Pensamientos ( Blaise Pascal)¿ Aniquilación del yo para acceder a Dios ?
Introducción.
Se abordará la construcción del yo a partir de la posición que desarrolla Bleice Pascal en su libro ¨Pensamientos¨ , así como también su amor a Dios, relacionándolo con su antecesor San Agustín y con otros autores de renombre como Montaigne, Jon Nelson y George H. Smith, sosteniendo estos dos últimos una posición atea. Se abarcará la posición de Pascal a partir de concepción de un yo miserable, de la miseria del hombre sin Dios, de la aniquilación del yo y de su salvación a partir del amor a Dios, observándose la denotación religiosa del yo personal. Siendo su tesis principal: un yo que es odiable, que este yo se conoce como miserable y sintiendo absolutamente un amor a sí mismo amando a otros sólo por la imagen que le devuelve de sí, sostiene una aniquilación del yo para acceder a Dios. Ubicando así a su pensamiento dentro de una concepción esencialista o dualista ( dentro del racionalismo antropológico ) y los de San Agustín como una filosofía existencialista, moviéndose siempre dentro del análisis completo en íntimo contacto con la realidad y la existencia humana. En tanto que pensamientos, los de Pascal pueden llegar a interpretarse como unos gigantescos esfuerzos por recibir original e indeformada, ante su mente, la realidad del mundo y de la vida humana, observándolo en su definición de los conocimientos como naturales, en la ubicación del hombre entre dos infinitos y la propuesta de que éste se aleje de los objetos lujosos para observar la naturaleza. También se abarcará su comentario de la guerra entre los sentidos y la razón ( como dos principios de verdades), las pasiones y vicios del alma que turban los sentidos, la imaginación como esa parte dolorosa del hombre, cómo es la relación del hombre con otros hombres, las leyes de la iglesia católica que el hombre considera tan duras por su corrupción, su concepción de verdad y el planteo de un renunciamiento para acceder a Dios reconociendo, como lo hace San agustín en su libro ¨Confesiones,¨ la grandeza y bondad de este Ser y al mismo tiempo esa corrupción del cuerpo en donde se encierra el alma. Siendo la tesis fundamental de San Agustín, ayudando así a comprender el misterio del hombre con respecto a su creación: que el hombre es creado a imagen de Dios, que es propia del hombre interior, de la mente, pero que ha sido deformada por el pecado y siendo la gracia la encargada de restaurarla, proponiendo ¨ entrar en el interior de sí mismo ¨ para ver ¨ por encima de su mente ¨ la ¨ luz inconmutable ¨. Se desarrollará los pensamientos de San Agustín en comparación con los de Pascal, teniendo el primero una visión cristiana del neoplatonismo por la fusión de la filosofía griega con el cristianismo: su clara distinción entre el espíritu y la materia; la jerarquía entre los seres y su ordenamiento en grados; la teoría de que todos los seres finitos son una participación del primer y absoluto Ser, Dios. Ambas obras ( tanto la de San Agustín perteneciente al siglo III como la de Pascal del siglo XVII ) conducen al conocimiento de Dios y al de nosotros mismos. Se harán comparaciones respecto de esta postura de Dios como verdad sostenida por Pascal y las posturas ateas de Jon Nelson y George Smith, sosteniendo estos últimos que es necesario pruebas por parte de los creyentes que deben ser demostradas empíricamente ( mediante los sentidos), o bien explicadas racionalmente, considerando que la postura que apoya Pascal es una forma de manipular psicológicamente a la gente, y que éste es culpable de etnocentrismo religioso, de mirar la situación únicamente a través de sus propios ojos inclinados hacia el catolicismo, y cómo ambas posturas abordan el tema de la razón ( proponiendo Smith utilizar la razón en todas las áreas de la actividad humana incluyendo la religión). Y en comparación con Montaigne abordaremos la condición humana como un ser ambicioso, de la maldad que radica en el alma y la propuesta de ¨ entrar de lleno en la posesión de sí mismo ¨, pero sosteniendo la diferencia entre ambos autores del modo de vivir ( uno entregándose a Dios para vivir felizmente y el otro desprendiéndose de todo lazo que sujete a los demás para alcanzar el arte de vivir conforme a la propia satisfacción.). En resumen, se tratara de responder por las preguntas de ¿Por qué es el yo miserable? ¿ Es el yo producto de su propia miseria? ¿ Por qué camino se alcanza a Dios, si éste realmente existe? ¿ En dónde se puede buscar la verdad? ¿ Cómo debe el hombre vivir para alcanzar su felicidad, si es que se puede acceder a ella?.
