Trauma (Trauma de guerra – Neurosis de guerra): Planteo del problema

EL TRAUMA Y SUS SECUELAS

Disertación psicoanalítica sobre el trauma en el campo de batalla y el estado psíquico
que a partir de él se desencadena.

Autores: Andrea Paola Martínez Mora. Laura Natalia Pérez Pérez. Gloria Elena Gómez Botero (Directora de tesis.)
Facultad de Psicología, Pontificia Universidad Javeriana
Enero de 2005

Problema
El sufrimiento psíquico producto de los acontecimientos traumáticos en la guerra
tiene un amplio matiz de expresión, pues lo que provoca la violencia en el humano
depende en gran medida del psiquismo donde se inscriben las huellas. Apelando a la
singularidad, no es posible generalizar qué aparecerá en los individuos tras pasar por el
frente de batalla; suelen presentarse reacciones como la depresión, el duelo, la ansiedad,
las conductas fóbicas, los síntomas psicóticos, etc. A pesar de la diversidad existe una
condición patológica desencadenada por los acontecimientos traumáticos vividos por
los combatientes del frente de batalla, que ha sido identificada, denominada y descrita
repetidas veces y en diferentes contextos espacio-temporales. Antiguas referencias de
reacciones traumáticas después de la guerra datan en el siglo sexto antes de Jesucristo;
en la sociedad griega se detectó su existencia, con tal suerte que Homero e Hipócrates
hicieran alusión a estos fenómenos en sus obras. Mucho más adelante se lo encuentra en
obras literarias de Shakespeare. Con el auge cientificista, la entidad dejó de ser tema de
literatos y filósofos, para convertirse en objeto de la ciencia. Se le llamó fatiga de
combate en las guerras europeas de fines del siglo XIX; neurosis de compensación fue
la propuesta de Rigler en Prusia (1879). En 1908, luego de la guerra ruso-japonesa
(1904-1905), Honigman promovió la noción de neurosis de guerra. Durante la Primera
Guerra Mundial (1914) se le reconoció como ansiedad de las trincheras. Mott la llamó
choque del obús en 1919 y Kardiner propuso llamarla neurosis traumática en la
segunda Guerra Mundial (1941) (Gómez, 2004; Pucho, s. f.; Ministerio de salud, 2001).
En este contexto, apareció la corriente psicoanalítica. Sigmund Freud (1856-1939),
médico vienés fundador del psicoanálisis, vivió gran parte de su vida en un contexto
enmarcado por la guerra. Como otros investigadores, volcó su interés hacia los cuadros
que aparecían en los soldados a raíz de su paso por los campos de batalla. Concentrado
en el estudio de las neurosis y sus diferentes modos de formación y manifestación, trató
de enlazar las psicopatologías que observaba en los soldados, a las teorías sobre el
psiquismo humano que desarrollaba gracias al trabajo clínico. Freud se empeñó
entonces en comprobar y validar la hipótesis según la cual la etiología de las
enfermedades mentales carentes de sustento orgánico era un conflicto psíquico.
Freud se dedicó al estudió de las patologías con manifestación médica pero sin causa
orgánica demostrable, como la histeria. En esta vía, se encontró con el fenómeno del
trauma que sustentaría su primer abordaje en la teoría de las neurosis. Freud descubrió
en su indagación, que los efectos observables de la enfermedad sobre el cuerpo, como
en la histeria cuyo nexo con la neurosis traumática en un principio era fuerte, provenían
de la conflictiva desencadenada por un trauma psíquico, que en adelante perviviría en el
inconsciente. Extendió la teoría del trauma a las psiconeurosis y neurosis traumáticas,
pero con el descubrimiento del mundo fantasmático dejó el trauma como elemento
explicativo sólo del segundo tipo de neurosis (Freud, 1950 [1892-99]/ 1978-1985).
Como lo hicieron autores precedentes, Freud denominó neurosis de guerra al cuadro
desencadenado en los combatientes. Igual que Honigman, lo ubicó en el grupo de las
neurosis traumáticas, sin embargo, efectuó aquí cortes importantes a nivel explicativo,
pues desde su perspectiva el traumatismo psíquico hacía referencia a los conceptos de
defensa, inconsciente y lo económico y no a las lesiones orgánicas (Freud, 1919/1968).
Lo puesto en común entre la neurosis traumática general y la de guerra es la etiología
traumática, es decir, la existencia de un evento potencialmente traumático por hacer
peligrar la vida del individuo – como los accidentes graves, catástrofes o agresiones – a
raíz del cual se desatan distintos fenómenos psíquicos dolorosos para los sujetos (Freud,
1919/1968). Separado de las neurosis traumáticas, Freud ubicó las psiconeurosis (o
neurosis de transferencia) que ocupaban su atención y cuya etiología se encontraba en la
sexualidad infantil y sus vicisitudes.
