa en la influencia del análisis leninista de la situación de crisis, que había madurado a finales del siglo pasado en las ciencias naturales, cuyo desarrollo exigía nuevas soluciones metodológicas, esencialmente dialéctico-materialistas. En los trabajos de los clásicos del marxismo vio Vygotski una muestra de cómo aplicar su doctrina filosófica a una ciencia concreta que reflejase en sus conceptos, que se desarrollaban históricamente, determinados aspectos de la existencia natural y (o) social.
Esta tarea es imposible de resolver mediante la traslación directa de las categorías y leyes universales de la dialéctica materialista al campo de un conocimiento científico concreto. También era estéril el otro camino, el de intentar encontrar en manifestaciones aisladas de los clásicos del marxismo una psicología ya preparada, es 470 decir, una solución del problema de la especificidad y estructura de la psique, Para aplicar el marxismo a una u otra ciencia hay que elaborar una metodología —un sistema de procedimientos mediadores concretos de organización de os conocimientos que pueden ser aplicados precisamente a la escala de esa ciencia.
La dialéctica (metodología) del conocimiento psicológico —que es el alma de la ciencia general respecto a numerosas disciplinas psicológicas particulares— está llamada a reproducir a nivel cognitivo la dialéctica objetiva de lo psíquico. Con ello surge una jerarquía de niveles de investigación: el nivel superior lo representa la filosofía, tras él va la metodología de la psicología general. De sus recursos se nutren en el siguiente nivel de la jerarquía las disciplinas psicológicas particulares. Estas últimas, a su vez, se unen directamente con la influencia práctica en el hombre y con su transformación mediante formas de educación e instrucción, de creación de hábitos laborales, de organización de las actividades, tratamientos médicos, etc. En este proceso se perfila un movimiento no sólo de «arriba abajo» —de la filosofía a través de la ciencia general y de las disciplinas particulares a la práctica—, sino también en sentido contrario, «de abajo arriba» —de la práctica, generalizada, integrada en disciplinas particulares, a la psicología general, cuyo aparato categorial englobaría todo su «reino».
En este torbellino, el factor decisivo, el principio y fin de todo el proceso lo constituye la práctica. La práctica forma parte directa del conocimiento psicológico y no se limita a intervenir como medio de control del mismo. Por cierto, Vygotski interpreta la propia investigación científica como una forma especial de actividad práctica, secundaria con respecto a otros procedimientos de influencia del hombre en la naturaleza yen otros hombres, pero capaz al mismo tiempo de proporcionar a esta influencia «enseñada» una eficacia incomparablemente mayor que en el nivel precientífico.
Apartado 04
La ciencia es, según Vygotski, un sistema internamente cohesionado. Cada uno de sus componentes (el hecho, el término, el procedimiento metodológico, la construcción teórica) obtiene el significado del conjunto, que atraviesa una serie de fases que se sustituyen inevitablemente entre sí, análogamente a como unas formaciones socioeconómicas se transforman en otras.
En opinión de Vygotski, en las investigaciones metodológicas tiene gran importancia el problema del lenguaje de la ciencia, el problema de las palabras, de la terminología. «El lenguaje —escribe— desvela una especie de cambios moleculares que vive la ciencia; refleja procesos internos y no formalizados: tendencias de desarrollo, reforma y crecimiento». El idioma de la ciencia es un instrumento de análisis, un instrumento del pensamiento. Puede desarrollarlo únicamente quien se ocupe de la investigación y descubra lo nuevo en la ciencia. El descubrimiento de nuevos hechos y la aparición de nuevos puntos de vista en los hechos exigen nuevos términos. Por consiguiente, no basta con la creación de palabras que se da cuando se inventan nuevos vocablos para denominar fenómenos ya conocidos, a semejanza del etiquetado en una mercancía terminada, sino que se trata justamente de las palabras que nacen en el proceso de la creación científica.