¿Aniquilación del Yo para acceder a Dios?.
Constantemente el hombre se fue preguntando por los males que lo acechaban (y que aún acechan) buscando una explicación exterior o interior, preguntándose por el origen de su existencia y la determinación de su vida , cómo vivir mejor para alcanzar la felicidad absoluta ( con razón o con corazón), con entrega absoluta a Dios o con entrega absoluta del hombre hacia el hombre mismo. ¿Es este hombre llenos de miserias que le son naturales el producto de los males que acechan a la humanidad y es a partir de esta aniquilación del yo las que nos permite acceder a la verdad, considerando como verdad absoluta a Dios?
La respuesta de Pascal. Pascal nos provee de una respuesta en su obra ¨ Pensamientos ¨ diciendo que el hombre se compone de cuerpo y alma, que conoce el universo a través del pensamiento, al igual que lo hace con su propia condición:
¨ Nuestra inteligencia ocupa en el orden de las cosas inteligibles el mismo rango que nuestro cuerpo en la extensión de la naturaleza. ¨
Dice que este hombre compuesto de dos partes de diferentes naturaleza que no puede concebir lo que es el cuerpo y el espíritu ( así como tampoco la unión entre ambos ), es lo que lo hace impotente para conocer todas las cosas porque ellas son simples y nosotros compuestos, y debido a que la idea que recibimos de estas cosas puras las teñimos de nuestras cualidades e impregnamos de nuestro ser, sosteniendo que no sólo hay un universo visible sino que también se puede concebir de la naturaleza un recinto de abreviación de átomos ubicándose el hombre entre esos dos universos ( el universo como el carácter sensible más grande de omnipotencia de Dios), como un medio entre el todo y la nada, saliendo todas las cosas de esta nada y dirigiéndose hacia el infinito. Por este medio en el que el hombre se encuentra es que no hay conocimiento total ni ignorancia total :
¨ … Nuestro verdadero estado; es lo que nos hace incapaces de saber ciertamente y de ignorar absolutamente. Bogamos en un vasto medio, siempre inciertos y flotantes, impulsados de uno a otro lado.¨
Así postula que las partes del mundo tienen tal relación y encadenamiento una con la otra que cree imposible conocer la una sin la otra y sin el todo. El universo comprende al hombre, porque este último es parte del primero, lo que representa un sentido práctico. A su vez, el hombre comprende al universo, porque el hombre sabe qué es el universo y sabe que es parte de él, lo que representa un sentido teórico. Afirma que el hombre es un ser de “contradicciones”, porque el hombre es un ser grandioso y miserable a la vez. Esto se explica debido a que la grandeza del hombre proviene de que conoce su miseria. En tanto que en el hombre:
¨ No hay ningún principio justo de lo verdadero y varios excelentes de lo falso.¨ y asintiendo que ¨ … la causa más poderosa de estos errores es la guerra que hay entre los sentidos y la razón.¨ , el hombre se advierte como un ser lleno de error natural y engañado por todo ya que estos dos principios de verdades ( la razón y los sentidos) carecen de sinceridad engañándose el uno a otro. Siendo que los sentidos son turbados por las pasiones del alma produciéndoles impresiones falsas y la razón es frustrada por la inconstancia de las apariencias.
¨ El espíritu cree naturalmente, y la voluntad ama naturalmente; se suerte que a la falta de objetos verdaderos, es preciso que ambos se fijen en los falsos ¨.
