Salud mental y trabajo: Procesos neurológicos y estados mentales en los que aparecen las psicosis

Las psicosis pueden manifestarse como parte de distintas categorías
diagnósticas identificadas en la cuarta edición del Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
(DSM IV) (American
Psychiatric Association 1994). En la actualidad, no hay todavía
un conjunto diagnóstico uniformemente aceptado.
Los procesos médicos en los que se admite que surgen las psicosis:
1-Enfermedades sistémicas y neurológicas;
La sintomatología delirante puede estar causada por distintos
trastornos neurológicos que afectan al sistema límbico o a los
ganglios basales, mientras el funcionamiento de la corteza cerebral
permanece intacto. Las crisis convulsivas parciales complejas
van precedidas a menudo de alucinaciones olfatorias de olores
peculiares. A un observador externo puede parecerle que la
persona con esta actividad convulsiva está simplemente con la
vista perdida o soñando despierta. Las neoplasias cerebrales,
sobre todo de las regiones temporal y occipital, pueden causar
alucinaciones. También los trastornos que producen delirio,
como las enfermedades de Parkinson, Huntington, Alzheimer y
Pick, pueden alterar el estado de conciencia. Existen asimismo
varias enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis
terciaria y el SIDA, que pueden dar lugar a psicosis. Por último,
ciertas deficiencias de nutrientes, como las de B-12, niacina,
ácido fólico y tiamina, se asocian a la posibilidad de causar
problemas neurológicos capaces de originar psicosis.
En varios procesos sistémicos también se producen síntomas
psicóticos, como alucinaciones e ideas delirantes. Entre ellos se
encuentran la encefalopatía hepática, la cetoacidosis diabética y
la disfunción endocrina (suprarrenales, tiroides, paratiroides e
hipófisis). Se ha demostrado igualmente que la privación sensorial
y de sueño causa psicosis.
2-Estados mentales;
La esquizofrenia es probablemente el mejor conocido de los trastornos
psicóticos.
Se trata de una enfermedad que causa un deterioro
progresivo y que suele tener un comienzo insidioso. Se han
identificado varias subcategorías específicas, que comprenden los
tipos paranoide, desorganizado, catatónico, indiferenciado y residual.
Las personas con este trastorno tienen a menudo historias
laborales limitadas y no suelen formar parte de la población
activa una vez desarrollada la enfermedad. Tienen frecuentes
alteraciones profesionales y pierden el interés o el deseo de
trabajar. Salvo en empleos de muy escasa complejidad, suele ser
muy difícil que conserven su puesto de trabajo.
El trastorno esquizofreniforme es similar a la esquizofrenia,
pero sus episodios son de duración breve, en general inferior a
seis meses. El funcionamiento social y profesional previo de las
personas que sufren este trastorno suele haber sido bueno y,
cuando los síntomas ceden, recuperan su rendimiento anterior.
En consecuencia, el impacto profesional de este trastorno puede
ser notablemente inferior al de la esquizofrenia.
El trastorno esquizoafectivo tiene también mejor pronóstico
que la esquizofrenia, aunque peor que el de los trastornos afectivos.

La alteración profesional es muy frecuente en este grupo
de pacientes. A veces, las psicosis aparecen en los trastornos
afectivos mayores. Con el tratamiento adecuado, el funcionamiento
laboral de los trabajadores con trastornos afectivos
mayores es por lo general mucho mejor que el de los que tienen
esquizofrenia o trastornos esquizoafectivos.
Ciertos factores estresantes, como la pérdida del empleo o la
muerte de un ser querido, pueden causar psicosis reactivas
breves. Parece probable que este trastorno psicótico sea más
frecuente en el medio laboral que otras psicosis, sobre todo
cuando se asocian a características esquizoides, esquizotípicas o
limítrofres.
Parece probable que los trastornos delirantes sean relativamente
frecuentes en el entorno de trabajo. El sujeto afectado por
el tipo erotomaniaco cree típicamente ser amado por otra
persona, en general de situación social más alta. A veces, acosa a
esa persona con llamadas telefónicas, cartas o incluso espiándola.
Muchas de estas personas desempeñan empleos modestos,
viven aislados y retirados y tienen contactos sociales y sexuales
limitados. El trastorno de tipo grandioso suele asociarse a ideas
delirantes de valor, poder, conocimientos o relaciones de alto
nivel, o de relación especial con una deidad o algún famoso. El
tipo celoso cree erróneamente que su pareja sexual le es infiel.
