Retos. Trastorno esquizotípico

Retos. Trastorno esquizotípico

Al hablar de los “retos” que deben enfrentar los psicólogos y psiquiatras al estudiar el trastorno esquizotípico, hablamos en el sentido estricto de la palabra. No se sabe prácticamente nada acerca del trastorno, y hasta ahora sólo se manejan hipótesis.

El primer reto que enfrenta la psicología y la psiquiatría es llegar a un consenso en la clasificación del trastorno. Dependiendo de la perspectiva desde la que se le vea, así será el curso de la investigación. Hay que establecer si es un trastorno de la personalidad o si pertenece al grupo de la esquizofrenia. Sin esto solventado, no habrá parámetros claros para elaborar los estudios pertinentes.

Luego de llegar a un consenso, el reto siguiente es establecer la etiología del trastorno. Esta es un desafío indispensable a resolver, puesto que sin conocer lo que lo causa, no se podrá brindar ayuda a los pacientes. Como ya se ha mencionado, hay personas que hablan de un factor biológico, otras hablan de un defecto cognitivo perceptual de los esquizotípicos, otros se aventuran a establecer una causalidad ambiental. Pero no hay nada claro, ni consensuado.
Por un lado debe establecerse cual es la causa biológica del trastorno y sobre todo, determinar cual es la diferencia fundamental entre los defectos genéticos de los esquizofrénicos y de los esquizotípicos. ¿Qué es lo que hace que un paciente esquizotípico desarrolle esquizofrenia y por qué otros no la desarrollan? Sin esto claro, se tendrán dificultades para diferenciar ambos trastornos.
También debe esclarecer cuál es el papel que el ambiente juega en el establecimiento y curso del trastorno. Hasta ahora no se sabe con certeza de qué forma una mala crianza, experiencias negativas y una mala vida pueden llegar a contribuir en el aparecimiento de la problemática.
Siempre dentro de la etiología del trastorno, otro reto importante es determinar por qué estas personas tienen defectos en el proceso de intercomunicación con otros. Hay que esclarecer si son debidos a su aislamiento, o a factores genéticos, o a una distorsión de la realidad, etc. Aunado a esto, hay que aclarar si el pensamiento mágico, las creencias en áreas ocultas, etc. son una simple creencia o si son causadas por alucinaciones y otro tipo de distorsiones perceptuales. En pocas palabras, debe llegarse a un consenso acerca la etiología del trastorno y explicar cómo esos elementos se relacionan para llegar a constituir la problemática, es decir, la patogénesis.

Otro de los retos importantes a los que hay que enfrentarse es a las deficiencias en la evaluación del trastorno. Hasta ahora no se cuenta con ningún método, ninguna prueba científica, ningún instrumento que mida los síntomas del trastorno. La evaluación conllevará a que se establezca de una forma certera el diagnóstico de la problemática, y se diferencie con seguridad aquellas personas que la poseen y aquellas que no. Hasta ahora el diagnóstico se ha establecido a partir del juicio clínico. El clínico utiliza los manuales del CIE10 o DSMIV, y a su propia discreción establece si la persona posee el síntoma o no. Es una forma demasiado subjetiva para hacer el diagnóstico, por lo que se puede caer en el error de confundir una esquizofrenia, un trastorno esquizoide, o cualquier otra entidad nosológica, con el trastorno esquizotípico. Esto repercutiría en la evolución y tratamiento del trastorno, afectando en última instancia al paciente.

Otro de los retos a los que hay que enfrentarse es al tratamiento. Obviamente si hasta ahora no se conocen las causas del trastorno, muy difícilmente habrán técnicas efectivas disponibles para tratarlo. Hasta el momento solo se poseen técnicas farmacológicas, terapia psicoanalítica y grupales. Las técnicas farmacológicas van encaminadas a eliminar algunos síntomas en presencia de delirios. Sin embargo, este tratamiento es poco utilizable, puesto que la mayoría de personas con trastorno esquizotípico no presentan delirios, a no ser en condiciones de mucho estrés y por poco tiempo. La farmacología no ha puesto a disposición fármacos para ayudar a la persona a recibir, interpretar y elaborar de mejor manera la información. Es comprensible puesto que aun no se sabe el componente biológico de la causa con exactitud. Por otro lado, se ha dejado de lado el uso de terapias conductuales y cognitivas para ayudar a los pacientes. La terapia cognitiva –como se mencionó anteriormente podría ser de mucha utilidad, puesto que uno de los problemas principales de los esquizotípicos es la distorsión de la información, la suspicacia y algunos pensamientos paranoides.

Por otro lado, se ha obviado el tratamiento con las personas allegadas al paciente. Se sabe que las personas con personalidad esquizotípica reciben críticas, desaprobación y burla de parte de otros. Por tanto sería útil trabajar con estas personas, haciendo del medio un ambiente más favorable para el enfermo.

Por último es importante que se concientice a la sociedad en general, para que dejen de ver a las personas esquizotípicas como inmorales y malvadas. Las personas deberían saber que este es un trastorno como cualquier otra enfermedad (la esquizofrenia, el retraso mental, la demencia, etc.), y que por tanto necesita de tratamiento.

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