La imaginación. Siendo que la imaginación marca con el mismo carácter lo verdadero y lo falso, considerándola como una parte dolorosa del hombre, mostrando dolor y falsedad, enemiga de la razón impidiéndole apreciar las cosas en su justo valor, formando una segunda naturaleza impidiendo aplicar los usos de los sentidos y, a diferencia de esa razón que hace miserable, llena de satisfacción asegurando la ventaja en la opinión de aquellos que poseen imaginación por la complacencia, sobre todo aquella complacencia que se otorgan a sí mismos. Por este motivo la razón está obligada a ceder tomando como principios suyos los la imaginación de los hombres, quienes considerarían de loco a quien sigue simplemente a la razón, siendo preciso juzgar según el juicio de la mayoría del mundo trabajando por bienes reconocidos como imaginarios, aliando lo verdadero a lo falso. Por considerar a las ciencias como imaginarias dice que es preciso que utilicen vanos instrumentos que impresionan a la imaginación para atraerse el respeto (como lo es la investidura de los que dicen poseer la verdadera justicia ) no así los guerreros ( que son los únicos que no se disfrazan ) porque ellos se establecen por la fuerza y no por el fingimiento como lo hacen los hombres de ciencia. Además de todas estas cosas, agranda el tiempo presente y aminora la eternidad haciéndola una nada. En resumen, termina diciendo que la imaginación dispone de todo lo que es en el mundo: la belleza, la justicia, la felicidad.
¨ La imaginación agranda los pequeños objetos hasta llenar de ellos nuestra alma, por una estimación fantástica; y con una insolencia temeraria aminora los grandes objetos a su medida, como al hablar de Dios.¨
La naturaleza. La naturaleza de este ¨ yo humano ¨ es la de no amar más que a sí mismo y la de no considerar más que a sí mismo. El hombre no puede impedir que el objeto al que ama esté lleno de defectos y miserias (se ve pequeño, se ve miserable, se ve lleno de imperfecciones, ve que sus defectos merecen aversión y desprecio ). Este obstáculo produce en él un odio mortal contra esa verdad porque le reprende y convence de sus defectos, no pudiendo destruir esta verdad busca destruirla tanto como puede en su conocimiento y el de los demás, empeñándose en cubrirles sus defectos, así como también cubriéndoselos a sí mismo, considerando ser un mal mayor no reconocer esos defectos que el hombre posee en comparación con el hecho de poseerlos, ya que añade una ilusión voluntaria. Cuando los demás hombres descubren imperfecciones y vicios en nosotros no nos están agraviando nos están haciendo un bien porque nos libran de la ignorancia de nuestras imperfecciones, siendo justo que nos conozcan por lo que somos pero aún así odiamos la verdad y a quienes nos la dicen y preferimos que se engañen en provecho nuestro. Siendo que si alguien tiene un interés en nosotros nos tratan como queremos ser tratados, ocultándonos la verdad, engañándonos. Decir la verdad es desventajoso para quien la dice aunque sea útil para quien se la dice. Al considerarse la vida humana como una ilusión perpetua, por el engaño y adulación recíproca, la unión de los hombres se funda por engaño mutuo, unión que es un disfraz, una mentira y una hipocresía, por eso la raíz natural del corazón humana es no decir la verdad ni que se la digan, raíz alejada de la justicia y la verdad, teniendo como resultado de todo esto el odio entre los hombres.
El yo es odiable. Sostiene Pascal que el yo es odiable, porque tiene dos cualidades: ser injusto por hacerse centro de todo y molesto a los demás al querer reducirlos a servidumbre, cada yo es el enemigo y quiere ser el tirano de todos los demás por ser el yo un todo para sí mismo, siendo que si él muere, muere todo lo demás.
Se postula un renunciamiento:
¨ … la conversión verdadera consiste en acomodarse delante de este Ser Universal a quien se ha imitado tantas veces, y que puede perderos legítimamente a cada momento; en reconocer que no se puede nada sin él, y que no se merece de él sino su desgracia. Consiste en conocer que hay una oposición invencible entre Dios y nosotros, y que, sin un mediador no puede haber comercio en ello.¨
La voluntad propia no se satisface jamás sino que se satisface cuando se renuncia a ella. Como sin ella no se puede estar contento. Al nacer con la voluntad nacemos injustos porque todo tiende a uno mismo siendo esta voluntad depravada.
Propone que sólo la religión católica enseña que nacemos en pecado diciéndonos así la verdad. Es necesario pensar al hombre como un todo ( imaginándose compuesto de miembros pensantes) que busca hacer su propio bien pero es necesario amar sólo a Dios y odiarse a sí mismo, queriendo perecer por el todo (Dios) quien es por quien todo es, teniendo una voluntad que conforme al todo para ser dichoso. La salvación en Dios. Siendo el hombre un ser que no siente la dicha de su unión y de su inteligencia, aun teniendo inteligencia son injustos y miserables y se odian más que amarse creyendo ser un todo y al no ver al ¨ cuerpo ¨ ( Dios, el todo) del que él depende, cree que depende sólo de sí mismo pero cuando el hombre se llega a conocer es como si volviera en sí y no se ama por lo tanto más que por Dios. Amando a Dios se ama a sí mismo, porque no tiene ser más que él, por él y para él. La verdadera y única virtud que tiene el hombre está en odiarse porque no puede amar lo que está fuera de él por lo que es preciso amar un ser que esté en él. Ésta es la verdad de cada uno de los hombres, dice Pascal.
