Comunicaciones: JÓVENES, CULTURA POLÍTICA Y CIUDADANÍA COMUNICATIVA

COMUNICACIONES.

JÓVENES, CULTURA POLÍTICA Y CIUDADANÍA COMUNICATIVA
Mgter. José Pablo Carro Aiello
Universidad Nacional de Córdoba

1. Inscripción
El proyecto del cual doy cuenta en esta ponencia se inscribe en el Programa de Estudios sobre Comunicación y Ciudadanía del Área de Estudios de la Comunicación del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. Este programa es un espacio académico orientado a la consolidación, al interior de los estudios latinoamericanos de comunicación, de un sub-campo con particulares preocupaciones: el papel que adquieren la información, la expresión y la comunicación en el ejercicio y ampliación de la ciudadanía. En este sentido, está dedicado a la investigación de los modos en que ciertos procesos y prácticas culturales aumentan y/o restringen las posibilidades de ejercicio y profundización de la democracia en las sociedades contemporáneas.43
De tal modo, este proyecto reconoce como antecedentes específicos las sucesivas investigaciones realizadas bajo la conducción de la Prof. María C. Mata y relacionadas con tres aspectos centrales de la cultura política en las sociedades mediatizadas. El primero, referido a la constitución de los individuos como públicos, así como a las consiguientes transformaciones identitarias que ello conlleva.44 El segundo, referido a la articulación comunicación-ciudadanía, sea en el análisis de sus dimensiones conceptuales como en el examen de las limitaciones y potencialidades que para el ejercicio de la ciudadanía tienen las actuales condiciones de producción de la comunicación.45 El tercero, dirigido a profundizar la significación teórica y empírica que adquiere la noción de centralidad de los medios masivos de comunicación en el espacio público en relación con sus potencialidades o limitaciones para la vigencia y fortalecimiento de la ciudadanía.46 Asimismo, se vincula con el actual proyecto de investigación colectivo que, bajo la misma dirección, se propone analizar las posibilidades de que las modelaciones mediáticas hegemónicas sean cuestionadas y confrontadas y, en consecuencia, establecer lo que podrían considerarse limitaciones y potencialidades para el ejercicio de la ciudadanía comunicativa.47
Igualmente, este proyecto encuentra un antecedente directo en mis estudios de doctorado (etapa de formación) realizados en el programa Procesos Políticos Contemporáneos, Departamento de Ciencia Política y Administración, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Santiago de Compostela. En el mismo obtuve la suficiencia investigativa a través de un trabajo de investigación tutelado48 sobre cultura política en las sociedades contemporáneas, proponiendo un abordaje específico para el análisis de las culturas políticas que hace énfasis en los modos en que las identidades políticas emergen en un espacio público cuya configuración está marcada por la centralidad de los medios masivos de comunicación.

2. Coordenadas teóricas
En el marco de las investigaciones mencionadas en los antecedentes, fuimos considerando que el ejercicio de la ciudadanía excedía las dimensiones jurídicas de su definición e implicaba también la emergencia en el espacio público de individuos que, en función de sus prácticas ciudadanas, se constituían en sujetos de demanda y proposición frente a los poderes que otorgan esos derechos ciudadanos pero también a los que limitan su ejercicio. Asimismo, al asumir la centralidad de los medios masivos en la configuración del espacio público, nos preguntamos por la existencia -en individuos y en organizaciones sociales- de un reconocimiento explícito de esa dimensión, para lo cual elaboramos la noción de ciudadanía comunicativa. Con ella buscamos poner de relieve el reconocimiento de la capacidad de ser sujeto de derechos y demandas en el terreno de la comunicación pública, el ejercicio de esos derechos, así como la búsqueda de su ampliación (Mata y otros, 2005; Mata, 2006). De tal modo, la ciudadanía comunicativa constituye una práctica clave para el ejercicio de la condición ciudadana, la conformación de sujetos políticos y la consolidación del orden democráticos (Mata, 2008). Aunque la ciudadanía comunicativa no se reduce a un tipo específico de relación de los ciudadanos con los medios y las tecnologías de la información y la comunicación, la referencia a ellos resulta imprescindible dada la relevancia de los mismos en la conformación del espacio público en las sociedades contemporáneas.
