Epistemología, la comunicación

Los modelos son los siguientes (M.Roig, 1986):
A.- Teoría del interaccionismo simbólico (G.H.Mead): presupone  el condicionamiento social de la interacción y orientación necesaria de los roles comunicativos hacia los demás y hacia sí mismo. Considera que el individuo es a la vez sujeto y objeto de la comunicación, la personalidad se forma en el proceso de socialización por la acción recíproca de elementos objetivos y subjetivos en la comunicación. A través del intercambio de símbolos el individuo aprende a utilizar códigos interindividuales, sociales y culturales.
La comunicación humana es el mecanismo que ha hecho posible la sociedad humana. Es un principio básico de organización social, una forma de interacción singular que permite a los sujetos participar en actividades comunes, teniendo presente las actividades correlativas de los otros copartícipes. La sociedad consiste, esencialmente, en un proceso de comunicación.
La comunicación se dirige a otros y a sí mismo con implicación lógica y ética a través de la utilización de símbolos significantes (I.Sánchez, 1991).
B.- Teoría de la información: pretende optimizar los mecanismos tecnológicos de la comunicación (cambios artificiales) para lograr una mayor comunicación interpersonal. Posee la paternidad en la creación de conceptos tales como entropía, redundancia, ruido y retroalimentación.
C.- Teoría general de los sistemas: establece relación entre el sistema de comunicación y el sistema social. Aplica los principios de la cibernética al análisis de los sistemas sociales.
D.- Teorías antropológicas de la comunicación: establecen nuevas relaciones entre el lenguaje, la cultura y la comunicación. Refuerzan el papel de la comunicación en las culturas humanas.
En estos modelos se perciben algunas características comunes, a pesar de sus disimilitudes:
1. – Destacan, de forma explícita, el valor de la comunicación en el desarrollo de la sociedad, la personalidad y la cultura.
2. – Reflejan algunas posiciones del materialismo histórico sobre el origen y el papel de la comunicación en el hombre.
3. – Se aprecian intentos de aplicar conceptos y conocimientos obtenidos en ciencias no sociales.
4. – Cada una expresa la concepción del mundo de la cual parten sus autores.
5. – Por su valor heurístico, permiten profundizar científicamente en los problemas de la comunicación, desde el punto de vista que la enfocan.
6. – Constituyen modelos comunicacionales para el estudio de diferentes fenómenos sociales con lenguajes muy formalizados en algunos casos y con carácter teórico general.
Por otra parte, en la psicología social, como ciencia de interacción entre la psicología y la sociología, se ha continuado desarrollando la teoría de la comunicación, concibiéndola como un concepto bastante amplio que abarca todo contacto o interacción como requisito necesario; toda conducta humana es comunicación, según esta teoría. La comunicación exige finalidad, normatividad y bilateralidad, así como unidad del sentido y del significado (J.Asensio, 1991;  C.S.Fitchen et all, 1992; A.Galindo, 1991; F.González, 1995).
En el caso de las ciencias pedagógicas se ha sentido también la influencia de los estudios sobre la comunicación, con la aparición de concepciones del proceso educativo como comunicación intencional, como mutualidad y permeados de un sentido ético-sociológico (F.Bárcena, 1987; G.Jover, 1987;  J.Martínez, 1990; E.Ortiz y M..Mariño, 1995b; W.Darós, 1991).
Aunque la pedagogía tuvo un sensible retraso dentro de las ciencias sociales para investigar y aplicar sobre los problemas comunicativos, en el caso de la pedagogía de orientación marxista esta situación se hizo más crítica al comenzar a utilizar tardíamente los aportes de la psicología en este campo (6).
A partir de la década del 70, la pedagogía de orientación marxista comienza aglutinar mejor los aportes de la psicología y a utilizarlos en el plano teórico-práctico, específicamente los problemas comunicativos, pero con alcances muy limitados. Los resultados renovadores en el campo educativo, que destruían los esquemas tradicionales, los cuales obstaculizaban el desarrollo social, tuvieron muy poca generalización a nivel de toda la sociedad y muchas veces se quedaron dentro de los laboratorios.
Para lograr una comprensión teórico general de la comunicación, hay que considerar obligatoriamente al proceso educativo no solo en su comprensión institucionalizada, sino en su acepción más abarcadora de formación y desarrollo de la personalidad en diversas esferas de la vida social, desde la familia hasta el colectivo laboral.
Otro elemento importante, dentro de esta comprensión, lo constituye el  lograr una mayor delimitación de sus rasgos definitorios para eludir esas posiciones que pretenden concebirla como cualquier conducta, contacto o interacción humanas. Compartir este enfoque es aceptar todo, prácticamente, como comunicación y ocurriría un proceso de identificación con otros conceptos sociológicos, tales como actividad, relaciones sociales, conducta, interacción, etc.
