El desarrollo y la meta de los cambios del desarrollo (crecimiento, desarrollo, cambio)

DESARROLLO IMPLICA CAMBIO.

Muchas personas utilizan los términos de «crecimiento» y «desarrollo», como sinónimos. En realidad, son diferentes, aunque inseparables. Ninguno de ellos toma el lugar del otro.
El crecimiento se refiere a cambios cuantitativos; aumentos de estatura y estructura. No solo se hace mayor el niño en el aspecto físico, sino que aumentan también el tamaño y la estructura de los órganos internos y el cerebro, el niño tiene mayor capacidad de aprendizaje, de memoria y de razonamiento. El niño crece tanto mental como físicamente.
Por el contrario, el desarrollo se refiere a cambios cualitativos y cuantitativos. Se puede definir como una serie progresiva de cambios ordenados y coherentes.
«Progresivo» significa que los cambios son direccionales y que avanzan, en lugar de retroceder. «Ordenados» y «Coherentes» sugieren que hay una relación definida entre los cambios que tienen lugar y los que los precedieron o los seguirán.
Neugarten explico el modo en que los cambios en el desarrollo afectan a las personas, a medida que su edad aumenta:
Las personas cambian, para bien o para mal, como resultado de la acumulación de experiencias. A medida que se registran eventos en el organismo, los individuos realizan siempre abstracciones de las huellas que dejan esas experiencias y crean categorías más amplias y refinadas para la interpretación de nuevos eventos. El sistema de archivo mental no solo crece, sino que también se reorganiza con el tiempo con una cantidad infinitamente mayor de referencias cruzadas. Los adultos no solo son mucho más complejos que los niños, sino que son también más diferentes unos de otros y cada vez mas al pasar de la juventud a la ancianidad extrema.

La meta de los cambios del desarrollo.
La meta de los cambios del desarrollo es la autorrealización de los potenciales genéticos. A esto, Maslow le dio el nombre de «Auto-actualización»; el esfuerzo para ser la mejor persona posible, tanto física como mentalmente. Es la urgencia de hacer aquello para lo que se esta capacitando. Para que se sienta feliz y este bien ajustada, se le debe dar a una persona la oportunidad de satisfacer ese apremio.
No obstante el hecho de si la persona alcanzara o no esta meta dependerá de los obstáculos que encuentre y el punto hasta el que logre superarlos. Dichos obstáculos pueden ser ambientales, tales como el crecer en un medio en el que los niños se vean privados de oportunidades educativas y culturales, o bien, pueden proceder del interior de la persona misma como, por ejemplo, el temor de tratar de hacer lo que son capaces porque se les hicieron criticas sociales tempranas a sus empresas creativas.
Actitudes de los niños hacia los cambios.
A medida que progresa la edad adulta, muchos hombres y mujeres les temen a los cambios, ya sea que se trate de la perdida de la visión o la acumulación de grasa a la edad madura, que le anuncia al mundo que están envejeciendo, o bien, las responsabilidades adicionales que lleva aparejadas la edad. Por el contrario, los niños tienden a recibir con beneplácito los cambios, porque los acercan mas a los privilegios y la libertad que asocian a la «edad adulta».
Los estudios sobre la felicidad revelan también que las actitudes de los niños hacia el cambio son, en su mayor parte, favorables. Los informes retrospectivos en los que los adultos miran hacia atrás y tratan de recordar lo que sentían sobre sus propias vidas a diferentes edades, han revelado que sus recuerdos más sobresalientes se relacionaban con sus primeras experiencias nuevas, cada una de las cuales era un símbolo del progreso hacia la madurez.
El hecho de si las actitudes individuales de los niños hacia el cambio son en general favorables o desfavorables, depende de muchos factores.
En primer lugar, la conciencia que tienen los niños de los cambios. A medida que los bebes se van haciendo más autónomos, comienzan a resentir que se los atienda. Los niños en la pubertad, conscientes de la torpeza que acompaña normalmente el crecimiento rápido, se sienten auto conscientes y llenos de embarazo, en lugar de tener confianza en si mismos, como antes, cuando el crecimiento lento les permitía controlar mejor el movimiento de sus cuerpos.
En segundo lugar, el modo en que los cambios afectan su conducta. Si los cambios les permiten a los niños ser más independientes de la ayuda de los adultos o les da mayor fuerza y velocidad, con el fin de que puedan tomar parte en las actividades de juegos que asocian con otros niños, recibirán los cambios con beneplácito…
En tercer lugar, las actitudes sociales hacia los cambios afectan a los niños al igual que a los adultos. Por ejemplo, la mayoría de los padres animan a sus hijos a «crecer» lo mas pronto posible. Cuando los niños responden a las expectativas de sus progenitores, se les alaba; cuando se quedan atrás en relación a esas esperanzas, se les reprocha el no «actuar de conformidad con su edad».
En cuarto lugar, las actividades sociales se ven afectadas, al menos hasta cierto punto, por el modo en que influye el cambio en el aspecto del niño. A medida que el niño cariñoso se convierte en preadolescente desgarbado y que se le caen los dientes, lo que le da a su rostro un aspecto cómico, si no de fealdad, el niño puede resultar menos atractivo para los adultos. Si es así, tendrán probabilidades de demostrárselo en sus tratos.
En quinto lugar, las actitudes culturales afectan el modo en que las personas tratan a los niños, como resultados de los cambios en su aspecto y su conducta. En su mayor parte, las actitudes son más favorables hacia los bebes y los niños más pequeños que hacia los mayores. En la misma forma en que «todos aman a los bebes», muchas personas temen a la etapa anterior a la pubertad, cuando los niños tienden a hacerse hoscos, amargados, quisquillosos y difíciles para vivir o trabajar con ellos. Incluso los compañeros pueden considerar al niño anterior a la pubertad como una «peste» y, como resultado de ello, se rompen muchas amistades antiguas. En esas condiciones, es poco probable que los niños tengan actitudes favorables hacia muchos de los cambios que lleva aparejados la pubertad.
En resumen, en la definición de desarrollo es necesario incluir la participación de variables cuantitativas y cualitativas; los conceptos de cambio y continuidad en los procesos; los patrones culturales y socio-históricos; y las nociones de diferenciación e integración.