PERSONALIDAD MÚLTIPLE Y DISOCIACIÓN (Revisión histórica de los conceptos)
Dra. Águeda Rojo Pantoja Psiquiatra. Complejo Hospitalario de Pontevedra.
Personalidades sucesivas y simultáneas en Janet
En el mismo momento, Pierre Janet estudia las “histéricas” que figuraron tan intensamente en las páginas de L’Automatisme psychologique. A diferencia de lo que se había visto hasta entonces, pone al día personalidades segundas que, gracias a maniobras de distracción, aparecían no en alternancia, sino simultáneamente.
A finales del siglo, Janet 18 acordándose de los antiguos magnetizadores, pero apoyándose también en sus propias experiencias, enunciará la ley de la memoria: 1.- El olvido completo durante el estado de vigilia normal de todo lo que pasó durante el sonambulismo. 2.- El recuerdo completo durante un sonambulismo nuevo de todo lo que ocurrió durante los sonambulismos precedentes. 3.- El recuerdo completo durante el sonambulismo de todo lo que pasó durante la vigilia. Admite excepciones para la tercera ley, pero las dos primeras pueden ser consideradas como el signo característico del estado sonambúlico. Para Janet el sonambulismo no tiene caracteres propios o específicos. Sólo tiene caracteres relativos y la forma de determinarlo es comparándolo con otro momento de la vida del sujeto, el estado normal o de vigilia. El sonambulismo es una existencia segunda que no tiene otra característica que la de ser segunda.
Según la tercera ley, los sonámbulos en su segundo estado recuerdan todo sobre su primera existencia, por tanto, pueden comparar estas dos personalidades. La mayoría, dice Janet, se sienten cambiados, y afirma que lo que ocurre es que dada su inestabilidad psicológica, se puede cambiar el estado de sus sentidos, paralizando o con más frecuencia, excitando alguno de ellos. Así, algunos recobran la visión que no tenían en estado normal, o bien la audición, etc. Otras veces la diferencia entre estos dos estados no es tan importante como para que se den cuenta de la escisión de su personalidad. Pero con frecuencia, el sujeto se burla de su antigua personalidad y pretende ser otra persona, adquiriendo la costumbre de «desdoblarse». Para ilustrar esto, Janet habla de su paciente Léonie, ejemplo que utiliza para hablar de las personalidades simultáneas en su tesis de filosofía. Léonie, desde su primer sonambulismo rechaza su nombre ordinario y pretende llamarse Léontine, nombre que le pusieron sus antiguos magnetizadores. Pero es importante distinguir las personalidades sucesivas, con memorias alternantes, de las personalidades simultáneas, ambas descritas por Janet. Cuando un sentido o sensibilidad desaparece, las imágenes y en consecuencia, los recuerdos de los fenómenos que fueron provistos por estos sentidos, desaparecen igualmente. En algunas circunstancias como el estado del sueño, la embriaguez, la pasión o la enfermedad, disminuyen o desaparecen ciertas imágenes y con ellas, los recuerdos y otro sistema de imágenes, con otros recuerdos puede ocupar su lugar. Se constituyen así diferentes memorias, que son alternantes. Los sonambulismos son existencias de este género, con su memoria y su personalidad particulares. Su carácter esencial es ser un estado psicológico anormal, que no forma toda la vida del individuo, y alterna con otros estados y otras memorias. Los diversos sonambulismos y las diversas personalidades constituyen las personalidades sucesivas o alternantes. Las existencias psicológicas simultáneas son el resultado de una vida subconsciente y ocurren durante la vigilia, no durante el sonambulismo. Por tanto, son simultáneas con la vida normal del sujeto, dando lugar también al desdoblamiento. Tras observar minuciosamente a sus pacientes Lucie y Léonie, Janet postula que debe haber sensaciones que se quedan fueran de la percepción normal y que son sintetizadas a su vez en una segunda percepción, la cual constituye una segunda existencia psicológica. El signo que certifica la existencia de esta segunda percepción es la aparición de la palabra “yo”, que aparece en la escritura subconsciente.