¨ El reino de Dios está en nosotros; el bien universal está en nosotros, es nosotros mismos y no es nosotros ¨.
Pese a estos dichos sigue sosteniendo que la esencia del hombre está en su pensamiento y creyendo que eso lo hace grande, pero no es su sola posesión lo que hace grande al hombre ya que puede ser utilizado de diversas maneras desaprovechándolo. El hombre es un ser mortal sometido a las enfermedades ( tanto las grandes como las pequeñas dañan el juicio y los sentidos), al dolor, sin embargo, en tanto él conoce su condición es grandioso, y esto es posible gracias al pensamiento. Según Pascal el hombre evita pensar en sí mismo porque para el alma es una pena insoportable pensar en el fin de la vida. De ahí el origen de la diversión y los pasatiempos, que intentan pasar el tiempo sin sentirlo, sin sentirse uno mismo y evitar pensar, perdiendo una parte importante de la vida. El alma no ve nada en sí misma que la contente, no ve nada que no la aflija, lo que la obliga a esparcirse en lo exterior, buscando perder el recuerdo de su estado verdadero. Su gozo consiste en el olvido y basta para hacerle desdichada obligarle a estar a solas con sigo misma. Pascal dice que el cuerpo y el alma, son dos universos unidos y que uno es terrenal, efímero y limitado y que el otro es espiritual, por el cual nos acercamos más a la eternidad de Dios; estando a la espera de su Gracia y señala que la verdadera sabiduría del hombre es darse cuenta de que es un ser contradictorio, conocer su grandeza y su miseria.
La respuesta de San Agustín. El pensamiento. Con respecto al pensamiento, San Agustín atribuyen importancia al pensamiento afirmando que sin él no existiría fe, descubriendo que la fe y la razón no se oponen sino que su relación es de colaboración, por eso la inteligencia es la recompensa de la fe no pudiendo creer sin razón. En su libro ¨ confesiones ¨ invita, como lo hace Pascal ( siglos después ), a que el sujeto vuelva a sí mismo para que se dé cuenta que en él hay algo más que lo trasciende, este autor pretende mostrar la existencia de Dios diciendo que la mente humana está en estrecha relación con las realidades inteligibles e inmutables, probando también la espiritualidad del alma y su inmortalidad, siendo éste el primer principio que compone e inspira su filosofía, el principio de interioridad. Siendo el segundo principio en la filosofía de San Agustín, la participación, en donde todo bien es bien por su misma naturaleza y esencia, o es bien por participación siendo el primer caso el bien sumo y en el segundo un bien limitado, que puede llegar a ser; participación del ser, de la verdad y del amor. Un tercer principio es el de la inmutabilidad; el ser verdadero, genuino y auténtico es sólo el ser inmutable, no existiendo de alguna forma o en cierta medida, sino que es el Ser, principio que le vale para distinguir el ser por esencia del ser por participación.
