Diccionario de psicología, letra P, PSICOANÁLISIS DE LAS CONFIGURACIONES VINCULARES

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Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares
Definición
La expresión Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares -que da título a este diccionario- plantea al menos dos cuestiones:
A) el significado de la expresión «configuraciones vinculares» (C.V.)
B) un nuevo campo clínico-teórico para el psicoanálisis.
A) 1) Los términos configuración y configurar tienen en lengua vulgar significados que interesa
reproducir. Configuración es la acción de configurar(se), la forma o el aspecto exterior de las
cosas. Configurar viene del latín configurare, compuesto en parte por figurare, derivado de
figura que a la vez deriva de fingere que significa fingir, conformar, dar a una cosa forma.
2) Aplicado a vínculos menciona entonces las figuras, las formas prototípicas en que se
organizan los conjuntos multipersonales por efecto de determinaciones del orden inconsciente.
La C.V. es una hipótesis de nivel intermedio entre lo manifiesto y los contenidos fantasmáticos
inconscientes y en un sentido más amplio y general designa la modalidad misma del
agrupamiento dentro del encuadre terapéutico: pareja, institución, familia o grupo.
B) Como intenta mostrar este diccionario, el nuevo campo clínico lleva a una ampliación de la
teoría. En ésta, las alianzas, acuerdos, pactos, trama fantasmática serán expresiones que
aluden a un nuevo objetivo psicoanalítico: el develamiento de lo inconsciente que estructura al
conjunto.
Origen e historia del término
I. En general hay coincidencia bibliográfica en cuanto a que la psicoterapia de grupo es iniciada
en E.E.UU. por Pratt en 1905 en una sala de tuberculosos como método terapéutico auxiliar. Su
técnica activa sentimientos de rivalidad, emulación y solidaridad entre pares y estimula la
identificación con un terapeuta idealizado. Se la denomina Terapia Exhortativa Patemal que actúa
«por el grupo»; maneja las emociones colectivas sin intentar comprenderlas.
De esta corriente se separan las Terapias de Estructura Fraternal, que si bien actúan también
«por el grupo», buscan abolir todo liderazgo externo a favor de un par que se propone como
modelo (ej.; Asociación de Alcohólicos Anónimos).
También en la corriente de Psicodrama creada por Moreno, quien trabaja originalmente en Viena
y luego en E.E.UU. tras su migración, hay ciertos elementos del segundo tipo de terapia «por el
grupo», si bien se trata de un instrumento terapéutico más sofisticado. Consiste en la
dramatización de los conflictos psicológicos de un paciente por parte de un equipo de
psiquiatras y ayudantes que ofician de «Yo auxiliares».
II. Slavson, Schilder y Klapman abandonan las técnicas de apoyo y sugestión y transportan la
técnica psicoanalítica al grupo. Las prácticas en salud mental son actos médicos y éstos
clásicamente se ejercen dentro de una relación bipersonal. Esto será una de las dificultades
para la difusión de las terapias grupales señaladas por Wolf, A. y Schwartz, E. El primero ya en
1938, en Nueva York, agrupa pacientes para dar respuesta a una demanda numerosa con el
beneficio adicional de bajar el costo del tratamiento. Las expresiones que utiliza al relatar la
experiencia «buscar ayuda y brindarla en público»… «pacientes y analista expuestos al escrutinio
de los otros» llevan a pensar que este «psicoanálisis en grupo» poco repara en lo que concierne
a los efectos del agrupamiento mismo. No obstante diez años después cuando publiquen sus
trabajos sobre la experiencia han de abordar algunos fenómenos propios del grupo como lo que
hoy llamaríamos «difracción de la transferencia»
En 1948 Bion, W., en Inglaterra, trabajando con veteranos de guerra convoca y se instala como
psicoanalista utilizando la transferencia-contratransferencia en abstinencia y mediante
intervenciones interpretativas. Con sutileza y frescura sus descripciones y teorizaciones sobre
la clínica de[ agrupamiento (4) toman a éste como una totalidad.
