Cultura, violencia y enamoramiento: perspectivas del noviazgo desde los jóvenes bachilleres (CAPÍTULO III)

Cultura, violencia y enamoramiento: perspectivas del noviazgo desde los jóvenes bachilleres

Lic. Karla Berenice Ramírez Morán

Fuente:Instituto tecnológico y de esstudios superiores de occidente

CAPÍTULO III
MARCO METODÓLOGICO

PROCEDIMIENTOS OPERACIONALES ESPECÍFICOS
c. A continuación, daremos un recorrido por estas herramientas, dando cuenta de nuestros criterios selectivos y de la funcionalidad operativa que ofrece la metodología construida.
Como dijimos con anterioridad, los jóvenes representan un alto porcentaje de la población en nuestro país, que ha cambiado y evolucionado. Si bien las cifras establecen números y datos duros, nosotros incorporamos esta información para señalar, justamente, que al hacer referencia a ‘los jóvenes’, no aludimos a una conceptualización homogénea, establecida y dada. Los jóvenes, en cuanto sujetos sociales, deben ser referidos en función del contexto, el tiempo, el espacio y las condiciones sociohistóricas en donde se desenvuelven. Ello significa que sus características identitarias varían según el espacio social que habitan y los modos y formas en los que han incorporado tales condiciones y características en su vida práctica y cotidiana. Ser joven no es estar dado en un mundo ya consolidado, bajo un contexto instituido. Apostamos a considerar a los jóvenes como sujetos activos, que conforman prácticas y está inmersos en relaciones de poder y resistencias, paradojas y vaivenes. Los jóvenes tienen y sostienen preocupaciones e intereses que movilizan y construyen prácticas y sentidos de ser y desenvolverse cotidianamente. Así, pues, sus formas de producción de existencia y, por supuesto, sus consumos culturales no son acontecimientos dados por determinaciones culturales, sino por condicionamientos de diferente orden; allí están los sujetos maniobrando(se) entre la dominación, el consenso, la aceptación y la resistencia.
A este ‘ser joven’ se añaden otros elementos investigados en este trabajo: la condición de enamoramiento y la producción, ejecución o aceptación de conductas violentas dentro de una relación de noviazgo, fundada en los elementos culturales que articulan discursos, prácticas, imaginarios y los consumos de los jóvenes. Uno de los propósitos de esta investigación se orientó a identificar los elementos culturales que adoptan los jóvenes en sus conversaciones sobre violencia en el noviazgo, y el papel que juega el estado de enamoramiento en la normalización o no de este fenómeno. También, buscamos determinar el origen y significación de las prácticas violentas que inciden en las relaciones de noviazgo de los jóvenes bachilleres.

3.1 Objeto de estudio
De esta forma consideramos como objeto de estudio los elementos culturales vinculados a la cultura violenta dentro de una relación de noviazgo entre jóvenes bachilleres y que se pueden llegar a evidenciar a través de la construcción de sus discursos.

3.2 Objetivo General
Establecido el objeto, tenemos por objetivo general identificar los elementos culturales que adoptan los jóvenes en sus conversaciones sobre violencia en el noviazgo y el papel de la condición del estado de enamoramiento en la normalización de este fenómeno a partir de un grupo de jóvenes bachilleres que pertenecen a la Preparatoria No. 7 de la Universidad de Guadalajara. En la búsqueda del cumplimiento de dicho objetivo, la pregunta central de la investigación se refiere a ¿cuáles son los elementos culturales presentes en los discursos que formulan los jóvenes en condición de enamoramiento sobre la violencia en el noviazgo? A la vez, otras preguntas secundarias rectoras del trabajo son: ¿está normalizada la violencia en jóvenes en condición de noviazgo y enamoramiento? ¿cuál es el papel de la condición de enamoramiento dentro de los entornos culturales de los jóvenes? ¿qué relación guarda la condición de enamoramiento en la formación de conductas violentas en jóvenes bachilleres en condición de noviazgo?
Desde este marco de inquietudes, damos cuenta del problema que nos motiva.

