Hipnosis, sugestión, catarsis

Cuando nos referimos a Hipnosis (Hypnosis) estamos hablando de un estado
de mayor receptividad a las indicaciones, órdenes y a la sugestión
.
Esto es inicialmente inducido por la influencia de otra persona (este
tema se comprende claramente en el texto: Tratamiento psíquico (1890).
Hay un estado de alteración de la conciencia, que puede ir desde un
nivel de hipersugestionabilidad leve a un estado de trance con anestesia
completa.
Llamamos sugestión al proceso de influir en alguien para que acepte
menos críticamente una idea, creencia o actitud, inducida por alguien
con influencia, por ejemplo el terapeuta.
Catarsis se refiere a la
liberación (terapéutica) saludable de ideas a través del discurso
(talking out). En esto no se diferencia si se trata de material
consciente o de material inconsciente reprimido. La catarsis produce un
alivio momentáneo, por descarga o abreacción, del paciente. Veremos que
esto no resulta efectivo para la cura, más aún, es contraproducente
porque posibilita conexiones asociativas (facilitaciones) que al no
establecer relaciones causales se repiten y se transforman en factores
patógenos, enfermantes en sí mismos.
La noción de “cura catártica” se originó en el ensayo publicado en 1857
por el helenista Jakob Bernays (tío político de Freud),
con el título de
“Elementos del escrito perdido de Aristóteles sobre la acción de la
tragedia”, este texto y otro posterior “Complemento a la Poética de
Aristóteles tratan sobre el “culto sin mácula” del falo. Cuando la
fuerza de las pasiones es contenida en el alma, esta puede ser
purificado mediante ceremonias orgiásticas que le restituyen el
equilibrio al permitirle exteriorizar su excitación. En Freud ya no se
tratará de abreaccionar, como en Breuer, una energía no liquidada, sino
de descubrir y elaborar el deseo inconsciente del sujeto a través de sus
manifestaciones transferenciales.
La idea clásica en la abreacción, la
catarsis, es la de una “purificación”, relacionada con una “ética”
médica de lo psicofísico. Sería similar a los antiguos médicos o abuelas
que curaban todo con purgantes.
En 1890: Tratamiento psíquico (Tratamiento del alma).
En 1891: elabora su trabajo sobre las afasias, que retomaremos
posteriormente. Es la época de un joven Freud pavloviano o neurólogo
,
que se ira encaminando hacia la Psicología progresivamente. En abril de
1886 había asumido la dirección del servicio de neurología de la
Clínica de Kasawitz. Publica trabajos sobre neurología infantil. Cinco
años más tarde producirá su trabajo sobre la concepción de las afasias.
El texto neuropsicológico más importante de Freud. Con resonancias aún
actuales en ese campo (Influencia, por ejemplo a Kurt Goldstein, quien
abre el camino a nuestro conocimiento actual sobre el cerebro).
En 1892: continúa trabajando con hipnosis y sugestión. También con la
“presión” sobre la frente del paciente. En este año, en el caso
Elizabeth von R. (Isabel) comienza con el uso de las “asociaciones
libres”. Le llama a este, su primer análisis completo de una histeria.
El procedimiento pone de relieve aquí que es una verdadera categoría
heurística. Circunscribir un problema es primero formular la técnica que
permite su investigación. Este es un problema ya clínico por su
finalidad. Aquí podemos apreciar que el instrumento constituye el
objeto. Las asociaciones libres, se corresponden con la atención pareja o
flotante y posibilitan el despliegue, a través de las formaciones del
inconsciente del trabajo del inconsciente:
los desplazamientos y
condensaciones.
En 1893 (1893 – 1895) produce, “Bosquejos de la comunicación
preliminar”. Es el antecedente de lo que posteriormente publicará con
Breuer de “Estudios sobre Histeria” (18931893). De este texto en el
programa se trabaja el Caso Isabel (Elizabeth). Es en esta época en que
sostiene la teoría de la Seducción Traumática. Los recuerdos que se
producen en relación con la heterogeneidad de métodos que utilizaba en
esa época, reconducen en general hasta la adolescencia. En esa época
fecha los abusos sexuales. Si bien se refiere a niños, la concepción de
sexualidad infantil será posible solamente luego de los Tres Ensayos de
Teoría Sexual con la introducción de las pulsiones parciales, a partir
del estudio de las perversiones y de la sexualidad de los niños. Surgirá
así su concepción del niño como “perverso polimorfo”. Este mismo año
publica: Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos (1893).