Un ejemplo que da Janet es muy sutil: cuando la atención de Lucie está ocupada, Janet19 (1889) le hace varias preguntas:
M’entendez-vous, lui dis-je? – (Elle répond par écrit) Non. – Mais pour répondre il faut entendre. – Oui, absolument. – Alors, comment faites-vous? – Je ne sais. – Il faut bien qu’il y ait quelq’un qui m’entende? – Oui. – Qui cela? – Autre que Lucie. – Ah bien! Une autre personne. Voulez-vous que nous lui donnions un nom? – Non. – Si, ce sera plus commode. – Eh bien Adrienne. [¿Me entendéis, le digo? – (Ella responde por escrito) No.- Pero para responder, hay que entender.- Sí, absolutamente.- Entonces, ¿cómo haces?.- No sé.- ¿Hay alguien que me entienda?.- Sí.- ¿Quién es?.- Otra distinta de Lucie.- ¡Ah bien! Otra persona. ¿Queréis que le demos un nombre?.- No.- Sí, será más cómodo.- Eh, bien Adrienne.] Es evidente que es Janet quien le sugiere el nombre a este personaje, pero es ella quien inventa el nombre realmente. Una vez bautizada, el personaje inconsciente es más determinado y más puro, muestra mejor sus caracteres psicológicos. Este yo secundario tiene una preferencia marcada para ciertos personas, lo que Janet designa como un carácter de elección, propio del personaje subconsciente. Ideas fijas subconscientes Posteriormente, y debido a la influencia de la obra de Charcot, las ideas fijas pasan a tomar protagonismo en la obra de Janet, aportando matices a su idea del desdoblamiento.
Janet se veía forzado a reconocer que en muchos accidentes, la idea fija que debía provocarlos y sostenerlos, como defendía su maestro Charcot, no podía ser expresada por el enfermo, ya que la ignoraba completamente. Comprendía que estas ideas pueden existir aunque el sujeto no tenga consciencia, lo cual no era una simple suposición sino un hecho demostrable clínicamente. Esto se demostraba a través de la escritura automática, que expresaba así las ideas fijas durante la vigilia. Con más frecuencia aún constataban que el sujeto, en tal estado hipnótico, encontraba la memoria de estas ideas fijas subconscientes. Estas ideas, existiendo fuera de la percepción personal, jugaban en la histeria un papel capital, podían determinar los trastornos del movimiento más variado, desde hiperestesias hasta producir incluso alucinaciones, porque la separación de las dos consciencias estaba lejos de ser absoluta, y un fenómeno que había sido provocado en una de ellas, por toda una serie de asociaciones de ideas, podía aparecer bruscamente en la otra. El poder de estas ideas dependía de su aislamiento. Janet20 (1893) dice, citando a Charcot, que las ideas fijas se instalan en el espíritu a la manera de un «parásito» y que no pueden ser detenidas en su desarrollo por los esfuerzos del sujeto, porque son ignoradas, existen aparte, en un segundo pensamiento separado del primero.
Todas estas observaciones habían conducido a Janet 21 a considerar estas disociaciones de los fenómenos psicológicos como un carácter esencial de la histeria: “Ce fait, disions-nous, doit jouer dans cette maladie un rôle aussi capital que celui de l’association dans la psychologie normale”. [“Este hecho debe jugar en esta enfermedad un papel tan capital como la asociación en la psicología normal”]. Un poco más tarde, Janet 22 se explicaba diversos accidentes de la histeria, y en particular, las contracturas por una actividad real del segundo grupo de imágenes, separado de la conciencia normal. El carácter esencial de esta enfermedad de la desagregación era la formación, en el espíritu, de dos grupos de fenómenos, el uno constituyendo la personalidad ordinaria; el otro, susceptible por otro lado de subdividirse, formaba una personalidad anormal, diferente de la primera y completamente ignorada por ella.