III. En la Argentina durante la década de los cincuenta Pichon Rivière, E. desarrolló una práctica
de grupos en su trabajo con pacientes psicóticos en el hospicio. Más tarde extendió la
experiencia grupal al ámbito de la enseñanza. Entre sus conceptualizaciones aparece la idea de
vínculo como una ampliación del concepto de relación de objeto (v. Vínculo)
En 1957 Langer, M, Grinberg, L. y Rodrigué, E. introducen la «Micro-sociología» o «Técnica
Interpretativa de Grupo» al tomarlo como fenómeno al que se dirige la interpretación y concebir lo
individual como efecto de la participación en el marco colectivo.
El interés por el abordaje clínico de familias cobra nuevo impulso cuando, a mediados de los años
sesenta en E.E.UU., surgen desarrollos —con gran repercusión en nuestro medio— sobre lo
que se denominó Teoría de la Comunicación, algunos de cuyos conceptos, como «doble vínculo»,
«cerco de goma», etcétera son, a la vez, utilizados para construir una teoría psicógena
ambientalista de la psicosis.
Paralelamente a nivel internacional y en nuestro medio despiertan interés los estudios
antropológicos de Lévi-Strauss, C. (V. Estructuralismo) y comienza a pensarse el traslado de
sus concepciones estructuralistas a la clínica.
En lo que respecta a parejas, en los años cincuenta ya existían en el medio psicoanalítico
trabajos escritos sobre el conflicto matrimonial desde las referencias de pacientes tratados en el
dispositivo clásico.
Dos décadas después tendremos abordajes de la pareja en forma conjunta, con marcos
referenciales diversos.
Finalmente, en la clínica Tavistock, durante la post-guerra en Inglaterra, se desarrolla una línea
de trabajos psicoanalíticos sobre institución.
Desarrollo desde la perspectiva vincular
I. A principios de los años ochenta Puget, J. Games Chaves, G., Romano, E. y Bernard, M.
publican «El grupo y sus configuraciones. Terapia psicoanalítica». Este libro incluye un capítulo
sobre pareja, al igual que el publicado por Langer, M. Grinberg, L. y Rodrigué, E. en 1961.
Los autores desarrollan un modelo propio con referencias a ideas de otras escuelas grupalistas
como por ejemplo el C.E.F.F.R.A.P. (Círculo de Estudios Franceses para la Formación y la
Investigación Activa en Psicología Dinámica de la Personalidad y Grupos Humanos). Citamos del
prólogo : «El grupo terapéutico es un grupo secundario primarizado mediante la regresión y el
encuadre. Despierta ansiedades básicas grupales –caos y masificación- con sus
correspondientes defensas, lo que nos llevó a formular la hipótesis de configuraciones diádicas,
triádicas y triangulares».
En apretada síntesis este dispositivo de «terapia psicoanalítica» -aún ha de transcurrir un tiempo
para que se utilice el nombre de psicoanálisis- propone el mismo rehusamiento o abstinencia
simbolizante presente en el dispositivo bipersonal. Pero a diferencia de aquél, la posición
asimétrica del analista aquí sólo se sostiene en la función normativa y de interpretación.
En una transferencia con multiplicidad de depositarios la regresión no sólo transcurre en tiempos
diferentes al dispositivo clásico sino que los contenidos han de ser distintos. Esta cuestión es
planteada cuando al desarrollar «fantasía inconsciente» se afirma que «…(el grupo) hace posible
el abordaje a una conflictiva intersubjetiva y dificulta el abordaje a partes de la personalidad a las
que sólo se tiene acceso en una terapia bipersonal ……
Años más tarde Puget, J. ha de desarrollar una ampliación de la teoría del inconsciente a partir
de esta observación clínica.
La afirmación guarda también relación con las consideraciones sobre «organizadores del grupo»
de la escuela francesa.
En lo que refiere al par asociación libre – atención flotante, el primer término adopta una forma
peculiar en el agrupamiento pues, a partir del relato de un miembro los demás han de sentirse o
no convocados a «encadenar» lo suyo. El analista, dispuesto a la atención flotante, tiene frente a
sí un exceso de estímulos (ver adelante Problemáticas Conexas) aunque a la vez puede tomar
otra distancia de la escena.
