Diccionario de Psicología, letra I, Interés

Diccionario de Psicología, letra I Interés

La noción de interés se cuenta entre las que a uno le sorprendería no encontrar catalogadas en el índice general de las obras completas de Freud, si la importancia que ella ha adquirido en autores reputados como disidentes (en este caso Jung) no la hubiera vuelto sospechosa para los comentadores cuidadosos de la ortodoxia. Subsiste el hecho de que la persistencia de la atención de la que fue objeto en Freud, y la riqueza original de la interpretación que él le dio, atestiguan perfectamente su alcance psicoanalítico. En efecto, resulta en primer lugar notable que el problema del interés se encuentre planteado en los primeros tiempos de la investigación freudiana sobre un terreno empírico, que es el del análisis de Juanito. Se trata en este caso del desplazamiento de las fantasías en las que se muestra, en la ocasión de un embarazo familiar, una aspiración de tipo sexual, representación simbólica de la que Freud subraya que emerge en el registro de la expresión verbal. Inicialmente solidaria entonces del análisis de la fobia, esta conceptualización encontrará su renovación en el contexto de la psicosis, en este caso la paranoia del presidente Schreber. Freud recibe la impulsión de Jung, que en Metamorfosis y símbolos de la libido plantea el principio de una noción generalizada de la libido, energía no sexual asimilada al interés, siguiendo una sugerencia de Claparéde. Según este modo de ver, la psicosis consistiría en un retraimiento del interés fuera del mundo, que sanciona el doblegamiento de la exigencia de autonomía del sujeto. No obstante, Freud recusa la construcción de Jung, con relación al origen y al destino de la energía que sostiene el interés. En el origen, la libido de la que se trata no está desexualizada, sino que traduce la investidura libidinal del padre tomado como objeto en una fijación homosexual. Asimismo, el repliegue sobre el yo no es extraño a la exigencia libidinal, pero le da al yo por objeto en una relación narcisista. En el marco de la segunda tópica, la noción de pulsión de muerte sostendrá esta génesis del interés en cuanto fundamenta la desexualización de la energía de la que el yo es vehículo. Retrospectivamente, esta concepción aporta una dimensión nueva a la teoría general de la sublimación. Así se encuentra preparada la articulación, con la psicología psicoanalítica del interés, de las tesis sociológicas de El malestar en la cultura; la originalidad de una civilización encuentra su definición en la especificidad de los intereses que en ella se realizan. Desde este punto de vista se revelará operatoria la distinción entre sociedad estrecha y sociedad ampliada, en cuanto la mutación social que ella describe asegura la promoción de las pulsiones en el orden de una sociedad de intercambio. Aún no es seguro que estas sugerencias freudianas hayan recibido toda la atención que merecen.