Puesto que la psicología es una ciencia experimental, utiliza para resolver sus tareas diferentes aparatos, mecanismos, dispositivos, que desempeñan la función de 471 instrumentos. Sin embargo, el desarrollo de la técnica experimental encierra el peligro de su fetichización y puede dar lugar a la esperanza de que el empleo de esta técnica sea capaz por sí mismo de descubrir nuevos hechos científicos. Semejante entusiasmo por la técnica de los aparatos, sin premisas teóricas, sin comprender que desempeñan tan sólo un papel auxiliar, perjudica la creación científica y crea, según expresión de Vygotski, «el subalternismo en la ciencia». Vygotski dice que el subalternismo en la ciencia» supone escindir la función técnica de la investigación (el mantenimiento de los aparatos, de acuerdo con un patrón prefijado) del pensamiento científico. Esta escisión se refleja también negativamente en el propio pensamiento, ya que todo el peso de la labor de investigación se traslada del hecho de operar con palabras-conceptos al de operar irreflexivamente con aparatos. Como resultado de ello, las palabras, carentes de nuevo contenido, comienzan a empobrecerse y dejan de cumplir su papel específico de instrumento —importantísimo— del pensamiento.
Vemos que para Vygotski la base del análisis de los problemas metodológicos de la investigación científica no la constituyen las construcciones especulativas, sino la labor «molecular» con la palabra, el concepto, el aparato, el hecho científico, que se realiza a diario en el proceso de la investigación en el laboratorio.
Unas décadas antes de que se confirmase el enfoque sistémico actual, Vygotski lo practicaba ya en su análisis de la ciencia, siguiendo el principio marxista según el cual la sistematización y el historicismo son inseparables. Vygotski une la idea de la sistematización de la ciencia, que permite descubrir las particularidades de su estructura, con el principio de su condicionamiento social.
La teoría de la crisis de la ciencia, desarrollada por Vygotski, no ofrece sólo un interés histórico. Hoy día mantiene su actualidad en el plano de la elaboración de la doctrina marxista que considera el conocimiento como socialmente determinado, como un proceso dialécticamente contradictorio, con sus altibajos, crisis y situaciones revolucionarias.
La cuestión relativa a la naturaleza de las situaciones de crisis y de los caminos para resolverlas atrae también hoy día a los metodólogos de los países capitalistas. Es ampliamente conocida, por ejemplo, la interpretación que da a los fenómenos de crisis en la ciencia el historiador norteamericano de la ciencia T. Kuhn. Según él, la crisis eclosiona cuando se acumulan hechos anómalos, incompatibles con el paradigma dominante. Y al disgregar éste, preparan la revolución en la ciencia. Al final, el viejo paradigma se viene abajo y la comunidad científica se agrupa sobre la base de un nuevo paradigma.
En su análisis del desarrollo de la psicología, Vygotski descubre otros determinantes de los fenómenos de crisis. Rechaza la idea positivista de los hechos «puros» (tras la cual latía el supuesto de que la fuente del conocimiento la constituían datos sensoriales y no la realidad objetiva reflejada en a experiencia sensorial y obtenida a través de la conciencia). Porque toda la investigación científica puede operar tan sólo con hechos que hayan sido elaborados conceptualmente. Ya al denominar el objeto lo clasificamos, lo destacamos con ayuda de la palabra-instrumento de entre la infinita diversidad de datos importantes en relación con un tema determinado.
Por cuanto la «fuerza elaboradora» parte del pensamiento, inmerso en un objeto independiente de él, la elaboración conceptual del hecho no es más que una reconstrucción cognoscitiva más adecuada, más sustancial (que a nivel preconceptual) de ese objeto.
Según Vygotski, la crisis no nace del choque de nuevos hechos con la estructura dominante del saber, sino cuando madura, engendrada y estimulada por la práctica, 472 la necesidad de pasar de esquemas teóricos parciales a otros más generales, que introducen los primeros en el contexto en que sus conceptos —hechos descubren un sentido categorial de profundidad. En el periodo en que, habiendo llegado el momento, el esquema general aún no se ha constituido, las concepciones particulares tratan, como hemos visto, de ocupar su lugar. El marco exterior de la crisis señala el momento de su enfrentamiento y esto es lo que salta en primer lugar a la vista.
Según Kuhn, entre el paradigma de lo viejo y lo nuevo no existe ni comunidad ni conexión. Entre ellos no puede haber relación de incorporación. Uno excluye al otro.
