Psicoanálisis y psicología en la teoría de la personalidad: la motivación y el concepto de pulsión

El concepto de pulsión que Freud usó tiene hoy expresión en el concepto de motivación. En la actualidad, una importante línea de las teorías psicoanalítica actuales no se adscribe a la idea de que la organización pulsional del ser humano es dual. Ya no se mantiene la concepción de Freud, por otra parte propia de su época, de considerar que hay una o dos pulsiones básicas -libido y autoconservación, o en la teoría posterior, libido y agresividad- a partir de las cuales se derivan las demás. La misma idea de modularidad que hemos indicado está presente en la neurociencia (Gazzaniga, 1985), en la psicología cognitiva (Gardner, 1983), y en la filosofía de la mente (Fodor, 1983), en psicoanálisis se ha aplicado al campo de la motivación y se asume la concepción de que existen múltiples sistemas motivacionales diferenciados, separables, articulados entre sí. Diversos autores han trabajado este planteamiento que cada vez está más asentado teórica y prácticamente (Stern, 1985, Lichtenberg, 1992, Bleichmar, 1997). Este cambio en la concepción del aspecto motivacional humano ha sido enormemente fructífero, ya que lleva a poder superar muchas formas de reduccionismo en que se caía a la hora de describir patologías.
Efectivamente, si cada escuela teórica resaltaba una pulsión como la decisiva, tendía a ver de ese modo cualquier cuadro clínico que se le presentaba, no dando margen a enfrentarse con la enorme complejidad y diversidad del ser humano también en este campo, el motivacional.
A lo largo de la historia del psicoanálisis, que abarca todo el siglo XX, cada autor resaltó un tipo de pulsión como la básica, si Freud resaltó la sexualidad, otros psicoanalistas resaltaron otras, como la agresividad (Klein, 1946), el narcisismo o autoestima (Kohut, 1971), o el apego (Bowlby, 1979), y en cada caso se tendía a considerar que esa motivación era la más importante, la básica en la jerarquía, a partir de la cual las demás eran derivaciones. El modelo de los múltiples sistemas motivacionales concibe sin embargo el tema de otro modo, ya que ve que estas múltiples dimensiones están presentes en todo ser humano, pero tienen distinta fuerza, distinto desarrollo, y además están relacionadas entre sí dando lugar a distintas articulaciones y estructuras motivacionales, en cada uno de nosotros. Aunque aun no hay completo acuerdo entre cuáles son los sistemas motivacionales básicos, lo importante es el cambio de modelo. Se considera que los distintos sistemas motivacionales movilizan distintos tipos de deseos – de autoconservación, sexuales, narcisistas, agresivos, de apego, de evitación del displacer, etc. A su vez, la interrelación de estos puede llevar tanto a coincidencia como a contraposición ente los mismos, produciendo ansiedades de diversos tipos que dan lugar a su vez a modalidades defensivas específicas frente a estas ansiedades, todo lo cual lleva a caracterizar la personalidad concreta de cada cual.
Resumiendo, la nueva concepción de los múltiples sistemas motivacionales independientes pero relacionados y entrelazados de diferentes modos, desde la sobresignificación de unos por haber otro implicado, hasta el conflicto entre ellos, o la expresión manifiesta y consciente de uno para ocultar un deseo que corresponde realmente a otro, aporta un marco explicativo mucho más en consonancia con la visión modular de la mente, y se identifica más con un paradigma de la complejidad (Morin, 1990) acorde con nuestro tiempo. La clásica teoría de la pulsión de Freud, muy marcada por la visión fisicalista de la época, está siendo sustituida. Sin embargo, permanece el énfasis que el psicoanálisis da a las la motivaciones, especialmente inconscientes, frente a los procesos cognitivos, como explicación causal las actitudes y los comportamientos humanos. Pero ahora entendiéndolas como sistemas múltiples y complejos de necesidades básicas universales compartidas por todos los seres humanos, que se van modelando en el desarrollo a través de la interacción social. En este sentido, la importancia del fundamento biológico que estaba presente en la original visión freudiana ha disminuido, dando más lugar a la naturaleza social de los motivos. Los diversos sistemas motivacionales van dando lugar a diferentes estructuras de personalidad, según el tipo de deseo que se privilegie, la modalidad en que se exprese ese tipo de deseo, la intensidad con que se vivencie, o los conflictos a que den lugar en la interrelación de unos con otros. Puede decirse que, sin negar la importancia de las diferencias, disminuye la distancia con propuestas teóricas de la motivación que provienen de la psicología, más centradas en el concepto de meta (Pervin, 1996).