En esta época, Jules Janet 23, para resumir las investigaciones de Pierre Janet, añadió una nueva observación, de las más interesantes a juicio de éste último, e intentó expresar esta nueva concepción de la histeria. Pierre Janet consideró este trabajo muy esquemático pero con el gran mérito de resumir de forma muy clara una concepción psicológica bastante delicada, que era entonces poco comprendida:
L’état incomplet de la personnalité première, dit-il, constitue les tares hystériques; il permet l’action désordonnée de la personnalité seconde, c’est-à-dire les accidents hystériques. La seconde personnalité, toujours cachée derrière la première, d’autant plus forte que celle-ci est plus affaiblie, profite de la moindre occasion pour la terraser et paraître au grand tour. [El estado incompleto de la personalidad primera constituye las taras histéricas; permite la acción desordenada de la personalidad segunda, es decir los accidentes histéricos. La segunda personalidad, siempre escondida detrás de la primera, tanto más fuerte cuanto más débil es la primera, aprovecha la menor ocasión para abatirla y aparecer el día señalado.]
Es a propósito de este estudio sobre la doble personalidad cuando Janet24 (1893) agradece que Freud y Breuer le citaran en sus investigaciones: Nous sommes très heureux que ces auteurs, dans leurs recherches indépendantes, aient pu avec autant de précision vérifier les nôtres, et nous les remercions de leur aimable citation. Ils montrent par de nombreux exemples que les divers symptômes de l’hystérie ne sont pas des manifestations spontanées idiopathiques de la maladie, mais sont en étroite connexion avec le trauma provocateur. Les accidents les plus ordinaires de l’hystérie, même les hyperesthésies, les douleurs, les attaques banales, doivent être interprétés de la même manière que les accidents de l’hystérie traumatique par la persistance d’une idée, d’un rêve. Le rapport entre l’idée provocatrice et l’accident peut être plus ou moins direct, mais il existe toujours (…) Le malade est guéri, disent ces auteurs, quand il parvient à retrouver la conscience claire de son idée fixe. [Estamos muy contentos de que estos autores, en sus investigaciones independientes, hayan podido con tanta precisión verificar las nuestras, y les agradecemos su amable citación. Muestran con numerosos ejemplos que los diversos síntomas de la histeria no son manifestaciones espontáneas idiopáticas de la enfermedad, sino que están en estrecha conexión con el trauma provocador. Los accidentes más ordinarios de la histeria, incluso la hiperestesia, los dolores banales, deben ser interpretados de la misma forma que los accidentes de histeria traumática por la persistencia de una idea, de un sueño. La relación entre la idea provocadora y el accidente puede ser más o menos directa, pero existe siempre (…) El enfermo está curado, dicen estos autores, cuando consiguen liberar la consciencia de su idea fija.] Janet considera que la definición de Freud y Breuer confirmaba la suya propia, y que buscaba agrupar todos los síntomas de la enfermedad alrededor de un fenómeno principal, el desdoblamiento de la personalidad.
– El mecanismo de la «désagrégation»
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notas:
18 Janet, P. (1889)
19 Janet, P. (1889), p. 359
20 Janet, P. (1893/1983). L’état mental des hystériques. (1ª Reimpresión de la edición de 1911). París: Laffitte Reprints Marseille. 21 Janet, P. (1887). L’anesthésie systématisée et la dissociation des phénomènes psychologiques. Revue Philosophique, XXIII, 449-472. Citado en Janet, P. (1893), p.419
22 Janet, P. (1889)
23 Janet, Jules (1888). Hystérie et hypnotisme d’après la théorie de la double personnalité. Revue Scientifique, I, 622. Citado en Janet, P. (1893), p. 420
24 Janet, P (1893), pp. 420-421.