Filosofía y epistemología: EL PSICOANÁLISIS EN LA TEORÍA CRÍTICA

Filosofía y epistemología: EL PSICOANÁLISIS EN LA TEORÍA CRÍTICA

Buscarini, Carlos Antonio
Instituto Superior Juan XXIII. Bahía Blanca. Argentina

RESUMEN
En el nuevo paradigma de tareas de la filosofía, Habermas intenta
reconstruir un error de método en Freud. Considera que
hay diferencias de nivel en el método entre las ciencias experimentales
y la metapsicología. Pero Withebook afirma que la
reinterpretación lingüística que Habermas hace de Freud,
según la teoría de la comunicación, lleva a que las intenciones
de dichos pensadores no siempre coincidan. Además, hay presupuestos
heurísticos en Freud, que se relacionan con la analogía,
como también un parentesco entre las interpretaciones
psicoanalíticas y la fenomenología. A los conceptos indeterminados
y provisorios del psicoanálisis, se agrega la irrupción de
la nueva subjetividad, lo que requiere constantes rectificaciones
en la práctica psicoanalítica.
Palabras clave: Autorreflexión Objeto Conocimiento Reinterpretación

Habermas se refiere al paso del planteamiento epistemológico,
a un planteamiento de reconstrucción genética de teorías.
La posición que asume dicho autor, implica que este cambio
de paradigma define las tareas sistemáticas de la filosofía, la
cual se convierte en intérprete respecto a las ciencias sociales,
porque actúa de mediadora de la racionalidad comunicativa.
Habermas considera que Freud adopta en sus ensayos una
autocomprensión cientifista, y con ello sucumbe a un objetivismo
que, desde el estadio de la autorreflexión, vuelve al positivismo
de su época; indica por ello, una posibilidad de reconstruir
el error metodológico freudiano. Considera Habermas que
el marco metapsicológico en Freud, es desarrollado a partir de
experiencias de la situación analítica y de la interpretación de
los sueños; constatación que posee un significado metodológico.
Las categorías y complejos han sido descubiertos en determinadas
condiciones de una comunicación específicamente
protegida. Se trata de las condiciones de la posibilidad del conocimiento
analítico para ambos interlocutores, médico y paciente.
Habermas se refiere a una alternativa que «ofrece el
intento de reformular las hipótesis psicoanalíticas en el marco
categorial de una ciencia experimental en sentido estricto»[1].
Se trata de teoremas reformulados en la psicología del aprendizaje
en sentido behaviorista; también se trata de reconstruir
como sistema autorregulado -en el funcionalismo- el modelo
de la personalidad según la psicología del yo y fundado en la
dinámica pulsional. «En ambos casos se requiere una verificación
de las hipótesis en condiciones experimentales»[2]. «Freud
ha supuesto que su metapsicología, que desvincula el modelo
estructural de la base de la comunicación entre médico y paciente,
para unirlo, en cambio, por vía de definiciones, con el
modelo de distribución de la energía, representa una formulación
rigurosa desde el punto de vista experimental»[3]. Pero
este modelo produce la apariencia de que los enunciados psicoanalíticos
se refieren a transformaciones de energía mensurables.
Habermas asegura que nunca se han verificado experimentalmente
los enunciados referidos a las relaciones cuantitativas
y que la observabilidad de los enunciados de la metapsicología,
ni se cumple ni puede cumplirse; además, duda
de que estuviese claro para Freud el alcance metodológico de
esta limitación. Freud «ha considerado la situación analíticodialógica
como una situación de carácter cuasi-experimental y
ha concebido, en consecuencia, la base de la experiencia clínica
como un sustituto suficiente de la verificación experimental»
[4].
La metapsicología -la especulación psicoanalítica- desarrolla
la lógica de la interpretación en el contexto del diálogo analítico.
Queda en el mismo plano que los métodos de las ciencias
de la naturaleza y del espíritu; refleja el marco trascendental
del conocimiento analítico como contexto objetivo, tanto de
procesos de investigación organizados como de procesos de
autoinvestigación. Pero existe una diferencia de nivel en el
método: las interpretaciones generales, como en las teorías de
las ciencias experimentales, permiten un acceso directo a la
comprobación empírica; en cambio los enunciados metahermenéuticos
relativos a la actividad comunicativa, a la deformación
del lenguaje y a la patología del comportamiento, provienen
de una reflexión ulterior sobre las condiciones del conocimiento
psicoanalítico posible. Sólo indirectamente pueden dichas
interpretaciones ser confirmadas o desmentidas, según
el logro de los procesos de investigación. Por lo tanto, hay que
considerar un pro y un contra. Cuando una interpretación pretende
el estatuto de interpretación general, se sustrae al método
hermenéutico de la corrección progresiva de la precomprensión
del texto. El psicoanálisis ofrece un fondo de narración
sobre el cual los procesos de formación interrumpidos
pueden ser integrados en una historia completa; las predicciones
obtenidas con su ayuda sirven para la reconstrucción del
pasado, pero son también hipótesis que pueden fallar. Inmediatamente
surge el problema de la validez. «Los conocimientos
psicoanalíticos pueden tener validez para el psicoanalista
solamente después que han sido aceptados en calidad de conocimiento
por el propio psicoanalizado»[5].
Por otra parte, hay presupuestos heurísticos en la psicología
de Freud, que se relacionan con el concepto de analogía. «Así
-dice Geltman-[6] Freud puede pensar que un estado patológico
es la intensificación o agrandamiento de una vivencia que
en otras circunstancias y condiciones sería normal; y también
a la inversa, puede comprender lo normal como una disminución
o producción en pequeño de lo que aparece en el enfermo».