Con relación a la teoría del trauma freudiana y su efecto en el psiquismo de los
sujetos, se afirma que, todos los trabajos del siglo XX sobre los traumas vinculados con la guerra, la tortura, el encierro o situaciones extremas, confirmaron la tesis freudiana: esos traumas son a
la vez específicos de una situación determinada, y reveladores en cada individuo de
una historia que le es propia. (Roudinesco y Plon, s.f.)
Actualmente algunas corrientes del psicoanálisis siguen denominando estos cuadros
neurosis de guerra o neurosis traumática. No obstante, la neurosis traumática es una
entidad que no ha carecido de confusiones dentro del paradigma psicoanalítico mismo.
Laplanche y Pontalis (1981) advierten sobre lo infructuoso de una labor de análisis
profundo de los elementos que intervienen en la formación de la neurosis traumática
apelando a lo impreciso de la entidad y sobre todo, al papel que juega el traumatismo en
su etiología. Más adelante se volverá sobre el tema.
En el contexto psicoanalítico surgió el debate acerca de las secuelas de la guerra en
los soldados. Algunas de las premisas psicoanalíticas se extendieron a otros campos,
pues para la época de la Primera Guerra Mundial (1914) Freud consolidaba la practica del psicoanálisis gracias a los adelantos en el estudio de las psiconeurosis, y así mismo,
se empeñaba en encontrar el estatuto científico de dicha disciplina para validarla en la
comunidad científica como método de investigación, método terapéutico y conjunto de
teorías psicológicas y psicopatológicas. En esta vía, el psicoanálisis permitió adelantos
en ciencias como la psicopatología, la psicología y otras afines a la salud, en las que se
aceptaron algunas hipótesis freudianas (Roudinesco y Plon, s.f.).
La psiquiatría –cuya ciencia madre es la medicina- acogió por un tiempo el
conocimiento brindado por el psicoanálisis, de tal manera que la visión de las
enfermedades mentales se fue trasformando en los países occidentales (Roudinesco y
Plon, s.f.).
Tras la guerra de Vietnam en los años setenta, los clínicos norteamericanos volcaron
nuevamente su atención sobre el fenómeno; para entonces lo denominaron síndrome de
Vietnam. Antes de su tercera versión, el Manual de Desordenes Mentales (DSM) de la
Asociación Psiquiátrica Americana reconocía la entidad desencadenada por el
acontecimiento traumático como un tipo de trastorno psiconeurótico, es decir, de
naturaleza psíquica por implicar los procesos de defensa y la actuación del inconsciente
como Freud lo comprobó con sus indagaciones. Sin embargo, hubo un viraje: aunque las
hipótesis del psicoanálisis tuvieron amplia acogida no acapararon toda la atención. Hubo
científicos que mantuvieron inamovible la postura según la cual el trauma afecta
mecanismos nerviosos identificables, y consideraron “metafísicas” las premisas
psicoanalíticas por no hacer referencia al campo de lo observable. De aquí, la más
reciente concepción anglosajona del trauma y su influencia en el individuo. Fue en 1980,
con la tercera edición del Diagnostic and Statistical Mannual of Mental Disorders
(DSM-III), cuando se suprimió el enlace entre el trauma y lo psíquico y se lo volvió a traslapar al campo biológico, diluyendo los conceptos psicoanalíticos al intercambiarlos
por otros de naturaleza somática. Ahora, la entidad es generalmente reconocida como
trastorno por estrés postraumático (TEPT), haciendo mención de la categoría
contemporánea estrés, cuya inclusión no se libra de debates (Pucho, s. f.; Ministerio de
salud, 2001).
Gloria Gómez (2003), plantea en su artículo “Estrés: Cuerpo, Traumatismo y
Urgencia Subjetiva”, que
El DSM al diferenciar la enfermedad como proceso y como manifestación, suprime la
noción freudiana de neurosis que tiene en cuenta la historia del sujeto, que implica el
conflicto y la defensa y adopta la noción de estrés, cuyo marco teórico es la biofisiolog
ía. (p. 35)
Con el DSM-IV, queda públicamente desdibujado el concepto trauma y por ende, el
de la neurosis de guerra – desarrollado principalmente por el psicoanálisis – dentro de la
psiquiatría americana. Es así como toma fuerza el debate entre la psiquiatría y el
psicoanálisis. Aunque los dos campos se ven abocados hacia los mismos fenómenos, sus
perspectivas se han distanciado. Igualmente, la psicología, especialmente las corrientes
que tienen un gran desarrollo en el mundo anglosajón, se han teñido por las
concepciones psiquiátricas norteamericanas. Ejemplo de lo anterior, es la tendencia
comportamental (basada en el positivismo), que utiliza la categoría psiquiátrica TEPT
para sus fines diagnósticos y de intervención.
Es bien sabido que para comprender determinada patología desde la óptica médica, se
debe concentrar el mayor esfuerzo en el estudio del sustrato biológico estructural,
fisiológico y químico, con miras a localizar anatómica o funcionalmente la irregularidad
(en este caso referida al sistema nervioso) y proponer una cura física objetiva que devuelva a los órganos o mecanismos nerviosos afectados su normalidad. Sin embargo,
el procedimiento puede verse truncado cuando se tropieza con enfermedades cuya
etiología y mecanismo de formación es principalmente psíquico y no nervioso. Este fue
el caso de las psiconeurosis, estudiadas por Freud y las corrientes psicoanalíticas
posteriores, en las que no se encuentra un correlato biológico que sustente la
manifestación patógena, ya sea a nivel somático como en la histeria, o en otro
(pensamiento, conducta, afecto) como en la neurosis obsesiva y la fobia.
