Obstáculo epistemofílico/ epistemológico

Diccionario de psicología social, letra O, obstáculo epistemofílico/ epistemológico

OBSTÁCULO EPISTEMOFÍLICO / EPISTEMOLÓGICO

OBSTÁCULO EPISTEMOFÍLICO / EPISTEMOLÓGICO
En general, son dificultades que impiden un acercamiento al objeto de conocimiento. El obstáculo epistemofílico se refiere a las dificultades de índole motivacional o afectiva (en psiquiatría, las ansiedades generadas por la locura), mientras que el obstáculo epistemológico implican una dificultad o confusión asentadas en el proceso mismo de producción de un conocimiento científico (en psiquiatría, la carencia de una teoría psicológica que sitúe el problema de la conducta en una perspectiva totalizadora).

Generalidades.- El prefijo «episteme» significa conocimiento científico. Por lo tanto, la denominación obstáculo hace referencia a las dificultades para acercarse científicamente, por parte del investigador, a su objeto de conocimiento.
Tales dificultades se presentan de dos maneras, definidas respectivamente por los sufijos «-fílico» (que deriva de amor) y «-lógico» (que deriva de saber, pensamiento, etc.). Por consiguiente, un tipo de dificultad se plantea a nivel afectivo (obstáculo epistemofílico) y otro a nivel teórico, o si se quiere, ideológico (obstáculo epistemológico). En síntesis: mientras el prefijo indica qué es lo que resulta dificultoso conocer (el objeto de conocimiento científico), los sufijos muestran en qué consiste dicha dificultad.

Obstáculo epistemofílico.– Los obstáculos epistemofílicos resultan particularmente importantes en el aprendizaje de la psiquiatría, por cuanto en este caso el objeto de conocimiento, el enfermo mental, la locura, despierta ansiedades básicas cuya intensidad impide el acceso al mismo. «En el campo del conocimiento, el objeto de conocimiento se sitúa casi como un enemigo del sujeto».
Este objeto ansiógeno, el enfermo mental, fue habitualmente abordado a través de análisis individuales. Pichon Rivière propone la posibilidad de que este conocimiento pueda coparticiparse mediante un aprendizaje grupal, pues así en el grupo puede fragmentarse y repartirse la ansiedad que provoca el acercamiento a ese objeto.
Estos primeros acercamientos llevaron a Pichon Rivière a revisar la didáctica anticuada de la enseñanza de la psiquiatría y el psicoanálisis. Se han estudiado mucho los problemas de aprendizaje en los niños, pero hubo pocas contribuciones el relación a los problemas de aprendizaje de los adultos (en este caso, alumnos que deben estudiar psiquiatría). Pichon Rivière cita dos experiencias con alumnos en la enseñanza de la psiquiatría: a) en un caso quedaron involucrados emocionalmente, y b) en el segundo adoptaron una actitud de distanciamiento respecto del objeto de estudio.
a) Pichon Rivière recreó una oportunidad de observar ‘en vivo’ estos obstáculos epistemofílicos, cuando convocó a un grupo de seis estudiantes de medicina de los primeros años con el fin de enseñarles psiquiatría. Una de las consignas que se les dio era que no debían estudiar en forma teórica sino que debían tener un acercamiento a los pacientes, y pronto comenzaron a aparecer situaciones fóbicas, un temor a penetrar en la situación, y una reacción de gran rechazo. «La resistencia se expresaba como una resistencia a aprender, ya que la consigna era analizar el aprender [mismo]». Así, en una de las sesiones se recreó una situación de examen, frente a la cual los alumnos reaccionaron de diferente manera, cada cual desde un cuadro psicosomático o mental determinado, aunque atenuado: unos mostraron agorafobia, otros ansiedad depresiva, ansiedad paranoide, diarrea, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, etc..
«El impacto de esa primera clase creó una situación de resistencia en ellos, hasta que poco a poco fue fragmentado ese objeto de conocimiento y compartido de nuevo. [Así] la elaboración, que es en realidad un proceso de asimilación y reestructuración en el grupo, se hace de una manera grupal y eso constituye entonces para este tipo de enseñanza, como es la psiquiatría, la psicología, la filosofía, etc., un medio realmente eficaz».
b) Otra experiencia consistió en enseñar psiquiatría en forma acumulativa, trabajando con el grupo tres o cuatro horas diarias durante diez días. La fantasía básica que dificultaba el aprendizaje es una fantasía descripta por M. Klein: el temor a destruír el objeto de conocimiento (el pecho o el cuerpo de la madre), agregado a ello el temor a quedar dentro del objeto, una vez que se ha penetrado en él y se lo ha vaciado. Ello puede apreciarse en los sueños, cuyos contenidos manifiestos son claustrofóbicos (soñar que no podían salir del hospital, que el portero no los conocía, que habían cambiado de aspecto, que estaban vestidos como los enfermos, etc). Conocida esta situación básica, en el grupo se pudo trabajar sobre ella, pero si no se la analiza en forma precoz, se produce el fenómeno que Pichon Rivière llama ‘distanciamiento’ del objeto: el estudiante se aleja del objeto poco a poco, lo toma superficialmente, no asume su rol pero juega al rol del paciente imitando su comportamiento, un fenómeno de ‘contagio’ basado en una identificación con el enfermo. De ello resultan dos tipos de estudiantes o aprendices de psiquiatría: los que se quedan ya dentro del hospital identificándose con los pacientes, y los que toman distancia del mismo hasta hacer finalmente una psiquiatría por delegación, o sea por intermedio de practicantes, enfermeros, etc.
En suma, los obstáculos epistemofílicos son básicamente las ansiedades que caracterizan a todo aquel que deba operar en el campo de la locura. Pichón Rivière refiere que su forma de vencerlo consistió en poder dialogar con otros, y fue así que nació su escuela.

