El niño, su enfermedad y los otros (El psicoanálisis de niños a partir de Freud)

Maud Mannoni – El niño, su enfermedad y los otros

El psicoanálisis de niños a partir de Freud

El psicoanálisis de niños es psicoanálisis, sostiene S.Freud. Tal es la convicción que lo lleva a ocuparse del caso Juanito. La adaptación de la técnica a la situación particular que representa para el adulto el aproximarse a un niño  no altera el campo sobre el cual opera el análisis: ese campo es el del lenguaje.
El discurso que rige abarca a los padres, al niño y al analista: se trata de un discurso colectivo constituido alrededor del síntoma que le niño presenta.
La sociedad le confiere al niño un status-puesto que le encomienda: la misión del niño consiste en reparar el fracaso de los padres, e incluso concretar sus sueños perdidos. De este modo las quejas de los padres hacia su descendencia nos remiten ante todo a la problemática propia del adulto.
El análisis se desarrollo en dos direcciones opuestas: en una de ellas los descubrimientos de Freud se mantienen por completo (sobre todo el Edipo y la transferencia), en la otra, se produce un alejamiento de tales descubrimientos con el fin de modificar una realidad: el niño se convierte en el soporte de las buenas intenciones que los adultos alimentan con respecto a él.
Al mostrar que con un niño es posible interpretar, el análisis de Juanito se constituye como el primer modelo del género.
Algunos analistas (Hug Hellmuth, la escuela de Viena, la escuela de Zurich) creyeron que la teoría de los estadios de Freud y de Abraham podía constituir los fundamentos médicos de una pedagogía e incluso de un psicoanálisis concebido esencialmente como educativo.
Los psicoanalistas emplearon bastante tiempo para comprender donde residía la importancia de la aportación Freudiana al psicoanálisis de niños. Les parecía que el niño escapaba a una verdadera investigación analítica, puesto que, en los adultos, ésta tenía por objeto la búsqueda de los recuerdos de la infancia.
El niño es el soporte de aquello que los padres no son capaces de afrontar: el problema sexual. Evidencia lo que se desea mantener oculto y de ese modo le crea a la pareja parental una situación embarazosa.
El discurso de Juanito forma parte de un discurso colectivo: cada uno participa de un miedo imaginario en un mundo fantasmático. La aparición de la enfermedad de Juanito puede considerarse como el surgimiento de lo que falta en los padres. No era posible curar a Juanito sin conmover un edificio.
Ya en su primer análisis de niños, la atención de Melanie Klein se dirige a la manera en que el sujeto sitúa su propia persona y su familia dentro de un mundo de fantasmas. El niño transforma la realidad de lo que vive en función de sus miedos, de su culpabilidad, defensas e incluso de los sentimientos agresivos que lo animan.
Klein profundiza las nociones de instancias psíquicas desarrolladas por Freud y enfatiza aquello que tiene lugar en el registro inconsciente. Lo que le llama la atención son los efectos precoces producidos por la severidad del superyó en el niño. Freud ya había revelado el papel que desempeña el superyó en la represión de las pulsiones incestuosas y parricidas del Edipo. En ello veía el origen del miedo desproporcionado de ciertos niños con respecto al padre del mismo sexo, miedo que se transforma en amenaza interna para proyectarse luego sobre un mundo exterior sentido a partir de entonces como peligroso.
Klein no se ocupa del comportamiento desde un punto de vista real, sino que rompe con los criterios de adaptación y educabilidad que le servían de guía a Anna Freud. Introduce su problema estudiando el vínculo fantasmático madre-niño dentro de una situación dual y pone de manifiesto la acuidad de la tensión destructiva que acompaña a la pulsión de amor.
El juego, en análisis debe ser comprendido no en el nivel de una experiencia vivida sino como uno de los elementos o accidentes del discurso que se emite. Dentro de esta perspectiva es donde se situaban ya las observaciones de Freud acerca de este punto.
Según Freud el niño crea mediante el juego un mundo suyo o mas exactamente reordena las cosas de este mundo en relación a su idea.
El niño intentaría dominar así, por medio del juego las experiencias desagradables, trataría de reproducir una situación que originariamente significó para él una prueba. Desde 1908 hasta 1920 Freud trata el juego como una creación poética y luego descubre el papel desempeñado por el principio de repetición como función de dominio de las situaciones desagradables. El juego del niño se presenta como un texto a descifrar.
Klein introdujo a partir de 1919 el juego en el análisis de niños. Utiliza una multitud de pequeños juguetes y asigna a su elección cierta importancia. Algunos dicen que la interpretación de Klein da es una interpretación de símbolos. Por cierto este seria el lado más débil de la teoría kleiniana. Si se pusiese el énfasis en ese aspecto, la obra de Klein aparecería como una caricatura del análisis, sin embargo esta manera de comprenderla traiciona su pensamiento.



[1] Klein describe de que manera el niño proyecta su
agresión, en la etapa culminante del complejo de Edipo, sobre aquel padre que
en su fantasma, se convierte en un ogro introyectado y como tal forma su
superyó. Distingue 2etapas importantes en la vida del niño: la posición esquizo
paranoide, que se sitúa en los primeros meses de vida y se caracterizas por una
ansiedad persecutoria, y la posición depresiva cuyo punto culminante se
situaría a mediados del primer año. La ansiedad depresiva normal parecería ser
el resultado de una especie de síntesis del sujeto, quien intentaría salir de
una situación de alternativa irresoluble. Las reacciones patológicas se
expresan como defensas maniacas, salvo que el sujeto retorne a una posición
persecutoria más precoz. Estos puntos de referencia le servirán a Klein como
guía en la conducción de la cura, particularmente con los psicóticos.