Cabe incluir las neurosis traumáticas, específicamente la neurosis de guerra, dentro
del grupo de las condiciones psíquicas a las que el saber médico se acerca con
imprecisión por hallarse su explicación en el campo del psiquismo y no en el de lo
biológico. Gracias a dichos imprecisos, la medicina aún se suele preguntar por la
existencia de lesión neurológica asociada en estos casos. Existen al respecto distintos
criterios entre los profesionales, quienes no encuentran más opción que atender a sus
preferencias teóricas para darse una respuesta; en posiciones extremas, hay quienes
catalogan estos cuadros clínicos como traumatismos cráneo–cerebrales (Laplanche y
Pontalis, 1981).
Aparecen incongruencias cuando la medicina insiste en explicar bajo la óptica
positiva y orgánica enfermedades mentales cuya influencia nerviosa no es sustentable,
negando el poder del psiquismo sobre el sujeto. La ciencia médica, se ve obligada a
buscar refugio en recursos que le permiten clasificar la enfermedad dentro de los
parámetros de la lógica positiva que maneja (según la descripción del cuadro clínico–
fenomenológico) sin dar una respuesta orgánica clara a preguntas sobre la etiología,
mecanismos afectados y forma de manifestación de la patología.
El anterior fue el telón de fondo de una investigación que comenzó a emerger. En la
observación de esta situación a nivel conceptual y del hecho de vivir en un país en
guerra en el cual los casos de trauma a causa de esta incrementan, nació el
cuestionamiento por lo que ocurre a los sujetos que se exponen a escenas de combate
que parecen no poder olvidar y que los llevan a estados de sufrimiento duradero. Se
encontraron en la búsqueda, las teorías psiquiátricas y psicoanalíticas y se dio pie a una
discusión que concluyó con el abordaje de una pregunta de investigación.
Nació entonces el primer objetivo a tratar: revisar la postura psiquiátrica acerca del
fenómeno de estudio y construir, con ayuda del psicoanálisis, algunos argumentos para
alentar a que la óptica biologicista se amplíe y encuentre en el campo del psiquismo la
explicación de la condición de los combatientes, dando renovada participación a los
conceptos trauma y neurosis de guerra dentro de la comunidad científica.
Con la teoría psicoanalítica se lograron introducir y sustentar los elementos a
examinar. El concepto trauma hace parte de la primera categoría puesta para examen,
ubicándolo como el factor desencadenante de la condición psíquica que aparece en los
sujetos. En el estudio se aclarará la naturaleza del trauma tal como la concibe el
psicoanálisis; éste concepto se abordará desde Freud y Lacan, realizando entre ellos un
diálogo que permita delinear algunos puntos de unión y viraje en las teorías. Se tocarán
temas como el trauma y lo económico en Freud, el trauma y el encuentro con lo real
desde Lacan, la relación entre lo real y la muerte, entre otros puntos.
El primer propósito de la investigación es analizar, teóricamente y a profundidad, el
fenómeno del acontecimiento traumático en la guerra, bajo la óptica de la teoría del
trauma en el psicoanálisis freudiano y lacaniano. Además de recopilar, analizar y
exponer sistemáticamente lo que se ha dicho desde el psicoanálisis acerca de éste tema,
se pretenderá identificar algunos de los elementos propios del acontecimiento traumático
del campo de batalla, contribuyendo de ésta manera a ampliar la teoría psicoanalítica, un
poco carente en éste sentido.
El segundo punto de énfasis es lo que el acontecimiento traumático desencadena en
los individuos. Como se introdujo anteriormente, Freud denominó éste cuadro “neurosis
de guerra”. Para algunas corrientes del psicoanálisis ésta categoría sigue vigente; por su
parte, los lacanianos han puesto la atención sobre los fenómenos incluidos allí y sus
posibles explicaciones desde la óptica estructural. Con esto presente, el segundo
propósito de la investigación será analizar teóricamente y en profundidad, el fenómeno
de la neurosis de guerra – o aquello que la teoría psicoanalítica ha sustentado que
aparece tras vivir escenas traumáticas en la guerra – bajo la óptica psicoanalítica.
En síntesis, el estudio pretende responder la siguiente cuestión: ¿Cómo se explican y
qué elementos presentan desde el punto de vista teórico los acontecimientos traumáticos
en el campo de batalla y lo que desencadenan en el psiquismo, desde las postulaciones
del psicoanálisis freudiano y lacaniano? esto, a fin de lograr un examen más profundo
de los fenómenos de interés desde el marco de la teoría psicoanalítica, contribuyendo
paralelamente a su análisis, exposición y desarrollo.