Obstáculo epistemológico.- Pichon Rivière utiliza este concepto tomando como referencia la noción planteada originalmente por G. Bachelard, y lo concibe en términos de obstáculos ideológicos que han impregnado la ciencia, tales como la visión individualista del hombre (en vez de una perspectiva social), la concepción instintivista (en vez de una concepción vincular) y, sobre todo, la aceptación de la lógica formal como la única posible (en vez de complementarla con la lógica dialéctica).
Así, refiere Pichon Rivière: «Si entendemos por obstáculo epistemológico la dificultad o la confusión que se asiente en el proceso de producción de un conocimiento científico, los obstáculos que encontré en mi carrera psiquiátrica y psicoanalítica surgían de la carencia de una teoría psicológica que ubicara el problema de la conducta en sus premisas adecuadas: la interrelación dialéctica entre individuo y sociedad. La ausencia de una perspectiva realmente totalizadora, con el escamoteo de la dimensión social del comportamiento y la marginación del problema de la acción de parte de las teorías psicológicas, aún de la más coherente de ellas, el psicoanálisis, impidió en principio la elaboración de un criterio adecuado de salud y enfermedad, a la vez que condujo con frecuencia, ante problemas concretos, a la utilización de conceptos emergentes del campo psicoanalítico (por ejemplo, teoría de los instintos) para dar cuenta de hechos vinculados a la génesis y modalidades de la relación entre estructura de personalidad y estructura social. Los modelos biológicos e individualistas de la interpretación de la conducta han funcionado y operan aún como obstáculos epistemológicos en sentido estricto. Arriesgo la hipótesis de que la carencia de una perspectiva integradora se asienta en lo que podríamos llamar ‘el gran obstáculo epistemológico‘: la consideración de la lógica formal como la única legalidad posible del pensamiento científico. Esta modalidad disociante del pensar, con evidentes fundamentos ideológicos, constituye la más grave dificultad en la tarea».
La superación de los obstáculos epistemológicos es correlativa de la posibilidad de realizar el pasaje de una fragmentación del objeto de conocimiento hacia una integración del mismo (epistemología convergente). La dificultad para integrar ambos momentos radica en la presencia de obstáculos epistemológicos, que en la teoría de la comunicación están representados por el ‘ruido’ y en la situación triangular por el ‘tercero’, transformando la espiral dialéctica del aprendizaje de la realidad en un círculo cerrado (estereotipo)».