Diccionario de Psicología, letra E, Ello
Instancia psíquica, en la segunda teoría del aparato psíquico enunciada por S. Freud, que es la más antigua, la más importante y la más inaccesible de las tres. El ello est en una relación estrecha y conflictiva con las otras dos instancias, el yo y el superyó, que son sus modificaciones y diferenciaciones. Para Freud, el ello es desconocido e inconciente. Reservorio primero de la energía psíquica, representa la arena en la que se enfrentan pulsiones de vida y de muerte. La necesidad imperiosa de la satisfacción pulsional rige el curso de sus procesos. Expresión psíquica de las pulsiones, sus contenidos inconcientes son de diferentes orígenes. Por una parte, se trata de tendencias hereditarias, de determinaciones innatas, de exigencias somáticas, y, por otra parte, de adquisiciones, de lo que proviene de la represión. La conquista del ello, ese núcleo de nuestro ser, para Freud, ese lugar de ser, para J. Lacan, es facilitada por el psicoanálisis. Freud y Gromeck. Es en 1923 cuando Freud, mientras trabaja su segunda teoría del aparato psíquico, propone en El yo y el ello el pronombre demostrativo (impersonal) Es, que toma de G. Groddeck. Acordándole a su manera de ver el lugar que le corresponde en el terreno de la ciencia, e interesado por la idea que este defiende, según la cual estamos habitados por fuerzas desconocidas e indominables a las que llama Es, Freud le toma prestado ese término, aunque no sigue a Groddeck en cuanto a lo que define y representa. Groddeck mismo señala el préstamo y sus divergencias, particularmente en su libro La enfermedad, el arte y el símbolo, donde recuerda que Freud le reconoce la invención del término e insiste en la diferencia radical de los usos respectivos de ambos. Como lo dirá en la trigésima primera de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1932), Freud se apropia del término pues le parece el más adecuado para expresar el carácter radicalmente distinto, extraño e impersonal de la parte oscura, inaccesible de nuestra personalidad. Ello e inconciente. En su primera teoría del aparato psíquico, Freud proponía para el inconciente fronteras que la segunda teoría del aparato psíquico lo lleva a reconsiderar. Las características atribuidas al inconciente en la primera teoría son retomadas globalmente por Freud para calificar al ello. Pero se corrobora que el inconciente ya no es considerado un sistema sino que se da como una propiedad del ello: Lo inconciente es la única cualidad dominante en el interior del ello, escribe Freud en Esquema del psicoanálisis (1938). Esta cualidad, en esta segunda teoría, es también una propiedad de una parte del yo y una parte del superyó. Así , el ello no es el todo de lo inconciente, pero tiene la propiedad de ser totalmente inconciente, como el yo y el superyó no son totalmente, sino en su mayor parte, inconcientes. Pero, aunque inconcientes como el ello, el yo y el superyó , dice Freud en Nuevas conferencias, no tienen las mismas características primitivas e irracionales. Lo que proviene de la represión, lo reprimido, que en su primera teoría Freud asimila al inconciente, aunque se confunda con el ello, es sólo una parte del ello. Porque el ello también representa el lugar donde las exigencias de orden somático encuentran un primer modo de expresión psíquica, de la misma manera que las tendencias hereditarias, las determinaciones constitucionales, y el pasado orgánico y filogenético, lo que lleva a Freud a hablar de un ello hereditario. Esta expresión retorna en parte lo que Freud entendía en la primera teoría por núcleo del inconciente, donde alojaba los contenidos no adquiridos, filogenéticos. El ello y el inconciente están en una relación muy estrecha y tienen lazos casi exclusivos el uno con el otro. Sus propiedades son similares y conocen los mismos procesos. Pero, si en el origen todo era ello, como dice Freud en Esquema del psicoanálisis, hay empero una primera represión que marca un primer momento en el origen de las primeras formaciones inconcientes, inaugurales del inconciente. Sin represión, no hay inconciente tal como lo teoriza la primera tópica del aparato psíquico. Y sin el ello, inconciente, no hay un psiquismo que constituya su primer fondo originario. El aparato psíquico y las pulsiones. Con el ello, provincia psíquica, como dice Freud, sin organización, sin voluntad general, el sistema inconciente, organizado, estructurado como un lenguaje, según Lacan, presenta entonces diferencias notables, aunque el lugar que ocupa en la primera teoría sea aproximadamente el mismo que el del ello en la segunda, y que, para uno y otro, procesos y contenidos se correspondan. Además, con el ello, Freud reconoce toda una dimensión de lo pulsional que su teorización del inconciente en la primera teoría había dejado en la sombra. La admisión de un conjunto de consideraciones clónicas, el choque incesante contra oscuros obstáculos que hacen fracasar el trabajo de la cura, obligan a Freud a lo que se presenta como una necesidad especulativa, y lo llevan especialmente a retomar la teoría del aparato psíquico y a refundir la teoría de las pulsiones. Con el ello, Freud delimita y reconoce, en el psiquismo, un papel hasta entonces descuidado: el de las pulsiones de destrucción y de muerte. En el ello, que l a menudo representa con su fondo abierto sobre lo orgánico, reinan salvajemente, oscuramente, sostiene, estas pulsiones que se enfrentan con las pulsiones de vida. Caños, marmita hirviente llena de excitaciones: estas son las comparaciones, las imágenes que acuden a Freud para intentar expresar ese ello habitado por potencias ciegas, indominables, y que representa la arena donde se traban en lucha las pulsiones. Es por lo tanto una referencia determinante e inevitable a lo pulsional y, más allá , a lo biológico, la que Freud formula con el término ello. No llega por otra parte a afirmar, en el Esquema del psicoanálisis, que la energía, la potencia del ello traducen en el psiquismo el verdadero fin de la vida orgánica? Así , es un punto de vista biologizante, un modelo vitalista, evolucionista, naturalista, a veces próximo a ciertas formulaciones de Groddeck, el que Freud sostiene con esta segunda teoría del aparato psíquico. Con ello, acentúa y reargumenta lo que ha descubierto en el curso de la experiencia de la cura y que no deja de ser reacio a toda captación plena: algo actúa, algo piensa en nosotros, extraño a nosotros mismos, neutro e impersonal, procediendo sin que lo sepamos. Expresiones comunes tales como eso [ello] me agarré de golpe, eso me hizo sufrir o el famoso eso habla de Lacan confluyen con esta perspectiva de Freud. Al reflexionar sobre lo que all se enuncia como ello, Lacan llega a formular, en su seminario sobre la Lógica del fantasma, que ello es lo que. en el discurso en tanto estructura lógica (aquí estructura gramatical), es todo lo que no es yo [je, yo de la enunciación distinto del moi, yo del enunciado], es decir, todo el resto de la estructura