LA PROYECCIÓN EN LA TEORÍA Y EN LA CLÍNICA
FUENTE: CÁTEDRA DE PSICOPEDAGOGÍA CLÍNICA
Tit: Prof. Silvia Schlemenson
Autora: Lic. Analía Wald
La proyección en su función defensiva
La relación de objeto narcisista se construye sobre el modelo de los lazos que unen al sujeto con su propia imagen especular: el otro (el mundo) es un espejo en el que el sujeto se reconoce.
En la proyección no se trata de que se percibe una realidad «incompleta» a la que se agregan contenidos subjetivos, sino que se percibe de entrada una realidad «contaminada» . No se trata de dos operaciones sucesivas (percepción objetiva de datos sensoriales y su posterior significación) sino de una percepción que se presenta al sujeto como realidad. Se abandona el plano de la percepción donde el objeto se revela en su diferencia y alteridad para pasar a ser captado como un analogon narcisista del sujeto que pueden ser animales, vegetales o aun objetos, representaciones del yo o de una imagen de este que mediatizan su relación con el objeto ausente, disfrazándose de realidad extraña al sujeto.
El objeto es elegido como analogon en tanto representa al yo o a una de sus facetas. Se trata de una forma relacional cuyo contenido es la identidad perceptiva en función de ciertos rasgos o matices. La relación del análogo con lo simbolizado no siempre es evidente sino que debe ser descubierta en las asociaciones preconcientes que el sujeto ofrece como hilos conductores que revelan la elaboración inconciente que debe sufrir la percepción para llegar a ser el sustituto sensorial de un contenido interno.
Al igual que en el sueño, cuanto más intenso es el trabajo de elaboración secundaria que lo enriquece con una forma lógica, más se aleja de su verdadera significación. De modo que la identidad perceptiva subyacente en toda proyección debe considerarse en relación a la elaboración secundaria que sirve como instrumento para un desconocimiento radical del sujeto respecto de sí mismo:la conciencia capta un dato objetivo cuyo lazo con el sujeto está cortado.
La elaboración secundaria elige entre todos los datos aquellos que servirán para la formación de un análogo. El resultado de esto es una ecuación adentro – afuera que fundamenta la identidad de percepción que se logra por una serie de rodeos del contenido manifiesto que deja filtrar por alusiones y sustituciones sucesivas un contenido que intenta imponerse a la conciencia. El objeto se denuncia por presentar ciertas características del doble narcisista: resulta enigmático, fascinante, repugnante, asqueroso, feo, o dotado de alguna propiedad que lo torna llamativo.
De este modo, durante la elaboración de una formación proyectiva, el adentro se transforma en el afuera al convertirse en un contenido manifiesto con un sentido descifrable (contenido latente).
Si bien para el inconciente adentro y afuera son lo mismo, la transposición de un contenido inconciente en el lenguaje de las percepciones del mundo exterior implica un movimiento que, partiendo de esta polaridad, la desconoce en función de la restauración de la relación narcisista con el mundo cuyo funcionamiento característico es el del yo placer, a predominio de desplazamientos y condensaciones de energía pulsional.
Se trata de un contenido que, partiendo del inconciente sólo se torna perceptible en la medida en que se asocia con representaciones de palabras y de objetos depositados en el preconciente (huellas mnémicas verbales ).
Se coordinan así dos series de fenómenos cuya equivalencia es tan desconocida en el proceso proyectivo como en el sueño. Si bien los medios son diferentes, ambos, percibir y alucinar, tienen por función la realización simbólica de un deseo inconciente.
De este modo el desplazamiento no se sucede como una relación entre el adentro y el afuera sino por el valor sensorial que adquiere una representación ligada al deseo inconciente . El objeto simboliza así un contenido inconciente al que queda asociado en forma disfrazada por la censura.
La condensación implica la convergencia de varias representaciones en una percepción privilegiada que las atrae y que se constituye como cruce de sentidos a veces ligados a afectos antagónicos.
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