De la mente a Dios. El camino que propone San Agustín para llegar de la mente a Dios es, primero preguntar al mundo, después volverse hacia uno mismo y por último trascenderse ( a lo que en comparación, Pascal propone un renunciamiento de la naturaleza propia del hombre, su miseria ): respondiendo el mundo que él ha sido creado; se procede a la ascensión interior
( conocerse sí mismo, según Pascal), y el hombre se reconoce a sí mismo intuyéndose como ser existente, pensante y amante; puede por ello ascender a Dios por tres vías que son la vía del ser, de la verdad y del amor. Se trata de trascender a uno mismo, de poner nuestros pasos ¨ allí donde la luz de la razón se enciende ¨. Ahora bien, llegaremos a un Dios incomprensible, inefable. Este Dios es el ser sumo, la primera verdad y el eterno amor, no teniendo este compuesto humano ( compuesto por alma y espíritu) la cárcel de su alma en el cuerpo humano sino en el cuerpo corruptible, aunque el alma no puede ser sin él dichosa. Éste fue creada de la nada. En síntesis, la tesis fundamental que ayuda a entender el misterio del hombre es su creación a imagen de Dios, que es propia del hombre interior, de la mente. Pero ha sido deformada por el pecado y será la gracia la encargada de restaurarla, reduciendo las pasiones a la raíz común del amor ( En las pasiones advierte tres posibilidades: ausencia de pasiones, orden y en las pasiones y desorden o concupiscencia, la cual le hace llegar a una guerra civil.). La repuesta que este autor da a la pregunta por la creación la resuelve diciendo que Dios creó todas las cosas de la nada, que él crea de la nada y crea según razones eternas (ideas ejemplares de la mente divina), pero no todo es creado de la misma manera si bien Dios ha creado todo simultáneamente porque unas cosas las ha creado en sí mismas y otras virtualmente, siendo el primero el mal físico y el segundo el mal moral, proviniendo los dos de la deficiencia de la criatura (siendo que Dios, causa de ningún mal, solamente lo permite ya que él puede sacar bien del mal). Establece que la certeza de nuestros juicios se produce porque la mente humana está iluminada divinamente, teniendo tres tipos de conocimientos; el corporal, el espiritual y el intelectual. Pero aún así afirma la existencia de ignorancia en el hombre, también que éste tiene errores, caídas, llagas, enfermedades, flaquezas, debilidades y cuanto hay de desordenado en las inclinaciones y costumbres de ellos, y que puede alcanzar la felicidad que la obtiene sólo de Dios y esta felicidad es Dios
mismo. Para él la felicidad es el gozo de la verdad y no puede ser dichoso quien no posee lo que ama, pero dichoso es sólo quien posee todo lo que quiere y no quiere nada malo. No hay felicidad verdadera si no es eterna. Por eso sólo Dios, y no los bienes temporales, puede hacernos felices. Sin embargo aquí sólo poseemos la felicidad en esperanza. San Agustín diferencia las cosas que deben ser amadas por sí mismas, como un fin al que llegar y del que gozar y las cosas que son
medios para el fin y de las que solamente debemos servirnos. Si nos quedamos en los medios nunca llegaremos a poseer la verdadera felicidad. La historia será así el contraste dramático entre dos amores: de sí y de Dios. Dependiendo del amor que elijamos llegaremos a ser felices o no.
Dios está en el hombre y el hombre en Dios, este hombre que lleva en sí su mortalidad y la marca de su pecado. Pero más aún Dios está en todas las cosas y considera que todos los bienes sean corporales o espirituales provienen de él, de quien depende toda la salud y felicidad del cuerpo y alma. En Dios viven inalterables y eternas las ideas y razones de todas las criaturas temporales. El hombre se vale de entendimiento porque Dios se lo dio, le dio memoria, ingenio.
El pecado. Considera que aún la primera edad de la infancia no está libre de pecados, aunque sea un recién nacido ( considerando que Dios hizo al hombre pero no al pecado ). Las tentaciones pueden acometer hasta el fin de la vida ( no se está libre de ellas). Se experimenta en la sociedad humana todo tipo de miserias y engaños, buscando siempre el hombre adquirir las riquezas del mundo que son vanas y falaces, dedicándose a quehaceres, negocios y ocupaciones ( que en los niños se llaman juegos y diversiones, que son reprendidos por los adulto que cometen los suyos ). Estos pecados tienen sus castigos que están dados por Dios, de los mismos sacaba justamente su castigo ( a través de las miserias, enfermedades, etc.). Hiriendo Dios sólo para sanar a los hombres. Todo está determinado por Dios inclusive el castigo:
¨ Porque vois tenés dispuesto ( y se cumple puntualmente el orden vuestro) que todo ánimo desordenado sea verdugo de sí mismo ¨.
¨ … y si nos hacéis morir a nosotros mismos, es para que no muramos eternamente en Vos.¨
Sin embargo Pascal sostiene, con respecto a las miserias de los hombres, que son producidas por los hombres mismos y que éstos encuentran su salvación en Dios. San Agustín, siguiendo con el desarrollo del pecado, dice que ninguno peca sin ningún motivo, peca para obtener los bienes más bajos que hay por dejar de lado los mayores y soberanos bienes como lo son la ley y verdad de Dios ( siendo que de él se deleitan los justos y rectos de corazón). Hay gusto por obrar mal en compañía de otros, no amando otra cosa que el ilícito mismo, obrando mal por la unión de las voluntades y los ánimos de los cómplices, siendo así perjudicial y contagiosa la mala compañía.