3.3 Objetos- problema
Consideramos como objetos-problemas en nuestro trabajo a aquellas prácticas culturales, entendidas como el conjunto de hechos simbólicos presentes en una sociedad, que los jóvenes utilizan para dar sentido a su realidad. Dentro de la cultura tomamos a la violencia y al enamoramiento. Así también, tomamos a las prácticas sociales que los jóvenes sostienen en las relaciones de noviazgo como elementos a observar. Consideradas como el conjunto de relaciones sociales que definen la situación y posición de un sujeto históricamente situado, nos permiten estudiar aquellos usos, ejercicios, en definitiva, el accionar que puede o no vincularse a la violencia y la normalización de ella en las relaciones. Por otra parte, las prácticas discursivas nos permiten comprender las formas en función de las cuales, en un determinado contexto cultural, los jóvenes perciben, utilizan y determinan la violencia y el enamoramiento, como elementos de su comportamiento mediante los discursos. Si comprendemos a las prácticas discursivas como el conjunto de elementos, dispositivos y procesos que el sujeto utiliza para construir una conversación en relación a un tema determinado, tanto ellas, como las prácticas sociales y culturales formarían núcleos de observación y hallazgo de la normalización y producción de la violencia en las relaciones entre jóvenes.

3.4 Hipótesis
En base a las hipótesis que guían la presente investigación, consideramos que la violencia es una construcción sociocultural que interiorizan los jóvenes bachilleres. Sin embargo, ésta se señala mínimamente en una relación de noviazgo cuando existe la condición de enamoramiento. Es entonces que partimos de la consideración de que ante la existencia de enamoramiento en el noviazgo, las posibilidades de detectar la violencia interiorizada a través de la cultura son reducidas.
En consideración con lo anterior, suponemos que en la medida en que los jóvenes bachilleres en una situación de noviazgo se encuentran enamorados, la identificación de las conductas violentas es mínima, aunque ello no significa que desaparezcan; más bien, tienden a verse encubiertas bajo la normalización de la violencia simbólica.

3.5 Delimitación de la muestra de estudio
En la delimitación de la muestra de estudio consideramos a alumnos de segundo semestre de bachillerato de la escuela pública Preparatoria N° 7 de la Universidad de Guadalajara, ubicada en Av. Tesistán y Calle Papayo, Colonia La Tuzanía, de la Zona Metropolitana. En cuanto a la descripción de nuestra muestra, retomamos algunas características socioeconómicas, de género y etarias. A saber, los sujetos inscriptos en la muestra pertenecen a una clase media y media baja,18 de ambos sexos, entre 15 y 18 años de edad, que hayan tenido una relación de noviazgo, o la mantengan en la actualidad, y reconozcan en ella la condición de enamoramiento. La población fue intencionalmente escogida como miembros de una institución educativa determinada. Su contexto escolar propicia la adopción de ciertas prácticas sociales, donde los jóvenes actúan a partir de su contexto y situación de adolescentes.
El interés en estos sujetos situados en un ambiente escolar y con relaciones de noviazgo, nos permite detectar elementos de carácter comportamental, actitudinal, emocional, discursivos y culturales enmarcados por la influencia de sus pares.

3.6 Criterios de inclusión y exclusión
Los criterios de inclusión de este grupo fueron:
– Su pertenencia a la Preparatoria N. 7, de la Universidad de Guadalajara.
– Su condición de género (hombres y mujeres) y etaria (entre 15 y 18 años).
– Su participación en una relación de noviazgo.
– Su inscripción o reconocimiento de estar o haber estado en condición de enamoramiento.
– Su participación en la encuesta aplicada, en donde respondan a todas las preguntas.
– Su participación y sujeción a la entrevista, en donde expresen su opinión sobre violencia en el noviazgo.
Los criterios de exclusión fueron los siguientes:
– No inscripción y ni pertenencia a la Preparatoria N° 7 de la Universidad de Guadalajara.
– Jóvenes menores de 15 años y mayores de 18 años.
– Jóvenes que no nunca hubieran mantenido una relación de noviazgo.
– Jóvenes que no completen todas las preguntas de la encuesta.
– Jóvenes que no deseen participar en la entrevista sobre violencia en el noviazgo.