El enfoque de Vygotski permite comprender la dialéctica de los momentos evolutivos (acumulativos) y revolucionarios en el desarrollo del saber positivo. Para comprender la naturaleza y el significado de la crisis en la ciencia es necesario, según Vygotski, salirse de los límites de las relaciones mutuas entre las teorías y los hechos en el movimiento del saber científico. La falta de coordinación entre lo teórico y lo empírico no estimula y orienta de por sí este movimiento. Las fuerzas actúan dentro de la propia ciencia, actúan a nivel de investigaciones aplicadas, relacionadas directamente con la práctica —educativa, industrial, médica, etc. Es precisamente la práctica la que exige construir semejante metodología, sin la cual la propia influencia científico-práctica en el hombre no puede ser eficaz.
La crítica por parte de Vygotski de las escuelas científicas que defendían un carácter estrictamente empírico de las estructuras —al parecer totalmente independientes de cualesquiera premisas ideológicas, filosóficas— no era una mera declaración. Después de haber analizado profunda y detalladamente la experiencia del desarrollo de otras escuelas y de su destino histórico, Vygotski muestra convincentemente que, tras el supuesto empirismo y carencia de premisas de estas escuelas, actuaban determinadas fuerzas socio-filosóficas, que condujeron a dichas escuelas, desde las constataciones empíricas y pasando por las relaciones que se establecían entre la psicología y otras disciplinas particulares, hasta la pretensión o pretensiones de ideologías universales.
El trabajo que estamos analizando reproduce el movimiento del pensamiento de Vygotski antes de que desarrollase el programa científico concreto de sus investigaciones, que se basa en su concepción histórico-cultural o instrumental. Según esta concepción, el psicólogo está llamado a estudiar los instrumentos (utensilios, signos), mediante los cuales los procesos psíquicos «naturales» se transforman en culturales, las operaciones externas «penetran en el interior, se interiorizan, dando lugar a un dispositivo, que será por lo general considerado por el sujeto como algo dado originariamente, algo que el mundo subjetivo no extraña. Es a partir de estas ideas de donde suele arrancar la «genealogía psicológica» de Vygotski y es tradicional que se las incluya en la primera página de los anales de su escuela.
El recurso a un trabajo anteriormente no publicado sobre la crisis en la psicología cambia decididamente la retrospectiva, arroja luz sobre la enorme labor metodológica que precede a los logros científicos específicos con que se ha asociado ulteriormente el nombre de Vygotski. El Vygotski filósofo, metodólogo, teórico de la ciencia ya tomó la palabra antes de que apareciera el Vygotski investigador de las funciones psíquicas superiores, autor de la concepción histórico-cultural en psicología, líder de una de las principales escuelas psicológicas soviéticas. ¿Ha sido oída esta palabra? El manuscrito ha permanecido sin ser publicado. No obstante, no cabe duda de que sus ideas no han estado «paradas». La historia sabe de precedentes, cuando pensamientos que se habían anticipado a su siglo, expuestos en el papel, no 473 fueron puestos en la circulación científica. Los libros de notas no publicados de Leonardo de Vinci y las notas de Diderot refutatorias del tratado de Helvetius «Acerca del hombre» ofrecen interés en calidad de documentos de gran valor pronóstico. No obstante, no influyeron en la atmósfera ideológica de su época. Semejante conclusión no parece legítima respecto al manuscrito de Vygotski. Al autor le rodeaban compañeros en su lucha por la nueva psicología y numerosos discípulos. No cabe duda de que en contacto con ellos desarrolló sus tesis, a cuyo conocimiento hemos llegado ahora. Les enseñaba su modo de percepción y de análisis de la naturaleza del conocimiento científico, y eso se convirtió en el substrato metodológico de la actividad ulterior de ellos.
La experiencia de Vygotski constituye un ejemplo de reflexión científico-crítica, como diríamos ahora, anticipo de la construcción del sistema positivo. Se trata de una «crítica de la razón psicológica» muy particular, pero una crítica basada en el «esclarecimiento» de sus destinos históricos, en el análisis de factores reales. Es evidente que hablamos aquí de hechos en un sentido totalmente distinto que cuando nos referimos al empirismo científico corriente.
