Los grandes movimientos psicológicos del siglo XIX


Entre los intelectuales europeos sobresale Cesare Lombroso (1835–1909), criminólogo y antropólogo italiano. Según él, las características mentales de los individuos dependen de causas fisiológicas. El tipo criminal sería el resultado de factores hereditarios y degenerativos, más que de las condiciones sociales. Entre sus numerosas obras se encuentra “El genio y la locura” y, sobre todo, su “Tratado antropológico experimental del hombre delincuente” (1876). Gustave Le Bon (1841- 1931), fue precursor de la psicología social, pero también se sintió atraído por la etnología y la antropología, la sociología, la filosofía de la historia, la física, la biología, la historia de las civilizaciones y de las doctrinas políticas, la cartografía, y la psicología de los animales, especialmente del caballo, y la equitación. Su obra “Psicología de las masas” (1895), es una de las más importantes de los siglos XIX y XX y consagra a su autor. A su vez Gabriel Tarde (1843-1904), desarrolla una teoría psicosocial de la diversidad psicológica del individuo. Escribió “Las leyes de la imitación”, haciendo aportaciones importantes en el campo de la Etnología, así como una interpretación de los cambios sociales y culturales. Jean M. Charcot (1825–1893), es un neurólogo francés que describió y trató la histeria con hipnosis, en lo que Freud basó buena parte de sus estudios sobre la histeria. Théodule-Armand Ribot (1839-1916), a quién se considera el verdadero fundador de la psicología francesa, se mantuvo muy unido a Charcot y lamentó no seguir su consejo de estudiar Medicina. Fue director de la “Revue Psychologique” y fundó un laboratorio (1889), bajo la dirección de Baunis y Binet.
Alfred Binet (1857-1911), fue el creador de los estudios sobre la inteligencia e introdujo el concepto de edad mental o capacidad promedio, que se supone posee un individuo, y más en particular un niño, a una edad determinada. La publicación del trabajo titulado “El desarrollo de la inteligencia en los niños” (1905), se considera el hito que da inicio al estudio científico de la inteligencia.
Este concepto llevó más adelante al de Cociente Intelectual (CI). Junto con Theodore Simon (1873–1911), diseñó un test para medir la capacidad mental de los niños, conocido como la Escala de Binet-Simon (1905), que fue traducida al inglés por la Universidad de Stanford con la denominación de Test de Stanford o Test de Stanford-Binet (1916). Dentro de la escuela de Wüzburg hay que nombrar a Oswald Külpe (1862–1915), quien, tras realizar una tesis bajo la dirección de Wundt sobre el pensamiento sensorial, impulsó el conocimiento de los procesos mentales superiores, pero su teoría sobre el pensamiento, independiente de las sensaciones, no obtuvo el suficiente respaldo científico. Escribió: “Bosquejo de la Psicología” (1893) y “Teoría del conocimiento y ciencia de la naturaleza” (1910). En el ámbito de la renovación pedagógica Edouard Claparède (1873–1940), es el más entusiasta del movimiento denominado Escuela Nueva en Europa. A través de sus trabajos en el laboratorio de psicología experimental, que él mismo dirige en Ginebra, llega a una concepción funcional de la Psicología. Crea un Instituto de Psicología Aplicada denominado J. J. Rousseau (1912), en homenaje al autor de Émile.
Mientras tanto, en EEUU surge el conductismo de la mano de Edward Tichner (1867-1962), aunque sus trabajos en el laboratorio de Wundt le sitúan cerca del estructuralismo. Para Tichner el estudio
del comportamiento comprende tres partes: la anatomía del cerebro (Psicología Fisiológica), la función o finalidad del comportamiento (Psicología Funcional) y el desarrollo humano (Psicología Evolutiva). Lewis M. Terman (1877– 1956), es conocido mundialmente por sus investigaciones en la medición de la inteligencia y en pedagogía experimental con niños superdotados.
Introdujo el término CI y revisó los tests de inteligencia de Binet-Simon, dando un avance decisivo a la evaluación psicológica. Entre sus obras sobresalen: “La medida de la inteligencia” (1916), “La inteligencia de los escolares” (1919) y “El estudio genético del genio” (1925-59) publicado después de su muerte, donde se analiza, en cinco volúmenes, a 1.500 niños superdotados.
En medio de toda esa amalgama de especulaciones, enfoques y planteamientos, más o menos solventes, científicamente, sobre el comportamiento de los seres humanos, y las invenciones de instrumentos, métodos y técnicas de estudio y evaluación del mismo, quedan patentes varias verdades: 1ª.- La Psicología es una ciencia positiva con contenidos diferenciados de la Filosofía; 2ª.- El objeto primordial de estudio es la conducta del individuo resultante de su ajuste al medio y 3ª.- Posee una metodología de trabajo propia y emplea técnicas capaces de asegurar el fin correcto de su aplicación.