3.7 Tipo de investigación
Considerando las aportaciones de Hernández Sampieri, Baptista Lucio y Fernández Collado (2010) acerca de la metodología de la investigación, nos abocamos a un tipo de investigación descriptiva que esté centrada en la recolección de datos que muestren un fenómeno que acontece, buscando de tal manera especificar y dar cuenta de las propiedades, características y los rasgos de interés de los sujetos que son sometidos a análisis. No olvidamos que el objetivo es reconocer aquellos elementos culturales identificables que adoptan los jóvenes en sus discursos sobre violencia en el noviazgo; y asimismo, comprender el rol que juega la condición del estado de enamoramiento en la normalización del fenómeno de la violencia en las parejas.
Es por ello que nos inclinamos a realizar investigación de carácter cualitativo; también privilegiamos una mirada de corte descriptivo analítico, centrándonos en la fenomenología19 y la comprensión de la realidad de los sujetos de estudio.
Considerando el objeto de estudio, las características determinadas de la población de estudio y las técnicas de recolección de datos, las herramientas elegidas contribuyen al uso de estrategias de carácter cualitativo,20 y la incorporación de la información empírica a nivel exploratorio, es de corte descriptivo analítico.
Entonces, desde nuestro trabajo de investigación pretendemos describir un fenómeno (el de la violencia en el noviazgo) que se supone común entre los jóvenes. Por ello, abordamos el análisis enfocándonos en los discursos, reconociendo y recogiendo elementos culturales que están presentes a lo largo del trabajo, cimentando una base estructural de esta investigación.