Con respecto a las relaciones entre los hombres, San Agustín, dice que tener amistad con las cosas de este mundo es apartarse de Dios:
¨ … y por este apartamiento recibe el hombre aplausos en el mundo, para que se avergüence, si no persevera en la unión y la amistad de quienes le aplauden tanto. ¨
El hombre desea agradar y parecer bien a los ojos de los demás hombres pero siendo hediondez y corrupción a los ojos de Dios. Hay que guardar el matrimonio simplemente para la procreación, aunque el hombre en realidad busca gozos estériles produciendo penas, sentimientos y dolores, afirmando que quien está sin mujer piensa en las cosas de Dios y en cómo agradarse, no así el que está casado que piensa en la cosas del mundo, y en cómo agradar a su mujer. Tener amor y buscar a quien amar es lo mismo que aborrecer la seguridad y el camino que estaba libre de lazos y peligros, el amor conlleva torturas que son para quien ama: los celos, las sospechas, los temores, las iras, desazones y contiendas.
Haciendo referencia a las leyes de los hombres dice, que estos hombres ponen cuidado en guardar las leyes y preceptos que rigen entre los hombres y no lo ponen en observar los mandamientos de Dios:
¨ Como si un hombre pudiera otro enemigo hacerle mayor daño que él se hace a sí mismo con aquel odio con que se irrita contra su prójimo; o como si un hombre persiguiendo a otro pudiera hacer con él mayor estrago que el que causa en su corazón ¨.
¨ … Dónde está escrito en este odio y aborrecimiento ejecuta él con otro lo que no quisiera que ejecutaran con él mismo.¨
Siendo que Dios mismo es quien esparce los castigos y penas de los deseos de los hombres, queriendo éste sobresalir y ser superior, por eso realiza trampas para salir victorioso ( siendo verdaderamente el vencido) impulsados por estos deseos y sufriendo aún más de aquellas mismas trampas que hacen los otros hombres contra él. El hombre mismo se forja sus cadenas, por amar más el bien particular.
El tiempo y la eternidad. El tiempo es creación de Dios, antes de crear el cielo y la tierra no había tiempo. Este implica un pasado, un futuro y un presente. Pero el pasado ya no existe y el futuro aún no es. En cuanto al presente es un continuado dejar de ser, un continuo tender hacia el no ser. El tiempo existe en el espíritu del hombre, porque es donde se mantienen presentes el pasado, el presente y el futuro. Por ello los tiempos son tres: El presente del pasado, el presente del futuro y el presente del presente. No reside en el movimiento sino en el alma.
Una respuesta a partir del pensamiento de Montaigne. Montaigne dice que el bien y el mal pueden practicarse en todas partes y que lo peor de los seres humanos es lo mayor (haciendo, el autor, referencia a una frase de Bias.), que este mal se produce por contagio en la multitud:
¨ En medio de la sociedad hay que imitar el ejemplo de los malos o hay que odiarlos; ambas cosas son difíciles… ¨
Sostiene como condición humana a la ambición, avaricia, la irresolución, el miedo y la concupiscencia y que estas características de los hombres no lo abandonan por cambiar de lugar, siendo una solución aproximada ¨ apartarse de la general manera de ser que reside en nosotros ¨, ¨ entrar de lleno en la posesión de nosotros mismos ¨. El hombre no posee libertad completa porque lleva con él las causas de sus tormentos, radica el mal en el alma del hombre. A diferencia de Pascal, propone que es necesario para el contento del hombre desprenderse de todo lazo que lo aúna a los demás para vivir conforme a la propia satisfacción, no conforme a Dios y, a diferencia de San Agustín ( proponiendo éste desprenderse de las criaturas y las cosas vanas del mundo que hacen a la desdicha del hombre), propone que el hombre tenga mujeres, hijos, bienes pero que no se ligue a ellos de tal suerte que al perderlos se radique su desdicha. Habla de un alma que puede replegarse en sí misma pudiéndose acompañar, ya que bastante se ha vivido para los demás que ve como necesario vivir para uno mismo, apartando lo que nos aleja de nosotros mismos.
