Filosofía y epistemología: FENOMENOLOGÍA DE UN REENCUENTRO

Filosofía y epistemología: FENOMENOLOGÍA DE UN REENCUENTRO

Martinez, Daniela Verónica
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires

RESUMEN
Partiendo de un texto literario sobre el reencuentro, se busca
analizar las categorías fundamentales de la Fenomenología,
como Intencionalidad, Corporalidad, Afectividad, Sexualidad,
Espacialidad y Temporalidad
Palabras Clave: Afectividad Sexualidad Espacialidad Temporalidad

Tomando como punto de partida un texto literario realizado
sobre el reencuentro, se intenta analizar las categorías fundamentales
de la Fenomenología, como Intencionalidad, Corporalidad,
Afectividad, Sexualidad, Espacialidad y Temporalidad.
En la primera parte se presentan unas ideas en forma de poesía
y, en la segunda, la reflexión las profundiza.

I. «EL CREADOR LITERARIO Y SU FANTASEO»
… Enajenación / Reencuentro Un gran frío invade su cuerpo,/
lo inunda, lo rebasa./Es ella, que se inerva,/su superficie se le
hace presente,/se estremece./Su cuello se encoge, su nuca se
quiebra,/se sublevan todos sus sentidos,/los movimientos la
preceden,/no logra apropiarse de ellos./Ya no decide sobre su
cuerpo,/es él quien se le impone.En un instante vuelve en sí,/
se halla./Busca rápidamente alguna referencia,/algo que la espacialice,/
que le delimite un aquí…/al menos un ahora./Se ubica.
Lo logra./Hay algo sobre lo que se reafirma,/una base,/la
sostiene./Sus plantas le demarcan un dónde,/ se diferencian y
al mismo tiempo/se autoafirman en esa unión, /delimitando su
propia frontera./El suelo les es ajeno./Hay gente./Gente que se
mueve, que camina, que aparece y desaparece…/Se esfuma,
se pierde de sí, se aleja./Finalmente le permiten diferenciarse,
reconocerse./Encuentra que no es “algo” sino un YO. /Reconoce
sus propios bordes, sus aristas./ Las texturas (ahora) la dibujan
y contienen,/la arman,/ la reafirman en ese aquí,/en ese
cuerpo. /Diferentes temperaturas le dan señales, le señalan. /
Se alternan en el contacto establecido por sus partes./ Ellas
mismas se hacen una./Logra reconocerse en las humedades
de su propio cuerpo, /en su boca, sus ojos…/Tras innumerables
esfuerzos logra unificarse /y desde este nuevo aquí sale
de sí, /se lanza, busca./Es ella quien ahora busca,/“Lo” busca.
/Ya la gente desaparece, /se funde en el paisaje. /Es ella la que
ahora delimita un dónde, /un espacio, su espacio./Se reafirma
ahora y delimita el suelo /y lo hace base /y sustento de su
cuerpo. /Ahora sí, /se lanza…/Pero ya no busca, /cree haberlo
encontrado. /Se lanza desde sus ojos (en búsqueda desesperada),/
su mirada se le apropia,/le lanza sus propias redes, /intenta
atraparlo, /llevarse algo de él /Fue tanto el tiempo que lo
desconoce, /una parte de sí lo desconoce… /Pero no su cuerpo.
/Él lo reconoció, él fue quien lo encontró… Para ella es más
difícil. /Para ella es más difícil y por eso es que aún busca,
busca algo/(ahora) en él, /algo que lo convoque, /su “Nosotros”
en ella, /que le haga recordarlo y recordarse./Todo se lentifica,
/logra una suspensión total. /Tiempo y espacio se funden en un
vacío /y son ellos, en el “Nosotros”, /quienes ahora conforman
esa unidad./Unidad que ya nada diferencia, /que se reconoce
y se recuerda, /que se funde y se esparce. /Desaparece, /funda
todo./ Vuelve en sí, /ahora puede verlo, /y saber que es él y
que está, /Realmente./Recién ahora puede ver que volvió, /Y
sí, lo reconoce /Ya no son uno, es ella, y es él /Se reconocen
ambos /en un NOSOTROS que fueron,/que son todavía…./ Es
él, no hay dudas./ Su cuerpo, aquel sabio, /es él quien lo advirtió,
fue él quien no dudó./Se estremeció en el contacto, /sin
necesitar afirmaciones ni conjeturas./Recién ahora, /que son
uno (su cuerpo y ella), /puede abrazarlo y decirle: /Te extrañé,
/ Volviste.