3.8 Técnicas de recolección de datos
En consideración con el objetivo general de esta investigación, se emplearon cuatro técnicas de recolección de datos, a saber: la encuesta, la observación etnográfica, la entrevista semi-estructurada y el grupo focal. De manera tal que el trabajo de campo comprende cuatro momentos, cada uno de ellos está relacionado con una técnica de recolección de datos determinada. La razón que explica el uso de distintas técnicas parte del hecho de que cada una nos permite obtener datos particulares, desde distintas perspectivas, de la población de estudio. En conjunto, su aplicación nos revela datos complementarios para lograr el objetivo propuesto.
Para la organización de la recolección de datos, a través de las cuatro técnicas, dividimos el trabajo de campo en un número igual de momentos. Obtuvimos el siguiente planteamiento:
– La técnica de la encuesta corresponde al primer momento del trabajo de campo. Bajo su aplicación, por medio de un cuestionario, recabamos datos generales de la población de estudio.
– La técnica de la observación etnográfica corresponde al segundo momento del trabajo de campo. Mediante la observación de los sujetos, logramos obtener datos de su convivencia social en tres lugares frecuentados por ellos.
– La técnica de entrevista corresponde al tercer momento. Bajo su aplicación, haciendo preguntas semi-estructuradas, pudimos recabar datos concretos de seis sujetos que pertenecen a la población de estudio.
– La técnica de grupo focal corresponde al cuarto momento en nuestro trabajo de campo. Bajo esta aplicación, pudimos agrupar los discursos de los grupos sobre el objeto de la investigación.
3.8.1 Encuesta: primer momento del trabajo de campo
Reconociendo que la encuesta es una técnica para obtener datos de forma cuantitativa, en está ocasión sólo la utilizamos como un lugar de acceso y reconocimiento del contexto de base de los sujetos de estudio.
El objetivo de la aplicación de dicha técnica fue obtener una perspectiva general del contexto socio-demográfico que subyace a la construcción de relaciones afectivas. Esta encuesta se aplicó a una muestra de 135 alumnos, 73 mujeres y 62 varones,21 todos jóvenes bachilleres pertenecientes a la Preparatoria N° 7.
En la selección de los alumnos, tuvimos en cuenta que dicha preparatoria tiene diez grupos por grado. De ello, arbitrariamente escogimos los grupos A, D, G y J; todos del turno matutino. Tomamos esta decisión puesto que internamente el acomodo de grupos está en función de los promedios obtenidos en el ingreso al Sistema de Educación Media Superior. Entonces, los alumnos son acomodados en orden de mérito, según la calificación obtenida. Es decir, los alumnos con mayor promedio son inscriptos en el grupo A; mientras que los de menor promedio están incluidos en el grupo J. Ante ello, pensamos que una mezcla aleatoria resultaría mejor, que únicamente tomar a los grupos de mejor promedio o los de menor promedio. A partir de ello, tomamos a 4 de 10 grupos.22
Respecto a las preguntas contenidas en los reactivos de la encuesta, sostuvimos una orientación en la cual se buscó reconocer las características generales, familiares, laborales, consumos, utilización del tiempo libre, relaciones afectivas y preferencias en cuanto al noviazgo.23 Los resultados de la sistematización de las encuestas reflejan datos útiles que fueron recuperados en esta investigación; también se considera que ellos podrían servir para futuras investigaciones en la misma institución educativa.
Asumimos, entonces, que el carácter de la encuesta fue exploratorio, y ello proporcionó un primer acercamiento al fenómeno, lo cual permitió ubicar al sujeto en sus condiciones generales y desde allí leer y analizar sus prácticas y discursos.
3.8.2 Observación Etnográfica: segundo momento del trabajo de campo
La observación participante (Guber, R. 2001) en tanto técnica de la etnografía, nos ayudó a la detección de situaciones comunes en las que se expresan los sujetos y donde generan los universos culturales y sociales, tanto en su compleja articulación como también en sus diferentes alteridades. A través de esta técnica, conseguimos información respecto de la percepción y experiencia directa de los sujetos en su vida cotidiana. Éstos fueron elementos de cruce y contraste que aportaron confiabilidad en los datos, así como el aprendizaje de los sentidos dados y los significados construidos. A este proceder metodológico, sumamos otros que ofrecieron potencial para identificar las prácticas y discursos de las que los jóvenes darían cuenta en la entrevista y posteriormente dentro de la interacción en el grupo focal.
A partir de las técnicas y operaciones etnográficas que llevamos a cabo, pudimos observar y estudiar a los sujetos, y más aún, fue posible reconocer las formas y modos de actuar de los jóvenes en su vida cotidiana, familiarizarse con las maneras de hablar, de expresarse, de interactuar, de reconocer y conquistarse (en sentido amoroso) entre ellos en un ambiente que les pertenece. De ello, la observación etnográfica proporcionó elementos necesarios para reconocer ciertas prácticas y entender su naturaleza, es decir el cómo y por qué de sus comportamientos.
