Gestión apoyada en la inteligencia emocional

En el mundo empresarial se está cada día más convencido de que aquellas personas que más alto o más rápidamente ascienden en sus carreras profesionales son aquellas que poseen un mayor coeficiente de Inteligencia Emocional.
La Inteligencia General requiere tiempo y calma, la Inteligencia Emocional rapidez (el hombre primitivo cuando vislumbraba una sombra tenía sólo milésimas de segundo para decidir si había localizado una presa o la presa era él). Gestión de la Inteligencia Emocional significa enfatizar lo emocional o lo racional en las relaciones interpersonales y no comportarnos como los primitivos cediendo a nuestro impulso. De este modo los mensajes con contenido emocional -evaluación del desempeño, por ejemplo- son nublados por una reacción emocional que deja el cerebro consciente incapaz de dar una respuesta racional. Comprender esta irracionalidad del cerebro humano es esencial para saber cómo las personas se relacionan -o no lo hacen- entre sí, elemento clave para una colaboración con éxito para motivar, dirigir o liderar equipos humanos. Recordemos los cinco parámetros básicos de la Inteligencia Emocional: Autoconocimiento de la emociones propias, dirección de emociones, automotivación, reconocimiento de emociones en otros y manejo de relaciones. En el principio, la autoevaluación. Dentro de este parámetro es clave averiguar cómo hacemos nuestras evaluaciones y cómo simultaneamos nuestros papeles de actores y observadores en este aspecto. La autoevaluación es vital porque la realidad de la Inteligencia Emocional sólo puede empezar cuando la información efectiva entra en nuestro sistema perceptivo. Lo que en la práctica necesitamos es incrementar nuestra autovaloración con algunas serias reflexiones y tener la valentía de explorar cómo reaccionamos ante las personas y los sucesos de la vida real. Unas reflexiones nos ayudarán en este empeño:
•Examinar cómo hacemos las valoraciones
•Cómo sintonizamos con nuestros sentidos
•Cómo entramos en contacto con nuestros sentimientos
•Cómo aprendemos sobre nuestras intenciones reales
•Cómo prestamos atención a nuestras acciones.
Este parámetro inicial de autoconocimiento es básico porque nuestra predisposición a una respuesta cortés, o a una expansión incontrolada, depende más de la valoración que hagamos de nuestro interlocutor que del hecho puntual que estamos evaluando. Hemos de tener muy en cuenta:
•Que es la valoración y no el comportamiento del otro lo que causa nuestra reacción• Ser muy conscientes de que nuestra valoración es sólo nuestra
• Aceptar que las valoraciones están sujetas a cambio.Ejercicios personales de anotar, analizar y rehacer mentalmente nuestras autovaloraciones erróneas son vías de desarrollo en esta primera dimensión de la Inteligencia Emocional.
Dirigir las emociones. Hemos oído muchas veces «controla tus emociones», y en demasiadas ocasiones nos hemos confundido y, en vez de controlar, lo que hemos hecho es simplemente «ahogar nuestras emociones». Esto es un craso error porque las emociones no son en sí mismas ni buenas ni malas. La que puede ser buena o mala es nuestra respuesta. En todo caso, las emociones nos dan pistas que nos permitirán analizarlas para lograr finalmente que trabajen a nuestro favor. Puede trazarse un paralelismo entre la gestión de la Inteligencia Emocional y el funcionamiento de los componentes de un PC (disco duro, monitor, impresora…). Éstos son elementos que interfieren unos con otros y que armonizan su funcionamiento para una realización óptima. Si un componente falla, falla todo el sistema. En el caso de nuestras emociones, los componentes serían: nuestros pensamientos o valoraciones cognoscitivas, nuestros cambios psicológicos o acciones basadas en la excitación nerviosa y nuestras tendencias comportamentales. Para un buen manejo de este parámetro de la Inteligencia Emocional necesitaríamos tomar el mando de nuestros pensamientos, dirigir oportunamente nuestras excitaciones nerviosas y llegar a ser buenos solucionadores de problemas. Por tanto, en la gestión de problemas, es necesario ser muy conscientes de que:
•El problema real no es quién está involucrado. El problema real es cómo respondemos.
•El problema real no es que nos moleste el problema. El problema real es cómo me siento.
•El problema real no es cómo ha ocurrrido. El problema real es cuándo lo tratamos de resolver.
Algunas de las pautas a seguir que nos pueden ayudar a realizar esta difícil tarea serían, en primer lugar, comprender la naturaleza de los problemas y posteriormente, interiorizar la idea de que son las respuestas a las situaciones las que causan los problemas. Es vital admitir realmente que los problemas son parte normal de la vida y no hemos de sentirnos obsesionados por ellos cuando los tenemos. La clave no está en negar los problemas, sino en solucionarlos. Las emociones como fuente de motivación emocional.
Desde un punto de vista técnico, la motivación es la capacidad para enviar energía en una dirección específica con un propósito específico. En el contexto de la Inteligencia Emocional significa usar nuestro sistema emocional para catalizar todo el sistema y mantenerlo en funcionamiento.Hay cuatro fuentes principales de motivación:

•Nosotros mismos (pensamiento positivo, visualización, respiración abdominal, gestión desagregada).