II: REFLEXIONANDO…
Se busca analizar aquí el relato del reencuentro de dos amantes
en un aeropuerto. Quien espera es el Ella del relato y todo
comienza a partir del instante del primer contacto visual, que
se desarrolla en ese tiempo de escasos segundos pero vividos
en la intensidad de un “presente viviente” Enajenación: Dos
Reencuentros se observan en realidad: uno es el que se da
entre un Ella y un Él, el otro parte de la enajenación que surge
en Ella a partir de este primer contacto. El relato plantea un
movimiento y una dicotomía constantes, entre ambos personajes,
y principalmente en la protagonista misma. Es un movimiento
de ida y vuelta, que va de la subjetividad a la objetivación,
de la fragmentación a la unidad, de lo ajeno a lo propio,
de la diferenciación a la indiferenciación… Y viceversa. La enajenación
comienza cuando su cuerpo deja de ser ese «cuerpo
íntegramente psíquico» (Sartre, 1948, 368), deja de ser su
propio «ser encarnado», y comienza a presentársele como un
no-yo, como algo externo, extraño, que se le impone y al cual
no puede controlar. Se da una suerte de fragmentación de la
corporeidad en la que ésta se objetiva y comienza a dar ciertas
señales, al comienzo confusas. ¿Podría pensarse este proceso
incipiente como una «des-apropiación» o «ex–propiación»
del cuerpo propio (Rovaletti, 1997, 206), producto de una imposibilidad
de expresión, o debiera entendérsela tal vez como
su expresión misma? En ese proceso de enajenación no hay
en un principio unidad alguna, no es un yo-cuerpo, un «cuerpo
vivido» (Merleau-Ponty, 1957), un cuerpo propio; sólo hay temperaturas,
humedades, sensaciones táctiles y percepciones
fragmentadas que demarcan y comienzan a diferenciar y a
unificar a una cierta persona detrás de toda esa indiferenciación.
Esa «confianza o fiabilidad trascendental» (Rovaletti,
2005), esa «fe perceptiva» (Merleau-Ponty, 1964), es la que se
diluye por unos instantes en ella. En ese instante de enajenación,
toda posibilidad de establecer contacto alguno con un
otro, con un afuera, queda anulada: Él desaparece y todo su
entorno se esfuma. Es el propio cuerpo el que se le presenta
como otro, como ajeno, que se le enfrenta y la desafía. En un
momento determinado Ella intenta buscar fuera de sí aquellas
coordenadas que la ayudan a identificarse, a diferenciarse y a
apropiarse de sí misma, busca referencias externas (objetivas)
que le permitan este movimiento de re-apropiación. El Espacio:
Delimitación / Indiferenciación y el tiempo como un «transcurrir
» Al comienzo del relato, tiempo y espacio han desaparecido
como referencia objetiva y en su referencia al cuerpo
propio. La indeterminación de la espacialidad es producto de
un centramiento e introversión absolutos que se dan en la protagonista.
Es a partir de la presión que ejercen sus pies que
puede diferenciarse del suelo. Aún sintiéndolo ajeno comienza
poco a poco a reestablecerse como «cuerpo cognoscente»
(Polonuer): puede verse entonces la incipiente reconstitución
del cuerpo como «punto cero» (Merleau-Ponty,1957), donde
los objetos que le son externos adquieren una significativa referencia
tanto para auto-constituirse como para constituirlos a
ellos mismos. Los otros del entorno le permiten espacializarse,
para diferenciarse y delimitarse, para identificarse como totalidad.
Desde este Yo es que puede ahora reconocer sus partes
como propias y comienza nuevamente a constituir en forma
activa su contexto, su paisaje, su mundo. Nuevamente «habita
» el espacio y el tiempo. Hacia el final del relato, un nuevo
movimiento se presenta en relación a la espacialidad, que
ahora se constituye desde una nueva unidad, es decir desde el
Nosotros conformado por ambos personajes. El espacio es diseñado
desde esa “fusión” que se constituye entre los dos. En
ese fundirse, en el desaparecer y fundarlo todo, al modo de la
música y la danza (Straus), se define aquí una espacialidad.
Se trata de un espacio nuevo, creado y significado desde una
nueva unidad, mas allá ahora de las coordenadas objetivas. Y
así como Straus diferencia el «espacio óptico» del «espacio
acústico» (Straus, 71), podría hablarse ahora de un espacio
afectivo-corporal definido desde esta vincularidad de cuerpos
que otorga sentido al mundo que lo rodea, a su vez que se resignifica
a sí mismo. En un primer contacto visual, el cuerpo
«ex–propiado» de la protagonista lo reconoce a Él, y será recién
en un segundo momento que Ella misma lo reconozca
reconociéndose a su vez como corporeidad vivida. Hay en
esta dicotomía de la protagonista, un tiempo disociado de la
mente, de la psique, y un tiempo del cuerpo que le es propio en
tanto cuerpo percipiente. La temporalidad se hace presente
ahora como «transcurrir» (Pfeiffer, 50), como movimiento vivido,
como tiempo sentido, corporal. La comprensión del deseo
«Hay una “comprensión” erótica que no es del orden del entendimiento,
puesto que el entendimiento comprende al apercibir
una experiencia bajo una idea, mientras que el deseo
comprende ciegamente ligando un cuerpo a otro cuerpo».
(Merleau-Ponty, 172) Una idea fundante circula en este texto:
la noción de intencionalidad. Ésta se hace presente y se define
a través de sus nexos significativos. Precisamente, el cuerpo
en cuanto vehicula un mundo constituye la primera intencionalidad.
Es ese «cuerpo vivido», perceptivo-percipiente, en tanto
«ser encarnado» (Rovaletti, 1985, 47). Precisamente, es en el
cuerpo de la protagonista que se introduce la erótica del deseo,
al comprender y reconocer ella al otro que se le hace
presente. Es con la presencia de los otros que el mundo se
descubre como mundo de deseos; la sexualidad que surge
con el nacimiento y no termina sino con la muerte, está en la
vida “constantemente presente como una atmósfera” (Merleau-
Ponty, 1957). “El deseo me descubre a la vez mi ser-sexuado
y su ser sexuado, mi cuerpo como sexo y su cuerpo” (Sartre,
453).