También observa Geltman que la analogía es un recurso
observacional en Freud y que la creencia en la existencia de
semejanzas, correspondencias o nexos, está entre las convicciones
fundamentales que Husserl vinculaba a los horizontes
del mundo de la vida. Estas analogías se basan en la creencia
en la unidad fundamental del psiquismo humano. En la fenomenologia
de Husserl, «el retroceso al mundo de la experiencia
es un retroceso al emundo vitalf, o sea, al mundo en que
siempre hemos vivido y que ofrece el terreno para toda funcion
cognoscitiva y para toda determinacion cientifica»[7]. Pero
tambien hay que decir, respecto de Freud, que «la circularidad
de la interpretacion previa es correcta cuando admite posibilidades
de confirmacion y es tanto mas correcta cuando esas
posibilidades son menos remotas»[8]. En este pasaje de la
actitud espontanea a la de la reflexion critica, se encuentra
otro parentesco con la fenomenologia de Husserl, ya que «frecuentemente
Freud apela a modos de la eepojef, cambiando
las interpretaciones o proponiendo varias interpretaciones alternativas»[
9]. Husserl expresa este concepto diciendo: «La
reduccion etrascendentalf practica la ?ƒÎƒÍƒÔ? con respecto a la
realidad; pero a aquello que de esta le queda pertenecen los
noemas con la unidad noematica que les es propia, y por ende
la forma en que lo real en sentido estricto es consciente en la
conciencia y, en especial, se da en ella»[10]. Desde la perspectiva
psicoanalitica, el esfuerzo de Freud por delimitar con claridad
el lugar del discurso psicoanalitico lo lleva a la distincion
entre «interpretacion de la empiria» y «teoria especulativa». En
los conceptos que elabora Freud se trata de procesos psiquicos
subyacentes, a los que atribuye lugares en un esquema de
aparato psiquico considerado simplemente como una ficcion
util, y estos conceptos que agrupan clases de fenomenos no
constituyen clases circunscriptas porque no tienen limites claros.
«La ciencia en general ha tratado de sustituir el lenguaje
cotidiano con un lenguaje tecnico, y lo mismo hace Freud en
algunos aspectos. Pero cuando un psicologo se enfrenta a los
hechos tal cual los trae el paciente, no tiene otro remedio que
partir del lenguaje comun y por lo tanto lo que el extrae de los
hechos ya supone alguna interpretacion»[11].
Ahora bien, Whitebook afirma que Habermas, al llevar a cabo
una reconstruccion de Freud en terminos de la teoria de la
comunicacion, con un metodo de critica inmanente pretende
rescatar las intenciones teoricas de un pensador del marco en
el que no pueden realizarse. Pero la reinterpretacion linguistica
que Habermas hace de Freud tiene el efecto de destruir
algunas de las intenciones centrales de este para poder salvarlas.
Whitebook ve aqui un problema: las intenciones de Habermas,
el metodologo, quien quiere criticar el objetivismo y
proveer una fundamentacion trascendental para las ciencias
humanas, y las intenciones de Freud, el analista practicante,
quien quiere forjar una nueva ciencia, no siempre coinciden.
Los requisitos del programa metodologico concebido comunicativamente
hacen que Habermas «viole un principio cardinal
del psicoanalisis freudiano, esto es, la realidad e independencia
del cuerpo segun se formula en la teoria de los impulsos. El
giro trascendental del metodologo, que supuestamente fundamenta
la ciencia, no permite al cientifico practicante decir lo
que sabe que prefilosoficamente debe ser el caso»[12].
El problema surge del intento de Habermas por ser al mismo
tiempo materialista -porque acepta que la naturaleza sea el
fundamento independiente de la mente- y no-objetivista. «Alli
donde para los filosofos de la conciencia es dificil alcanzar una
existencia extramental desde dentro del circulo cerrado de la
subjetividad, para Habermas es dificil contactar con la realidad
extralinguistica desde dentro del igualmente circulo cerrado de
la intersubjetividad»[13]. El giro linguistico trascendental no le
permite otorgar el estatus de total independencia a la existencia
extralinguistica que requiere su materialismo.
Habermas debe derivar de un modo privativo los impulsos a
partir de las distorsiones de la comunicacion que se dan en el
marco analitico, en vez de otorgarles un estatus independiente
como un derecho suyo propio. Al respecto dice Freud: «Aunque
el hecho de nacer de fuentes somaticas sea en realidad lo
decisivo para el instinto, este no se nos da a conocer en la vida
animica sino por sus fines»[14]. Por las prioridades de su programa
teorico, Habermas le niega a los impulsos el estatus
que Freud les atribuyo. Tampoco puede Habermas dar cuenta
aqui del hecho de que el cuerpo tiene una existencia mas o
menos independiente que le eexigef a la psique etrabajarf y que
debe excluirse igualmente la transicion del soma a la psique.
Habermas introduce la nocion del razonamiento privativo intentando
solucionar el deficit. Pero era precisamente esta region
mas inferior que hacia de efrontera entre lo mental y lo
somaticof la que Freud se esforzo tanto por colonizar con su
teoria de las pulsiones[15].
En cuanto a la indeterminacion de los conceptos psicoanaliticos
y su provisoriedad, cabe la pregunta: «.se debe realmente
a la insipiencia, como pensaba Freud de esa ciencia, o debe
atribuirse mas bien a las caracteristicas de su objeto de estudio?»[
16]. Sin duda, la segunda alternativa es la respuesta correcta.
Por otra parte, «El psicoanalisis es una tecnica ardua,
que se aprende con el ejercicio y la practica asidua»[17].
A los conceptos indeterminados y provisorios del psicoanalisis
freudiano, se agrega la irrupcion de una nueva subjetividad.
Una subjetividad surgida de las conmociones sociales y culturales
de los ultimos decenios. Un nuevo problema para la tarea
psicoanalitica, de por si ardua, que requiere constantes rectificaciones
en la practica.