Sin embargo, debemos ser cuidadosos en esta cuestión. Recuperar en nuestros estudios la centralidad de los medios masivos de comunicación como fuentes privilegiadas de representaciones sobre el orden social, a través de lo que hoy se denomina mediatización de la cultura y la política, 49 no debe hacernos caer –otra vez–
en la tentación de considerarlos causas autónomas o eficientes en los procesos sociales. Ni autonomía de los hechos comunicativos ni dependencia mecánica de los procesos políticos, tampoco fenómenos exteriores uno del otro; dimensiones constitutivas de lo histórico-social, configuran –junto a otros procesos interdependientes– nuestras sociedades contemporáneas. Así, resulta capital trabajar sobre la dimensión política de los procesos comunicativos pero también sobre la dimensión comunicativa de los procesos políticos. Preguntarnos por el modo en que la comunicación favorece o entorpece el crecimiento de nuestra democracia pero también por el modo en que las políticas públicas favorecen o entorpecen la democratización de nuestras comunicaciones.
Así, decíamos, es necesario asumir la centralidad de los medios y tecnologías de la información y la comunicación en la reconfiguración del espacio público. Pero debemos hacerlo reconociendo las complejas interacciones entre ellos y diversas instituciones sociales encargadas de la cohesión y el control social. Por ello es importante no perder de vista dos aspectos claves en el análisis del espacio público: en primer lugar, su caracterización como escenario, es decir, como terreno de aparición (en términos de actuación y de representación) de individuos y grupos sociales, y en consecuencia, como espacio de constitución de las identidades y subjetividades contemporáneas, y de los sujetos políticos; en segundo lugar, como esfera de interlocución, es decir, como conjunto de interacciones –diálogos, conflictos, alianzas, diferenciaciones–, que dan lugar a la constitución y visibilización de los actores y de los tópicos que se reconocen como públicos, es decir, como lo compartido y común (Mata y otros, 2007).
En la medida en que los medios son concebidos como espacios de visibilidad y actuación pública –lugares de colectivización de intereses y construcción de comunidad–, también deben ser reconocidos también como espacios de construcción de ciudadanía. En este sentido, la centralidad de lo mediático para el ejercicio de la ciudadanía y la emergencia de culturas políticas democráticas debiera entenderse en relación a su poder no como causa externa sino en tanto dispositivos estructurantes de la esfera pública (Mata, 2002). Dispositivos que, al tiempo que visibilizan y legitiman temas, hablantes e interpretaciones, cambian las formas tradicionales de intermediación, los procesos de agregación, etc. Es decir, un poder que lo que hace es “densificar las dimensiones rituales y teatrales de la política” (Martín-Barbero: 1998) y que, en tanto públicos de los medios, aceptamos diariamente.50
Como sostiene Sergio Caletti (1998-2002: 8), es necesario reconocer a la comunicación como posibilidad de la política en un doble sentido: en primer lugar, “porque la política supone una relación entre los hombres que se constituye y se despliega a través de la puesta en común de significaciones socialmente reconocibles”; en segundo lugar, porque es la comunicación la que habilita a lo común como “horizonte de expectativas”. Es este horizonte común el que orienta las acciones ciudadanas, que no pueden dejar de configurarse, a su vez, de manera política y comunicacional. Asimismo, este horizonte común resulta un componente clave de la cultura política considerada, en los términos propuestos por Norbert Lechner, como “la producción y reproducción de las concepciones que elabora una sociedad acerca del campo de la política y, específicamente, de la representación de la política respecto a la sociedad” (1984: 2; cursiva en el original). En la misma dirección, Martín-Barbero sostiene que “si hablar de cultura política significa tener en cuenta las formas de intervención de los lenguajes y las culturas en la constitución de los actores y del sistema político, pensar la política desde la comunicación significa poner en primer plano los ingredientes simbólicos e imaginarios presentes en los procesos de formación del poder. Lo que sitúa la democratización de la sociedad en un trabajo en la propia trama cultural y comunicativa de la política. Pues ni la productividad social de la política es separable de las batallas que se libran en el terreno simbólico, ni el carácter participativo de la democracia es hoy real por fuera de la escena pública que construye la comunicación masiva” (1998: xv; prefacio a la quinta edición).
Según el Informe Iberoamericano de Juventud realizado por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) la situación que atraviesan los jóvenes a comienzos del siglo XXI está marcada por las siguientes tensiones: gozan de más acceso a educación y de menos acceso a empleo; tienen más acceso a información y menos acceso a poder; cuentan con más expectativas de autonomía y menos opciones para materializarla; se hayan mejor provistos de salud pero menos reconocidos en su morbomortalidad específica; son más dúctiles y móviles pero también más afectados por trayectorias migratorias inciertas; son más cohesionados hacia adentro pero menos permeables hacia fuera; son más aptos para el cambio pero más excluidos de éste; son más receptores de políticas que protagonistas del cambio; tienen mayor acceso a consumos simbólicos pero menos acceso a consumos materiales; poseen un gran sentido de protagonismo y autodeterminación pero sus vidas se desenvuelven en la precariedad y la desmovilización (Hoppenhayn, 2007: 17-21).