En este contexto intervienen como hechos las concepciones teóricas, el auge y la caída de verdades y sistemas científicos completos, situaciones de crisis, etc. Tales «metafactores» exigen teorías propias, distintas de las teorías científicas concretas. Eso lo comprendió bien Vygotski cuando escribía sobre la investigación científica de la propia ciencia. Sin temor a exagerar diríamos que la reflexión científico-crítica, el análisis históricamente orientado de los problemas de la lógica y la metodología del conocimiento se convierten en la presencia necesaria de toda la creación ulterior de Vygotski.
No partía de las concepciones apriorísticas de cómo es posible en general la psicología científica, sino de la penetrante investigación de formas históricamente fidedignas de realización de esta posibilidad. La historia era para él un enorme laboratorio, un gigantesco dispositivo experimental, donde se llevan a cabo las pruebas de hipótesis, teorías, escuelas.
Antes de dedicarse a la psicología experimental, profundizó en la experiencia del trabajo de ese laboratorio de la historia. Antes de convertir en objeto suyo el pensamiento y el lenguaje del niño, estudió los frutos de la actividad mental de los hombres en su máxima expresión, como es la construcción del saber científico. Parece como si le guiase la conocida tesis marxista de que las formas altamente desarrolladas son la clave para descubrir los secretos de las elementales. Dice Vygotski, por ejemplo, que la palabra constituye el «embrión de la ciencia». No estudia esa forma embrionaria, sino la función del término científico —la palabra portadora del mayor peso semántico. Así, discute la cuestión relativa a la «circulación de los conceptos y los hechos con beneficio para los primeros» aplicándola a la evolución de la ciencia. Posteriormente, varían las escalas. Lo que había sido explicado a nivel macrosocial conduce a la explicación del desarrollo de los conceptos en el niño.
A la interpretación del razonamiento científico colectivo como sistema le sigue la teoría de la estructura de la conciencia individual como sistema. A la comparación de los conceptos científicos con los instrumentos de trabajo, que se desgastan con el uso, le sigue la psicología instrumental con su postulado sobre los instrumentos medios de asimilación del mundo y de construcción de su imagen interna.
Todas las cuestiones fundamentales de la actividad cognoscitiva del hombre —la relación entre lo teórico y lo empírico, entre la palabra y el concepto, las cuestiones 474 relativas a los procedimientos de operar con el concepto como instrumento especial y gracias a ello de modificación de su contenido como objeto, a su acción práctica real y su correlato intelectual— los analiza en un principio a través de materiales del conocimiento científico en desarrollo. Sólo después de haberlos comprobado en esa cultura especial, pasa Vygotski del experimento histórico al psicológico. Veía en el niño un pequeño investigador que actúa según las mismas reglas que el investigador adulto.
Como hemos visto, Vygotski capta la dialéctica del conocimiento —los principios del historicismo y del reflejo— no especulativamente, sino a través de un empirismo histórico especial, que se convierte en una plaza de armas para la ofensiva metodológica contra la fortaleza que no había sido capaz de tomar la psicología determinista, científico-natural precedente.
Desde los tiempos de Vygotski, los psicólogos soviéticos han realizado una enorme labor de reconstrucción teórica del conocimiento psicológico sobre los principios de la filosofía marxista-leninista. No obstante, no se ha satisfecho de forma totalmente favorable la necesidad de una psicología general, en la interpretación que defendía Vygotski, es decir, de la metodología especial de las investigaciones psicológicas concretas. Inseparablemente unida a la filosofía, esa metodología especial debería disponer de principios, tareas y estructuras propios y servir de centro integrante de toda la diversidad del saber psicológico y de palanca principal de su estructura.
V
Para terminar, sólo unas palabras de conclusión sobre las circunstancias que han determinado los logros de Vygotski.