En el trabajo etnográfico, se realizaron tres observaciones. La primera fue en el patio central de la Preparatoria N° 7. Por ser el espacio educativo que los reúne de manera permanente, la mirada buscó identificar cuáles prácticas de vinculación establecían los jóvenes de manera reiterada dentro de la institución, para contrastar esas mismas prácticas fuera de la institución (que seguramente no serían las mismas). La segunda de las observaciones fue en el bar ALOHA. Éste es un lugar considerado after school (sitio de reunión regular de comunidades escolares de jóvenes) y abre únicamente los viernes. Está ubicado en Periférico Sur, a unas cuadras del Instituto tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). En dicho lugar, se reúne un número amplio de jóvenes de edades diversas. Aún así, calculamos que el grueso de la población oscila entre los 17 y 25 años de edad. Bajo este ambiente relajado, de convivencia y esparcimiento, los jóvenes muestran comportamientos diversos con algún grado de articulación con sus prácticas en la escuela. Finalmente, la tercera observación tuvo lugar en la calle Chapultepec, un sábado por la noche. En el camellón de esta avenida -con un amplio camellón central- se reúnen una diversidad de jóvenes, de diferentes tribus urbanas, nivel socioeconómico, nivel académico e ideologías. En dicho lugar, se generan interacciones con elementos que comportan aspecto de “casualidad buscada”, encuentros fortuitos, circuitos de circulación y un conjunto de prácticas desarticuladas de individuos y grupos diversos. Aunque, en otro sentido, estas prácticas podrían leerse como un continuum con regularidades que comparten actividades culturales, recreativas, usos del espacio público y algunas prácticas de consumo de productos. Se sabe que por ser un sitio donde convergen mayoritaria y continuamente los jóvenes, circulan “narco-menudistas” que ofrecen una variedad de drogas. En tanto que en las aceras de la calle se alojan infinidad de restaurantes y bares.
De las observaciones etnográficas realizadas, se reconoce que en los dos últimos lugares seleccionados (Aloha y Av. Chapultepec) los sujetos observados no coinciden en todos los rasgos de selección con la población de estudio. Sin embargo, se decidió hacer uso de esos lugares como una forma de determinar, de manera, general los modos –de ser y actuar- de los jóvenes en contextos determinados, a fin de que ello contribuyera a detectar comportamientos útiles para la investigación.
3.8.3 Entrevista semi-estructurada: tercer momento del trabajo de campo
Respecto a la entrevista semi-estructurada, ésta se pudo lograr a través de un conjunto de preguntas y respuestas que nos posibilitaron una comunicación conjunta con los sujetos de estudio respecto a un tema en específico. Al tener como base una guía, asumimos el rol de entrevistadores y tuvimos la libertad de introducir preguntas adicionales que dieran mayor precisión a los conceptos y ejes de la entrevista. Y de este modo, profundizamos en los temas deseados: enamoramiento, consumo, violencia y relaciones afectivas.
La entrevista semi-estructurada nos hablitó a recuperar de los sujetos de estudio elementos precisos que dieron consistencia al sustento del trabajo empírico y al supuesto de la investigación. La utilizamos considerándola como instrumento de gran flexibilidad que nos ayudó a reconocer algunos de los referentes implicados en el inter-juego de relaciones y construcciones subjetivas que se expresan en las prácticas de los jóvenes. Pudimos así, profundizar sobre los sentidos atribuidos a las prácticas culturales y discursivas de los jóvenes; esto permitió que luego tomemos como referente de análisis las propias perspectivas de los estudiantes como sujetos activos del proceso de enamoramiento y prácticas violentas. Gracias a este instrumento y nuestra apropiación práctica, pudimos dar sentido a las estrategias que marcaron el rumbo del grupo focal. Igualmente, al adentrarnos con mayor proximidad en las prácticas de los sujetos, aunado a reconocer en el diálogo elementos que contribuyeron al logro del objetivo planteado.
En su aplicación, realizamos seis entrevistas a alumnos de la Preparatoria N° 7, de las cuales obtuvimos resultados que nos permitieron abonar al análisis sobre las variables de cultura, violencia y enamoramiento en jóvenes en condición de noviazgo.
3.6.4 Grupo focal: cuarto momento del trabajo de campo
Los grupos focales, sabemos, permiten recolectar información que será producto de la interacción entre un grupo de personas que hablan sobre un tópico determinado por el investigador. A partir de esta situación generada intencionalmente, los sujetos implicados discuten y elaboran desde la propia experiencia el hecho social puesto en juego. Al desarrollarse esta dinámica, se generaron una serie de interacciones y diálogos que nos habilitaron a una mejor lectura de los sentimientos y pensamientos de los jóvenes implicados en el grupo focal. Consideramos en base a nuestra experiencia en este desarrollo, que el grupo focal cumple con lo que Gorden denomina funciones de descubrimiento. En esta situación implicó que pudiéramos contextualizar y generar perspectivas cualitativas enriquecedoras del tópico debatido.