•Los amigos, la familia y colegas, realmente nuestros soportes más relevantes.

•Un mentor emocional (real o ficticio).

•El propio entorno (aire, luz, sonido, objetos motivacionales).

En el apartado de la automotivación se entrecruzan también aspectos relacionados con la serenización personal, y el tratamiento de reveses para convertirlos en plataformas de éxitos. Lo que hace a una persona más elástica que otra para gestionar oportunamente los reveses y convertirlos en plataformas de éxitos, no es un gen especial de elasticidad emocional y psicológica, sino la habilidad de procesar y usar productivamente la emoción engendrada por un revés. La secuencia de este proceso virtuoso responde a la siguiente cadencia:
•Sintonía de pensamientos e interpretaciones.
•Uso de frases motivadoras y diálogos internos constructivos.
•Sentido del humor.
•Relajación.
•Actividad física.
•Uso de técnicas de resolución de problemas.
•Apoyo en nuestro equipo de personas-soporte.
•Reapreciación de metas y establecimiento de otras nuevas.
Teniendo en cuenta estos ejercicios de dominio del carácter, las etapas que van desde un revés a la construcción de una plataforma de éxitos podrían ser las siguientes:
•Desconfianza (negar la realidad de la crisis).
•Ira (positivizante a través de la Dirección de Emociones).
•Ansia por una vuelta al pasado.
•Depresión
•Aceptación
•Esperanza (retorno al optimismo).
•Actividad positiva.
•Reconocimiento de las emociones en otros.
En el desarrollo de habilidades de comunicación efectivas y la comprensión y valoración de las emociones de los otros es cuando la gestión de la Inteligencia Emocinal pasa de intrapersonal a interpersonal. Los grandes temas de este apartado son los siguientes:
•Autoapertura : es no hablar desde lo absoluto sino desde la interpretación que nosotros damos a nuestros datos, siendo sensibles a los sentimientos del otro y cuidando mucho el lenguaje corporal.
•Asertividad : En Gestión de la Inteligencia Emocional, a la asertividad le damos una acepción especial basada en la habilidad de mantener nuestros derechos, opiniones, creencias y deseos, respetando al mismo tiempo las del otro, lo que contrasta con la agresividad, que no las tiene en cuenta, o la pasividad, que ignora las propias.
•Escucha activa : En la escucha activa hemos de poner énfasis en desactivar nuestros filtros de recepción, sintetizar las declaraciones del otro, usar frases de dinamización, dar noticia de que somos conscientes de los sentimientos del otro y usar apropiadamente las pistas no verbales de quien se nos dan.
Respecto al criticismo, hemos de lograr convertirlo en productivo, preparándonos antes de la crítica para desenvolvernos constructivamente durante la sesión, y analizar y valorar posteriormente lo positivo de la misma.Dominar las relaciones interpersonales.
El manejo de relaciones se divide en dos ámbitos. El primero es el de las relaciones esporádicas y el segundo el de las relaciones en el tiempo. Tanto en uno como en otro, los intercambios de cortesías, información sobre hechos, pensamientos, ideas, sentimientos y deseos, deben armonizarse con el grado de sintonía de los dos interlocutores, estableciéndose claramente las fronteras de cada estadio de la intimidad. Dentro de este marco de relaciones interpersonales algunas pautas deben tenerse en cuenta:
•Separar las personas de los temas.
•Enfocar en intereses y no en posiciones.
•Establecer metas precisas de la negociación.
•Trabajar juntos para crear opciones que favorezcan ambas partes.La inteligencia al servicio de las emociones.
En las relaciones interpersonales la dosificación de la proporción de emotividad y racionalidad debe graduarse cuidadosamente en cada etapa de la relación, y el énfasis en las clásicas salidas de lucha-huida debe elegirse según la naturaleza del marco, el poder del oponente y la importancia de la meta.Las personas somos generalmente más emotivas que racionales y, por tanto, empatía, paciencia creativa y claridad mental son dimensiones que nos ayudarán a sacar el máximo partido de nuestra habilidad en Gestión de la Inteligencia Emocional.
A modo de resumen, podríamos buscar un símil entre la Gestión de la Inteligenca Emocional con la navegación emocional, teniendo en cuenta que el pilotaje emocional se compone de una estrategia personal, la asistencia continua de antenas y termómetros emocionales, un amplio repertorio de tácticas, estilos y enfoques y ciertas dosis de arte en la conducción. El apartado Máquinas de la navegación emocional consistiría en un abundante stock de energía, serenidad, capacidades y valores.
Nuestras sanas ambiciones personales y nuestros deseos de una más alta eficacia profesional alcanzarán metas más elevadas a través del buen desarrollo y uso de nuestra Inteligencia Emocional.
La Gestión de la Inteligencia Emocional en la empresa ha de hacerse dentro de un enfoque de caja negra (como el manejo del mando a distancia del televisor, que sabemos hacerlo funcionar pero no conocemos en profundidad su tecnología). Querer convertir el Gerente en Psicoanalista resultaría fatal. En definitiva, la Gestión de la Inteligencia Emocional sirve para ser usada y no sólo para ser conocida. De una posición a otra nos jugamos el ser gerentes de éxito o solamente ser gerentes ilustrados.