En este trabajo hace mención indirecta al caso Anna O. También precisa
que “Existe una total analogía entre la parálisis traumática y la
histeria común, no traumática (página 32). Tomo III). Plantea una sola
diferencia, en vez de un gran trauma, un solo gran suceso, se asiste a
una serie de sucesos plenos de afecto: toda una historia de
padecimiento. Ambos ocasionan la enfermedad por el afecto de terror. La
histeria traumática procedía de las ideas de Charcot, para las parálisis
histéricas. Produce, entonces, una condensación, lo traumático pero
expresado en un nivel psíquico: “trauma psíquico”. Así como lo hizo en
1886, en “Observación de un caso severo de hemianestesia en un varón
histérico” (1886), vuelve a referirse a la histeria masculina. En el
trabajo mencionado de 1893 afirma que no en todos los casos es tan
transparente la determinación del síntoma por el trauma psíquico. “A
menudo, ella sólo consiste en una referencia simbólica, digamos así,
entre el ocasionamiento y el síntoma histérico” (Íbid). Pág. 35). Por
otra parte considera que si un ser humano experimenta una impresión
psíquica, en su sistema nervioso se acrecienta algo que por el momento
llamaremos “suma de excitación” (pág. 37). La salud buscaría
empequeñecer esa cantidad. Se logrará con la catarsis, con la
abreacción?.
En 1894 Publica Las Neuropsicosis de defensa (Ensayo de una teoría
psicológica de la histeria adquirida, de muchas fobias y
representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis alucinatorias). Había
pasado un año desde su publicación de la Comunicación preliminar y de la
Etiología de la Histeria. Aún falta un año para la publicación de los
Estudios sobre la histeria con Breuer. En este trabajo Freud se refiere a
lo que llamará después Psiconeurosis (histeria y obsesiones).
Sus
trabajos sobre las neurosis actuales (neurastenia y neurosis de
angustia), serán posteriores.
Su deuda con Charcot y Breuer es profunda pero emergen con fuerza los
aspectos originales de su pensamiento, como, fundamentalmente la idea de
defensa, que utiliza de manera amplia en este texto. En esta época
Freud considera al yo como un conjunto organizado de representaciones,
un espacio que se intenta proteger de las representaciones capaces de
producir displacer (inconciliables) o conflictos entre deseos opuestos,
se produce así una acción defensiva, cuyo agente será el yo.
De la misma manera el término conversión y refugio en la psicosis. Por
otra parte es mucho más clara la intervención de la sexualidad. Como
conclusión de este opúsculo, Freud pone de relieve lo que llama
“hipótesis auxiliar”. Esto corresponde a una mayor aproximación a lo
inconsciente y a los desplazamientos. Las representaciones, si son
“inconciliables” pueden ser reprimidas (desalojadas) de la conciencia.

Inconciliables quiere decir, que producen asco o repugnancia, vergüenza o
rechazo por motivos morales. Son las tres fuerzas represoras que
encontramos en este momento. El destino de los afectos es diferente. Los
afectos pertenecen siempre al sistema de la conciencia, en tanto
implican una cualidad, una cualificación. No hay afectos inconscientes,
cuando nos referimos a ellos se trata solo de una manera de hablar. En
lo inconsciente hay “mociones de afecto” o un quantum de energía. Pueden
transformarse en angustia, a la que llama “moneda de cambio neurótica
en tanto es convertible e intercambiable por cualquier afecto. Los
afectos pueden “convertirse” en síntoma somático, no respetando las
reglas de la anatomía (le llamará la anatomía de la costurera, esto
quiere decir que no hay correspondencia con las inervaciones nerviosas,
con la neuroanatomía). Pueden ser “sofocados”. Pueden desplazarse. Por
ejemplo, un relato obsesivo puede tratar un tema sumamente penoso de un
modo muy tranquilo, pero expresar notable muestras de afecto con
experiencias o situaciones relativamente anodina, sin importancia
aparente. “La defensa frente a la representación inconciliable acontecía
mediante el divorcio entre ella y su afecto”. (Íbid. Pág. 59). “Por
último. . la representación auxiliar de la que me he servido en la
exposición de las neurosis de defensa. Hela aquí: en las funciones
psíquicas cabe distinguir algo (monto de afecto, suma de excitación) que
tiene todas las propiedades de una cantidad –aunque no poseamos medio
alguno para medirla ; algo que es susceptible de aumento, disminución,
desplazamiento y descarga, y se difunde por las huellas mnémicas de las
representaciones como lo haría una carga eléctrica por la superficie de
los cuerpos” (Íbid. Pág. 61).