La decisión de incluir en la investigación un grupo focal está basada en la pretensión de reconocer cómo un grupo determinado de jóvenes en un contexto específico puede aportar ideas en función al fenómeno a analizar. Pudimos reconocer que únicamente con las entrevistas, no se contaría con la riqueza derivada de los discursos entre los jóvenes. Así logramos de alguna manera ajustar y profundizar en las percepciones de la violencia en situaciones de noviazgo en la investigación.
Amuchástegui (2001), afirma que afortunadamente los investigadores nunca encuentran sólo lo que buscan. Esta formulación pudo corporizarse al darnos cuenta de que la violencia es un fenómeno que la población joven vive de forma mucho más compleja de lo que consideraba. Por otra parte, nos abrió a la perspectiva de un enraizamiento del fenómeno, que está entrelazado con múltiples aspectos de la vida diaria, que los jóvenes valoran considerablemente. En la aplicación de esta metodología, para nuestra investigación, se organizaron tres grupos focales. A saber, uno constituido por cinco hombres y otro por cinco mujeres. El tercer grupo fue mixto, con tres hombres y tres mujeres.
A los jóvenes les informamos que se trataba de un grupo para conocer sus opiniones sobre cómo eran las relaciones con las mujeres/hombres que conocían, con amigas, novias, etc. Y sobre las reflexiones que se fueron dando sobre las relaciones entre hombres y mujeres, paulatinamente emergió el referente de la experiencia y punto de vista individual. Hasta donde fue posible, no se proporcionaron otros detalles –generando mayor libertad en la conversación, que tuvo momentos álgidos-.
El tema de la violencia fue trabajado con cautela y rigurosidad. Por la experiencia de los sondeos y entrevistas anteriores, si no hubiésemos tenido esas consideraciones, podría haberse convertido en un inconveniente si se les explicita el eje a los sujetos al momento de invitarlos a participar. Por los resultados tenemos confianza de que al abordarlo, de manera general, los jóvenes participantes no manifestaron actitudes de rechazo. Les preguntamos si tenían inconveniente de que la sesión fuera grabada, asegurándoles que se las guardaría el anonimato o cualquier dato que los identificara. Más allá de algún comentario humorístico se palpó buena actitud. El objeto de contar con referencia de cómo hablan, se refieren e interactúan con el tema de la violencia en el noviazgo, nos ofreció una forma de encararlo desde cada uno de los géneros en participación. Así también, ofreció la aparición de diferencias, de distintos modos y formas de conversación cuando ambos géneros juntos pudieron exponer sus ideas conjuntamente.
3.7 Método: Análisis Semiótico
Como una forma de abordar y tejer relaciones interpretativas entre los datos recabados en esta investigación de campo, escogimos el análisis semiótico. Sabemos que la semiótica es un enfoque amplio que ofrece una variedad innumerable de métodos, perspectivas, propuestas y herramientas. Aquí trabajamos, específicamente, considerando el cuadro semiótico y el modelo actancial propuesto por Algirdas Julien Greimas (1973). Seleccionamos estas herramientas en la medida que nos permiten ordenar, identificar, caracterizar y señalar relaciones entre los sentidos atribuidos a la cultura, la violencia y el enamoramiento por jóvenes bachilleres que mantuvieron o mantienen una relación de noviazgo.
Profundicemos, el cuadro semiótico es un modelo lógico, funciona a manera de una herramienta de organización de unidades sémicas que se establecen e interrelacionan según relaciones de sentido dadas acorde al lugar que ocupan en el cuadro. Entonces, podemos decir que el cuadro funciona como un sistema operativo de relaciones en donde una pareja de términos es el principal factor de interrelación. De las relaciones de oposición o semejanza que se generan entre los términos comparadas, se engendran nuevos términos e incluso términos compuesto, de los cuales se pretende explicar aspectos centrales del sentido del texto.
El cuadro semiótico parte de la teoría estructuralista del binarismo, según el cual la cultura y el conocimiento humano se organizan a partir de oposiciones semánticas. Así, oposiciones como: vida-muerte, naturaleza-cultura, femenino-masculino, entre otras, definen y evidencian el modo en que el pensamiento de un grupo social se estructura y ordena. La diferencia entre dos “cosas” da lugar a esta oposición básica entre dos términos. “La significación (S) se revela en su captación primera como un eje semántico, cabe ponerle como su contradictorio un eje (~S) que represente la ausencia absoluta de sentido” (Greimas, A. J. 1973:154 Citado en García Conto, J. D. 2011:27)
El cuadro semiótico24 plantea, entonces, relaciones sistemáticas y semánticas entre los elementos. Los sentidos que van surgiendo de dichas relaciones de oposición, semejanza, por ejemplo, dan lugar a un nivel profundo de análisis de los sentidos que ofrece el texto estudiado.

