Psicologia del desarrollo: edad adulta, concepto de desarrollo

Concepto de desarrollo.

El desarrollo tiene lugar cuando se observan cambios duraderos. En la persona coinciden el cambio y la estabilidad, dado que los cambios de las diversas competencias personales transcurren a distintas velocidades y en su interacción producen cierta estabilidad, por ejemplo, en la autonomía de la persona o en su bienestar (Martin y Kliegel, 2004). Las diferencias en los cambios indican que el desarrollo adulto puede manifestarse multidireccionalmente, es decir, en algunas competencias de manera estable y en otras aumentando o disminuyendo.
Este hecho permite investigar la relación entre los cambios y las distintas competencias.
Esta es la intención del estudio de Berlín de Mayer y Baltes (BASE, 1996) que analiza el transcurso de los recursos cognitivos, emocionales, mentales, corporales y sociales a los 70 años. Schaie (1996), a su vez, dirige desde 1956, con un mismo propósito, el Seattle Longitudinal Study (SLS) sobre la interacción de los cambios en el rendimiento intelectual y los estilos conductuales en la edad adulta.
A la hora de equiparar muestras y dadas las grandes diferencias en la manera de envejecer, se intenta buscar y definir propiedades comunes en grupos de la misma edad. Ante todo, se suelen estudiar los aspectos funcionales del bienestar (Gerok y Brandstädter, 1992). El concepto del envejecimiento normal se orienta por la norma típica, como puede ser el envejecimiento sin enfermedades crónicas, que sería lo contrario del envejecimiento patológico. El envejecimiento exitoso ocurre cuando las personas sienten satisfacción por poder adaptarse a las situaciones cambiantes de su vida (Havighurst, 1948/1972). Esto no deja de ser un criterio subjetivo, sometido a la comparación entre las necesidades individuales y el contexto concreto del desarrollo presente (Lehr, 2003). Esta definición se aplica también a la relación entre un cierto grado de salud objetiva y la satisfacción subjetiva del adulto con la vida que lleva. El término "envejecimiento exitoso" es demasiado impreciso, porque definir el "éxito" está dependiendo de una situación individual concreta, de unas metas deseadas o de una circunstancia personal, como una enfermedad o la pérdida de un ser querido. Esta definición puede ser, además, mal interpretada, aún contando con criterios objetivos, como las expectativas de vida que la persona adulta no siempre experimenta de manera positiva (Lindenberger, 2002).