Concepción tan abarcadora de la comunicación en la sociedad también llevaría a la pérdida de la especificidad de su esencia y a la confusión terminológica, metodológica y epistemológica, así como a la tautología. Aquí se vuelve a manifestar el intento de erigirla en una supercategoría en el plano de las ciencias sociales.
En realidad, su carácter polisemántico permite que pueda ser  explicada en diferentes niveles de análisis:

I – Nivel epistemológico (filosófico-sociológico): vinculado con la naturaleza social del hombre y con la evolución de su conciencia en el proceso de hominización, asociado a la actividad productiva. El enriquecimiento paulatino de las relaciones sociales y la realización de disímiles actividades condicionaron el incremento de la comunicación entre los hombres; mientras más variadas fueron, se alcanzó mayor desarrollo humano como ser social. La evolución de la sociedad hasta el presente se ha caracterizado, entre otras cosas, por el incremento, cuantitativo y cualitativo de la comunicación.
Constituye una categoría inseparable del hombre, junto con la categoría actividad, lo cual ha llevado a dos principios planteados por la psicología marxista, pero con repercusión extrasubjetiva: los principios de la unidad de la comunicación y la conciencia y de la unidad de la comunicación y la actividad (F.González y A.Mitjáns, 1989 y F.González, 1989;  F.González e H.Valdés, 1994; F.González, 1995).
A través de la filogenia, la conjugación de actividades conjuntas y de la comunicación interpersonal ha condicionado un avance incesante de la conciencia, no sin contradicciones. En la ontogenia humana, salvando las diferencias, también se ha manifestado esta unidad de manera irreversible y progresiva.
La comunicación también propicia la conformación de una concepción sistematizada del mundo, de una ideología en las  personas. En ella se produce el proceso de aprehensión de los significados históricamente elaborados, lo cual plantea el problema del sentido y el significado.
Se han delineado en el extranjero algunos principios para la comunicación de franco enfoque epistemológica (B.Lomov, 1983; 1989):
1. – La comunicación no se reduce al lenguaje verbal porque todo el organismo es instrumento de ella.
2. – No se restringe a la mera transmisión de información, no solo se trasmite, se crea dentro del propio proceso comunicativo.
3. – En la comunicación se resuelve la contradicción entre lo particular y lo general de los hombres, entre sus cualidades generales y particulares.
4. – El hombre se realiza y asimila en la comunicación su esencia general.
De estas posiciones se deriva la imposibilidad de la socialización del hombre sin la comunicación. Incluso, cualquier actividad humana sin ella no tiene sentido no solo a nivel individual, sino a nivel social porque ella ocurre también en grandes y pequeños grupos.
Posee, además, como características generales una especialización semiótica y un nivel de mediatización, debido a los  procedimientos que utiliza: gestos, lengua y señales, y a la diferente distancia social que existe entre los comunicadores y receptores.
La comunicación es un fenómeno social conjunto, que posee una orientación y una dinámica peculiares, lo cual ha provocado que la humanidad haya creado un rico sistema de procedimientos y formas comunicativas que van variando constantemente con la impronta de la cultura de cada pueblo.
Sin embargo, todos estos argumentos están necesitados de una mayor sistematización epistemológica para obtener una coherencia conceptual y terminológica satisfactoria, que organice mejor la abundante dispersión de conocimientos y enfoques existentes y se trascienda la mera declaración de principios. Conciencia de ello han tomado las ciencias sociales contemporáneas, por lo que se trabaja en esa dirección con vehemencia, con resultados palpables y promisorios.

II – Nivel teórico particular (sociológico concreto): está asociado al conocimiento aportado por las ciencias sociales especificas. Posee cierta independencia con respecto al nivel anterior, pero lo tiene de base.
Por ser de patrimonio humano es que la comunicación tiene un fuerte arraigo socio-psicológico, individual, que parte de la  subjetividad del individuo y lo trasciende al resto de sus semejantes como fenómeno social concreto también, pero vuelve a él en forma de ciclos continuos en espiral ascendente. Lo anterior permite explicar que como realidad fenoménica tenga un amplio espectro de estudio dentro de las ciencias sociales sin la posibilidad de la reiteración investigativa.
La propia definición de lo que es comunicación está matizada por los enfoques antes mencionados dentro de este nivel teórico particular. El consenso más general es considerarla como una de las formas que tienen las personas para relacionarse en el proceso de la actividad, en ella se descubren y realizan las relaciones sociales y personales. No deben identificarse los términos relación (o interacción) con comunicación, si bien están muy vinculados; el primero es mucho más general y el segundo constituye una manifestación, una concreción de aquel.
Representa la comunicación un proceso de intercambio de informaciones que contienen los resultados del reflejo de la realidad en las personas, parte inseparable de su ser social y medio de formación y funcionamiento individual y social. Posee un carácter en extremo activo y los elementos que participan lo hacen en condiciones de sujetos de ese proceso.