Consideremos por último conflicto y configuración. Respecto del primero, tenemos una modalidad
que pasa por la clásica problemática inclusión-exclusión debido a …»las expectativas narcisistas
de establecer vínculos diádicos». Y complementariamente el deslizamiento del rol manifiesto al de
un lugar -personaje- en el fantasma del otro (doble estructura de roles). En base a las
características atributivas-distributivas de la fantasía inconsciente de cada miembro hay una
«propuesta» a los otros de que ocupen un lugar en ella.
En lo que refiere a configuración, frente a las «ansiedades básicas grupales de caos o
masificación», la defensa pasará por adoptar configuraciones diádicas, triádicas o triangulares.
Caos o masificación son las dos situaciones de máxima indefensión del individuo en un grupo
habiendo pérdida del intercambio (ver adelante Problemáticas Conexas). Se le llamó
configuración a las estructuras comunicacionales en las que a) diádica: no hay hiancia entre el
sujeto y sí mismo (monólogo), dos miembros, o dos subgrupos, etcétera b) triádica: la exclusión
de la terceridad tiende a caer c) triangular: en este momento de la teoría el acento se pone en el
predorninio del fantasma sexual edípico y su correlato, las ansiedades de castración. Más
adelante la triangularidad-terceridad implicará reconocer un espacio entre cada individuo y la
posibilidad de intercambio de significaciones en un código común.
II. El desarrollo de la teoría de las C.V. ha tenido una interlocución permanente con el
C.E.F.F.R.A.P. y particularmente con la obra de Kaës, R. Éste será continuador y ha de ampliar la
tarea iniciada por Pontalis, J.B. (1963) y Anzieu, D. (1965) los primeros en interrogarse en
Francia sobre si el grupo constituye un objeto para el psicoanálisis». En este trabajo afirma: «No
es obvio que en un grupo un psicoanalista como tal tenga lugar…» aún cuando allí …»se
produzcan experiencias específicas del inconsciente y de sus formaciones.»
Efecto paradójico del grupo: ilusionar encontrar afuera aquello que complete el grupo interno y a
la vez descentrar el yo imaginario de su propia representación omnipotente, autónoma y
unificada. De aquí desprende el autor una de las mayores dificultades clínicas cuando, oscilando
hacia el primer postulado de la paradoja el grupo funcione como resistencia «manteniendo en
estado las relaciones internas entre los objetos, las instancias, los sistemas».
Además partiendo de una idea de Major, R., sostiene que «el dispositivo de la cura psicoanalítica
fue inventado contra el efecto de ligadura imaginario del grupo histérico» y que «Freud designa el
lugar del psicoanalista por detrás de la escena, fuera del espacio de la representación especular
en la que se precipitan seducción y dominio». Por último recuerda la afirmación de Lacan, J . yo
diría que mido el efecto de un grupo por lo que añade de obscenidad imaginaria al efecto del
discurso».
En suma, respecto del dispositivo freudiano el grupal es regresivo y en relación a la afirmación
de Lacan, J. -si ha de ser tomada como interdicción y no como desafío clínico- el trabajo
psicoanalítico con grupos es transgresivo. Regresión y transgresión han de situar en riesgo el
-contrato narcisista» del analista de grupos con la institución psicoanalítica.
Interesa señalar que, dadas las condiciones de encuadre (estudiadas exhaustivamente por
Bleger, J.) «…que hagan justicia a las características del inconsciente…» el grupo produce un
«discurso asociativo significante», «cadena asociativa grupal» donde se ha de oír la palabra de
uno distinta a la del otro, lo que tienen de propio y de común», lo no dicho y lo no decible. Esto
último remite a su teoría sobre las distintas formas de negatividad.
En el grupo serán analizables: «los efectos de ligadura… sucesión mimética, de asociación
identificatoria, de ilusión… de transferencia etcétera; los efectos catárticos relacionados con la
descarga de pulsionalidad y los efectos de análisis,…»desligamiento y re-articulación de
significaciones … efectos de individuación y de interdependencia subjetivante».
III. A partir de los años setenta podemos citar un conjunto de autores argentinos y extranjeros
que hacen avances en la clínica de familia y de pareja: Willi, J., Teruel, G., Liendo, E. y Gear, M.
C.
