Descartes R.: Art. 190. De la satisfacción de sí mismo

RENÉ DESCARTES

Tratado de LAS PASIONES DEL ALMA (1649)

TERCERA PARTE

DE LAS PASIONES PARTICULARES

Art. 190. De la satisfacción de sí mismo.

La satisfacción que tienen siempre los que practican constantemente la virtud es un hábito en su alma que se llama sosiego y tranquilidad de conciencia; mas la que se adquiere de nuevo cuando se ha realizado recientemente alguna acción que se cree buena es una pasión, como una especie de alegría, que yo creo la más dulce de todas, porque su causa depende sólo de nosotros. No obstante, cuando esta causa no es justa, es decir, cuando las acciones que nos producen mucha satisfacción no son de gran importancia, o incluso son viciosas, esa satisfacción es ridícula y no sirve más que para producir un orgullo y una arrogancia impertinente: cosa fácil de observar en quienes, creyéndose devotos, son solamente beatos y supersticiosos: es decir, que, a la sombra de ir a menudo a la iglesia, recitar muchas oraciones, llevar el cabello corto, ayunar, dar limosnas, creen ser enteramente perfectos y se imaginan tan grandes amigos de Dios que no pueden hacer nada que le desagrade, y que todo lo que les dicta su pasión es un buen celo, aunque a veces les dicte los mayores crímenes que los hombres puedan cometer, como traicionar ciudades, matar príncipes, exterminar pueblos enteros por el simple hecho de que no se plieguen a sus opiniones.