Durante los años noventa, mientras crecía el deterioro económico y laboral y se generalizaba la crisis de representación política y jurídica, se fueron fortaleciendo las industrias culturales como ámbitos para la construcción y reconfiguración constante de la subjetividad juvenil (Reguillo, 2003a: capítulo 1). En conexión, se generó un proceso de desregulación del sector que favoreció la concentración monopólica en las industrias culturales. Es decir, al tiempo que se concentraban en pocas manos, las tecnologías y los medios de la información y la comunicación fueron ocupando un lugar central en el consumo de los jóvenes.
Según Reguillo, los cambios ocurridos durante esos años en América Latina51 afectaron a los jóvenes en su percepción de la política, del espacio y del futuro, tanto que durante el período “ni el Estado ni los partidos políticos han sido -en lo general- capaces de generar matrices discursivas que puedan interpelar a los jóvenes”. Por ello sostiene que “hace falta investigación sobre los mapas cognitivos, sobre las experiencias mediatas e inmediatas de donde se nutren las representaciones colectivas que dan forma y contenido a las identidades-alteridades [juveniles]” (2003b: 114-116).
Lo desarrollado hasta aquí alcanza una importancia capital a la luz del conflicto político-cultural que atraviesa nuestro país en los últimos años y que insinúa cambios en las culturas políticas, fundamentalmente en las juveniles.
De una parte, los medios masivos de comunicación se constituyeron en eje de conflictos por la definición del orden social y en actores que toman parte en el conflicto, desbordando la centralidad que habitualmente se les reconoce -conceptual y empíricamente- en las sociedades contemporáneas.52 De otra parte, el desarrollo progresivo de prácticas ciudadanas -protagonizadas centralmente por jóvenes- que empataron con decisiones y acciones gubernamentales y produjeron un cambio sustancial en las políticas públicas de comunicación desde el reestablecimiento de la democracia, a través de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Hoy resultan evidentes las modelaciones que el sistema de medios hegemónico produce: estableciendo agendas informativas interesadas, produciendo enfoques maniqueos y estereotipados de los actores sociales (de los jóvenes en particular), generando una autorrepresentación (del medio y de los periodistas) como actores independientes y desinteresados, etc. Pero también pueden observarse en el espacio público diversos procesos y situaciones que parecen indicar la posibilidad de modificar esas modelaciones mediáticas, a partir del cuestionamiento de los modos en que el sistema de medios se apropia -a favor de intereses económicos concentrados- de instrumentos claves para la constitución de sujetos.
El derecho a la comunicación y el ejercicio de la ciudadanía comunicativa parecen ocupar un lugar clave para comprender los cambios que se están produciendo en las culturas políticas juveniles.

3. Planteo problemático
En función de los antecedentes mencionados y del marco teórico presentado, este proyecto de investigación se propone producir una reflexión teórica y un conocimiento situado sobre tres aspectos vinculados a la centralidad de los medios de comunicación en la configuración del espacio público cordobés: el ejercicio de la ciudadanía comunicativa por parte de los jóvenes, las posibilidades de que las modelaciones mediáticas hegemónicas sean impugnadas a través de dicho ejercicio y sus vinculaciones con las culturas políticas juveniles emergentes.
En tal sentido, serán objeto de esta indagación las convergencias y tensiones que se entablan entre las disposiciones y regulaciones del escenario mediático y el sistema de interlocuciones que promueven, y las que se gestan en la dinámica social de aparición, actuación y expresión de jóvenes en el espacio público territorial, configurando unas particulares culturas políticas, en tanto condiciones y estrategias que dificultan o favorecen prácticas de cuestionamiento y confrontación en torno a los derechos a la información y la comunicación, tratando de establecer los contornos de lo que se ha dado en llamar un nuevo horizonte generacional (Macassi Lavander, 2001).
Planteado en estos términos, los aspectos centrales a abordar en esta investigación se dividen en dos grandes dimensiones:
Por un lado, el ejercicio de la ciudadanía comunicativa por parte de los jóvenes cordobeses, incluyendo:
– Conocimientos requeridos para el ejercicio de la ciudadanía comunicativa. Es decir, conocimientos por parte de los jóvenes -organizados y no organizados- de, por una parte, las regulaciones y disposiciones jurídicas y políticas en torno a los derechos a la información y la comunicación, y por otra parte, de las lógicas informativas de los medios de comunicación públicos y privados.