Para quienes se relacionaron con él, resultaba evidente de inmediato el enorme talento de su personalidad. Pero ninguna cualidad personal puede expresar por sí misma la aparición de un líder científico. Para Vygotski, la idea central en el análisis de la ciencia y de cualquiera de sus fenómenos era la de que tras figuras aisladas del proceso histórico actúan «con la fuerza de un muelle de acero» leyes objetivas. Por orden suya, y no por el capricho de los héroes del proceso histórico, nacen y mueren, se elevan y se sustituyen unas a otras las concepciones, las escuelas y las corrientes.
Este enfoque, puesto en práctica por Vygotski en su reconstrucción de la dinámica de las ideas científicas, es conveniente extenderlo también a la valoración de la propia creación que él lleva a cabo y que toma forma bajo la influencia de nuevas condiciones sociales y de una nueva concepción del mundo. Son precisamente esos factores los que le indujeron a darse cuenta de la limitación histórica de las escuelas psicológicas, nacidas en una atmósfera ideológico-social distinta y a impulsar la corriente que le permitió buscar nuevas respuestas a las demandas de la lógica del desarrollo del conocimiento científico.
«Nuestra ciencia —escribía Vygotski— no podía ni puede desarrollarse en la vieja sociedad. Ser dueños de la verdad sobre la persona humana y de la propia persona es imposible mientras la humanidad no sea dueña de la verdad sobre la sociedad y de la propia sociedad»
Según expresión de Vygotski, la verdad sobre la sociedad la ha dicho el marxismo. Los principios explicativos de esta filosofía —el historicismo y el 475 sistematismo, la unidad de la teoría y la práctica, con el papel determinante de esta última, la primacía de la existencia con respecto a su imagen psíquica— encaminaron a Vygotski, junto con el colectivo de psicólogos soviéticos, a transformar los fundamentos del estudio del hombre. Y el hecho de que Vygotski se convirtiera, como testimonia la experiencia histórica, en la figura de vanguardia de ese colectivo, viene explicado por una serie de circunstancias.
Ante todo, por la elevada cultura filosófica de sus investigaciones. Comprendió la veracidad del marxismo en el contexto del desarrollo del pensamiento filosófico universal. Descartes y Spinoza, Hegel y Feuerbach, toda la gran tradición filosófica está representada en el subtexto (y a veces en el texto) de sus investigaciones de la psique humana desde posiciones dialéctico-materialistas. Nada era tan extraño para él como la ingenua fe positivista en la ciencia «pura», carente de premisas, en la capacidad de los procedimientos experimentales o matemáticos para asimilar por sí mismos, independientemente del trabajo creador del pensamiento teórico, la realidad psíquica.
Al mismo tiempo, el vuelo del pensamiento de Vygotski habría sido imposible sin apoyarse en las tradiciones que se habían creado como resultado del estudio científico concreto de los fenómenos psíquicos. Estas tradiciones sólo podía transformarlas quien las hubiera comprendido orgánicamente, quien hubiera asimilado la dura experiencia de las búsquedas precedentes.
Ante el lector de los trabajos de Vygotski desfila el amplio panorama del desarrollo de la psicología universal, sus corrientes principales. La toma de postura ante estas corrientes se convirtió en la premisa de una nueva síntesis teórica. Pero la atenta y penetrante mirada de Vygotski no sólo abarcaba los acontecimientos en el sector del frente donde se estaban elaborando los fenómenos psíquicos. Sus facultades abarcaban también los procesos y las tendencias de desarrollo de las ciencias afines a la psicología: las ciencias naturales y las ciencias humanas. Esa facultad de pensar en el campo de diferentes disciplinas influyó favorablemente en su análisis específicamente psicológico, ya que los objetos de ese análisis están incluidos por su propia naturaleza en el sistema de relaciones con objetos del conocimiento biológico y social.
Entre las particularidades importantes de la creación de Vygotski hay que mencionar también su constante tendencia a ligar los avances en los problemas psicológicos a las imperiosas exigencias .de la práctica. Eso se basaba en el credo metodológico que había asimilado: la práctica no sólo controla los resultados del proceso de cognición, sino que es ella misma la que constituye ese proceso.
No se puede comprender la concepción psicológica de L. S. Vygotski sin tener en cuenta su proceso de evolución.
