TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN. RECHAZO ESCOLAR Y FOBIA ESCOLAR: Naturaleza del rechazo y fobia escolar

TRASTORNO DE ANSIEDAD POR SEPARACIÓN.
RECHAZO ESCOLAR Y FOBIA ESCOLAR
Arturo Bados López
29 de septiembre de 2005

RECHAZO ESCOLAR Y FOBIA ESCOLAR:
NATURALEZA DEL RECHAZO ESCOLAR Y FOBIA ESCOLAR.
La fobia escolar se refiere a la negativa prolongada a ir a la escuela por algún tipo de perturbación emocional relacionada con la situación escolar. Según Berg, la fobia escolar se caracteriza por (Blagg, 1987):
– Una dificultad grave para ir al colegio que frecuentemente provoca ausencias prolongadas del medio escolar. King, Ollendick y Tonge (1995) han operacionalizado una ausencia prolongada como dos o más ausencias en promedio por semana a lo largo de cuatro semanas.
– Una grave alteración emocional que incluye miedo intenso, explosiones de mal humor, tristeza y/o quejas de sentirse mal sin causa orgánica obvia cuando el niño se encuentra con la situación de tener que ir al colegio.
– Permanecer en casa con el conocimiento de los padres cuando se debería estar en el colegio; este criterio se cumple en alguna fase del curso del trastorno.
– Ausencia de características antisociales tales como robos, mentiras, vagabundeo, conductas de destrucción o conducta sexual inadecuada.
Aunque algunos autores han considerado a la fobia escolar como una manifestación del TAS, se puede temer y evitar la escuela por motivos diferentes al de la ansiedad por separación, tal como es el caso de muchos niños con rechazo escolar. La fobia escolar también es muy frecuente en niños con trastorno de ansiedad excesiva (generalizada), trastorno por evitación (fobia social), trastorno obsesivocompulsivo o depresión (Bragado, 1994; Echeburúa, 1993).
Hoy en día existe una tendencia a preferir el término rechazo escolar en vez del de fobia escolar para referirse a la negativa a asistir a la escuela o a la dificultad para permanecer en la misma basadas en perturbaciones emocionales; se considera que el primer término es más amplio y descriptivo y reconoce la heterogeneidad causal del problema. En efecto, el rechazo escolar es un problema complejo que puede tener diversas causas (King, Ollendick y Tonge, 1995; Sandín, 1997): a) miedo a separarse de los padres (posible diagnóstico de TAS); b) miedo a diversos eventos relacionados con la escuela (ser golpeado por un compañero, ser objeto de burlas, ser criticado en clase, hablar delante de la clase, ser enviado al director, hacer exámenes, desvestirse a la hora del deporte; posible diagnóstico de fobia específica o social); c) problemas de ansiedad generalizada o depresión (posible diagnóstico de trastorno de ansiedad generalizada o trastorno afectivo). De estos tres subtipos, la fobia escolar correspondería al segundo. De todos modos, ni el rechazo escolar ni la fobia escolar corresponden a categorías diagnósticas aceptadas en el DSM-IV o en la CIE-10
Junto a la distinción de tres grupos clínicos primarios de evitadores escolares (los caracterizados por ansiedad por separación, los de tipo fóbico y los ansiosos/deprimidos) hecha por King, Ollendick y Tonge (1995), se han distinguido también dos tipos de fobia escolar (véase Echeburúa, 1993, pág. 41 y Méndez, 1999, pág. 55): el tipo 1 (neurótico) con buen pronóstico y el tipo 2 (caracterial) que también responde al tratamiento conductual, aunque hay más fracasos y recaídas (Blagg, 1987). Esta tipología relaciona la fobia escolar con el contexto familiar, el cual está perturbado en el tipo 2: pobre comunicación entre los padres, mal ajuste psicológico de los padres (trastorno de ansiedad en la madre y de personalidad en el padre), poco interés del padre por la casa y por los hijos, escasa colaboración de los padres en el tratamiento. Sin embargo, esta clasificación es muy reduccionista y no se pueden incluir en ella muchos casos vistos en la clínica; además, no hay datos sobre su fiabilidad y validez.
El rechazo escolar debe distinguirse del hacer novillos. En este último caso, el absentismo escolar se produce sin permiso paterno, no se observan reacciones de temor, el niño no se niega a ir a la escuela, el niño suele permanecer en la calle y no en casa, el rendimiento escolar suele ser bajo, se suele desafiar a la autoridad escolar y suele haber conductas antisociales (robos, mentiras continuas, destrucción de propiedades, fugas de casa, peleas entre pandillas). Un análisis más detallado de las diferencias puede verse en Echeburúa (1993, pág. 42) o en Méndez y Macià (1990).
En el rechazo escolar pueden distinguirse manifestaciones en varios sistemas de respuesta (Echeburúa, 1993; Méndez y Macià, 1990):
– Sistema autónomo: taquicardia, sudoración, palidez, sensación de mareo, ganas frecuentes de orinar, náuseas y vómitos, dolor abdominal, diarreas, dolor de cabeza, trastorno del sueño, pérdida del apetito.
– Sistema cognitivo: anticipación de consecuencias negativas asociadas a la escuela (castigo de los profesores, burlas o agresiones de los compañeros, fracaso académico), evaluación negativa de las propias capacidades, preocupación por ciertas reacciones somáticas como vomitar o la urgencia por orinar.
– Sistema motor: aparte de la tensión muscular elevada y los posibles temblores, el niño evita la escuela (se queda en casa) a través de medios como quejas de síntomas físicos, conducta negativista (no se viste, no desayuna, no encuentra las cosas, se encierra en su cuarto) o expresiones verbales de no querer ir a la escuela. Si se le lleva por la fuerza, puede pedir volver a casa, agarrarse a los padres o gritar. Una vez en la escuela, puede esconderse, escaparse de la misma, presentar rabietas o inhibirse totalmente (no habla, no juega).

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