Aspecto psicoevolutivos del niño Hipoacúsico (EL DESARROLLO PSICOMOTOR)

ASPECTOS PSICOEVOLUTIVOS DEL NIÑO/A HIPOACUSICO
AUTOR: ALFREDO MATÍAS OTEROS LÓPEZ

EL DESARROLLO PSICOMOTOR

De 0 a 3 años:
El dominio corporal constituye un proceso que se ajusta a dos leyes fundamentales:
Ley céfalo-caudal del desarrollo: primero se controlan las partes del
cuerpo más próximas a la cabeza, extendiéndose después ese control hacia abajo
(labios-succión, sostener la cabeza antes que el tronco, etc.).
Ley próximo-distal: se controlan antes las partes más cercanas al eje
de simetría corporal (el hombro antes que el codo, el codo antes que la muñeca, la
muñeca antes que la mano, la mano antes que la pinza con dos dedos, etc.).
Control sobre el propio cuerpo: cabeza tiesa; tronco, sentarse
erguido; manos, coordinación óculo-manual; piernas, gateo, bipedestación,
primeros pasos; saltar, correr; bajar/subir escaleras (primero con los dos pies en
el mismo escalón, luego un pie en cada uno).
Lateralidad: determinada por la dominancia de un hemisferio cerebral sobre
el otro se suele completar en torno a los tres años pero no pasa nada si en
algunos casos se retrasa incluso hasta los cinco o seis años. Además pueden
darse casos de zurdera e incluso de lateralidad cruzada: diestros de ojo y zurdos
de mano y pie, etc.

De 3 a 6 años:
Adquisición del esquema corporal: conocimiento de la utilidad de todas las
partes de su cuerpo: pies para desplazarse, manos para coger, ojos para ver, etc.
Organización espacial: En un primer momento toma las cosas
circundantes como referencia (delante detrás, arriba, abajo) y posteriormente
toma a su propio cuerpo como referencia.
Estructuración del tiempo: Al principio su ritmo es sueño/vigilia,
luego de antes/después (de la comida, de la siesta, etc.), posteriormente mañanatarde-
noche, días de la semana (sobre todo los fines de semana –no cole-), meses,
años, etc.

En los niños sordos:
Algunos autores defienden que se observan diferencias en la adquisición de
habilidades motoras como la marcha, capacidades de manipulación, etc. Otros en
cambio opinan que no existen grandes diferencias con respecto a los normales,
salvo en casos excepcionales o con problemas asociados.

Sin embargo parece que hay coincidencia en aceptar que el posible retraso no
se debe tanto a la sordera como a la respuesta del «entorno», fundamentalmente del
entorno familiar:
* Al niño le da miedo lanzarse a caminar, saltar, etc, ya que en cualquier
situación a un niño oyente se le anima con mensajes de apoyo: «ven, yo te cojo»,
«mama te ayuda», etc. El niño sordo no percibe estos apoyos en su globalidad
sino realizados de una determinada forma: si centra la atención en la acción que
va a ejecutar, le resulta más difícil prestar atención al adulto.
* El niño no posee un autocontrol auditivo de sus actividades motoras: No oye el
ruido de sus pasos, de los objetos que tira a su paso, de la puerta que se cierra
tras él…
* La falta de audición no le permitirá localizar los elementos sonoros. Un niño
oyente inicia un movimiento cuando oye el ruido, normalmente en
dirección correcta y por acumulación de experiencias organiza una cierta
visión del espacio que le rodea. Esta parte sonora le falta al niño sordo, cuya
experiencia será fundamentalmente visual, táctil y kinestésica.

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