Diccionario de psicologia, letra P, pene (envidia de)

Pene
(envidia del)
La alusión a la envidia del pene (Penisneid) como una de las características de la sexualidad femenina, es introducida por Freud en el artículo de 1908 «Sobre las teorías sexuales infantiles», en un agregado a las observaciones concernientes a la investidura de esa parte del propio cuerpo en el caso del niño. «Es fácil observar -escribe- que la niña comparte plenamente la estimación que su hermano concede a los genitales masculinos; ella desarrolla un gran interés por esa parte del cuerpo del niñito; pero ese interés muy pronto queda regido por la envidia. La niñita se siente en desventaja, intenta orinar en la misma posición que el hecho de tener pene le permite adoptar al varón, y cuando ella afirma: preferiría ser un varón, sabemos cuál es la falta que la realización de ese deseo debería remediar.» No se continúa con el tema en ese mismo artículo.
En los años siguientes, la importancia que adquirió la cuestión no tiene que ver solamente con
sus incidencias clínicas en el desarrollo de la sexualidad femenina, sino sobre todo con su
función estructurante en el análisis de las relaciones de la niña, y después la mujer, con sus
progenitores de uno y otro sexo y sus sustitutos. Al término de la carrera de Freud, se revelará
como tema decisivo en la perspectiva del problema del final del análisis y en la puesta al día de
las condiciones más generales de la realización humana.
La teorización por Lacan de la distinción de, y las relaciones entre lo imaginario y lo simbólico,
renovará esas primeras hipótesis, en cuanto la envidia del pene será llevada al centro del
primero de tales registros, en tanto que la determinación propiamente simbólica del falo consagra la irreductibilidad al órgano peniano. En definitiva, la envidia del pene consagra el estatuto de una cierta falta, en total oposición a la negatividad fálica designada por la castración del hombre, que es el soporte de la dialéctica de la subjetividad.