Diccionario de psicología, letra R, Representación de cosa, representación de palabra

Representacion de cosa, representación de palabra
Al.: Sachvorstellung (o Dingvorstellung), Wortvorstellung.
Fr.: représentation de chose, reprdsentation de mot.
Ing.: thing presentation, word presentation.
It.: rappresentazione di cosa, rappresentazione di parola.
Por.: representação de coisa, representallio de palavra.

Términos utilizados por Freud en sus textos metapsicológicos para distinguir dos tipos de
«representaciones», uno (esencialmente visual) que deriva de la cosa y otro (esencialmente
acústico) que deriva de la palabra. Esta distinción tiene para él un alcance metapsicológico,
caracterizándose el sistema preconsciente-consciente por la ligazón de la representación de
cosa a la representación de palabra correspondiente, a diferencia del sistema Inconsciente, que
sólo comprende representaciones de cosa.
En cuanto a la palabra «representación» y el modo de distinguirla del término, utilizado a veces
como sinónimo, de huella mnémica, remitimos al lector a los dos artículos: Representación y
Huella mnémica.
La distinción entre representación de cosa y representación de palabra tiene su origen en las
investigaciones del joven Freud acerca de la afasia.
La idea de representación de cosa aparece muy pronto en la doctrina freudiana con el término,
muy afín, de «huellas mnémicas»: éstas se depositan en los diferentes sistemas mnémicos. En el
trabajo Acerca de la concepción de las afasias. Estudio crítico (Zur Auffassung der Aphasien.
Eine kritische Studie, 1891) encontramos la expresión 0bjektvorstellung; en La interpretación
de los sueños (Die Traurndeutung, 1900), la de Dingvorstellung. Una de las definiciones más
precisas que da Freud de este concepto es la siguiente:
«La representación de cosa consiste en una catexis, si no de imágenes mnémicas directas de la
cosa, por lo menos de huellas mnémicas más alejadas, derivadas de aquéllas». Esta definición
requiere dos observaciones:
1.ª la representación se distingue aquí claramente de la huella mnémica: aquélla recatectiza,
reaviva ésta, que no es en sí misma más que la inscripción del acontecimiento;
2.ª la representación de cosa no debe entenderse como un análogo mental del conjunto de la
cosa. Esta se halla presente en diferentes sistemas o complejos asociativos en atención a uno u
otro de sus aspectos.
Las representaciones de palabra se introducen en una concepción que enlaza la verbalización y la toma de conciencia. Así, a partir de] Proyecto de psicología científica (Entwurf einer Psychologie, 1895), encontramos la idea de que la imagen mnémica puede adquirir el «índice de cualidad» específico de la conciencia, asociándose a una imagen verbal. Tal idea será constante en Freud. Es de importancia capital para comprender el paso del proceso primario al proceso secundario, de la identidad de percepción a la identidad de pensamiento. La volvemos a
encontrar en El inconsciente (Das Unbeivusste, 1915) en la siguiente forma, que acentúa su
valor tópico: «La representación consciente engloba la representación de cosa más la
representación de palabra correspondiente, mientras que la representación inconsciente es la
representación de cosa sola».
El privilegio de la representación de palabra no puede reducirse a una supremacía de lo auditivo
sobre lo visual. Lo que aquí interviene no es sólo la diferencia entre los aparatos sensoriales.
Freud mostró que en la esquizofrenia las representaciones de palabra son tratadas como
representaciones de cosa, es decir, según las leyes del proceso primario; tal sucede también en
el sueño, en el que ciertas frases pronunciadas en estado de vigilia se someten a la
condensación y al desplazamiento en igual forma que las representaciones de cosa: « […]
cuando las representaciones de palabra, pertenecientes a los restos diurnos, constituyen
residuos recientes y actuales de percepciones, y no expresión de pensamientos, son tratadas
como las representaciones de cosa». Vemos, pues, que representación de cosa y
representación de palabra no designan simplemente dos tipos de «huellas mnémicas»; tal
distinción tiene, para Freud, un alcance tópico fundamental.
¿Cómo se articulan las representaciones de palabra a estos significantes preverbales que son
las representaciones de cosa? ¿Cuál es la relación de unas y otras con la percepción? ¿En qué
condiciones pueden adquirir una presencia alucinatoria? En un último análisis, ¿cuáles son las
condiciones que aseguran a los símbolos lingüísticos verbales su posición privilegiada? Freud
intentó responder a tales preguntas en varios de sus trabajos.