El objeto transicional: ese objeto que no esta ni en el niño ni en la madre, aquel que remite a un entre dos, que surge a partir de un espacio entre el infans y su madre.
Winnicott nos dice que el infans (sin palabra) “depende de un cuidado materno basado mas en la empatía de la madre que en lo que es expresado verbalmente”, en este sentido trabaja ampliamente la idea de la función materna como la de sostén.
Sostén, noción fundamental, que a mi juicio va a dar la posibilidad por lo menos en arranque, de la conformación posterior de este objeto.
La función de sostén implica para este autor, en primer lugar la protección de la agresión fisiológica que incluye la el cuidado psicológico.
Hay madres, nos dice, que proporcionan a sus hijos un cuidado suficientemente bueno, enough good (apenas bueno).
El sostén incluye sostener físicamente al infante, lo que es una forma de amar. Allí ubica él la provisión dada por un “ambiente facilitador” donde en un principio el hijo esta fusionado a su madre y será genial que ella comprenda la necesidades de la criatura, agrega, con la mayor precisión posible.
Esto quiere decir que luego del momento primero de fusión, viene otro, de despegue donde madre e infante quedan separados, nos dice, quedan separados desde el punto de vista del infante y se observa que a partir de allí la mujer tiende a cambiar de actitud.
Como si la madre hubiera captado, por ser suficientemente buena y no toda buena, ni todo el tiempo toda madre , como si la madre hubiera captado , digo que su chiquito adquirió lo que Winnicott llama una capacidad de ”emitir una señal” y cuando quiere algo, puede pedirlo.
Es decir, se necesita que la madre de un paso atrás, a la espera de un gesto creativo de llanto, de protesta del niño, nos dice Winnicott, y que no se delante de manera intrusiva a satisfacer cada necesidad del lactante como si todavía estuviera fusionado con ella.
Si la madre no logra ubicarse y esperar, si en cambio avasalla al niño solo le quedan a él dos alternativas, nos dice el autor. Se trata del rechazo total a la madre o de la regresión y fusión a la misma. Es que si la madre conoce de antemano las necesidades y deseos del niño, entonces se torna peligrosa.
En cambio, si por el contrario, puede crearse un espacio entre la madre y el niño, ese espacio será el “atelier” donde se crea el objeto transicional.
La madre, si esta preparada para abandonar su identificación masiva con el infante, permitirá que se cree ese espacio donde se cree el objeto.
Ese “estar preparada de la madre” no alude a una preparación teórica, académica, en absoluto, de hecho sabemos que hay madres muy humildes, muy sencillas desde lo que es su formación académica, su nivel de instrucción y sin embargo habilitan en los hijos un espacio creacional maravilloso.