El concepto de comunicación puede ser asociado a diferentes términos que contribuyen a su definición, no sin discrepancias por parte de algunos investigadores, como por ejemplo, mutualidad, reciprocidad, comunión, comunidad, posesión de algo en común, participación, transmisión, información, contaminación, expresión, codificación, accesibilidad, descodificación, similitud, trato, expansión, sociabilidad, afabilidad, afectividad, regulación y simpatía. Desde el punto de vista etimológico, proviene de la palabra latina «communicatio», que a su vez tiene su origen en el término «communis», común.
Estos términos no expresan una relación de sinonimia pero permiten describir mejor la compleja fenomenología comunicativa, pues solo existe cuando entre los sujetos ocurre un continuo, ininterrumpido y mutuo intercambio, no solo de mensajes, sino de cierta afectividad y afinidad. En términos absolutos es completamente falso hablar de incomunicación total porque resulta absurdo que entre dos personas con alguna relación temporal no exista cierto entendimiento, aunque sea mínimo.
Con frecuencia se utiliza el término comunicación en acepciones extremas. En su sentido lato se aplica a cualquier información o mensaje que se trasmite a múltiples destinatarios relativamente lejanos, como es el caso de los llamados medios de comunicación masiva, como comúnmente aparece en  diferentes países y por parte de varios autores. Más riguroso sería llamarles medios de información masiva porque en realidad el fenómeno comunicativo no ocurre en su esencia.
En su sentido estrecho se restringe a la existencia en las personas de muchos requisitos para que se produzca, como por ejemplo, un mismo idioma, iguales puntos de vista, etc. En realidad, el misterio de la comunicación se puede producir sin esas condiciones, solo bastaría que ellos tuvieran algo en común, por pequeño que fuera.
Es necesario reiterar que en torno al concepto de comunicación no existe unidad de criterios, por el contrario, muchas discrepancias a partir de los enfoques generales de los que se parte y algunos de los cuales ya fueron analizados. Pero también existen coincidencias (aunque no sean totales) con lo expuesto aquí. Las ventajas de este enfoque radican en que permite una mayor integración de los aportes de la sociología y la psicología en su estudio, ya que el componente subjetivo y social es muy fuerte y decisivo para interpretar  correctamente  la comunicación.
Corresponde ya al análisis histórico la introducción del esquema tradicional emisor, receptor, mensaje y canal transmisor, así como la estructura ¿quién?, ¿qué?, ¿a quién? y ¿por qué canal? (R.Medina y N.Rodríguez, 1987). A partir de la década de los años 80, comienzan a desarrollarse nuevos enfoques, que superan a los tradicionales (J.Ibáñez, 1987; R.Penman, 1980; M. Pope and T. Keen, 1981), al valorar que la comunicación constituye un acto que participa en las relaciones como un proceso de interacción, critican su concepción habitual como simple intercambio de mensajes y plantean la necesidad de concebirlo como un proceso diádico (la conducta de una persona en el contexto de la otra).
Proponen, además, el enfoque sistémico al estudio del proceso comunicativo, que permita valorar varios vínculos simultáneos sin restringirse a la relación emisor-receptor y tener en cuenta el complejo flujo circular de dicho proceso. Se comienza a concebir la comunicación como un modelo, como un circuito espacio temporal de eventos concatenados que incluyen a dos o más personas que se encuentran en el campo perceptual del otro. Y se estima su conceptualización  como un proceso multifacético, con función interactiva e informativa, a través de la cual se establecen las relaciones interpersonales, mantenidas y cambiantes. Por ejemplo, el español J. Ibáñez (1987) enfoca la comunicación como compartir, hacer partícipe al otro de lo que uno tiene, lo que evidencia un intento serio de trascender las concepciones antiguas sobre esta categoría.
En estos momentos su interpretación es más amplia y profunda, lo cual permite un análisis más cabal. De forma resumida se puede afirmar que la concepción teórico general de la comunicación lleva implícita:


1. – Un estudio más integral de su fenomenología.
2. – Un enfoque interdisciplinario en el que los aportes de la sociología y la psicología poseen amplio destaque.
3. – La superación de los primitivos esquemas restringidos a transmitir y recibir contenido.
4. – El influjo de varios intentos muy necesarios y no fructificados totalmente de elaborar una epistemología comunicativa.
5. – Su enriquecimiento constante por el aporte ininterrumpido de varias ciencias sociales abocadas a su estudio.
6. – La precisa delimitación de su fuerte raigambre social y psicológica.
7. – La gran acumulación de hechos comunicativos diversos que todavía no están organizados satisfactoriamente en la teoría.
8. – Su aplicabilidad amplia y exitosa en muchas esferas de la vida social.
9. – Su fuerte imbricación educativa.