Cultura, violencia y enamoramiento, capituo III, grafico 1
Cabe resaltar que los elementos que componen la estructura elemental que conforma la significación del sistema, se establecen a partir de categorías y relaciones lógicas.25

Existen tres operaciones sémicas que se dan dentro del cuadro semiótico. La primera de ellas es la Aserción, señalizada de la siguiente forma:
Cultura, violencia y enamoramiento, capituo III, grafico 2
Esta operación plantea una relación de afirmación entre los términos dados en la oposición. Al plantearse en interrelación, ambos términos, semánticamente, son interdependientes para dar un sentido de aserción (García Conto, J. D. 2011).
La segunda relación lógica que se puede generar en el cuadro es la Negación Lógica. Se referencia gráficamente de la siguiente manera:
Cultura, violencia y enamoramiento, capituo III, grafico 3
La negación lógica es la relación generada por la puesta en relación de ambos términos, de la primera oposición, que produce a su vez, dos términos nuevos. Lo más destacable de esta relación es que los nuevos términos “no corresponden exactamente con sus procedentes.” (García Conto, J. D. 2011:33)
Finalmente, tenemos la Implicación, referenciada gráficamente con la flecha:
Cultura, violencia y enamoramiento, capituo III, grafico 4
Esta relación constituye la consecuencia última de la estructura lógica del modelo greimasiano.
Es importante aclarar que el modelo greimasiano plantea una perspectiva inmanente, apegada fielmente al texto. A nosotros nos interesa, también, considerar a los elementos y sentidos que se dan en el análisis incorporando su carga valorativa atribuida por los sujetos. Es decir, que para efectos de la investigación será de mucha utilidad recuperar la Categoría Tímica. Este elemento refiere a la sensibilidad particular, la carga valorativa, que se da en un término. (García Conto, J. D. 2011). La categoría tímica se señaliza de la siguiente forma:
Cultura, violencia y enamoramiento, capituo III, grafico 5