NOTAS
[1] Jurgen Habermas, Conocimiento e interes, Madrid, Taurus, 1990, p.
251.
[2] Id.
[3] Id.
[4] Id., p. 252.
[5] Id., p. 259.
[6] Pedro Geltman, Rigor epistemologico y teoria psicoanalitica, Buenos Aires,
Almagesto, 1993, p. 91.
[7] Edmund Husserl, Experiencia y juicio, Mexico, Universidad Nacional
Autonoma de Mexico, 1980, p. 43.
[8] Pedro Geltman, op. cit., p. 96.
[9] Id., p. 97.
[10] Edmund Husserl, Ideas relativas a una fenomenologia pura y una filosofia
fenomenologica, Mexico, Fondo de Cultura Economica, 1949, p. 239.
[11] Pedro Geltman, op. cit., p. 103.
[12] Joel Whitebook, «Razon y felicidad: algunos temas psicoanaliticos de la
Teoria Critica», en A. Guiddens, et al., Habermas y la modernidad, Madrid,
Catedra, 1994, pp. 244-45.
[13] Id., p. 245.
[14] Sigmund Freud, «Los instintos y sus destinos», en Obras Completas,
Madrid, Biblioteca Nueva, 1973, p. 2042; tambien: Freud Total 1.0, Hipertexto:
Biblioteca eLe, Ediciones Nueva Helade, 1995 (Cita recogida por
Whitebook).
[15] Joel Whitebook, op. cit., pp. 246-47.
[16] Pedro Geltman, op. cit., p. 98.
[17] Paul Ricoeur, Freud: una interpretacion de la cultura, Mexico, Siglo XXI,
1975, p. 355.