NOTA
Este trabajo constituye una investigación realizada como alumna en la Cátedra
II de Psicología Fenomenológica y Existencial (2005). Por cuestiones de
diagramación, los versos de la poesía que la autora escribiera en la primera
parte, han sido separados por barras inclinadas.

BIBLIOGRAFÍA
Merleau Ponty, M.: Fenomenología de la Percepción. F.C.E., México, 1957;
Le visible et l’invisible, Paris, Gallimard, 1964.
Pfeiffer, M. L.: “Tiempo objetivo, tiempo subjetivo, tiempo trascendental; Tres
consideraciones acerca de la temporalidad” en Rovaletti, M. L. (Ed),
Temporalidad. El problema del tiempo en el pensamiento actual, Lugar
Editorial, Bs.As., 1998.
Polonuer, J.: ¿Un cuerpo cognoscente? Memorias de las XI Jornadas de
Investigación de la Facultad de Psicología (UBA), 2004.
Rovaletti, M. L.: “Hombre y mujer: dialéctica del deseo y la necesidad” en
Rovaletti (comp.): Matrimonio y familia en la Argentina Actual, Trieb, Bs.
As.,1985; “La angustia o la palabra hecha síntoma”, Revista de Filosofía
(México), 1997, Nº 89, pp. 188-214; “La objetivación del cuerpo o el cuerpo
como simulacro biológico” en M.L. Rovaletti (ed.), Corporalidad. La
problemática del cuerpo en el pensamiento actual, Buenos Aires, Lugar
Editorial, 1998, pp. 188-214. “Intencionalidad y psicopatología”, en Acta
Fenomenológica Latinoamericana, vol. II, Lima, P. Universidad Católica del
Perú, 2005, pp. 103-115.
Straus, E.: Psicología Fenomenológica. Paidós, Bs. As, 1973.
Sartre, J. P.: L’être et le néant, París, Gallimard, 1948 Lerner, R. R. P. de: El
pensamiento de Husserl en la reflexión filosófica contemporánea, Lima, P.
Universidad Católica del Perú, 1993