Una de las cartas a Fliess la constituye El Proyecto de una Psicología
Científica para Neurólogos (1895 – 1950). La escribió en un tiempo muy
breve, la envió a Fliess y luego el olvido. Se recuperó muchos años más
tarde cuando Maríe Bonaparte encuentra en París la correspondencia de
Freud a Fliess, en manos de un anticuario. Es un trabajo eminentemente
teórico, a excepción de su capítulo psicopatológico. En él encontramos,
expresado en términos neuronales, lo que será el capítulo IX (en la
edición inglesa) de la Interpretación de los sueños.
Freud construye una “máquina” y la pone a andar. Se trata de un Aparato desantropologizado, una máquina sin sujeto.
1896: Retomaremos, posteriormente, a partir de este año. Nos hemos
referido a la fórmula canónica de la formación de síntomas, en esta
carta a Fliess (Íbid. Págs. 262 – 263). “La trayectoria de la enfermedad
en las neurosis de represión es en general siempre la misma. 1) la
vivencia sexual (o la serie de ellas) prematura traumática,
(agregaríamos: traumática en tanto es siempre inevitablemente
prematura)que ha de reprimirse. 2) Su represión a raíz de una ocasión
posterior que despierta su recuerdo, y así lleva a la formación de un
síntoma primario. 3) Un estadio de defensa lograda, que se asemeja a la
salud salvo en la existencia de un síntoma primario. 4) El estadio en
que las representaciones reprimidas retornan, y en la lucha entre estas y
el yo forman síntomas nuevos, los de la enfermedad propiamente dicha; o
sea, un estadio de nivelación, de avasallamiento o de curación
deforme”. Insistirá en que la etapa 4, la del retorno de lo reprimido,
constituye la enfermedad propiamente dicha, relacionada con la
posibilidad de un “avasallamiento” del yo. En la llamada a pié de página
de la cita que mencionamos nos refiere a los diversos textos en los que
Freud trabaja esta fórmula. Hasta 1924 en “La pérdida de realidad en la
neurosis y la psicosis”.

Nos explica, en la mencionada carta, que el proceso más transparente
para él es el de la neurosis obsesiva, en donde arriba a la formación de
tres clases de síntomas:
a) “El síntoma primario de la defensa: escrupulosidad de la conciencia moral.
b) Los síntomas de compromiso de la enfermedad: representaciones obsesivas o afectos obsesivos.
c) Los síntomas secundarios de la defensa: obsesión caviladora, obsesión
de guardar, dipsomanía, obsesión ceremonial” (Íbid. Pág. 260).
Retomando la secuencia inicial, de los cuatro estadios, actualmente
consideraríamos, con Freud, que hasta el punto o estadio número tres
estaríamos dentro de la constitución normal del psiquismo.
El cual se
puede dar en dos líneas, con la modalidad predominantemente histérica o
la obsesiva (recordemos que considera que las neurosis siempre son
mixtas). Freud no explica cual sería el síntoma defensivo primario en la
histeria.
Esto es independiente del género (masculino o femenino).
Varía en distintos momentos y culturas. Actualmente la línea histérica
se ha acentuado en relación con lo masculino y la obsesiva en relación
con lo femenino. Esto parece ser bastante diferente a la época en que
vivió Freud. Además la histeria en la línea masculina no tiene tantas
características conversivas, sino que es predominantemente fóbica.
Establece algunas diferencias en cuanto a las vivencias traumáticas, en
la histeria habrían sido vividas pasivamente y con demasiado poco
placer. En las obsesivas con demasiado placer. esto podría articularse,
posteriormente con la característica “insatisfacción” histérica. Freud
dijo:
“vive de reminiscencias”, se refiere al pasado, es como si el
momento ya hubiera pasado, ya es tarde. En el obsesivo encontramos, en
cambio, que el momento nunca llega, como el caso de Hamlet. Esta ase
expresa en la duda y cavilaciones permanentes.