GUIA DE ORIENTACIÓN: Recomendaciones frente a la discapacidad (PROBLEMAS DE SALUD MENTAL)

GUIA DE ORIENTACIÓN: Recomendaciones frente a la discapacidad

Elaborado por :
– Carmen Rosa Benítez Peñate. Psicóloga.
– Mª del Carmen Hidalgo Zerpa. Pedagoga.
– Ana Mª Dolcet Pérez. Maestra y Psicopedagoga.
– Mª del Sol Fortea Sevilla. Psicóloga.
– Carmen Delia Díaz Bolaños. Directora de Atención Psicosocial.
– Mª Dolores Cabello Naranjo. Trabajadora Social.

PROBLEMAS DE SALUD MENTAL

Bajo el epígrafe de “Salud Mental” no solo se incluyen enfermedades psiquiátricas, también se utiliza para determinar el equilibro psico-emocional necesario para llevar una vida sana.
La mayoría de las enfermedades mentales no se perciben físicamente, son invisibles, lo que contribuye a que se mantenga la confusión que existe entre las distintas patologías. Respecto a sus causas, éstas pueden ser múltiples y en algunos casos desconocidas.
En realidad se trata de un conjunto de alteraciones que incluyen fobias, depresión, ansiedad, anorexia, esquizofrenia y muchas otras. Las causas son múltiples y dependen de multitud de factores.
Afortunadamente, la mayoría de ellas se benefician de tratamientos que consiguen un funcionamiento social adecuado de los pacientes.
La gravedad de estos trastornos es muy variable, siendo lo más frecuente una perfecta adaptación a la mayoría de los ámbitos sociales en los que el enfermo se desenvuelve. De todas formas, los casos de mayor severidad en los síntomas, declara inadaptación social o de pérdida de contacto con la realidad son incompatibles con los estudios universitarios, por lo que será muy improbable encontrar un alumno con este grado de afectación.
Si se tiene conocimiento de que algún alumno está afectado por cualquiera de estos trastornos, hay que tener en cuenta algunos principios básicos:

• Si ha sido el propio interesado quien nos ha confiado su afección, se ha de respetar escrupulosamente la confidencialidad de lo hablado y no difundirlo a terceras personas salvo casos excepcionales en los que se pongan en riesgo factores más importantes. Esta revelación personal puede producirse bien para
justificar una petición concreta (como no hablar en público por padecer fobia social, o sentarse cerca de la puerta por sufrir de agorafobia, o cambiar la fecha de un examen por coincidir con la consulta del psiquiatra); o bien para buscar ayuda, orientación o consejo.
En el primer caso, se atenderá la petición siempre que sea razonable y esté justificada. Si lo que se pide es ayuda, se facilitará en la medida de lo posible bien personalmente, bien poniéndole en contacto con los recursos de los que dispone la ULPGC para su orientación.
• Si ha sido otra persona quien nos informa de la enfermedad mental de algún alumno, ese rumor debe acabar en nosotros. Y a quien lo hay difundido, aconsejarle que lea las recomendaciones que se incluyen en esta página.

Consideraciones
– El aprendizaje y los logros académicos son importantes porque suponen un medio de compensación de sus limitaciones personales y sociales.
De aquí que el profesor pueda servir de guía y estructura, un referente obligado para el alumno con discapacidad psíquica.
La enfermedad mental no implica un déficit en la inteligencia. De ser así, no sería un alumno universitario.
La enfermedad mental afecta a un área concreta de la vida del individuo. El resto de facetas (pensamientos, emociones, aspiraciones, deseos…) son perfectamente normales.
– Puede que el alumno presente un ritmo de estudio diferente del resto de estudiantes.
Recomendaciones
– Desechar estereotipos, centrándote en la persona con sus características individuales.
– Respetar su estilo a la hora de hablar y de comportarse.
– Procurar ayudarle y orientarle en sus elecciones y tomas de decisión.
– Potenciar las habilidades y tareas que sean puntos fuertes en el estudiante, esto incrementará su seguridad y los resultados.
– Proporcionar los apuntes y materiales académicos específicos de forma estructurada y con antelación, con las instrucciones necesarias.
– Tratar con absoluta normalidad a quien padezca alguna de estas enfermedades.
Un trato diferente (aunque implique mayor atención o deferencia hacia el enfermo) sólo conllevará señalar al alumno ante sus compañeros y ante él mismo, que terminará pensando que no lo creemos capacitado y creyéndose que realmente no lo está.
– Respetar la intimidad del o la estudiante sobre su enfermedad.
– Flexibilización en los plazos de presentación de trabajos.
– Puede que sea necesario flexibilizar los momentos de evaluación, siempre que se justifique adecuadamente y se informe previamente.
– En la evaluación de los conocimientos aprendidos por el alumno, siempre que sea posible, utilizar las mismas técnicas de examen empleadas con sus compañeros. No hay ninguna razón que justifique la falta de exigencia en el cumplimiento de los
criterios exigibles. No es beneficioso ni para el implicado, ni para la propia sociedad.
– Si lo anterior no es posible, realizar la prueba acorde con las capacidades personales del o la estudiante, a través de evaluaciones continuas, exámenes orales, trabajos complementarios etc. Se debe tener en cuenta que tanto los síntomas de alguna enfermedades como los efectos secundarios de la medicación
pueden hacer que el rendimiento de las y los estudiantes disminuya sensiblemente.
– Cuando el estudiante necesite más atención de la que se le puede ofrecer, será necesario revisar el apoyo que se le está prestando, estudiando las necesidades no cubiertas y otros recursos o apoyos disponibles, con el objeto de reprogramar el
servicio que se está ofreciendo e intentando adecuarlo a las necesidades del estudiante.
– Una de las figuras más eficaces es la del tutor. Es importante saber que un apoyo es más útil y satisfactorio, para el estudiante, cuando la responsabilidad del mismo recae en una sola persona, tutor o especialista. No suele funcionar bien cuando este
apoyo es compartido o la responsabilidad del mismo se diluye entre todo el personal de un servicio.
El tutor puede detectar en su relación habitual con el estudiante cambios de comportamiento, conducta, apariencia y actuación, que en ocasiones pueden ser interpretados como señales y advierten sobre problemas más serios. Conviene dialogar abiertamente con el estudiante sobre los cambios observados.
– Si el estudiante está de acuerdo en aceptar una ayuda más especializada, entonces puede orientarle hacia el Programa de Atención a estudiantes con discapacidad de esta Universidad y de este modo podrán informarle sobre los apoyos más adecuados.
– Si como tutor considera que el estudiante requiere de un apoyo especializado, que usted no puede ofrecerle, y se niega a buscar ayuda externa, diríjase a nuestro programa para atender el caso de la mejor manera posible.

OTRAS DISCAPACIDADES
En este apartado se agrupan personas, que disponiendo del certificado de minusvalía, no se pueden clasificar en ninguno de los grupos anteriores. En algunos casos implican distintas discapacidades físicas y orgánicas aunque no pueden considerarse como deficiencias motrices.
Son personas con enfermedades de larga duración y/o especial tratamiento (diabetes, insuficiencias renales, cardiopatías severas, epilepsias, etc.).
Si la heterogeneidad en los grupos anteriores es grande, en este grupo exige una atención mucho más personalizada ya que sus características y necesidades son mucho más específicas.