La originalidad del Psicoanálisis de las C.V. estuvo en tomar como objeto de estudio y tratamiento
el vínculo (V. Vínculo), ubicándolo además, en el caso de pareja y familia, dentro de las
estructuras de parentesco.
El vínculo transcurre en la intersubjetividad, y da origen a representaciones mentales
inconscientes por efecto de la presencia del otro (imposición). Posee una estructura -lo cual le
confiere una estabilidad aunque susceptible de transformaciones- y sus elementos y
representación (V. Representación Vincular) guardan entre sí relaciones de correlación y
oposición. Es bidireccional y le es inherente toda la problemática de la ajenidad y el exceso.
Los desarrollos psicoanalíticos respecto del inconsciente clásico y sus representaciones
sujetas a condensación y desplazamiento producidas en ausencia del objeto quedan adscriptas
a lo que se denominó intrasubjetivo.
La pertenencia del sujeto al conjunto está adscripta a representaciones conscientes,
preconscientes e inconscientes propias de lo transubjetivo (Transubjetividad y Tres Espacios).
Podemos señalar, como problemáticas de la intersubjetividad, los motivos de la elección mutua de
la pareja, los pactos y acuerdos fundantes en el zócalo inconsciente (V. Zócalo Inconsciente),
la forma en que la alianza semantiza la relación con las familias de origen (V. Estructura Familiar
Inconsciente y Avúnculo) y cómo se realiza la transmisión de significados a lo largo de las
generaciones. En su libro de 1988, Puget, J. y Berenstein, I. acuñan la noción de parámetros
definitorios. Éstos son: la cotidianeidad, las relaciones sexuales, la tendencia monogámica y el
proyecto vital compartido.
Las C.V. diádicas, triádicas y triangulares se constituirán en un operador teórico al describir una
tipología de las parejas en función de tres elementos: 1) modalidad y significado que cada pareja
le da a los parámetros, 2) grado de discriminación entre los yoes -lugar de la terceridad y 3)
emociones circulantes.
En la clínica de familia el concepto de C.V. como operador técnico ha sido menos utilizado que en
la clínica de pareja. No ha encontrado aún un lugar en el trabajo psicoanalítico con instituciones.
Problemáticas conexas
A partir de la clínica de los dispositivos multipersonales se abren diversidad de consideraciones
sobre la condición humana y el psiquismo. Pensamos que el hilo conductor es una ampliación del
concepto de narcisismo.
Kaës, R. afirma que no se trata de comprender cómo se expresa el inconsciente en el grupo sino
más bien de sostener que el campo psíquico se estructura en el grupo, en la red grupal de la
palabra y en la corporeidad. En el grupo el sujeto apuntala su narcisismo, al mismo tiempo que
sufre por el descentramiento que el agrupamiento provoca. Doble es la sujeción: a) a la cadena
transgeneracional -grupo vertical- marcado por lo negativo, los sueños no realizados en cada
eslabón y b) al grupo horizontal, contemporáneo, que también demanda su sacrificio.
Puget, J. destaca la imposibilidad de no pertenecer a una estructura vincular, así como la
posibilidad siempre existente de elegir cómo hacerlo, lo cual tiene interesantes consecuencias
éticas.
Al trabajo de representación ligado al desamparo originario, la pulsión y el deseo se agregan los
efectos de la imposición de lo otro, de lo ajeno, un exceso que también provoca trabajo psíquico.
Puget, J. señala dos excesos: el que constituye el otro en sí mismo y un exceso propio, ligado a
la necesidad del otro para construir la subjetividad.
Lo distinto del otro puede clasificarse en tres categorías: a) aquello que ayuda a construir la
subjetividad, en la medida en que puede ser transformado en semejante, b) aquello que
constituye lo desconocido pero dinamiza el vínculo con el otro y c) aquello que permanecerá por
siempre ajeno, con características amenazantes, en cuanto produce alteración en la estabilidad
de la estructura, y que sin embargo, debe ser aceptado y recibir un lugar en el vínculo.
La subjetividad es un proceso nunca acabado que requiere del intercambio en la
intersubjetividad. El resguardo del narcisismo como baluarte en las parejas y las familias será la
adhesión a las significaciones provenientes de las familias de origen.