– Prácticas ciudadanas en materia de comunicación. Es decir, prácticas desarrolladas por los jóvenes y sus organizaciones en torno a los derechos a la información y la comunicación, constituyan éstas demandas o reivindicaciones.
– Expectativas ciudadanas en materia de comunicación. Es decir, intereses y perspectivas de los jóvenes en torno a la vigencia de los derechos a la información y la comunicación.
Por otro lado, las culturas políticas juveniles, incluyendo:
– Una reconstrucción de los mapas cognitivos, en tanto códigos interpretativos, a partir de los cuales los jóvenes estructuran una trama espacio-temporal por medio de la cual orientan y dan sentido a sus prácticas en relación con la política en términos espaciales y temporales.
– Memorias colectivas y horizontes de futuro a partir de los cuales los jóvenes representan su lugar en el devenir de la Nación, en el actual contexto social, económico, cultural y político.
– Representaciones sobre el campo de la política y, específicamente, sobre las formas de representación de la política respecto de la sociedad y los jóvenes, en tanto distancias entre las vivencias juveniles y los discursos políticos.
En términos teóricos el proyecto representará un aporte en el campo de estudios sobre jóvenes desde perspectivas interrelacionadas provenientes de la comunicación y la teoría social y política, en el marco más amplio de los estudios culturales, en tanto sistematizará y discutirá una problemática –la de la centralidad mediática en la constitución del espacio público– frecuentemente enunciada desde perspectivas divergentes y hasta antagónicas pero, sin embargo, no suficientemente esclarecidas.

5. Bibliografía
Argumedo, A. (1996): Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular, Ediciones del pensamiento nacional, Buenos Aires.
Caletti, S. (1998-2002): Comunicación, política y espacio público. Notas para repensar la democracia en la sociedad contemporánea, Borradores de Trabajo, Buenos Aires.
Caletti, S. (2000): “¡Quién dijo República? Notas para un análisis de la escena pública contemporánea, o de cómo el orden ha vuelto a imperar” en Versión. Estudios de Comunicación y Política, Nº 10, UAM, México.
Hoppenhayn, M. (Coord.) (2007): La juventud en Iberoamérica. Tendencias y urgencias, CEPAL-OIJ, Bs. As.Lechner, N. (1984): Problemas de cultura política en la teoría democrática, Material de discusión, Programa FLACSO-Santiago de Chile, Nro. 65.
Lechner, N. (1988): Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y política, FLACSO, Santiago de Chile.
Lechner, Norbert (2002): Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política, LOM, Santiago de Chile.
Lechner, Norbert (Comp.) (1987): Cultura política y democratización, FLACSO/CLACSO/ICI, Santiago de Chile.
Macassi Lavander, S. (2001): Culturas juveniles, medios y ciudadanía. El nuevo horizonte generacional y las disyuntivas de la inserción de los jóvenes en la sociedad, Centro de Investigación de la Asociación de Comunicadores Sociales Calandria, Lima.
Martín-Barbero, J.(1990): “El miedo a los medios. Política, comunicación y nuevos modos de representación”, en Nueva Sociedad (N° 161). Caracas, Mayo-junio, pp. 43-56.
Martín-Barbero, J. (1998): De los medios a las mediaciones, Convenio Andrés Bello, Santafé de Bogotá.
Mata, M. C., Córdoba, M. y Nicolino, L. (eds.) (2005): Democracia y ciudadanía en la sociedad de la información: desafíos y articulaciones regionales, ECI-UNC, Córdoba.
Mata, M. C. (2008): “Ciudadanía comunicativa: los desafíos de una construcción categorial” en Da Porta y Saur (Coords.) Giros Teóricos en las ciencias sociales y humanidades, Comunicarte, Córdoba.
Mata, M. C. (2002): “La construcción técnica de la democracia”, Revista Conciencia Social Nº 2, Escuela de Trabajo Social-UNC, Córdoba.
Mata, M. C. y otros (2005): “Condiciones objetivas y subjetivas para el desarrollo de la ciudadanía comunicativa”, Centro de Competencia en Comunicación para América Latina, Fundación Friedrich Ebert, 58 páginas. Disponible en http://www.c3fes.net/docs/ciudadaniacomunicativa.pdf.
Mata, M. C. y otros (2007). “Ciudad, medios y ciudadanía: actuaciones e interlocuciones en el espacio público contemporáneo”. Proyecto de Investigación aprobado. Secyt, Universidad Nacional de Córdoba.