El tipo persecutorio cree que él mismo (o alguien próximo a él)
está siendo engañado, acosado, perseguido o maltratado de
alguna otra forma. Estas personas suelen sentirse resentidas y
furiosas, y pueden recurrir a la violencia contra aquellos a los
que consideran sus enemigos. Rara vez desean buscar ayuda,
pues no creen que les ocurra nada. Los tipos somáticos desarrollan
la idea, pese a cualquier prueba en contrario, de que sufren
una enfermedad infecciosa. También pueden creer que están
desfigurados, o preocuparse obsesivamente por un mal olor
corporal. Estos trabajadores con ideas delirantes causan con
frecuencia problemas laborales.
3-Factores químicos relacionados con el trabajo;
Se sabe que ciertas sustancias químicas, como el mercurio, el
disulfuro de carbono, el tolueno, el arsénico y el plomo han
producido psicosis en trabajadores manuales. Por ejemplo, se ha
descubierto que el mercurio induce una psicosis en los trabajadores
de la industria del sombrero, que ha recibido el literario
nombre de “psicosis del sombrerero loco” (Kaplan y
Sadock, 1995). Stopford (comunicación personal, 6 de noviembre
de 1995) sugiere que el disulfuro de carbono indujo psicosis en un
grupo de trabajadores franceses en 1856. En Estados Unidos, en
1989, dos hermanos del estado de Nevada compraron este
producto para matar ardillas y desarrollaron una psicosis grave
tras entrar en contacto con él: uno de los hermanos disparó a un
tercero y el otro se disparó a sí mismo durante un cuadro de
confusión grave y depresión psicótica. La incidencia de suicidio y
homicidio se multiplica por trece tras la exposición al disulfuro de
carbono. Además, Stopford señala que se sabe que la exposición
al tolueno (utilizado en la fabricación de explosivos y tintes) causa
una encefalopatía aguda con psicosis. También puede causar
síntomas de pérdida de memoria, cambios del estado de ánimo
(p. ej., disforia) deterioro de la coordinación visual-manual y alteraciones
del lenguaje. Así pues, varios disolventes orgánicos, utilizados
sobre todo en la industria química, ejercen una influencia
directa en el sistema nervioso central (SNC), en el que inducen
cambios bioquímicos y un comportamiento impredecible (Levi,
Frandenhaeuser y Gardell 1986). La Administración para la
Salud y la Seguridad en el Trabajo (Occupational Safety and
Health Administration, OSHA) y el Instituto Nacional para la
Salud y la Seguridad en el Trabajo (National Institute for Occupational
Safety and Health, NIOSH) de Estados Unidos y la
industria química han establecido precauciones, procedimientos y
protocolos especiales destinados a reducir al mínimo el riego de
las personas que trabajan con sustancias químicas tóxicas.
4-Otros factores;
Varios medicamentos pueden causar delirio, que, a su vez, puede
evolucionar a la psicosis. Entre ellos se encuentran los antihipertensivos,
los anticolinérgicos (incluidos algunos de los fármacos
utilizados en el tratamiento del resfriado común), los antidepresivos,
los tuberculostáticos, los antiparkinsonianos y los antiulcerosos
(como la cimetidina). Además, pueden aparecer psicosis
relacionadas con el uso de sustancias psicoactivas legales o
ilegales, como el alcohol, las anfetaminas, la cocaína, el PCP, los
esteroides anabolizantes y la marihuana. Estos delirios y alucinaciones
suelen ser transitorios. Si bien el contexto es variable, las
ideas delirantes de persecución son muy comunes. En las alucinaciones
relacionadas con el alcohol, la persona puede oír voces que
le amenazan, insultan, critican o condenan. A veces, estas voces
hablan en tercera persona. Al igual que sucede con las personas
que sufren delirios paranoides o persecutorios, es preciso hacer
una evaluación cuidadosa de estos sujetos, pues pueden ser peligrosos
para sí mismos o para los demás.
La psicosis posparto es relativamente rara en el mundo del
trabajo, pero conviene reseñarla pues son muchas las mujeres
que están volviendo a su trabajo antes de lo que solían.
Tiende a
ocurrir en madres primerizas (o, más rara vez, en padres) y suele
instaurarse entre dos y cuatro semanas después del parto.
En distintas culturas pueden desarrollarse psicosis asociadas a
creencias comunes. Se han descrito varias reacciones psicóticas
de base cultural, como el “koro” en el sur y este de Asia, “la
reacción psicótica qi-gong ” en poblaciones chinas, el “piblokto”
en las comunidades esquimales y el “whitigo” en varios grupos
de indios norteamericanos (Kaplan and Sadock 1995). No
parecen existir estudios sobre la eventual relación de estos fenómenos
psicóticos y las variables profesionales.