Antecedentes que hicieron posible la aparición de la psicología de la salud

¿Qué antecedentes hicieron posible la aparición de la psicología de la salud? Bayés (1985) identifica los siguientes aspectos: los trabajos de Franz Alexander y Flanders Dunbar, en el Instituto Psicoanalítico de Chicago, quienes en la década de los años cincuenta plantearon que los conflictos inconscientes sin resolver son los responsables de diversos trastornos orgánicos, y que es posible descubrir tipos "específicos" de personalidad en algunos de ellos: ulcus gastroduodenal, asma bronquial, hipertensión esencial, etc. Los defensores de esta línea postularon, por ejemplo, que los asmáticos poseen una personalidad excesivamente dependiente de la figura materna, con inhibición de la hostilidad hacia ella, y que las situaciones que implican un peligro de separación de la madre o de los símbolos maternos desencadenan o agravan las crisis asmáticas; o que los hipertensos han tenido una infancia marcada por padres excesivamente estrictos, capaces de retirar su amor al menor signo de rebeldía, siendo esta situación la que lleva al niño a ocultar sus ataques de rabia y a desarrollar una inhibición crónica de sus tendencias agresivas que, finalmente, se somatizan.
Gracias a los esfuerzos de esta escuela psicoanalítica alcanzó una notable difusión la denominada medicina psicosomática. El término "psicosomático" ha alcanzado un grado de autonomía respecto de la teoría que lo sustentaba, pasando a designar todos aquellos trastornos orgánicos cuya etiología puede atribuirse a causas psicosociales, con independencia del marco conceptual con que los mismos se contemplen.
Otro desarrollo, probablemente más próximo, es el enfoque de la fisiología experimental sobre las relaciones entre emociones y funcionamiento global del organismo. Los trabajos de Cannon (1935),Selye (1946) y Brady (1958) son demostraciones fundamentales de que la respuesta fisiológica varía significativamente en función de factores estrictamente psicológicos. Las variables ambientales, actuando a través de vías y mecanismos puramente psicológicos son capaces de alterar la bioquímica de nuestro organismo. Las características del cambio serán, en buena parte, función de asociaciones y valoraciones aprendidas. Podemos ya avanzar algunas conclusiones prácticas: los efectos indeseables de las respuestas fisiológicas a los estímulos estresantes podrán aminorarse o suprimirse.
En tercer lugar, es preciso mencionar a la escuela soviética defensora del enfoque denominado "córtico-visceral", que tiene sus precursores en Sechenov y Pavlov y su máximo exponente en Bykov, la cual desarrolló la idea -que se apoya en sólidas pruebas experimentales- de que las interacciones del medio externo con el interno obedecen a las leyes generales del condicionamiento (Alcaraz, 1979).
Bayés (1985), citando abundantes referencias especializadas, menciona finalmente las aportaciones de la sociología de la medicina, la epidemiología y la antropología médica, las cuales han mostrado, desde diferentes puntos de vista, la importancia de los factores sociales en el origen, desarrollo, control y consecuencias de los trastornos y enfermedades.
Nos parece éste un panorama incompleto si no se agregan, al menos, tres vertientes adicionales: dos provenientes de la praxis psicológica, referidas por Ribes (1979) y Shapiro (1988). La tercera dada por el contexto puramente social de la salud mundial a fines del siglo XX.
Ribes (1979) describe como antecedente fundamental de esta nueva área disciplinaria la intersección de la metodología del análisis experimental de la conducta con los problemas de la investigación biomédica y sus aplicaciones… "en años recientes y como consecuencia de la influencia recíproca de las ciencias biológicas y de la conducta, se ha configurado una nueva área interdisciplinaria denominada medicina conductual. La medicina conductual abarca, no solamente aspectos vinculados a la aplicación de técnicas dirigidas al campo de la salud, sino también la investigación experimental de problemas biomédicos desde la perspectiva que ofrece el análisis experimental de la conducta" (pág. 17).
Ahondando en ello, Shapiro (1988) afirma que el término medicina comportamental lo introdujo por primera vez un psiquiatra llamado Lee Birk (1973), quien afirmó que la biorretroalimentación o el condicionamiento operante de los sistemas de respuestas fisiológicas podían considerarse como una forma de terapia comportamental para el control de los síntomas de trastornos físicos, como la elevada presión arterial o el dolor de cabeza (migraña).
Ahora bien, las praxis profesionales y académicas que llevaron a Birk (1973) a realizar la operación de distinción "medicina comportamental", se encuentran fundamentalmente en los anuarios Aldine ("On the Regulation of Bodily Process and Conscionsness’), editados en 1971 y 1972 por Shapiro, Barber, DiCara, Kamiya, Miller y Stoyva. En la misma publicación de 1988, Shapiro plantea que la medicina conductual no es una reducción de lo psicológico (comportamental) a un efecto del funcionamiento fisiológico, sino que considera las reacciones fisiológicas, comportamentales y emocionales como pautas de respuestas integradas en las cuales los componentes fisiológicos y conductuales se ven como concurrentes, más que pertenecientes a un solo campo (v.g. conductual), produciendo cambios en el otro campo (v.g. el fisiológico).
En la medicina, el principal énfasis ha sido puesto en el tratamiento y la rehabilitación de las enfermedades cardíacas por medio de drogas y cirugía. Sin embargo, conocemos muy bien que existen factores que predisponen a los individuos a las enfermedades cardíacas.
Muchos de tales factores de "riesgo" se relacionan íntimamente con pautas de conducta, hábitos, dietas, nivel de actividad, estrés social y así sucesivamente. Aproximadamente el 50% de los casos de enfermedades cardíacas se pueden explicar por los efectos directos de fumar, de la presión sanguínea elevada, y un inadecuado nivel de colesterol en el sistema cardiovascular (p.e., Glass, 1977). Otros factores de riesgo son el exceso de peso, la mala tolerancia a la glucosa, las anormalidades del ritmo cardíaco, el nivel de condicionamiento físico y la edad. Las personas que tienen altas puntuaciones en los tres principales factores de riesgo tienen una probabilidad ocho veces mayor de generar enfermedades cardiovasculares que quienes no presentan tales características. (Surwit, Williams y Shapiro, 1982). Muchos de los factores de riesgo parecerían ser susceptibles al cambio por medio de la educación o de la intervención primaria o secundaria de las enfermedades cardíacas, o la reducción de sus consecuencias.
Finalmente, para comprender lo que Bayés (1985), llama "excelente acogida" dispensada a la medicina comportamental, es necesario tener presente la realidad de la salud pública mundial a fines del siglo XX, que se puede caracterizar por:
1. El rápido aumento de los costos sanitarios.
2. La ineficacia de la actual tecnología médica para hacer frente a las enfermedades y trastornos propios de nuestro tiempo
3. El incremento en el número y gravedad de las denominadas enfermedades yatrogénicas.
4. El creciente interés de los ciudadanos por asumir un papel activo y responsable en el control de los factores que afectan a sus vidas.