Mata, M. C. (2006): “Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos de su articulación” en Fronteiras, estudos midiáticos, VIII (1):5-15, enero/abril 2006, Universidade do Vale do Rio do Sinos (UNISINOS), Sao Leopoldo, Brasil.
Mata, M. C.: “Interrogaciones sobre el público”, en VASALLO de LOPES y
Reguillo, R. (2003a): Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto, Norma, Bs. As.
Reguillo, R. (2003b): “Jóvenes y estudios culturales. Notas para un balance reflexivo”, en Valenzuela Arce, José Manuel, Los estudios culturales en México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 354-379.
Thompson, J. B. (2006): Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas, UAM, México.
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Williams, R. (1981): Sociología de la cultura, Paidós, Barcelona.
Williams, R.(1997): Marxismo y literatura, Península, Barcelona.

Notas:
43 La fundamentación del Programa de Estudios sobre Comunicación y Ciudadanía está disponible en: http://www.cea.unc.edu.ar/of_academica/programas02/01Mata.php
44 Proyecto: La sociedad de los públicos: nociones e historia de su constitución, en sus distintas etapas subsidiadas por SECYT-UNC.
45 Proyecto: “Públicos y ciudadanía comunicativa: tensiones y convergencias en la sociedad mediatizada”, en sus distintas etapas subsidiadas por SECYT-UNC (2004-2007).
46 Proyecto: “Ciudad, medios y ciudadanía: actuaciones e interlocuciones en el espacio público contemporáneo”, subsidiado por SECYT-UNC (2007-2009).
47 Proyecto: “Ciudadanía comunicativa: límites y potencialidades para su ejercicio”, subsidiado por SECYT-UNC (2010-2011).
48 “La cultura política en las sociedades contemporáneas”, Trabajo de Investigación e institucionales de las industrias de los medios de comunicación” (2006: XII). Eliseo Verón afirma que “las sociedades posindustriales son sociedades en vías de mediatización, es decir, en sociedades en que las prácticas sociales (modalidades de funcionamiento institucional, mecanismos de toma de decisión, hábitos de consumo, conductas más o menos ritualizadas, etc.) se transforman por el hecho de que hay medios” (1998: 124).
50 Sobre la tensión entre públicos y ciudadanos ver los trabajos de Mata que aparecen en la bibliografía.Tutelado, Universidad de Santiago de Compostela, septiembre de 2010.
49 J. B. Thompson habla de mediatización de la cultura moderna y la nombra como “el proceso general por el cual transmisión de formas simbólicas llega a estar cada vez más mediada por los aparatos técnicos e institucionales de las industrias de los medios de comunicación” (2006: XII). Eliseo Verón afirma que “las sociedades posindustriales son sociedades en vías de mediatización, es decir, en sociedades en que las prácticas sociales (modalidades de funcionamiento institucional, mecanismos de toma de decisión, hábitos de consumo, conductas más o menos ritualizadas, etc.) se transforman por el hecho de que hay medios” (1998: 124).
50 Sobre la tensión entre públicos y ciudadanos ver los trabajos de Mata que aparecen en la bibliografía.
51 En América Latina durante la década del noventa se consolidaron de algunas tendencias que ya se venían insinuándose desde mediados de la década anterior: mundialización de la cultura a través de las industrias culturales, las tecnologías y los medios de la información y la comunicación; expansión del discurso neoliberal, exaltando el individualismo y el papel del mercado como mecanismo de regulación social; aumento de las desigualdades sociales y una mayor exclusión y marginación social, con empobrecimiento creciente de las grandes mayorías sociales; deterioro sustantivo de las instituciones estatales y los servicios públicos, con privatizaciones en muchas de sus áreas; desmantelamiento del aparato productivo y orientación de la economía hacia el sistema financiero internacional; desregulación laboral y deterioro de las condiciones laborales; procesos de concentración deslegitimación de las instancias tradicionales (partidos políticos, sindicatos) de participación y representación.
52 Nos referimos específicamente al conflicto por la Resolución 125 y las retenciones arancelarias a los productos agropecuarios durante 2008 y a los debates y enfrentamientos alrededor de la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009.

Fuente: Sujetos, miradas, prácticas y discursos. Segundo Encuentro sobre Juventud, Medios e
Industrias Culturales
coordinado por María Gabriela Palazzo y Pedro Arturo Gómez. – 1a ed. – Tucumán : Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Inst. de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. , 2013. E-Book.