En las publicaciones sobre Vygotski se tropieza frecuentemente con una valoración inadecuada de sus posiciones teóricas, que en el fondo revela una ignorancia de la evolución de Vygotski acerca de la naturaleza de la psique y una confusión entre ideas suyas correspondientes a distintos periodos de su creación.
Como es sabido, la metodología marxista exige, al analizar la labor creadora de cualquier científico, seguir un procedimiento de reconstrucción histórica de su aportación al fondo principal de los conocimientos científicos que no permite su enfoque apologético ni nihilista. Lamentablemente, manifestaciones de este tipo de enfoques se dejan notar a lo largo de toda la historia de la psicología soviética e incluso persisten hoy día en la valoración de algunos autores contemporáneos. En 476 estos casos, en lugar de referirse al verdadero Vygotski, se llevan a cabo interpretaciones arbitrarias, que confunden inevitablemente la perspectiva histórica.
La obra de Vygotski debe ser analizada y valorada dentro del contexto sociocultural en que fue desarrollada. Su teoría se forma en los años que siguen a la revolución, en la época de transformación del viejo mundo, de radical reestructuración de las ideas sobre la personalidad humana y sobre las perspectivas del desarrollo social. En esta atmósfera, las concepciones psicológicas de Vygotski, lo mismo que las de otros psicólogos soviéticos de vanguardia, se orientaron hacía la metodología propia del conocimiento científico dialéctico-materialista. A través del prisma de esta metodología se desarrollaron sobre una nueva base metodológica las mejores tradiciones del pensamiento psicológico ruso: la tradición científico-natural, que se remonta a l. M. Séchenov y la histórico-cultural, que se remonta a Potébnia.
Vygotski no ha creado un sistema psicológico más o menos acabado. Durante sus intensas búsquedas, generaba ininterrumpidamente nuevas y nuevas ideas, abandonaba sin compasión unas, planteando otras, cambiando incluso a veces la trayectoria de su pensamiento. Cabría considerarle como la figura más inquieta de la psicología soviética. Y todavía hoy sentimos la fructífera influencia de su inquietud.
Muchas de sus preocupaciones han perdido actualidad, pero muchas otras continúan conservando su potencial ideológico. Al buscar en el pasado y reconstruir los problemas que absorbieron a Vygotski, la encendida polémica alrededor de los mismos, las complicadas peripecias de la lucha por la nueva psicología, percibimos vivamente la conexión temporal que existe, la dependencia entre las búsquedas actuales y lo que fue creado en aquella época.
M. F. Yaroshevski G. S. Gurguenidze

Notas:
1 El concepto de desarrollo del sistema era totalmente nuevo. Su novedad es fácil de captar si lo comparamos con la interpretación de sistema en la psicología de la Gestalt, a la que el principio de desarrollo era ajeno. Las ventajas del planteamiento de Vygotski se ven claramente si lo comparamos con ciertas variantes actuales del .enfoque sistémico., incapaz de conseguir una conexión entre el sistematicismo y el historicismo. Es interesante señalar que en aquella misma época y en la ciencia fisiológica, A. A. Ujtomski estaba estudiando estos mismos conceptos de sistema funcional y de historia del sistema. No hay datos de que Vygotski conociese esos estudios.
2 En opinión de Vygotski, el concepto de psicología general no coincide con el de psicología teórica. Esta última:
«—en esencia, la psicología del hombre adulto normal—, junto con la psicología animal y la psicopatología, debería ser considerada como una de las disciplinas especiales. El que hasta ahora haya desempeñado, y continúe haciéndolo en parte, el papel de un cierto factor generalizador, encargado de conformar hasta cierto punto la estructura y el sistema de las disciplinas especiales, proporcionándoles los conceptos fundamentales y conformándolas con su propia estructura, tiene su explicación en la historia del desarrollo de la ciencia, pero no se corresponde con una necesidad lógica. Eso es lo que se ha dado —y sigue aún dándose en parte—, pero no tiene por qué ocurrir forzosamente y de hecho no continuara haciéndolo, porque tal orden de cosas no se desprende de la propia naturaleza de la ciencia, sino que viene condicionado por circunstancias ajenas y externas: bastará que varíen para que la psicología del hombre normal pierda su papel rector»