Identificando las tres operaciones dentro del cuadro, esté se completaría de la siguiente manera:
Cultura, violencia y enamoramiento, capituo III, grafico 6
Aunado a lo anterior, Greimas refiere que los discursos no pueden ser estáticos, dados lógicamente bajo relaciones de sentido. Por lo que las narrativas que los sujetos generan, secuencias de enunciados que se presentan en un solo esquema. Éste es el esquema de los actantes que es posible de reconstruirse en una narrativa, como su estructura básica.
En base a ello, Greimas propone el denominado modelo actancial. Dicho modelo plantea funciones constituidas por seis actantes básicos y tres ejes fundamentales. Para esclarecer, podemos decir que el modelo actancial es una estructura simplificada de los roles que los personajes, en un relato o texto, cualquiera asumen para el desarrollo de la historia o argumento. Un personaje puede cumplir una o varias funciones actanciales, según la función que ocupe, el texto produce sentidos particulares para el análisis.
El presente modelo será utilizado en el análisis, ya que nos permite poner en relación de sentido a los datos, brindado opciones específicas para encontrar las respuestas a las preguntas realizada en una situación determinada.

NOTAS:
18 El nivel socioeconómico de la muestra fue reconocido a través del índice de nivel socioeconómico de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI). Dicho índice describe que, en México, existen 6 niveles socioeconómicos. Ellos se clasifican de la siguiente manera: Rica (A/B), Media Alta (C+), Media (C), Media Baja (D+), Pobre (D), Pobreza Extrema (E) (AMAI, 2009). Según la agencia, la mayoría de las familias tapatías se encuentra dentro del nivel D+, con un 37.1%; mientras que el 21.0%, son de clase C. A partir de la encuesta realizada para la presente investigación, pudimos constatar que la muestra sujeta a este estudio también ingresa dentro del nivel D+ y C.
19 Hablamos de fenomenóloga teniendo como base referencial la propuesta elabora por Edmund Husserl (1936). El filósofo menciona que la fenomenología es una filosofía que estudia las estructuras de varios tipos de experiencia: percepción, pensamiento, imaginación memoria, emoción y hasta actividad lingüística. Pero al ser esta una investigación de carácter sociocultural y no filosófico, fundamentamos la metodología fenomenológica a partir de la definición que elabora Alfred Schutz, quién más ha adherido al campo de las ciencias sociales. Schutz retomó la fenomenología por considerarla el medio más adecuado para la fundamentación filosófica de las ciencias sociales y adoptó como objeto de análisis las experiencias y las acciones humanas (Schutz, A. 1972: 68). En función de esta perspectiva articulada, logra describir a la fenomenología como una filosofía del ser humano en su mundo: “capaz de explicar el sentido de este mundo vital de una manera rigurosamente científica. Su objeto es la demostración y la explicación de las actividades de conciencia de la subjetividad trascendental dentro de la cual se constituye este mundo de la vida” (Schutz, A. 2003: 127-128). Por lo que a partir de esto, asumimos que en la presente investigación no reconocemos el objeto, sino la experiencia que tiene el sujeto de ese objeto. Es decir, no estamos estudiando la violencia en sí, sino la experiencia que un sujeto refiere sobre violencia en el noviazgo.
20 Aunque el estudio cuenta con una técnica cuantitativa utilizada en la metodología (encuesta), en la investigación no consideramos el carácter mixto, ya que la técnica sólo fue utilizada como sondeo para recuperar datos sociodemográficos y de consumo de los sujetos de estudio. Del mismo modo, es indispensable mencionar que durante la redacción de la investigación hemos de llamar a esta técnica ‘encuesta’ porque planteamos la recolección de datos, desde las características metodológicas de la encuesta. Aún así, reconocemos que no contamos con el rigor necesario que requiere una encuesta, ya que la muestra no es considerada representativa. Además, no es aleatoria. La población estudiantil de la preparatoria N° 7 es de aproximadamente 5,200 estudiantes, por lo que el rango del margen de error para considerarse muestra confiable sería del 5%, debiendo para ello haberse aplicado 357 instrumentos. En el caso de esta investigación, sólo hemos aplicado, 135 por lo que se cuenta con un rango de margen de error es de 8.32%.
21 El número de mujeres y hombres fue determinado por los números totales de hombres y mujeres inscritos en cada grupo.
22 Los alumnos no tienen conocimiento de dicha estrategia selectiva.
23 Es de suma importancia recordar que la encuesta fue un sondeo por medio de un cuestionario de cuatro (4) hojas, que se organizaban en dos apartados: el primero reclutaba datos sociodemográficos; el segundo, elementos vinculados a la afectividad. Especificamos: el primer apartado contiene preguntas en relación a los datos generales, datos familiares, situación laboral, consumos y tiempo libre. El segundo apartado contempla datos vinculados a las relaciones afectivas y preferencias de los sujetos. Dicha encuesta no contiene una muestra aleatoria proporcional representativa a los candidatos al estudio durante la etapa de reclutamiento. Es decir, no es una encuesta representativa propiamente dicha, porque no contó con un diseño muestral, sino que la aplicamos a aquellos candidatos a participar en el estudio. El formato de encuesta se presenta al final como Anexo N° 1.
24 El presente curado es un diseño de la propuesta elaborada por Greimas, el cual tiene su origen lógico de Boecio (Siglo V) y el hexágono lógico de R. Blanché (Siglo XX). El sistema planteado tiene relación con las estructuras matemáticas de Klein y psicológicas de Piaget. Sin embargo, para la presente investigación estas consideraciones fueron retomadas del trabajo elaborado por Manuel Tonatiuh Moreno Ramos, titulado “El conocimiento en las narrativas audiovisuales para niños” (2013: 55)
25 A partir de aquí tomaremos la estructura de los ejemplos citados por García Cotton (2011) en su Manual de Semiótica. Si bien la guía de la explicación es la misma que la del autor, los ejemplos son creación nuestra.

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