¨ La primera de todas las cosas de este mundo es pertenecerse a sí mismo.¨
No se resigna a creer en la bajeza de alma pueda más que el vigor o el esfuerzo de raciocinio para soportar las desdichas, conociendo lo poco que valen las comodidades accesorias de la vida, valorando mucho más los bienes que nacen del propio hombre. Aún tomando como gran valor la inteligencia del hombre sostiene:
¨ Este solo fin de otra vida dichosamente inmortal, merece lealmente que abandonemos las comodidades y dulzuras de este mundo; y el que puede abrazar su alma con ardor de fe tan viva y esperanza tan grande por modo real y constante, créase en la soledad una existencia llena de goces y delicias muy por cima de toda otra suerte de vivir.¨
Lo más indispensable es defender el uso de los placeres de la vida, siendo la ordinaria manera de vivir de los hombres ir detrás de las inclinaciones de nuestros instintos, no pensando lo que queremos, sino en el instante en que lo queremos.
Habla del alma como el lugar en donde se encuentran las ideas más contradictorias, no teniendo el hombre nada mejor que le pertenezca que él mismo ( siendo esta posesión en parte ¨ cosa de préstamo y defectuosa ¨), por ser el mundo variedad y desemejanza. Teniendo, Montaigne, solo a sí mismo como objeto de sus reflexiones, no estudiando otra cosa que su propia persona y, en comparación con Pascal que sostiene la existencia de ese yo miserable, dice:
¨ Ninguna circunstancia particular enorgullecerá a quien tenga siempre fijas en la memoria, además de su debilidad e imperfección, la miseria inherente a la humana naturaleza.¨
La respuesta de los ateos. Jon Nelson y George Smith dicen que se ha escuchado diferentes argumentos de por qué se debería creer en Dios y sobre los supuestos beneficios que se obtendrían con esta creencia, siendo el más popular ( según estos autores) el que sostiene pascal:
«Deberías creer en Dios, porque si él es real y tú crees en él, ganas la vida eterna. Si él es real y tú no crees en él, sufres eternamente. Si no es real, no pierdes nada. Por lo tanto, deberías creer en Dios porque tienes todo que ganar y nada que perder».
«La razón no puede decidir nada en este asunto… De acuerdo a la razón, no puedes defender ninguna de las proposiciones».
Según lo dicho, los autores consideran que toma, Pascal, a la razón como impotente en este asunto, de modo que se debe creer en Dios para estar en el lado seguro, pero dicen que esto es manifiestamente falso que la razón no puede ayudarnos a decidir sobre el asunto, que pareciera como que la prueba descansa solo en los creyentes. Postulan que las pruebas de los creyentes deben ser demostradas empíricamente ( mediante los sentidos) o bien ser racionalmente explicadas y que al fallar en ambas, la postura de los ateos debe prevalecer, porque este argumento no es realmente un argumento en absoluto, sino un crudo intento por manipular psicológicamente a la gente, teniendo implícito Pascal en su argumentación el infierno. Culpan a Pascal de etnocentrismo religioso de mirar la situación únicamente a través de sus propios ojos inclinados hacia el catolicismo, no se le ocurrió pensar que Dios podría no ser católico. Si nuestra razón no puede ayudarnos a decidir, como él insiste, ¿entonces por qué criterio decidimos cuál religión es verdadera?. Sin nuestra capacidad de razonar y comparar las varias opciones, no hay manera de decidir. Se preguntan: ¿por qué este supuestamente todopoderoso Ser Supremo permitiría que tuviera lugar tanta confusión?. Si quiere lo mejor para nosotros entonces debería dar a conocer sus demandas de una manera clara e inequívoca. Otro problema que se plantean es la cuestión de la integridad: Pascal propone que dejemos de lado todos nuestros previos conocimientos, estudios y conclusiones y que aceptemos el Catolicismo ¿No consideró que su omnisciente Dios sencillamente sería capaz de ver a través de tanta hipocresía egoísta? Porque qué sería más importante para Dios que la integridad intelectual. Si Dios verdaderamente lo sabe todo ¿cómo podría sentirse amenazado por el uso que hagamos de las mentes que él mismo nos dio? Sostienen que en la propuesta de Pascal hay mucho que perder; el autorrespeto, la integridad intelectual y la autoestima, que al rechaza éstos ( a cambio de una imaginaria ¨ otra vida ¨), en vez de no perder nada, perdemos todo.
