Ramas de la psicología: La Antropología (Historia: Evolucionismo y difusionismo)

Historia: Evolucionismo y difusionismo.

El desarrollo de la ciencia antropológica en el sentido que hoy le damos sólo comenzó a adquirir carácter específico a medida que, por una parte, iban debilitándose los prejuicios culturales propios de la sociedad occidental, y, por otra, las diversas ciencias sociales comenzaban a delimitar sus propios campos de estudio respecto de la filosofía. Sería sobre todo, la enorme repercusión obtenida por las teorías darvinistas las que darían origen ya en la segunda mitad del siglo XIX a una primera escuela que, aun manteniéndose en el ámbito teórico, puede considerarse como definidamente antropológica. En efecto, al igual que algunos sociólogos e historiadores, como Spencer, comenzaron a aplicar a la sociedad competitiva del capitalismo victoriano la teoría biológica de la supervivencia de los más aptos, los antropólogos, a su vez, iniciaron el desarrollo de una concepción evolutiva de las sociedades. De acuerdo con esta mentalidad, dicha evolución habría seguido un proceso de creciente complejidad y perfección, cuya culminación serían los pueblos industriales europeos, en tanto que otras sociedades habrían quedado más atrasadas, pero siempre dentro de un mismo curso evolutivo.
Los presupuestos del evolucionismo llevaron diversos autores a crear teorías un tanto aventuradas acerca del desarrollo de las sociedades. Gran celebridad alcanzó la postulada por el estadounidense Lewis H. Morgan (1818-1881), que distinguía tres etapas en la evolución social de la humanidad: salvajismo, barbarie y civilización, cada una de las cuales estaría dividida a su vez en tres períodos. Los distintos estadios vendrían marcados por la predominancia de ciertas técnicas e instituciones (la familia, por ejemplo, iría evolucionando de la promiscuidad al grupo consanguíneo, a poliandria, el patriarcado, y por último la familia monógama, forma propia de la civilización moderna). La adquisición de alguna nueva capacidad supondría el fin de un período y el inicio de otro nuevo: la cerámica da fin al salvajismo, y el alfabeto a la barbarie. Al margen del carácter inicial y jerarquizado de esta teoría, la obra de Morgan resultó en su tiempo sumamente innovadora por su poder de síntesis, su interpretación materialista de los cambios sociales, y, en particular, su empleo del ¨método comparatista¨. Este al equipar (auque con cierta gratuidad) cada una de las etapas evolutivas al estadio actual de una comunidad primitiva, implicaba, al menos en teoría, la posibilidad de llevar a cabo una recapitulación de la historia de la humanidad mediante un estudio directo. Así, aunque la obra de Morgan se encuentra hoy en gran parte superada por los hechos empíricos, lo cierto es que influyó en gran número de autores, entre ellos y de manera muy significativa en Engels, y que aún hot, si bien reelaboradas, algunas de sus intuiciones básicas han sido recuperadas por autores marxistas y neodarwinstas.
Durante el transcurso del siglo XIX  fue tomando asimismo forma otra escuela antropológica, que rivalizó con la evolucionista, el difusionismo.
Los difusionistas no concebían las distintas sociedades como sujetos activos de una evolución paralela, sino que pusieron el centro en la consideración del ¨progreso¨ cultural e institucional como consecuencia de la apropiación de elementos procedentes de otras sociedades. Al igual que los evolucionistas, los teóricos de esta orientación poseían asimismo una visión histórica de las sociedades como sujetos de perfeccionamiento social. Debe hacerse notar, por lo demás, que, en su esfuerzo exacerbado por demostrar la teoría de la difusión cultural, hubo autores que llegaron a conclusiones tan gratuitas como hacer derivar todas las investigaciones fundamentales de la historia de la humanidad de una sola cultura: el antiguo Egipto. Además, la mayor parte de los antropólogos del siglo XIX creían que el estudio de las culturas ¨primitivas¨ no era útil por sí mismo, sino como medio para comprender el pasado de las sociedades modernas; esto lógicamente, les hacía dejar de lado todos aquellos rasgos que no poseyeran un correlato ¨evolucionado¨ en la estructura occidental.
Todavía, a nivel degradado, siguen vigentes en la mentalidad de muchas personas algunas ideas simplificadas procedentes de las dos escuelas, evolucionista y difusionista, tan en boga en el siglo pasado. Sin embargo, la polémica entre unos y otros está muy superada; mas, en descargo de estos autores, que hoy en día nos parecen obsoletos, cabe afirmar que su esfuerzo, por unilateral que fuera, permitió poner las bases de la moderna antropología social.