Fobias Específicas: Edad de comienzo y curso

FOBIAS ESPECÍFICAS
Arturo Bados López, 20 de noviembre de 2005
(Facultat de Psicologia. Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològics.)

EDAD DE COMIENZO Y CURSO
La edad de inicio es de 7-9 años para la fobia a los animales (Lipsitz y cols., 2002; Öst, 1987, 1992a), 8 para la fobia a las inyecciones (Öst, 1992a), 9 para la fobia a la sangre (Lipsitz y cols., 2002; Öst, 1987, 1992a), 12 para la fobia dental (Öst, 1987, 1992a), 12-13,5 para la fobia a las alturas (Lipsitz y cols., 2002; Marks, 1987/1991) (sin embargo, Hofmann, Lehman y Barlow, 1997, hallaron una edad media de inicio de 23 años para las fobias de tipo ambiente natural en las que predominaron los fóbicos a las alturas), 20 para la claustrofobia (Öst, 1987, 1992a) –y en general para las fobias de tipo situacional (Antony y Barlow, 1997; Lipsitz y cols., 2002)–, y 24,5 para la fobia a conducir (Lipsitz y cols., 2002).
En el estudio de Lipsitz y cols. (2002) el 90% de las fobias a animales, el 84% de las fobias a la sangre/inyecciones y el 67% de las fobias de tipo ambiente natural (alturas) empezaron en la infancia (≤ 12 años) en comparación a sólo el 18% de las fobias de tipo situacional (conducir, ascensores, espacios cerrados). Otros han señalado que las fobias de tipo situacional suelen tener una edad de comienzo bimodal con una elevación en la infancia y otra en la mitad de los 20 años.
La cosa se complica si se distingue la edad del comienzo del miedo/evitación y la edad de comienzo de la fobia (cuando el miedo/evitación empezaron a causar malestar o deterioro significativos) tal como han hecho Antony, Brown y Barlow (1997). Con muestras muy pequeñas, estos autores descubrieron las siguientes edades de comienzo del miedo y la fobia en las siguientes fobias: animales (11 y 20), sangre/inyecciones (8 y 14,5), conducir (25,5 y 32) y alturas (20,5 y 34). En promedio, pasaron 9 años entre el comienzo del miedo y el de la fobia.
Aunque se había afirmado que los miedos fóbicos pueden remitir sin tratamiento en la infancia y la adolescencia, la tendencia general no parece ser esta; no obstante, en los varones suele haber una importante disminución de las fobias en la adolescencia (Sandín, 1997). En los adultos, el trastorno tiende a ser crónico a no ser que se reciba tratamiento; en concreto, la remisión espontánea en la vida adulta se calcula en alrededor del 20% (American Psychiatric Association, 1994/1995). Cuanto mayor es el número de fobias específicas o miedos específicos acompañando a estas, menor es la probabilidad de recuperación (Curtis y cols., 1998).
Las fobias específicas representan sólo alrededor del 15% de los trastornos fóbicos vistos en la clínica (Echeburúa, 1993b). La mayoría de los pacientes no buscan ayuda y entre los que lo hacen las fobias más frecuentes por las que consultan son: claustrofobia, SIH, intervenciones dentales y animales (Barlow, 1988); en niños y adolescentes, las fobias más frecuentes por las que consultan son la oscuridad, la escuela y los perros (Sandín y Chorot, 1995b). Los fóbicos específicos que buscan tratamiento difieren de los que no lo hacen en que es más probable que presenten múltiples fobias y ataques de pánico asociados a las mismas (Merckelbach y cols., 1996).

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