La razón. George Smith afirma que la existencia de Dios sólo puede ser demostrada por la razón, y que es ésta la que nos dice que no existe y que una persona racional debe rechazar creer en este ser. Si Dios es justo y bueno no castigaría a nadie por errores honestos de razonamiento, suponiendo, por supuesto, que no hay bajezas morales involucradas. Nuestra razón es lo que nos separa de los animales, entonces no usarla podría representarse como los más graves de los pecados. Pero si hay un Dios injusto, sin interés por la justicia, nos quemará sin importar si nuestros errores son honestos o no. No hay, después de todo, mayor injusticia que castigar a alguien por un honesto error de creencia. No le importan cosas tales como la honestidad y la integridad intelectual y, según la Biblia, nos quemará eternamente si dudamos de su existencia. No importa qué clase de vida hayamos llevado, este asunto de la creencia es esencial para determinar dónde pasaremos la eternidad. Entonces la credulidad se convierte en una virtud y no en un vicio. Finalmente, propone: utilizar la razón en todas las áreas de actividad humana, incluyendo la religión y se pregunta ¿por qué no vivir nuestras vidas como seres humanos racionales? ¿Por qué no hacer todo lo que podamos para hacer de este mundo, nuestro único hogar, un lugar mejor, y por qué no hacer todo lo posible para hacer que la vida valga la pena y sea disfrutable para todos?.
Para finalizar… Hay un yo absolutamente miserable, posicionado entre dos infinitos, cuya esencia es el amor a sí mismo que para conocer a Dios tiene que dejar de ser yo, entregando totalmente a ese Ser Supremo, dueño de la verdad absoluta, pero el amor a sí lo lleva a ser centro de todo, odiando sus defectos pero no odiándose a sí, porque la verdad del yo es la de no creer por eso se refugia en la imaginación creando una segunda naturaleza. El yo es un ser de contradicciones porque al mismo tiempo que es miserable es grandioso, esto último debido a su pensamiento, en tanto que conoce su condición es grandioso ( siendo esto posible gracias al pensamiento). Éste es el yo en que piensa Pascal.
Otro yo, es el yo deformado por el pecado, que se hace daño a sí mismo por llevar la marca del pecado, haciendo mal por ser humano y no por ignorante, pudiendo vivir felizmente amando las cosas del mundo pero alejándose del camino que conduce a Dios, pero siendo que no existe felicidad verdadera si no es la eterna. Pero, aun así un yo dotado de inteligencia otorgada por Dios, siendo ésta la recompensa de la fe y, siendo al mismo tiempo, imposible creer sin razón. Como lo es el yo que describe Montaigne, ese yo ambicioso y avaro que no puede lograr la felicidad por llevar en sí la causa de sus tormentos, con un alma en donde radica el mal siendo la miseria inherente a la vid humana. Un yo que debe replegarse en sí mismo, viviendo para sí mismo. Pero sosteniendo, a diferencia de San Agustín, que este yo tenga todo aquello que le dé felicidad y que satisfaga sus necesidades pero sin unirse demasiado a ellas para no sufrir cuando las pierda.
Y la última propuesta de yo es la que sostienen loa ateos; un yo que debe vivir como un ser humano racional, un yo que es pura razón, considerando un grave pecado no usarla.
Bibliografía:
Alcoberro, Ramón: Filosofía i pensament, Una introducción a las Penssés de Blaise Pascal. www.alcoberro.info
De Hipola, San Agustín: Confesiones ( S. III), libro 1 al 13. Editorial Paulinas. Traducción de Antonio Brambilla Z. (En México,1980).
De Hipola, San Agustín: Confesiones ( S. III), libro 1 al 13. Edición latina de la congregación de San Mauro. Traducción por el R. P. Fr. Eugenio Ceballos.
Jon Nelson y George H. Smith: Algunos pensamientos sobre la apuesta de Pascal. Ediciones de Atheists United, Ministerio de educación de Galicia.
Montaigne, Michel: Ensayos (1580), Libro primero. Editorial Garnier Hermanos (s/f).
Pascal, Belice: Pensamientos (1670), El hombre sin Dios. Editorial Aguilar (1630).
Smith, George H.: Ateísmo: el Caso Contra Dios.
Informe de lectura de: Maldonado, Marcela E. (Estudiante dela facultad de psicología de la UBA) [email protected]