Adolescencia: Las prácticas heterosexuales

Las prácticas heterosexuales.
La evolución radical de las costumbres sociales en los países desarrollados ha variado
sustancialmente los detalles de lo que hasta hace pocos años era un auténtico problema: la
iniciación heterosexual. Así, han quedado relegadas al recuerdo las iniciaciones que provenían del
trato con prostitutas o, en el caso de la mujer, las que se retrasaban hasta el matrimonio.
La práctica heterosexual es hoy algo normal entre los adolescentes de ambos sexos. Las relaciones prematrimoniales no sólo son aceptadas socialmente, sino incluso recomendadas por la mayoría de los especialistas. Y no puede ser de otro modo: El proceso de aprendizaje del joven adulto no puede dejar de lado precisamente aquel campo en el que más inseguro se siente y del que todavía, en la práctica, nada sabe.
Si bien el nerviosismo y la ansiedad que indefectiblemente acompañaban estas primeras
experiencias de iniciación pueden entorpecerlas o hacerlas fracasar en el plano del placer, nada
habrá de traumático en la decepción inicial. El adolescente podrá explicarse racionalmente los
motivos del eventual fracaso y de esta forma encauzar su ansiedad.
El adolescente que haya recibido la necesaria información sobre los aspectos teóricos,
prácticos y <técnicos> de las relaciones sexuales tiene bagaje de conocimientos y la madurez
necesarias para que sus primeras prácticas heterosexuales sean, para él y su pareja, algo
satisfactorio.
Los adolescentes deben ser capaces de confrontar la presión que reciben de su propio deseo
con la realidad de la experiencia, sin la carga de ansiedad suplementaria que reciben da la
ignorancia, de los sentimientos de culpa o del miedo al castigo. Y sin ser instigados por una
conducta de despecho hacia la prohibición misma.